jueves, 31 de julio de 2008

Coprosociedad colombiana

Atónito. Con el corazón hecho jirones. Con rabia, mucha rabia. Así quedé después de escuchar al terrorista paramilitar Enrique Banquez, alías ‘Juancho Dique’.

El monstruo, uno de los tantos engendrados por la guerra y por los abusos de las Farc,
confesó sin remordimiento alguno que en la masacre de El Salado, departamento de Bolivar, colgaban de los árboles a las víctimas y las degollaban, mientras algunos tocaban algún instrumento musical.

En algún momento el criminal se atrevió a sugerir que las tamboras, gaitas y violines eran interpretados por puro ocio.

Sin embargo lo peor de su declaración estaba por venir. En algún momento un grupo de sus tropas decidió emprender el saqueo de viviendas y comercios del caserío, mientras los demás ejecutaban a sus víctimas. Entonces ‘Juancho Dique’ explicó que airado: “amenacé a mis hombres por estar robando televisores, licuadoras y víveres. Les dije que nosotros no vinimos a eso, que nosotros no vinimos a robar”.

Supongo que ya era aburrido para esas tropas de monstruos el escuchar los gritos de las víctimas, o el clamor de madres, esposas, hijos o padres que impotentes, veían y escuchaban como eran torturados y aniquilados sus seres queridos. Por eso preferían cantar y escuchar música para distraerse mientras se realizaba la atroz masacre.

Pero el fondo del asunto es de una gravedad enorme que por desgracia, dibuja una parte del comportamiento de la sociedad colombiana: para ‘Juancho Dique’ era terrible que sus asesinos se dedicaran al saqueo y por eso los amenazó y les dejó en claro que ellos no estaban ahí para robar… le faltó completar la frase y decir que su asunto en el lugar era matar y derramar la sangre de supuestos colaboradores de las Farc. Incluso colgaron a una niña de 14 años por ser supuestamente la amante de un cabecilla de las Farc.

A ‘Juancho Dique’ le parece que era mucho más grave robar que asesinar, saquear que torturar, pues en esa escala de antivalores que se vive en la guerra, el asesinato es válido, pero no el hurto de propiedad de las víctimas, como si en esa demencia en la que se sumergen los terroristas, quitarle algo a alguien resultara peor que arrebatarle la vida a un ser humano indefenso con una bayoneta o con una motosierra.

Pero viéndolo bien, no se le puede exigir a alguien que actúe diferente a la sociedad. De hecho a Pablo Escobar lo señalan más por el narcotráfico que por las miles de vidas que cobró en su enloquecida guerra contra el Estado.

Y ni hablar de los totalitarios, a quienes les parece mucho más grave que cerca de 30 colombianos sigan padeciendo la aborrecible práctica del secuestro a que cerca de 100 mil colombianos queden en poder de las Farc. A esos les resulta abominable que el gobierno no claudique a favor de unos cuantos que acabarían con la vida, la tranquilidad y la libertad de millones de colombianos.

A esta sociedad le parece mucho más grave la respuesta militar a una acción terrorista como la toma del Palacio de Justicia, que la acción terrorista que fue el origen de la respuesta. Es más: Colombia ve complacida como son juzgados los mandos militares de la época, mientras que aquellos que integraban el comando central del M-19, disfrutan de libertad y amnistía.

Para que una sociedad se cohesione, por lo menos se debe tener una escala de verdaderos valores, de prioridades y de principios que permitan establecer los mecanismos para las relaciones sociales y faciliten la recomposición del tejido social.

Sin embargo, mucho me temo que en la escala de anti-valores seguirá siendo más grave el robo que el homicidio, el acuerdo para liberar a unos terroristas que la vida, seguridad y libertad de millones de colombianos; las nóminas paralelas nombradas a última hora para comprar una elección que una supuesta negociación de un voto en una comisión de la Cámara de Representantes que no le aseguraba nada a nadie. Y claro, seguirá siendo más importante el efecto que la causa, más importante la justificación “altruista” que la judicialización y condena de criminales y terroristas que han usufructuado el poder del as armas para mantener sus parcelas políticas.

El panorama social colombiano es aterrador, no solo por las carencias y necesidades insatisfechas, por los millones de desplazados, sino por la particular escala de “valores” que los violentos y sus aliados han impuesto a una coprosociedad, es decir, de una sociedad de mierda.

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.

miércoles, 30 de julio de 2008

La tiranía del hampa

La primera vez que se me ocurrió describir la realidad colombiana como “Tiranía del hampa” fue durante el gobierno de Andrés Pastrana, cuando los medios presionaban de forma abrumadora para que la sociedad aceptara la imposición de las FARC y para que el poder que esos asesinos adquirían por medio del terror obtuviera reconocimiento y se convirtiera de facto en fuente de derecho: mandaban porque mataban, ésa era la doctrina de El Tiempo, El Espectador, Semana y Cromos, con algunos matices en el caso de Cambio (entonces).

La expansión de las bandas de asesinos que Castaño y Mancuso llegaron a liderar es en buena medida un corolario lógico de esa racionalidad: la búsqueda de la paz llevaba como secreto ingrediente el premio de los crímenes, pero una vez se abría la veda era difícil convencer a esos provincianos de que los crímenes sólo eran legítimos si quienes los ordenaban tenían confianza con el señor Santos Calderón y con el señor García Márquez, o con Antonio Caballero o Alfredo Molano o alguien próximo a Julio Mario Santodomingo. Pero sería muy equivocado llegar a responsabilizar sólo a esas personas: aun estaría legitimado el crimen si quienes lo ordenaban tenían relación con el clero universitario. Los dueños de los medios y el laureado novelista y su séquito sólo eran como una cúpula, como un sínodo de un gremio vasto y arraigado.

La existencia de ese poder como estructura íntima, secreta, de la sociedad colombiana es algo que siempre se niega, tanto como se niega su interés en que se suspenda la democracia en favor de la paz con justicia social o de la solución política negociada del conflicto social y armado o de una segunda oportunidad sobre la tierra para la estirpe maldita. Pero ¿qué podemos decir del acompañamiento que han significado los medios para el gobierno de Uribe Vélez? Recuerdo en esos primeros meses de 2002 la presencia del candidato más popular en El Tiempo, unas ocho veces menos que el candidato abiertamente promovido por el editor general (da lo mismo que fuera Rodrigo Pardo o Roberto Pombo, ambos apoyaban a Garzón), que obtendría, a pesar de eso, ocho veces menos votos. Pero ¿qué ha ocurrido después? ¿Cuántas noticias no han salido armando gran escándalo porque los hermanos del consejero Gaviria pudieran haber sido testaferros de mafiosos? ¿Y el libro de Joseph Contreras? ¿Y el de Virginia Vallejo? ¿Y las ocho mil personas supuestamente asesinadas por el gobierno? ¿Y la atribución al ejército de los atentados de El Nogal, de la Escuela Superior de Guerra y los que se cometieron contra Germán Vargas Lleras?

Hay un orden secreto que impera a pesar de la institucionalidad formal, está formado por relaciones personales —como las que ligan a ciertos magistrados con quien dirigía el DAS en la época en que fue asesinado Álvaro Gómez Hurtado—, por recursos formidables —como los que han acumulado las FARC con decenas de miles de secuestros, cientos de miles de “vacunas” y miles de toneladas de cocaína exportada, por no hablar de los que concentra el despreciable sátrapa venezolano—, por prestigios arraigados —como el del novelista nobelizado o como el que ostenta el tristemente célebre
Karadzic del trópico, antes conocido como “el cobramasacres del frac”—, pero sobre todo por ideología: por las inercias de la esclavitud con la que convivió el país la mayor parte de su historia y que todavía tiene en las FARC regulares practicantes.

Ese orden secreto no encuentra modo de destruir al gobierno, y dado que las columnas incendiarias sólo convencen a los convencidos (a ninguna persona razonable se le ocurriría negar que se vive mejor que en 2000), que las FARC no aciertan más que a quemar busetas, que las urnas se muestran más bien reacias a favorecer a los amigos del terrorismo y que hasta Chávez podría perder las elecciones regionales de final de año, no les queda otro remedio que la conjura judicial.

Esa conjura ha llegado con la “parapolítica” y la “yidispolítica” a extremos de descaro que sólo son concebibles en Colombia y que permiten describir el orden realmente existente como tiranía del hampa. Al presidente del partido de la U lo capturan porque unos delincuentes dicen que se reunió con paramilitares: ¿qué credibilidad tienen esas denuncias? ¿Cuánto habría que pagar a personajes de esa calaña para que declararan mentiras que nadie podría refutar?, ¿una millonésima parte de la bolsa discrecional de Chávez no bastaría? Pero ¿qué demuestra el que el acusado se reuniera con los delincuentes? Pero ¿qué necesidad hay de dictar orden de captura cuando para abrir el sumario a Piedad Córdoba hacen falta cientos de declaraciones de diversas personas.

Todo eso no es nada: ¿quién dicta esos autos? Perfectamente puede ocurrir que la persona que disparó contra José Raquel Mercado forme parte de esa corte, pues ¿cómo es que no se sabe quién lo hizo? La persona que lo hizo, colombianamente, vive clamando por verdad, justicia y reparación. No hay ningún problema, ninguna sorpresa: quien esté cerca del hampa tiránica tiene licencia para matar y respaldo para ejercer de maestro de moral. Buen ejemplo de eso lo constituye el asesino jubilado León Valencia, obviamente amigo del director de El Tiempo:

Porque lo que están haciendo las guerrillas de hoy es servirle en bandeja de plata toda la opinión nacional al presidente Uribe y permitirle que a cuento de la lucha contra las Farc y contra el secuestro esconda o rebaje a un segundo plano problemas graves y dolorosos del país como la 'parapolítica', los diez mil desaparecidos causados por los paramilitares y los cerca de cuatro millones de desplazados que arroja el conflicto.
También le están facilitando que se perpetúe en el poder por mano propia o prestada, que se lleve de calle la separación de poderes y aplaste la oposición. En una palabra: que vulnere a su antojo, de manera profunda, la democracia.


