jueves, 30 de octubre de 2008

Zona de despeje: ¿Qué se logró?

La noche del 14 de octubre de 1998, el gobierno de Andrés Pastrana tomó dos decisiones cruciales para el supuesto proceso de paz con las Farc: ordenó el repliegue militar en las selvas del sur del país y reconoció al grupo guerrillero como fuerza beligerante. La resolución fue firmada también por el ministro de Justicia Parmenio Cuellar, quien hoy es senador del Polo Democrático Alternativo.

Ese fue el preámbulo de la ingrata zona de distensión de San Vicente del Caguán. De un lado, el gobierno "despejaba" más de 42 mil kilómetros cuadrados para que las Farc establecieran allí una república independiente que posteriormente fue llamada la Nueva Colombia. Del otro, Pastrana les daba el reconocimiento que exigían para avanzar en su único propósito: la conquista del poder por la vía de las armas.

Decir que Pastrana falló en el análisis de la situación es algo de Perogrullo. Sin embargo, parece que los áulicos del terrorismo no cejan en el intento de premiar a los bárbaros y colaborar decididamente en la búsqueda de todos los recursos que les permitan, a las Farc, ganar terreno o por lo menos recuperar lo que han perdido en algo más de seis años.

Resulta llamativo que diez años después, los alaridos de los que “quieren la paz”, pase exactamente por lo que ya se les concedió a los terroristas: Un territorio despejado y el reconocimiento como fuerza beligerante. También es curioso que la decisión de Pastrana haya sido antecedida por una huelga nacional indefinida de cerca de 800 mil trabajadores estatales.

Al trabajo de los "amantes de la paz" se sumó una gran arremetida del grupo terrorista que dejó como resultado varios centenares de muertos y heridos en ataques y asaltos a brigadas móviles y cuarteles. De igual forma, no hay que olvidarlo, en esa escalada fueron secuestrados casi 250 militares y policías que fueron catalogados, ANTES DE LA ZONA DE DESPEJE, como canjeables. Muchos de ellos, 10 años después, siguen pudriéndose en la selva, pese a que las Farc ya tuvieron su zona despejada y el estatus de beligerancia.

Además, el Secretariado anunció, justo después de la decisión presidencial, que en ese momento tenían 15 mil combatientes, pero que el plan era duplicar ese número en los siguientes cinco años. Si las FARC estaban dispuestas a tomarse en serio las concesiones pastranistas, ¿para qué duplicar el número de combatientes? Resulta evidente que la intención era ganar tiempo, apropiarse de un territorio y, como dijo ‘Jojoy’, esperar el momento propicio para la toma del poder por las armas.

Tampoco se puede olvidar que el despeje se acordó inicialmente para 90 días que se convirtieron, por cuenta de la ineptitud gubernamental, en más de tres años. ¡Cómo duele recordar la ingenuidad de los colombianos en aquellos tiempos! Cuando Pastrana llegó a la presidencia y tomó esta decisión, muchos pensaron que ese era el camino y que la paz estaba al alcance de la mano. Hoy sabemos que fue un error que todavía estamos pagando.

¿Y qué pasó después? Las Farc, motivadas por los resultados que habían conseguido a costa del dolor, de la muerte y de la destrucción que esparcieron por todo el país, comenzaron a exigir más cosas, a pedir que el estatus de beligerancia fuera permanente, a decirle al mundo que ya tenían control territorial y que eso les garantizaba dicho reconocimiento.

Claro está que también siguieron, y en mayor escala, cometiendo toda suerte de actos terroristas contra los colombianos, es decir que en la práctica, los áulicos de ayer y de hoy (que entusiasmados prometían la humanización de la guerra) fueron desmentidos por los mismos terroristas que siempre han desconocido las normas mínimas del Derecho Internacional Humanitario.

Fue de tal magnitud el enredo, que unos meses después el Comisionado de paz de Pastrana tuvo que salir a tratar
de enderezar el entuerto que el propio gobierno había creado… pero ya era tarde y las Farc tenían alas en la selva y en la ciudad.