No hay que sorprenderse: los cerca de cuatro millones de desplazados que arroja el conflicto no tienen que ver con las guerrillas, sino que éstas hacen olvidar eso al prestarse a servir al interés del gobierno. No hablemos que los desaparecidos de los paramilitares y la parapolítica sean un problema vigente mientras que combatir a las guerrillas sirve para tapar eso: a fin de cuentas tienen permiso constitucional para desaparecer y desplazar. Y claro, ganar elecciones es vulnerar la democracia. ¿Qué va a ser la democracia sino la imposición de ese psicópata y sus patrones, obtenida a punta de castraciones, torturas y corruptelas con personajes tan dudosos como los que le aseguraron la impunidad y le permiten seguir promoviendo el crimen desde la tribuna periodística? Es Colombia, el secuestro se llama “intercambio humanitario”, los que organizan las masacres se llaman “víctimas”, la persecución más inicua la emprende la “justicia”.

No hay que sorprenderse: el sueño de construir un país democrático tendrá siempre la formidable resistencia de la tiranía del hampa, y muy equivocado está quien crea que basta una mayoría circunstancial de opinión o un liderazgo popular para contrarrestarla. Al menos habría que prestar atención al poder que concentran esas camarillas de asesinos y a la amenaza que representan.

Por Jaime Ruiz. Columnista del Sistema Atrabilioso.

martes, 29 de julio de 2008

No podemos esperar cinco años

Apartes de la entrevista concedida por Alejandro Peña Esclusa al periodista Iván Ballesteros en el programa Plomo parejo.

Peña Esclusa en la rueda de prensa de los computadores de ‘Reyes’

Estuve en la rueda de prensa de Interpol en Bogotá, cuando presentaron la información de los computadores incautados a ‘Raúl Reyes’ y a los guerrilleros de las Farc. Yo soy, desde hace dos años, corresponsal en Venezuela y en Colombia de un periódico argentino. Ese es un periódico regional pero que tiene más de cien años de fundado y se llama La nueva provincia. No soy argentino, no soy graduado de periodista, pero si soy escritor y soy corresponsal nombrado de ese periódico.

¡Claro! Como hice una pregunta fuerte en la rueda de prensa, al gobierno de Venezuela no le gustó y por eso me han estado atacando.

Al gobierno venezolano tampoco le ha gustado la gira que ha realizado por América Latina.

Las giras que he realizado por algunos países de Latinoamérica comenzaron hace 12 o 13 años. Desde 1995 advertí que se estaba creando una organización en América Latina conformada por narcotraficantes, guerrilleros, también por partidos políticos registrados, grupos subversivos de toda América en torno al llamado Foro de Sao Paulo.

Comencé a viajar diciendo que esto es un peligro porque esta mafia internacional se está escudando en partidos políticos para delinquir. Esa organización se creó en el año 90, promovida por el brasileño PT (Partido de los Trabajadores) de Lula y por el Partido Comunista Cubano. A su conformación asistieron representantes de toda América y también los voceros de las Farc y del ELN.

La organización empezó a crecer y establecieron un mecanismo de coordinación y de reuniones anuales. En el año 95, en una reunión realizada en Montevideo, Chávez se inscribió en el Foro de Sao Paulo.

Desde ese entonces, hace 13 años, comencé a advertir: Chávez sólo no tiene fuerza, pero ahora que está con ese grupo de izquierda radical de toda América, le van a dar dinero, asesoría, estrategia y discurso y cuando él llegue a la presidencia de la República, va a utilizar los recursos del Estado venezolano para pagarles el favor, es decir, para financiar a todos sus socios del Foro de Sao Paulo.

Dicho y hecho. Desde que Chávez llegó a la Presidencia en el año 98 ha estado financiando, con maletines como el de Antonini y también a través de otros mecanismos como acuerdos, petróleo subsidiado y dádivas a todos sus amigos. Es más: él ha montado prácticamente en el poder a Evo Morales, a Daniel Ortega y a Rafael Correa. Ahora está financiando, de manera grosera, al FMLN en El Salvador.

Dictadura moderna en Venezuela
En esta oportunidad estoy llegando de El Salvador y de Colombia en donde presenté el libro El Foro de Sao Paulo contra Álvaro Uribe, pero he estado en Bolivia, Argentina, Uruguay, Brasil, en España, en Italia, advirtiendo este peligro. El trato de los medios en el exterior ha sido extraordinario. Sectores intelectuales y de gobierno también han tenido una receptividad muy grande.

No ocurre lo mismo en Venezuela. Algunos medios nacionales tienen un veto interesado como ocurre con los pertenecientes a Cisneros, cuyo propietario está con Chávez. Además hay otros medios que después de la decisión sobre RCTV pusieron las barbas en remojo y decidieron invitar a personas que tengan un discurso más moderado hacia el gobierno.

En Venezuela hay un sistema dictatorial y muchos medios se autocensuran, pues el mecanismo moderno de estas dictaduras no es fusilar, como lo hacía Fidel Castro, sino darles un garrotazo a personas emblemáticas en cada sector: le dan un garrotazo a Patricia Poleo para que se vaya del país, le dan un garrotazo a RCTV, a Felipe Rodríguez en el área militar, otro garrotazo a un empresario como Nelson Meseranni. Cuando los demás ven el garrotazo, se genera un ambiente de terror y se autocensuran.

Esto lo digo cuando voy fuera y afirmo que en Venezuela se vive en dictadura. Noto que también el país está asustado: hay mucha gente muy valiente y luchadora, pero después de todo lo que ha ocurrido, del 11 de abril, de los muertos en la calle, de los grupos armados, todo esto ha creado una situación donde la gente está auto limitada también.

A Chávez hay que sacarlo ya

Un gobierno como el de Chávez que tiene controlados a todos los poderes públicos -y los jueces, el Tribunal Supremo, la Asamblea, la Fiscalía y la Contraloría trabajan para el ejecutivo- hace que la gente se siente vulnerada y por eso muchos caen en el discurso, que me parece equivocado, de que para un cambio de gobierno hay que esperar hasta el año 2012. Ese es el discurso de la oposición en los medios de comunicación.

Eso no puede ser porque el país se está destruyendo y se están utilizando los recursos del Estado venezolano para destruir también al resto de América Latina… no podemos esperar cinco años. Sin embargo, cuando viajo al exterior la gente me pregunta ¿por qué ustedes permiten que ese señor siga gobernando? A ese señor ustedes, los venezolanos, lo tienen que sacar este mismo año.

Es decir, en el único país del mundo en el que he escuchado que Chávez se tiene que quedar hasta el 2012 es en el sector político venezolano, porque en el exterior no se escucha eso. Incluso en países como Bolivia, Nicaragua y Argentina, el pueblo está totalmente en contra de Chávez. El 4 de mayo pasado estuve en el referendo autonómico en Santa Cruz y cuando perdió Evo Morales me fui a la plaza de Santa Cruz a celebrar el triunfo. Se regó la voz de que yo era venezolano y de que estaba en contra de Chávez. Y los bolivianos, gente que yo no había visto en mi vida, pasaban uno por uno a abrazarme y a decirme: ¡sigan, luchen, tienen que salir de ese dictador!

En Argentina igual. Estuve en la protesta contra Cristina Kishner organizada por los productores del campo, que se llevó a cabo en Rosario a finales de mayo. Los productores del campo, al saber que yo era venezolano y que estaba en contra de Chávez, manifestaban cariño y solidaridad, pero también una gran rabia porque el gobierno venezolano es el que mantiene en el poder a personas como Cristina Fernández, comprándole la deuda externa, enviándole dinero y apoyándola políticamente.

Crece el consenso de que Chávez es un peligro para la región

Los pueblos de América Latina ya se han dado cuenta de la amenaza continental y el peligro que representa el gobierno venezolano. Los pueblos de Lationamérica están muy claros (cuando hablo de pueblos me refiero al mercado, a los taxistas, a los vendedores y a la gente en general).

También hay información sobre las alianzas de las Farc y no porque sea información secreta que haya surgido de repente sino porque el propio Chávez se pone en evidencia cuando guarda un minuto de silencio por la muerte de ‘Raúl Reyes’, rompe relaciones con el gobierno colombiano y envía tropas a la frontera en protesta por la operación Fenix que se hizo contra el campamento de ‘Raúl Reyes’. Todo eso se sabe y observo el deterioro de la imagen del gobierno Chávez en toda América.

Este gobierno no tiene el respaldo interno. Desde su elección en el año 98 ha venido perdiendo apoyo, y para justificar su fracaso popular, compra conciencias. Aquí en Venezuela lo hace a través de las misiones. De igual forma a los empresarios los compra con contratos o los chantajea diciéndoles que si no se ponen la boina roja no les paga las deudas que tiene el Estado con sus compañías.

Y también compra gobiernos en el exterior. Por ejemplo en el caso de Argentina, ha pagado más de cinco mil millones de dólares en deuda externa. También patrocina movimientos insurgentes y partidos políticos como el Polo Democrático Alternativo en Colombia. Todo esto lo hace para que afuera le hagan propaganda y tratar de recuperar el prestigio que ha perdido en Venezuela.

En El Salvador, Chávez envía barcos con petróleo por un valor cercano a los 200 mil dólares cada envío. Se descarga en la mañana, se lleva a las estaciones de servicio y se vende en efectivo, claro está, en la tarde. Petrocaribe pide que le paguen la mitad a 30 días y el resto a 25 años. Ese envío se entrega únicamente a las alcaldías de la oposición salvadoreña y con esos recursos líquidos, 100 mil dólares por barco, financia al Farabundo Martí y a la oposición de ese país.

La mejor definición de los financiados por Chávez es que son una gran mafia internacional de delincuentes estrechamente vinculados al narcoterrorismo colombiano que son las Farc, pues todos los que aparecen en el computador de ‘Raúl Reyes’ son amigos de Chávez en la región.

lunes, 28 de julio de 2008

¿Volver a la política pura y confiable?

Si no le hicieran tantas venias. Si no la catalogaran como una investigadora social. Si sus “trabajos investigativos” - que no incluyen metodología ni trabajo de campo y sí muchas opiniones y sesgos- no fueran tan aclamados por algunos sectores, uno podría pensar que se trata de una estudiante universitaria promedio sin posibilidades distintas a ocupar un cargo público cuando termine su carrera.

¡Pero no! Es la irrefrenable Claudia López, la misma pseudo investigadora
cuestionada incluso por respetables académicos. La misma que no oculta su sesgo y participa en asonadas como la ocurrida en abril en la embajada de Costa Rica. Esa misma “académica”, la típica intelectual latinoamericana, hizo una de las más reveladoras afirmaciones de los últimos tiempos.

En su
columna del 22 de julio, Claudia López pregunta: “Si no es judicializando la criminalidad en la política, ¿cómo cree el Presidente que vamos a volver a una política más pura, que dé más confianza?

La pregunta parece formulada por alguien que ha visto, conocido y leído la historia de Colombia desde una lúgubre habitación en algún rincón europeo. No de otra manera se puede interpretar que una persona se atreva a plantear la necesidad de VOLVER a algo que NUNCA ha existido, es decir, a una política más pura.

¿Cuándo hemos tenido una política más pura? ¿A mediados de los años 40, cuando un congresista incitó a los palurdos que pertenecían a su partido a enfrentarse y
eliminar a su adversario político con gran éxito en su convocatoria? ¿En los años 50, cuando el abuelo del alcalde de Bogotá decidió establecer la censura, después de que ese mismo país político “puro” lo convenciera de dar un golpe de Estado? ¿En los años 60, cuando se repartieron el país dos supuestos partidos para ser “equitativos” en la posesión del poder en Colombia? ¿En los 70 con las dietas parlamentarias y fraudes electorales? ¿Acaso fue en los 80 con Pablo Escobar en el Congreso de la República? ¿Se referirá a principios de los 90, cuando, por ejemplo, el senador conservador Elias Matus Torres fue procesado por sus vínculos con el ELN? ¿O en los 90, con el proceso 8 mil?

Resultaría incomprensible que un investigador social, uno de verdad, planteara el tema de volver a la política de antaño. Sin embargo en Claudia López es algo perfectamente comprensible, pues ella y su camarilla quieren justamente regresar y ojalá profundizar el modelo según el cual los electores, una vez hayan cumplido con la función de idiotas útiles amenazados por las armas, se aíslen de aquellos que dicen representarlos. Ella quiere regresar al país en que ningún político cumple lo que promete, pues si algo les molesta es que el país nacional apoya a Uribe porque ha sido uno de los pocos políticos colombianos que ha cumplido su principal promesa de campaña… eso es un mal precedente para los políticos colombianos y es mejor regresar a la época de los cocteles, del buen whisky, del turismo parlamentario, de las claudicaciones frente a los violentos y del poder para no trabajar.

Aunque es de suponer que la señora López no tiene una visión tan distante como lo descrito anteriormente. Ella simplemente anhela regresar a los tiempos de la Zona de Distención, cuando el país político se embriagaba con los cabecillas del terrorismo. Ella quiere que el país vuelva a los tiempos de las romerías en el Caguán, a que los políticos que tanto extraña, salgan en la foto abrazados al camarada ‘Raúl’ o charlando amigablemente con el “académico” ‘Cano’.

En esa época el país político estaba de plácemes y llegaba a San Vicente del Caguán en avión, no fuera que de repente en el camino se encontrara con una fila de secuestrados de esos que olían mal y tenían cara de amargura, la misma que teníamos la mayor parte de ciudadanos colombianos que integramos el verdadero país, el país nacional.

Para Claudia López todo tiempo pasado fue mejor y aquellos momentos de simpatía entre los dirigentes políticos y los terroristas son solo gratos recuerdos en su mente intelectual.

Es cierto que esa política generaba más confianza, pues todos los desmanes, las alianzas con criminales y terroristas, y los
negocios de tierras con personas al margen de la ley eran barridos por debajo del tapete para que no se vieran y los ciudadanos pudieran seguir disfrutando de un país político que les generaba confianza por su pureza… ¡Qué estupidez!

Era preferible, dirá Claudia López, que solo hubieran salido unos cuantos escándalos convenientes para el sector totalitario colombiano, pues las cosas se debieron quedar en la parapolítica y no pasar a la incómoda farcpolítica que tanto daño puede causar a la credibilidad y pureza de los “baluartes” de la democracia.

Claudia López es la representante más cruda de aquellos que creen que los ciudadanos son un montón de cretinos que creían en la pureza de la política y ahora se sienten defraudados. Corta de miras, otra vez, la señora López olvida que, por ejemplo a principios de los 80, el gobierno de la época ordenó despedir a Fanny Mickey de un programa de televisión que ella presentaba. Uno de los participantes llevó un serrucho y logró sacarle unas buenas notas musicales. Al final, Fanny agarró el serrucho y dijo que había que llevarlo al Congreso, ese mismo al que la señora López quiere volver por ser confiable y puro.

Un investigador social de la situación colombiana no podrá afirmar jamás que la política ha gozado de confianza y que fue pura hasta la cooptación de los paramilitares, pues sería evidenciar un sesgo tan grande que simplemente lo descalificaría como investigador, científico o académico. Pero no ocurre eso en el país político que quiere ver a la López como vocera de la moralidad y además, como defensora de una justicia parcializada y politizada, es decir, cooptada por los intereses totalitarios.

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.

viernes, 25 de julio de 2008

El verdadero cambio

Al gobierno se le atribuyen éxitos en el campo de la seguridad, lo cual es innegable: son muchos los logros militares y cada uno supera al anterior en osadía y espectacularidad. Parece que ahora si, los dioses están de nuestro lado.

El país festeja unido, y la oposición enredada en buscarle peros a los operativos, se ha quedado aislada y sin discurso. Algunos de sus líderes más experimentados están metamorfoseándose y forzando a que también lo haga, so riesgo de desaparecer, el partido.

A los medios, y en especial a la TV nacional, hay que reconocerle su contribución a ese estado de tranquilidad y seguridad que nos embarga: basta con escuchar la entonación de los lectores de noticias (aunque ahora corren como si se les fuera a acabar el video) y los titulares que encabezan los noticieros, y compararlos con los de unos años atrás cuando parecían disfrutar de las tragedias cual animadores de circo romano, para observar la diferencia.

Puede que no haya sido compromiso o responsabilidad social, sino una estrategia combinada (gobierno-medios) o el simple interés comercial, porque muchos televidentes estaban apagando sus TV. Sea como sea, lo cierto es que ya no transmiten esa sensación de zozobra de épocas anteriores.

También se le reconocen logros –aunque menos mediatizados por lo complejo- en el campo económico –resultado lógico y premeditado de lo militar- y en el administrativo. El crecimiento es palpable; se negocian acuerdos comerciales con muchos países –algunos ya firmados; y el restablecimiento de relaciones amistosas con el impredecible y emotivo presidente de Venezuela, ha puesto en la agenda binacional, proyectos de infraestructura que fortalecerán el comercio entre las dos naciones.

En lo administrativo, dentro del mismo Estado se daba una lucha feroz de competencias, como si fuera un mercado de bienes y servicios en el sector privado. No era raro encontrar multiplicidad de instituciones estatales con funciones redundantes, disputándose atribuciones: cada uno defendía como gato panza arriba su sitio en la burocracia.

Posiblemente eso no se ha acabado del todo pero en los últimos años han sido sometidas a procesos exitosos de reingeniería más de 450 instituciones y empresa comerciales e industriales del Estado: para solo mencionar unas pocas, las intocables Ecopetrol, Telecom, Inravisión y el Seguro Social. Cualquiera de ellas por si sola, podía tumbar ministros (Telecom tumbó uno durante la presidencia de Cesar Gaviria) y hasta gobiernos; por eso nadie se atrevía con ellas. También en esto se ha requerido mucho valor.

Sin embargo pocos se han detenido a analizar las implicaciones sobre el ciudadano común y corriente -y sobre la competitividad del país- de esas reestructuraciones. Han significado una reducción del tamaño del Estado y un aumento de la productividad, aunque debió provocar mucho desempleo; no obstante el índice de desempleo ha descendido, prueba de que la economía ha generado nuevos.

En consonancia con ello, la agenda digital ha contribuido a simplificar y facilitar muchos trámites y aún faltan más. Tiene que llegar como medio de interacción ciudadana a todas las instituciones del Estado, y en especial a la administración departamental y municipal.