La pregunta que los colombianos debemos formularnos es: ¿Para qué sirvieron esas concesiones? ¿Acaso queremos que se repita el mismo error?

Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.

1 comentarios:

Atrabilioso dijo...

7 Comments:



At <$Comentarios$>, JFE

Pues a mi si me parece que la zona de despeje sirvio y era necesaria para mostrarle al mundo que las FARC no estaban interesadas en la paz. Y que, sin importar que se les concediera, un proceso de paz no era viable.

Lo triste y que yo no esperaba es que la memoria de la gente fuera de tan corto plazo. Mas o menos, 5 años despues ya habian personas clamando para darles todo lo que las FARC pidieran.

3 años de abusos de las FARC por 5 años de evidencia. Salio costosa la demostración.


At <$Comentarios$>, Atrabilioso

JFE:
Respeto su optimismo sobre la utilidad de la zona de despeje, pero creo que muchos sectores internacionales no percibieron lo que usted describe.

Lo más grave es que aquí tampoco se percibió eso y ahora, 6 años después, surgen nuevas voces de aliento a las Farc, voces que les hablan en su idioma, que los califican como insurgentes -con todo el "altruismo" que eso conlleva-, que se proponen un "intercambio epistolar" que en el fondo solo es una fachada que a la larga, cuando caigan otros computadores, sirva para esconder el intercambio de ideas y la asesoría que algunos personajes le prestan a la organización terrorista.

Un abrazo y gracias por sus comentarios.


At <$Comentarios$>, jaime ruiz

Creo que hace falta hacer claridad sobre los sujetos de las acciones. No puede ser que un día de estos alguien nos cuente que le secuestraron a un hijo pero que afortunadamente recibió la llamada de un señor interesado en ayudarle a liberarlo y que gracias al esfuerzo de esa persona consiguió que los secuestradores lo liberaran y que la plata llegara a sus manos. Las guerrillas eran un instrumento de los que anhelaban la paz, como los niños que cuidan a los rehenes son un instrumento de los que organizan y llevan a cabo el cobro de los rescates. Los episodios como el de Karina, Rojas o Isaza dejan ver la dura vida de quienes tienen esa pesada tarea de secuestrar gente, pero en cambio la cómoda persistencia de quienes entonces y ahora presionaban por el premio de los crímenes terroristas dejan ver otra cosa: que no les cuesta nada ni les importa que guerrilleros o rehenes mueran o pasen hambre.

El episodio del huevo arrojado contra el consejero presidencial en la Universidad de Caldas y el fervor que despertó en El Espectador me hizo recordar las presiones de entonces para que se cambiara el país según la conveniencia de las FARC. Entre los más destacados amantes de la paz se contaba el actual director de El Tiempo, Roberto Pombo, pero se podrían contar la mayoría de los políticos de los partidos liberal y conservador, todos los dirigentes sindicales, casi todos los periodistas y casi todos los profesores universitarios...

Eran los poderosos de siempre los que patrocinaban el premio a las FARC por sus crímenes y para eso hacían lo posible para que esos crímenes se multiplicaran. Lo obsceno de Colombia es la ceguera histórica: ¿nadie vio las transmisiones de las audiencias del Caguán? ¿Nadie vio, por ejemplo, a los sindicalistas de Emcali haciendo coro a las consignas de las FARC? Si en Colombia existiera el periodismo o la investigación histórica todo el mundo reconocería esas caras dedicadas hoy en día a lo mismo: calumniar toda resistencia cívica, promover la violencia de todo tipo y deslegitimar con cualquier pretexto la democracia colombiana.

Pero es que al final siempre se llega a lo mismo: las FARC y el ELN eran y son instrumentos de Roberto Pombo y compañía para imponer el país que soñaron en tiempos de Alternativa. Pero esos grupitos de oligarcas representan sólo la vieja jerarquía social, que es lo que al final representa la llamada izquierda: la esclavitud, el parasitismo de los que se arriman al Estado, la tortura y mutilación de los sometidos, la hacienda distante en que se dejan el pellejo los esclavos, hace 300 años con el oro o la quina, hoy con la coca...

A los que pueden votar en EE UU no se les debería olvidar la colaboración de la administración Clinton con la infamia del Caguán: llegó a tal punto que el entonces presidente estadounidense encargó al presidente de la Bolsa de Nueva York ir hasta el Caguán a entrevistarse con Tirofijo para darle confianza, episodio que no dejó de ser aprovechado por uno de los peores sicarios morales de los muchos que ha lucido El Espectador, Fernando Garavito, el cual salió con que el señor estadounidense había ido a hablar de negocios con el comandante comunista.

Cada vez que Colombia esté a punto de hundirse de nuevo en la barbarie de la que a medias va saliendo debería recordar esos años y a todos sus protagonistas. Puede que haciendo un poco de memoria sea posible librarse de su dominio.


At <$Comentarios$>, Anónimo

BRABONEL.

Yo creo que es un error la discusión si es posible o no la existencia de otro Caguan. El caguan fue un proceso cuya maduración demoro décadas y donde se contó con la complicidad abierta de dos gobiernos-Belisario Betancourt iniciándolo y Ernesto Samper poniéndole la puntilla final- y la colaboración de la mayor parte de la prensa que hizo un trabajo excepcional para distorsionar el mal momento que vivía el país, es decir, lograron camuflar los grabes problemas estructurales que traía Colombia a causa de la fatídica constitución del 91 y el desastroso manejo en todos los ámbitos pero sobre todo el económico por parte del Gobierno Samper, convirtiéndolos en una imperiosa necesidad de paz .

El gobierno Samper fue sencillamente desastroso y su continuidad no podía ser en condiciones normales, sin embargo Horacio Serpa- responsable del relevo- estuvo dos veces a punto de ser El Presidente de los Colombianos. Ese fenómeno se debió entre otras cosas pero principalmente a que la famosa “paz” se había metido en las casa de los Colombianos durante décadas de duro trabajo. Es mas, Andrés Pastrana gano por que se percibía mas limpio que Horacio Serpa para lograrla aunque para un tipo como el era para quien se había trabajado.

Un nuevo Caguan es simplemente imposible, mucha gente dirá que se estuvo a punto con el chantaje humanitario para conseguirlo por medio de Pradera y Florida. Si es cierto, pero las condiciones eran diferentes y las discusiones se centrarían en el intercambio con un tiempo limitado por que los colombianos no aprobarían dilatación tras dilatación y show tras show. El Caguan fue vendido como la “esperanza de la paz que necesitaba Colombia con urgencia para prosperar etcétera” no se podía decir lo mismo con Pradera y Florida. El Caguan fue mucho más que una zona de distensión donde se delinquía o donde había una estrategia política para ir ganando terreno en ese ámbito, el caguan fue la culminación de todo un engranaje psicológico que ya había hecho mella en la sociedad Colombiana.


At <$Comentarios$>, Atrabilioso

JAIME RUIZ Y BRABONEL:
A continuación publico un documento muy importante para centrar este debate:

CARTA DE LA SOCIEDAD COLOMBIANA AL SECRETARIADO DE LAS FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS DE COLOMBIA

Bogotá DC., septiembre 11 de septiembre de 2008

Señores miembros del Secretariado:

La solución de la crisis múltiple que aqueja a la sociedad y al Estado colombianos demanda una juiciosa reflexión así como la participación de los distintos sectores expresados en la sociedad civil y de aquellos actores comprometidos en el conflicto interno armado, social y político que agobia al país, con el objeto de evitar daños a la institucionalidad y propiciar la construcción de una democracia plena con justicia social y paz en la que quepamos todos.