El énfasis ahora es el agro y la inversión social.


Por. Miguel Yances Peña. Columnista de El Universal de Cartagena. Especial para Atrabilioso.
myances@msn.com

jueves, 24 de julio de 2008

Mecanismo que funciona se repite

Los vasallos del intercambio humanitario no tienen todo en su contra y de repente aparece una noticia que pueden considerar como un tanque de oxígeno: Israel acordó un nuevo canje de prisioneros de altísima peligrosidad por dos soldados muertos. Es el típico resultado de aplicar el mecanismo del intercambio, pues mientras Israel recibió dos ataúdes, las fuerzas terroristas recuperaron a varios hombres cuya finalidad siempre ha sido la misma: sacar a los israelíes al mar.

Con euforia, los vasallos recibieron la decisión del estado israelí tratando de compararla con la “negligencia” del gobierno colombiano para tomar la misma dirección. Entre tanto, muchos ciudadanos se preguntarán ¿por qué si un Estado de la línea dura como Israel puede tomar esa decisión, no ocurre lo mismo en Colombia?

Aquellos humanitarios de siempre pedirán a gritos que se aplique ya una medida similar, pues dirán que si Israel lo hizo, a Colombia no le queda otro camino sensato que adoptar la misma decisión. Esto significaría, por ejemplo, que las Farc devuelvan el cadáver del capitán Guevara a cambio de ‘Gafas’ y César’, algo que a juicio de los totalitarios sería un intercambio justo y equitativo… tal es el talante inmoral de los “altruistas”.

Lástima por ellos… no es tan fácil el asunto, pues
el canje aprobado por el gobierno de Israel es la consecuencia lógica de la acción pusilánime de los gobiernos antecesores, que emprendieron el camino sin retorno del intercambio de prisioneros por secuestrados vivos o muertos.

Más fácil: si el estado israelí no hubiese aceptado el primer chantaje
en 2004, el mecanismo de secuestrar soldados y devolver cadáveres a cambio de los más peligrosos y despiadados terroristas no hubiera funcionado y muchas vidas se habrían salvado.

Muchos años han pasado sin que la familia del capitán Ron Arad tenga la más mínima noticia de la suerte del piloto israelí. Justamente por el padecimiento de las personas cercanas al capitán Arad se realizó el primer intercambio en el que Israel liberó a más de 500 prisioneros por solo un puñado de militares secuestrados. Sin embargo, y pese a las promesas de los terroristas captores, en el grupo liberado no estaba Ron Arad.

Mientras Israel abrió las puertas para el mecanismo del canje, los terroristas aprovecharon la debilidad israelí y entendieron que dicho mecanismo funciona y puede ser explotado para beneficiar los intereses del terrorismo.

En la última decisión fue entregado el “héroe” que asesinó a un israelí frente a su hija y acto seguido procedió a una breve lapidación de la menor a la que remató con golpes de culata hasta destrozarle la cavidad encefálica. Semejante monstruo fue liberado para que
dos familias puedan visitar las sepulturas de sus hijos asesinados por los terroristas, después de más de un año de cautiverio.

¿Qué pasará cuando ese monstruo vuelva a cometer otro de sus despiadados crímenes? ¿Quién responderá ante las familias de los que serán asesinados por el terrorista que estaba a buen recaudo en una prisión israelí?

Las familias de las futuras víctimas (secuestrados y asesinados) se preguntarán si valió la pena recuperar un par de cadáveres a cambio de la vida de sus seres queridos.

Es la eterna historia de los intercambios “humanitarios”. La misma situación ocurrió en Colombia en el gobierno Pastrana, cuando las Farc prometieron devolver a TODOS los secuestrados (militares y policías) por más de 500 guerrilleros presos. Pero a última hora, como es la tradición del terrorismo, incumplieron la palabra y solo dejaron en libertad a los uniformados que no tenían ningún grado, dejando a oficiales y sub oficiales a merced del salvajismo de las Farc.

La memoria es débil y esto lo aprovechan los vasallos del intercambio humanitario para presionar al Estado a claudicar a favor del mecanismo del canje, sin mencionar que después del intercambio en el gobierno Pastrana las Farc secuestraron a los políticos, incluida Ingrid Betancourt. Es decir, el secuestro de la mayoría de personas cuyos familiares hoy se codean con los promotores del intercambio se dio como consecuencia de la aplicación de ese mecanismo por parte del gobierno pusilánime de Andrés Pastrana y aunque es dolorosa la situación que atraviesan, aplicar nuevamente el canje equivale a poner en riesgo a miles y miles de colombianos en las ciudades y en el campo.

Sigue vigente la pregunta: ¿Cuál de los vasallos del intercambio “humanitario” tiene el cinismo de garantizar que una vez efectuado el canje, las Farc no volverán a secuestrar para conseguir en el futuro otro intercambio que les abra espacios mediáticos y políticos para afianzar sus oscuros intereses?

Si son tan valientes para promover, presionar y exigir el canje, pues que asuman la responsabilidad de garantizar la no repetición de la abominable práctica del secuestro por parte de las Farc. De lo contrario que guarden silencio y dejen de utilizar a los secuestrados como mercancía con fines políticos para conseguir los anhelados 20 segundos en un noticiero de televisión.

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.

miércoles, 23 de julio de 2008

Nacionalismo

... el nacionalismo no es más que una manía,

el pretexto que se ofrece para eludir

el deber de invención y de grandes empresas.

La simplicidad de medios con que opera

y la categoría de los hombres que exalta,

revelan sobradamente que es lo contrario

de una creación histórica.José Ortega y Gasset

1. Patriotas y apátridas. El apego de la gente a los que comparten su herencia genética y sus experiencias es un impulso que está en la configuración básica de la vida humana. Quien verdaderamente prefiriera el éxito o el bienestar de otros al de los suyos resultaría tan enfermizo o incomprensible como quien se lastima por vicio. No es lo que interesa discutir, está claro que como colombianos nos interesa el ascenso y la mejora de nuestra comunidad, pero ese sentimiento da para toda clase de perversiones y manipulaciones que vale la pena considerar.


2. Arafat contra Israel. Supongamos que alguien decide por los motivos que sean tomar partido por los palestinos árabes y musulmanes contra Israel, por ejemplo, una persona que pertenece a esa nación: ¿qué debería pensar de Yasir Arafat? Al cabo de muchas décadas de terrorismo, intransigencia y despotismo, ¿qué han ganado los palestinos frente a los israelíes? Al morir Arafat tenía, eso sí, una cuenta de mil millones de dólares. Cuanto más se piensa en eso más resulta evidente que el bienestar y hasta la vida de los palestinos ordinarios se sacrifica en aras de un mito cuyo único sentido es la dominación de una camarilla. Lo mismo se podría decir de todo el nacionalismo árabe: todo sería mejor para su gente si hubieran estado siempre en buenos términos con Israel, pero tal vez ellos no tendrían el poder.


3. Noción de amor propio. Hace unos años leí en una columna de un académico colombiano (que citaba a un filósofo estadounidense) que para un pueblo la "autoestima" es tan necesaria como para un individuo: sin una alta consideración de uno mismo es imposible llegar a ninguna parte, y mal haría el grupo humano que no partiera de pensar así. Pero eso no debe llevar al delirio complaciente de quien al no tener para unos zapatos elegantes se consuela pensando que las cotizas embarradas que tiene que ponerse son muestra de una elegancia más sensitiva y auténtica y va con ellas al acto solemne. Cada vez que en la vida cotidiana encontramos a personas que se repiten que son felices y maravillosas, deducimos que sufren un trastorno psiquiátrico o neurológico. Lo que hace la gente razonable es buscar que los demás digan eso.


4. Complejo de inferioridad. Cuando se da el caso de que los demás consideran maravillosos a otros y a uno lo encuentran horrible se puede generar el famoso "complejo de inferioridad". Pero ese complejo es otro dato de la realidad y conviene contar con él si uno quiere curarse de sus problemas, como tener que usar cotizas o hasta sufrir una deformidad en la cara. Suena a chiste, pero el cosmólogo más importante de las últimas décadas padece una enfermedad degenerativa horrible, y muchas personas que han merecido la admiración del mundo tenían que afrontar desgracias parecidas. La forma por la que no se va a remediar nada es tapando la verdad con proclamas.


5. El honor patrio ofendido. La arrogancia y grosería de ciertos gobiernos europeos respecto a Colombia indigna a mucha gente de gran sensibilidad patriótica, a mí me ofende por lo que representa de traición a la decencia y a la rectitud, por lo que deja ver de continuidad de una vieja complicidad de esos gobiernos con las bandas terroristas que pretenden imponer en Colombia una tiranía totalitaria: ¿ya hemos olvidado a cierta pareja alemana de apellido emblemático? ¿Y las presiones de los "países amigos" en el Caguán para que se aboliera la democracia colombiana en aras de una paz que se alejaba más cuanto más se la persiguiera, como la zanahoria que les ponían a los burros para que tiraran del carro? La conducta de esos gobiernos, como las declaraciones del canciller francés en apoyo de sus representantes, son infames y criminales, pero hace mucho tiempo que debemos ser conscientes de eso: también las presiones del lamentable Sarkozy, con las que consiguió la liberación de Granda, merecen nuestra condena.


6. Realidad y medida. Pero una cosa es ésa y otra la hostilidad contra todo lo que Europa significa. El primer problema de eso es de naturaleza objetiva: no hay en este blog ni casi en ningún periódico ninguna palabra que no haya llegado de Europa, lo mismo que las creencias y valores, lo mismo que las técnicas con que se obtiene lo que comemos y usamos. El delirio que permite olvidar nada menos que eso es tan grave que el camino del que se parte al ceder de esa manera al complejo de inferioridad sólo puede ser el del crimen y la locura (ya explicaré eso).


7. Vigencia de la razón. Antes de seguir con los problemas de la desaprobación xenófoba de lo europeo quiero compartir con ustedes una frase del escritor chileno Jorge Edwards, que forma parte de un artículo sobre Colombia y su gobierno:



Europa nos falla a menudo, pero acercarse al legado intelectual del Viejo Mundo no nos hace ningún daño.Desecho detalles y me digo algo esencial: mientras más lejos me encuentre de los reyes Ubú de nuestros laberintos selváticos, y más cerca de Miguel de Montaigne, de René Descartes, de Denis Diderot, más tranquilo me podré sentir en mi larga y angosta faja chilena. Otro asunto es que los franceses del año 2008 lean todavía a Montaigne, a Descartes, a Diderot. Otra cosa, otro cantar.


Es importante no olvidar esas circunstancias. Hace ya un montón de años en el foro de Caracol discutí con un racista: cuando le expliqué que una de las mayores civilizaciones de la historia surgió entre gente negra ¡me replicó mostrándome datos del Egipto de hoy en día! Si se piensa en los filósofos griegos, hace muchísimo tiempo que quienes los leen viven más bien en el centro de Europa o en Massachusetts que en la península balcánica.


8. Una entrada de Atrabilioso. Muchos de esos problemas del nacionalismo los he encontrado en un post publicado la semana pasada en este blog y firmado por Mauricio López. Desgraciadamente muchas de las cosas que se dicen en ese escrito y que no comparto encuentran público en Colombia. Voy a detenerme en algunas. Por ejemplo, la protesta porque "un gobierno diferente al de Colombia" tome decisiones respecto a un grupo alzado en armas: ¿qué se habría dicho si un gobierno diferente al de Alemania hubiera resuelto que estaba mal encerrar a los judíos en campos de trabajo? ¿Y no estuvo bien que un gobierno diferente al de Yugoslavia frenara el genocidio de los bosnios y después de los kosovares? La afinidad con las FARC es un crimen por lo que son las FARC, no porque los gobiernos sean extranjeros.


9. Naturaleza violenta. En el siguiente párrafo el texto de Mauricio evoca el caso de un funcionario británico que en medio de la campaña de las ONG amigas de las FARC negó que el gobierno colombiano matara sindicalistas.

Éstas fueron sus palabras:



Muchos civiles son víctimas de la violencia no por sus creencias, trabajo o afiliación sindical, sino porque la sociedad colombiana es violenta por naturaleza. Esto no es un consuelo para las víctimas, sino un triste reconocimiento de una sociedad dañada.


Es posible que la idea de "ser violenta por naturaleza" signifique otra cosa en el contexto de la lengua inglesa. El punto es (y conviene leer lo que aparece en El Espectador como muestra de la capacidad de manipulación de esa gente) que el gobierno no mata sindicalistas, y que efectivamente la sociedad colombiana es una sociedad dañada. Hasta hace muy poco prácticamente todos los indicadores de criminalidad tenían a nuestro país en el primer puesto, y todavía está entre los primeros. El mecanismo reactivo ante esas declaraciones lleva a una de las más graves perversiones que se pueden concebir.


10. La historia traducida al delirio. Por ejemplo dice Mauricio respecto de los británicos:



Si mis clases de historia no me fallan no han sido los pueblos latinoamericanos los que iban por ahí invadiendo y colonizando a los que consideraban más débiles porque no sabían matar con tanta efectividad y eficiencia. Se hacen muy los de la vista gorda todos aquellos que pasan por alto el hecho de que desde hace más de cinco siglos los procesos de colonización Europea no hicieron otra cosa que exportar sus sistemas feudales, convirtiendo a individuos que hasta ese entonces eran libres en esclavos y siervos en función de la satisfacción de su voracidad, ¿qué puede ser más intrínsecamente violento que eso?


Esa nueva entidad, "los pueblos latinoamericanos" resultan hermosamente inocentes: la barbarie colombiana, es decir, la tasa de crímenes, sería inconcebible sin esa "idea" tan frecuente: ¿qué son los "pueblos latinoamericanos"? La gente de Colombia procede en su mayoría de la mezcla de los españoles con diversos grupos indígenas, pero esa mezcla tuvo lugar en mucho tiempo y sigue un patrón muy concreto, cuanto más alto es el nivel social más cerca se está del tipo físico de los conquistadores españoles. Los "pueblos latinoamericanos" son los descendientes de unos genocidas con los que nadie compararía a los británicos, la violencia actual en Colombia tiene mucho que ver con la persistencia de la forma de vida de la Conquista, con la dificultad de crear una sociedad moderna por el aislamiento, el desarraigo y la hostilidad del medio natural. La atribución de libertad a los que no tenían contacto con Europa es o ignorancia o mala fe: la facilidad con que unas decenas de aventureros se apropiaron de imperios casi tan grandes como el romano de la Antigüedad sería inconcebible sin el apoyo de infinidad de grupos sometidos a esos imperios por el terror. Las personas concretas que habitaban el altiplano del centro de Colombia estaban expuestas a castigos atroces por mirar a la cara al soberano.


11. Deriva paranoica. Ese enemigo disperso que se atreve a señalar los defectos de Colombia va exhibiendo sus lacras poco a poco: del funcionario británico que niega que el gobierno mate sindicalistas se pasa al colonialismo en general, como si el más despiadado no fuera el que afectó a Latinoamérica, y de ahí al colonialismo europeo en África. ¿Qué tienen que ver los británicos con el genocidio de los herero por parte de los alemanes o con el saqueo del Congo por Leopoldo I? También son europeos. El hecho de que el Imperio británico emprendiera cruentas campañas para perseguir el tráfico de esclavos y aboliera esa institución muchísimo antes que Colombia no es nada: el ciudadano que cree que se deben respetar los derechos humanos resulta genocida de los herero debido a que comparte el ser europeo con los alemanes que lo hicieron.


12. Enseñanzas de la Gita. Lo más grave de todo eso es el orgullo del fracaso: no hemos inventado nada, no hemos despertado ninguna admiración, no se nos ha respetado nunca. Claro, es que somos pacíficos, sencillos, modestos. Nadie debería permitirse eso. En el famoso Canto del Bienaventurado, que es uno de los textos capitales de la religión hindú, el héroe, un joven guerrero vacila ante la terrible responsabilidad de ir a matarse con sus primos en una guerra. El dios Krishna, encarnado en su cochero, lo alecciona: no está en manos del hombre decidir si debe prevalecer o no. Sólo cumplir su misión. Si alguien lee esto es sólo debido a una bonita invención derivada de ese afán de prevalecer, que es el castellano y su padre el latín y las lenguas de que éste surgió. Si Colombia no ha disputado con Alemania el dominio del mundo eso no es un mérito de Colombia. No podemos convivir con esa cómoda complacencia.


13. No queremos su "desarrollo". Muy sintomático de ese trasfondo... mamerto es poner palabras como "desarrollo" entre comillas: sí, el nivel de vida de los países ricos es desarrollo, su orden, tranquilidad, eficiencia... Claro que sí. El desprecio de esa realidad recuerda mucho a esos justicieros igualitarios que tanto abundan en Colombia y que están dispuestos al asesinato por el rencor que sienten contra los que salen en las páginas sociales. Decir que el desarrollo de la civilización moderna es la causa de la esclavitud es otra muestra de ignorancia: en África había esclavitud mucho antes de que comenzara la exportación de personas a América, y la sigue habiendo. En la América precolombina había esclavitud: es al contrario, es la civilización moderna, surgida de las grandes transformaciones de la sociedad europea, la que ha permitido acabar con la esclavitud en la mayor parte del planeta. Los diez millones de habitantes de Norteamérica antes de la Conquista y la condición de "cárceles maquilladas" de las reservas indígenas forman parte de ese mismo espíritu resentido y falsario que alienta la rebelión de los "pueblos latinoamericanos" contra el mundo moderno.


14. Sometidos a vigilancia. La forma en que ese espíritu "nacionalista" tiene relación, en el plano espiritual, con los crímenes de todo tipo se descubre relacionando el escrito de Mauricio con el famoso diálogo de Bolívar con el francés en la novela El general en su laberinto. ¿Quiénes son ellos para venir a mirarnos? Perfectamente hitleriano, protochavista. Nadie debería oponerse a que se fiscalice el respeto a los derechos humanos en todos los países, a que se persiga la tortura y el asesinato en todas sus formas. Yo saldría a protestar si algún gobierno europeo no se dejara vigilar. Si organizaciones como AI o HRW cumplieran la función que dicen cumplir, serían tan necesarias como las mismas fuerzas armadas colombianas, pues ningún gobierno y ningún país puede estar por encima de ese imperativo de humanidad.