En tal virtud, nuestra aspiración es la de trabajar por desbloquear los caminos que conduzcan a la concreción de un Acuerdo Humanitario que permita la liberación de secuestrados y prisioneros en poder de la insurgencia armada de las FARC y, al propio tiempo, la libertad de los presos de esta guerrilla bajo la jurisdicción del Estado.

Comprendemos que una alternativa diferente al entendimiento político para celebrar un Acuerdo Humanitario y facilitar una salida negociada al conflicto entrañaría el padecimiento de importantes sectores de la población, el inminente peligro para la vida de los cautivos que están en la selva, la degradación de la guerra, y el estímulo a la militarización y al autoritarismo y debilitamiento institucional del proceso político nacional.

El escalamiento de la confrontación ha desbordado la geografía nacional e impacta territorios de países hermanos con diversos hechos de violencia institucional que han puesto en dificultades las relaciones diplomáticas de nuestro país.

No obstante, tenemos la certeza de que los presidentes y jefes de Estado de pueblos hermanos en el hemisferio y de los denominados países amigos europeos concurrirán de manera solidaria a apoyar los procesos de diálogo que estamos proponiendo.

Por las razones expuestas y con el ánimo de emprender desde ahora la búsqueda de soluciones a favor de la paz de Colombia y el sosiego de los seres humanos afectados por el conflicto, de manera cordial los invitamos a desarrollar un diálogo público a través de un intercambio epistolar mediante el cual ustedes, nosotros y en general la sociedad colombiana, podamos identificar los elementos que permitan definir una agenda que esclarezca las rutas en las que sería posible un entendimiento, en aras del anhelado acuerdo humanitario.

Consideramos que ya existe una apreciable corriente de opinión que favorece la promoción de factores contrarios a la solución armada y que está en condiciones de colocar los referentes apropiados para generar una controversia democrática sobre los temas de la paz y de la guerra en Colombia, con el fin de propiciar la convivencia pacífica dentro de una nueva ética social.

Piedad Córdoba Ruíz
Medófilo Medina
Fabio Morón Díaz
José Gregorio Hernández
Víctor Manuel Moncayo
Alfredo Beltrán Sierra
Jaime Angulo Bossa
Daniel Pecaut
Alfredo Molano B.
Javier Darío Restrepo
Daniel Samper Pizano
Gustavo Álvarez Gardeazabal
Alberto Rojas Puyo
Francisco Leal Buitrago
Hernando Gómez Buendía
Iván Cepeda Castro
Florence Thomas
Alpher Rojas Carvajal
León Valencia A
Jorge Enrique Botero
Marleny Orjuela
Marc Chernick
Gabriel Izquierdo S.J.
Gloria Cuartas
Fernán González S.J.
Padre Henry Ramírez Soler cmf
Álvaro Camacho Guisado
Lisandro Duque Naranjo
Alberto Cienfuegos
Ricardo Bonilla
Carlos Lozano Guillen
Constanza Vieira
Apecidez Álviz
Carlos A. Rodríguez Díaz
Venus Albeiro Silva
Arlen B. Tickner
Santiago García
Pepe Sánchez,
Bruno Díaz
Zulia Mena
Gustavo Duncan
Moritz Akerman
Ricardo Montenegro V
Enrique Santos Molano
Hollman Morris
Jairo E. Gómez
Jaime Caicedo
Jorge Lara Bonilla
Juan de Dios Alfonso
Gustavo Puyo A

Y otras firmas...

Un abrazo.


At <$Comentarios$>, Anónimo

BRABONEL.

Atrabilioso, aqui la gentuza que firmo ese documento esta haciendo un llamamiento claro y contundente a las FARC para hacer una coalicion de Gobierno. Esto es peor que el llamado documento de realito ¿como es que la CSJ no llama a esos asesinos a juicio? La ley en Colombia sopla para un solo lado.


At <$Comentarios$>, Atrabilioso

BRABONEL:
No había visto el sentido de refundación de la patria que contiene ese documento.

Un abrazo.