15. Vocación a la guerra. A muchísima gente le escandaliza lo que yo escribo sobre las universidades colombianas, pero cada día que pasa me doy cuenta de que son personas que razonan como Mauricio: conozco a una persona que está terminando una carrera de Ciencias, y en una ocasión me enteré de que esa persona no piensa que Estados Unidos sea un país importante en materia científica. Son otros los países importantes. Eso sí: Estados Unidos sabe explotar la ciencia para sus guerras. Fíjense en esto:



Son muy numerosos los casos de real barbarie donde se evidencia el subdesarrollo de los países Europeos que se autodenominan como más “desarrollados”, basta revisar un poquito la historia para encontrarlos apenas unos años atrás. Durante cientos de años las pautas con que algunos países pretenden medirnos y calificarnos no han sido más que una ilusión proyectada por estándares económicos amañados, utilizados para esconder su vocación a la guerra y para poder tildar a pueblos sin vocación guerrerista como “menos desarrollados”.


Hay algo de cierto en eso, ya lo he señalado: no hemos inventado nada, no producimos realmente casi nada (el primer producto de exportación de Colombia es el petróleo, y el conjunto de los recursos naturales da para la mayor parte de las exportaciones), no nos respetan ni nos aceptan ni nos quieren, pero es porque somos mejores, no tenemos "vocación a la guerra". No intentamos prevalecer sobre ellos sino nos contentamos con nuestra cara de Trisomía 21. Impresionante.


16. ¿Negar o superar el atraso? Todo el resto del escrito abunda en esas mismas ideas cuyo fondo es la pretensión de negar el atraso. Y por puro patriotismo, por puro respeto de nosotros mismos, por pura honradez intelectual, es necesario denunciar esa actitud. Deberíamos buscar la manera de que los colombianos tuvieran en promedio el nivel de ingreso, de seguridad, de eficiencia de las leyes, de consideración como personas, de información, de productividad, de armonía en su vida ordinaria que tienen los británicos. Qué digo, deberíamos tener de todo eso mucho más. Deberíamos ser el modelo del mundo. Eso es lo patriótico: decir que es que no han aprendido a ser como nosotros es un triste extravío, como el orgullo del hombre que no encuentra trabajo y en lugar de mendigar o de esforzarse en lo más penoso sale a atracar gente. Es una muestra de esa vieja arrogancia de los hidalgos castellanos que de ser dueños del mundo pasaron a ser el lugar más pintoresco de Europa. Exactamente lo que ha hecho que Hispanoamérica sea miserable e indigente en materia intelectual pese a sus extraordinarias riquezas.

Por Jaime Ruiz. Columnista del Sistema Atrabilioso.

martes, 22 de julio de 2008

“A un criminal como Chávez no se le puede dejar la chequera de PDVSA”

Estos son algunos apartes de la entrevista concedida por Alejandro Peña Esclusa a Fernando Londoño en el programa radial La hora de la verdad.

Estoy promoviendo la tesis de que rápidamente hay que pasar a la ofensiva por que el computador de ‘Raúl Reyes’ da una información sumamente importante, pero que si el tiempo pasa, si dejamos pasar la oportunidad, quienes aparecen en el computador, como Hugo Chávez, van a maniobrar para tratar de desestabilizar a todos aquellos que puedan hacerles daño. El criminal va hacer todo lo posible por zafarse de la justicia y además perjudicar a quienes lo están acusando.

La comunidad internacional debe reaccionar pronto. Por que si en efecto, Chávez, Correa y Ortega son terroristas internacionales, tienen que rápidamente tomar acciones contra ellos. Pero hay un problema, como son presidentes en ejercicio, al igual que muchos otros personales que aparecen en el computador de ‘Raúl Reyes’ que son funcionarios en ejercicio, no hay un mecanismo diseñado para llevar a la cárcel a un presidente en ejercicio. Hay que diseñar algún mecanismo para enfrentar a estos maleantes y ponerlos en donde se deben poner, pues de lo contrario van a hacer mucho daño.

CORTE PENAL INTERNACIONAL Y LOS COMPUTADORES DE ‘REYES’
Siempre y cuando haya un movimiento de opinión y político de una gran magnitud. Las cortes internacionales actúan de manera lenta y son cuidadosas de no pronunciarse contra un presidente en ejercicio, con el argumento de no meterse en asuntos internos de las naciones. Por ejemplo en el Salvador el diputado José Luis Merino, alias ‘Ramiro’, es uno de los dirigentes de la campaña del candidato presidencial del FMLN Mauricio Funes. Merino debería estar preso por que los computadores de ‘Reyes’ demuestran que trabaja en estrechamente con las Farc. No está en la cárcel por que se escuda en que es una persecución política del gobierno contra la oposición.

Cuando los criminales que estamos persiguiendo son funcionarios de alto rango, y cuando se trata de muchos y dispersos por toda América Latina, ninguna nación ni ninguna corte por si sola pueden enfrentar un poder de esa magnitud. Ese poder hay que contrarrestarlo con un poder equivalente. Por eso la propuesta es crear una alianza mundial contra las Farc, formada por personas de alto nivel (ex presidentes, magistrados, líderes de opinión, notables de toda América Latina) que investiguen a fondo la información y que lleven a cabo una gesta por todo el mundo denunciando a estos individuos y creen la presión y tengan la fuerza necesaria para llevarlos ante la justicia. De lo contrario ellos van a seguir actuando para seguir desestabilizando al gobierno de Colombia.

CAMPAMENTOS DE LAS FARC EN VENEZUELA
Pruebas hay muchas. Para los venezolanos no es nueva la relación de Chávez con las Farc. En el año 2000, el jefe de la Disip Jesús Urdaneta Hernández renunció por la orden de Chávez de darle dinero a la guerrilla.

El problema no son las pruebas. El problema es que el delincuente que está llevando a cabo esos crímenes es el hombre que está en la presidencia y utiliza la institución de la presidencia para defenderse de un crimen personal y particular. El que cometió el delito es Hugo Chávez y no el presidente de Venezuela, pero utiliza la presidencia para cortar relaciones con Colombia y presionar al presidente Uribe, para enviar tropas a la frontera, utiliza su fuerza para que Ortega y Correa rompan relaciones con Colombia… es decir, el criminal se escuda en la institución presidencial.

MOMENTO DE GRAN PRESIÓN INTERNACIONAL PARA QUE SE CONOZCA EL CONTENIDO DE LOS COMPUTADORES
El problema rebasa a Colombia. La operación fue colombiana y la jurisdicción es de la Fiscalía de ese país. Pero como se trata de una mafia internacional tan poderosa y de tan alto nivel, la información no puede estar en manos de una fiscalía o de un país. Por eso la creación de una comisión de la verdad es importante para que reciba la información y se convierta en una especie de tribunal político para investigar la información, divulgarla, viajar por toda Latinoamérica denunciando persona por persona que esté involucrada en el computador, ir a La Haya e introducir una demanda contra todos aquellos que aparecen en el computador y promover un movimiento político en toda América Latina que realice marchas, manifestaciones y artículos, es decir, que todo el pueblo hastiado de la violencia, del terrorismo y del narcotráfico se movilice de manera pacífica, para exigir que todos los que aparecen en el computador sean encarcelados.

CAMBIO DE ACTITUD DE CHÁVEZ
Chávez está acorralado por la información de Raúl Reyes nacional e internacionalmente e incluso por las Fuerzas Armadas Venezolanas que no están de acuerdo con las Farc. Entonces él, hipócritamente, les dice que dejen las armas mientras los sigue apoyando. Chávez se reunió con Ortega y Correa no para que bajaran el volumen frente al presidente Uribe sino para conspirar y derrotar a Uribe mediante una vía inteligente, después de ser sorprendidos con las manos en la masa.

Chávez, vestido de cordero, está en su momento más peligroso. Por eso el factor tiempo es crucial. Hay que actuar rápido, de manera eficiente, contundente, con la ley en la mano, mediante una comisión internacional que rápidamente reaccione contra estos delincuentes.

lunes, 21 de julio de 2008

Error

Seguramente las denuncias por el delito de guerra de perfidia no tardarán en aparecer. Los amigos de las Farc, dolidos como están por el duro golpe propinado por el Ejército al arrebatarles a 15 secuestrados de alto perfil, pronto interpondrán acciones penales ante la justicia colombiana y ante tribunales internacionales.

El uso del emblema del CICR por parte de uno de los miembros del grupo que rescató a los 15 secuestrados es, sin duda, una indelicadeza que ha suscitado una gran polémica en Colombia. Ocurrirá lo mismo en el mundo, pues las normas existentes sobre la perfidia no contemplaban una operación militar antiterrorista de rescate humanitario que excluyera el uso de la fuerza.

El artículo 37 del
Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra dice: “Queda prohibido matar, herir o capturar a un adversario valiéndose de medios pérfidos. Constituirán perfidia los actos que, apelando a la buena fe de un adversario con intención de traicionarla, den a entender a éste que tiene derecho a protección, o que está obligado a concederla, de conformidad con las normas de derecho internacional aplicables en los conflictos armados.”

Es un hecho que en la operación Jaque no se mató, ni hirió a ningún adversario. Efectivamente fueron capturados dos terroristas que oficiaban como carceleros de un numeroso grupo de secuestrados, aunque el propósito no era la captura de los delincuentes sino el rescate de 15 personas recluidas en lo más espeso de la selva por las Farc.

Y ahí está el primer reto, pues las Farc muchas veces han pasado por alto ese emblema y han atacado edificaciones y vehículos que portaban el distintivo humanitario. De hecho uno de los secuestrados en poder de las Farc, el ex gobernador Alan Jara, fue plagiado cuando viajaba en un vehículo con los emblemas de la ONU, situación que no fue respetada por los terroristas que lo hicieron descender de la camioneta para internarlo en la selva. ¿Quién garantizaba que los muchachos de alias ‘César’ si acatarían en esta oportunidad los emblemas del CICR sin la presencia de Rodríguez Chacín o de Piedad Córdoba?

En este sentido, el uso del emblema por parte de uno solo de los operadores de campo, no garantizaba absolutamente nada e incluso pudo generar sospechas y dar al traste con la operación.

Es evidente que la operación Jaque no tenía la intención de inflingirle al enemigo un golpe dentro de un conflicto armado, pues el propósito era rescatar a un grupo de secuestrados, algunos de ellos con alto perfil, lo que significa que la operación Jaque tuvo un objetivo netamente humanitario y solo asestó un golpe en el terreno político, pues nacional e internacionalmente –por más semántica retorcida que apliquen- el secuestro es un crimen y nada más.

El mismo Protocolo da como ejemplos de perfidia el simular el estatuto de persona civil no combatiente, lo que ciertamente ocurrió en la operación Jaque. Sin embargo, el contexto en el que se da esta simulación tiene que ver además con el propósito y el resultado, pues una cosa es que se use un emblema para agredir al enemigo en un conflicto armado y otra que se utilice para conseguir la liberación de 15 personas secuestradas, incluida Ingrid Betancourt quien nunca, por más ajustes “humanitarios” al Derecho Internacional, podría ser considerada como prisionera de guerra capturada en el fragor de una batalla.

Al contrario: el Estado debe buscar, por todos los medios al alcance, la liberación de los secuestrados y en esta operación en particular, ese rescate debía además garantizar que las víctimas no corrieran riesgo alguno. Y así ocurrió, no por el emblema sino por la estrategia de infiltración e imitación que hizo inteligencia militar. En este sentido, en el del resultado de la operación propiamente dicho, el uso del emblema es algo anecdótico y con o sin él se hubiera conseguido el rescate.

Sin embargo, el asunto crucial en esto tiene que ver con la aplicación de las normas en sí, es decir, el marco de un conflicto armado. Las Farc han dejado de ser un grupo alzado en armas con posibilidades para convertirse en una organización terrorista que trafica con drogas, asesina, secuestra y tortura, es decir, el golpe de la operación Jaque fue en un primer momento contra unos delincuentes palurdos que a pesar de constituir el brazo armado de un proyecto totalitario bolivariano, no puede dárseles la categoría de ejército ni nada por el estilo.

Otra cosa son las repercusiones políticas de la operación, cuyos deudos hoy se rasgan las vestiduras de falso moralismo, por que el Gobierno les quitó las fichas más valiosas en la presión por el despeje, el canje y la claudicación. Pero moralmente siempre será más importante la libertad y la vida que el uso de un emblema para hacer respetar esos dos elementos fundamentales de la dignidad de un ser humano y de una sociedad. Es más: si el utilizar los emblemas del CICR significa que todos los secuestrados serán rescatados, vale la pena pasar por encima de un símbolo y transgredirlo para garantizar el regreso de esos cientos de colombianos a sus hogares.

En ese orden de ideas, una agresión terrorista o delincuencial como el secuestro no está contemplada en el ordenamiento jurídico internacional y falta mucho tiempo para eso, pues si aún no existe un acuerdo mundial ni siquiera en cuanto al concepto de terrorismo, mucho menos puede existir normatividad frente a los mecanismos lícitos e ilícitos para enfrentarlo.

Aquellos que pretenden señalar el uso del emblema del CICR como perfidia están otorgándoles a las Farc una categoría de la que carecen, así Chávez desee lo contrario, pues Colombia no está sumergida en un conflicto armado sino que enfrenta una amenaza terrorista que trabaja con ideólogos, propagandistas y un cada vez más reducido grupo de palurdos en armas.

Así las cosas, hablar de perfidia en la operación Jaque es otorgarles a las Farc y a sus socios, un estatus que no tienen y es difundir la imagen del crimen altruista que tanto promueven los socios del terrorismo en Colombia y en el mundo.

Es hora de preguntarse si es más importante la utilización de un emblema en un chaleco en medio de una operación de rescate contra un grupo terrorista o el excelente resultado de una acción sin bajas, ni heridos, ni disparos. El mundo también debe hacerse la misma pregunta, pues la operación Jaque no pretendía asestar un golpe militar sino liberar a unas víctimas que padecieron lo inconfesable durante más de un lustro de secuestro.

¿Un durmiente de las Farc?

Pero el tema del uso de emblemas de la Cruz Roja si dejó a la luz algunas situaciones abyectas. En un primer momento el profesor de la universidad Nacional Miguel Ángel Herrera aseguró que los helicópteros utilizados en la operación portaban los emblemas del CICR, lo que fue desmentido por los secuestrados y por el mismo video. Lo que llama la atención es que Herrera tuviera la información tan rápido y que además conociera, aunque imprecisos, los detalles de lo ocurrido en Tomachipán. ¿Cómo se enteró tan pronto? ¿Por qué medio llegó a él esa información que resultó siendo una mentira?

Es que Herrera publicó el asunto a menos de 12 horas de ocurridos los hechos y eso solo se consigue con una fuente en el sitio, es decir, o Herrera conocía a alguno de los militares que participó en la operación y tuvo contacto con él al punto de contarle los pormenores que ni el mismo presidente conocía; o las Farc activaron a uno de sus durmientes mediáticos para difundir la falsa información -por que una cosa es un helicóptero con emblemas y otra muy distinta es un chaleco con la Cruz Roja-.

Parece que a Herrera lo traicionó la fuente o seguramente solo pudo darle información fragmentaria mientras huía despavorida de la zona.


Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.

viernes, 18 de julio de 2008

Marchas y convocantes

Siempre es una buena noticia que la gente salga a exigir la liberación inmediata de todos los secuestrados: es la constatación de que definitivamente los terroristas tienen en contra a la inmensa mayoría. Por eso las marchas del 4 de febrero fueron para las FARC un golpe tan definitivo como las liberaciones del 2 de julio.

A propósito de esas liberaciones, la onda expansiva está resultando más trascendente que la misma acción: los socios del terrorismo tienen que salir a defender la posición conquistada hace una década y en esa labor se desgastan porque la gente escéptica o perezosa empieza a verlos como lo que son: cómplices y en gran medida empresarios de ese negocio criminal.

El caso de los emblemas de la Cruz Roja produce una enorme impresión, porque quienes mostraron su verdadera faz fueron los editorialistas de los dos grandes periódicos capitalinos: el clamor por el respeto al DIH les sirve para meter como sobreentendido la beligerancia de las FARC y su legitimidad igual a la del gobierno. Alguien les creerá.

Pero es que nadie acordó con los comunistas una guerra ni ninguna legislación internacional autoriza el crimen, sólo la que tradicionalmente impera en el país y que si se mira bien evidencia la identidad entre el viejo orden y las bandas terroristas: la persistencia de la figura fascista-medieval del “delito político” es como una carta blanca que se da para atentar contra el sufragio.

De modo que lo que se dio no fue una acción de guerra sino una tarea contra una organización criminal: que esa organización y su causa cuenten con la simpatía de los editorialistas de
El Tiempo y El Espectador es otra cosa: lo único que sale en claro de sus patéticos escritos. Pero tanto esos periódicos como las FARC son como son porque hay un medio social que los respalda.

Por ejemplo, un profesor de la Universidad de Los Andes, Bernardo Congote, dice al respecto:

... mecanismos políticos como el intercambio humanitario, la mediación internacional, el uso de emblemas privativos de ONG humanitarias, ¡todos ellos caminos de paz! , han sido pisoteados con orgullo por la dupla político militar que trajo de la selva a 15 seres humanos a un costo moral que los colombianos nos tardaremos varias generaciones en reparar. ¡Hemos vendido, nuevamente, nuestra frágil primogenitura moral por un pobre plato de lentejas! (Citado por Alejandro Gaviria en su blog.)



Pero es hora de volver al principio: el golpe ha sido tan grande que ya se pierde el miedo al ridículo. Los que hace poco posaban de mesurados y razonables han llegado a extremos obscenos, como el decano Kalmanovitz proponiendo la infalibilidad de los feroces hampones de la llamada Corte Suprema de Justicia: nunca el autoritarismo fue tan atrevido, tan injustificable, tan inepto.

Y entre los recursos desesperados que buscan está la manipulación del sentido de las marchas del próximo 20 de julio: hace una década les dio resultado, muchas personas que salieron a clamar por la paz con banderitas blancas querían condenar la existencia de las guerrillas pero resultaron colaborando en el cobro de sus proezas.

Por eso es tan importante que la gente de bien esté alerta: el éxito de Colombia soy yo automáticamente tentó a toda clase de oportunistas. Para la convocatoria del 20 de julio se sumaron las centrales sindicales controladas por el Partido Comunista, y su adhesión no podía dejar de aparecer registrada en
El Tiempo, en un texto imprescindible que podría servir de modelo para entender la manipulación criminal de esos “periodistas”.

Llama mucho la atención que los organizadores sean “País Libre, Colombia Soy Yo, Redepaz y el grupo “Un millón de voces contra las FARC”. ¿Qué es Redepaz? Lo que distingue a Redepaz de las FARC es el estrato de sus miembros, esa organización forma parte del llamado Polo Democrático y desde antes del Caguán se dedica a organizar presiones en pro del cobro de los secuestros y masacres.

Lo mismo que las citadas centrales sindicales, capaces de movilizar a sus clientelas con incentivos bolivarianos y la tradicional intimidación: las marchas contra las FARC pueden volverse marchas por el “intercambio humanitario”, que es el proceso cuya primera parte en buen romance se llama “secuestro”:

"Nosotros también marcharemos contra la desaparición forzada, por la solución política al conflicto, por la búsqueda del acuerdo humanitario y porque haya verdad, justicia y reparación a las víctimas", dijo el secretario general de la central obrera [CUT], Domingo Tovar.



Y es que la gente opina que no debe meterse en batallas de colores políticos. Esa actitud tiene muchas razones válidas, pero no debe llevar al malentendido de creer que “el conflicto” no tiene un sentido político y que se puede estar contra las FARC sin ser contradictores políticos de la banda y de sus socios urbanos.

Esa tentación lleva al malentendido y permite a los manipuladores explotar la rabia de la gente en su favor, tal como en el judo el impulso del ataque del enemigo se aprovecha para vencerlo: es muy agradable pensar que contra las FARC estamos “todos” los colombianos, pero ¿es que los de las FARC no son colombianos?

Puede no ser grato leer esto, pero alguien tiene que decirlo: exigir la liberación de todos los secuestrados es también contrariar al Polo Democrático y a Redepaz y a la CUT: quien no quiera marchar contra esos angelitos corre el grave riesgo de colaborar en la tarea más infame de todas, la del cobro del secuestro, tarea a la que se ha entregado la Alcaldía de Bogotá con recursos públicos durante dos administraciones.

Tienen razón los sindicalistas en que no se trata de marchar a favor del presidente ni del gobierno, no se trata de eso: se trata de prohibir el premio de los secuestros, de vencer en las calles a los empresarios de la muerte, que tantas rentas obtienen de los recursos comunes gracias al poder de la tropa de rústicos y niños y al chantaje que esa tropa lleva a cabo con los secuestrados.

¡Libertad ya, para todos, sin condiciones, es una bandera de este blog antes que de cualquier otra entidad colombiana! La estafa que pretenden cometer los asesinos encorbatados no nos puede dejar indiferentes.

Por Jaime Ruiz. Columnista del Sistema Atrabilioso.

jueves, 17 de julio de 2008

Por favor: vayan parando la pisoteada.

¿Hasta cuando vamos a atribuirle a planteamientos absurdos y amañados el carácter de verdades incuestionables?

¿Cómo así que un gobierno diferente al de Colombia se siente con el derecho a decidir unilateralmente si un grupo alzado en armas como las FARC merece o no ser considerado como terrorista dependiendo de si liberan a uno de sus nacionales? ¿Por qué nadie protesta ante semejante insulto con los otros miles de secuestrados y con los millones de colombianos que estamos hasta la coronilla de las FARC?

Es injustificable que el gobierno no proteste ante semejante atropello, ¿será que podemos seguir adelante si nos quitan el privilegio de comprar automóviles Peugeot o Renault?

Y no es el único caso reciente de prejuicioso y desatinado irrespeto de funcionarios gubernamentales Europeos quo se pasan de la raya. Hace poco un funcionario del gobierno inglés se atrevió a calificar públicamente al pueblo Colombiano como “intrínsicamente violento”. Si mis clases de historia no me fallan no han sido los pueblos latinoamericanos los que iban por ahí invadiendo y colonizando a los que consideraban más débiles porque no sabían matar con tanta efectividad y eficiencia. Se hacen muy los de la vista gorda todos aquellos que pasan por alto el hecho de que desde hace más de cinco siglos los procesos de colonización Europea no hicieron otra cosa que exportar sus sistemas feudales, convirtiendo a individuos que hasta ese entonces eran libres en esclavos y siervos en función de la satisfacción de su voracidad, ¿qué puede ser más intrínsecamente violento que eso?

Es fácil encontrar una buena cantidad de ejemplos concretos, solo hay que remitirse a un texto de historia y revisar, por ejemplo, el colonialismo europeo en África, responsable de acciones de real e indiscutible genocidio. El caso más famoso, según mi muy pequeña investigación, corresponde al Libre Estado del Congo (actual República Democrática del Congo), un dominio privado del Rey Leopoldo II de Bélgica. En este territorio, rico en recursos naturales, la población fue esclavizada y obligada, aplicando métodos inhumanos, a producir riquezas para enviar a Europa. Se calcula que al menos 10 millones de personas perdieron la vida entre 1885 y 1908 a causa de la violencia colonialista, cuando el Congo, es convertido en colonia de Bélgica. La cifra de 10 millones de muertos, según los registros históricos, es un cálculo prudente, algunas fuentes hablan de 20 millones de muertos. Más o menos cerca de ahí, en Namibia sucedió algo similar, entre 1904 y 1915 cuando esta región era colonia alemana, los soldados alemanes, con el consentimiento de su gobierno, asesinaron a mas de 80.000 habitantes de una población llamada Herero, empujando a sus víctimas al desierto donde habían previamente envenenado los pozos de agua. ¡Nosotros somos los intrínsecamente violentos! Seguro que sí, como digan...

Todo ese “desarrollo” europeo es también responsable de la trata de esclavos, específicamente de África a las Américas. Según mi informal investigación, no existen datos precisos sobre cuantas personas fueron arrancadas de su tierra a la fuerza y conducidas con cadenas hacia el “Nuevo Mundo”, pero varias fuentes estiman que, en tres siglos, de 1550 a 1850, unos 100 millones de africanos fueron reducidos a la esclavitud; estimaciones más prudentes ubican este número en 20-30 millones. Se calcula además que tan sólo el 30% de los esclavos sobrevivían el viaje, esclavos para reemplazar a otras poblaciones previamente exterminadas: los habitantes originales de las Américas; tan sólo en 4 siglos, los territorios que comprenden los actuales Estados Unidos y Canadá fueron testigos de cómo la población local pasó de 10 millones a cerca de 237.000, en su mayoría desplazadas a “reservas” que bien podrían ser consideradas como cárceles maquilladas. ĦY nosotros somos los intrínsecamente violentos !Seguro que sí, como digan...

Son muy numerosos los casos de real barbarie donde se evidencia el subdesarrollo de los países Europeos que se autodenominan como más “desarrollados”, basta revisar un poquito la historia para encontrarlos apenas unos años atrás. Durante cientos de años las pautas con que algunos países pretenden medirnos y calificarnos no han sido más que una ilusión proyectada por estándares económicos amañados, utilizados para esconder su vocación a la guerra y para poder tildar a pueblos sin vocación guerrerista como “menos desarrollados”. Eso no está bien.

Llevan más de cinco siglos de explotación colonialista y además matándose entre ellos en guerras realmente absurdas, ¿y nosotros somos los violentos? Que alguien nos explique por qué se atreven si quiera a mirar hacía acá con ojos inquisidores. Es importante y necesario que nuestro gobierno, como representante legitimo del pueblo colombiano, emprenda las acciones necesarias para detener este continuo y aburridor maltrato, porque sus efectos no sólo se limitan al ámbito moral sino que también se manifiestan a nivel económico, social y psicológico. A mí, personalmente, me da vergüenza con los más pequeños y con los que vienen después, a quienes les tocará crecer a merced de estas injusticias mientras los ahora adultos no movemos un dedo para cambiar esta situación de una vez por todas. No quiero ver a mis hermanos o a mis hijos hacerse grandes atribuyéndole a planteamientos absurdos el carácter de verdades incuestionables. Nuestro gobierno está en el deber de reaccionar y exigir respeto. Aquí nunca ha existido ni existirá el nacionalismo, nosotros somos incapaces de tales absurdos. Eso se los dejamos a todos esos países que se autodenominaron desarrollados.

Ni que hablar de los millones de muertos en la Segunda Guerra Mundial, en tan solo ocho años de guerra se perdieron más de 60 millones de vidas (6 millones correspondiente a judíos asesinados); eso es 857 veces más que el total de vidas que muy entupidamente hemos puesto los colombianos peleándonos entre nosotros durante más de tres décadas. A ningún latinoamericano se le pasaría nunca por la cabeza apoyar a un individuo a quien se le ocurra empezar a profesar que todos los bolivianos cristianos son el cáncer del mundo y que deben ser borrados de la faz de la tierra; simplemente es imposible que nosotros permitiéramos el surgimiento de un ser como Hitler en Latinoamérica. żY somos los violentos que necesitan ser salvados? Por favor que no nos hagan reír más con su aburrida actitud post colonialista que impusieron siglos atrás, cuando se inventaron que los indios y otros seres humanos colonizados eran incapaces de sobrevivir sin la ayuda e iluminación de tan ilustrados pueblos.

Pero ahora, cuando somos ejemplo de relaciones pacíficas, aparecen señores como los presidentes de Ecuador y Venezuela, que parecen empeñados en darle la razón a todos esos ignorantes (porque lo son) que no saben como seguir estigmatizando injustamente a todo un pueblo para ocultar lo que no les gusta de ellos. Es inaudito ver como Hugo Chávez y Rafael Correa invierten los pocos recursos que tienen en la compra de armas, de un puñado de aviones de segunda o un par de submarinos. ¡Que alguien los pare porque de la pura vergüenza ajena nos va a tocar a muchos pedir la nacionalidad en otro continente! Es vergonzoso lo que está haciendo Chávez: convirtiéndose en el mini Sadam Hussein de la región. Estos personajes no deberían ser considerados latinoamericanos, aquí no somos así.

Si gobiernos neocolonialistas quieren nuestro petróleo, vengan por él; si quieren el agua, vengan por ella; si quieren el oro, vengan por él. Los recursos los podemos compartir. Nosotros les ayudamos a conseguir lo que su desarrollo y su voracidad tanto les demandan; pero eso sí, les exigimos a los gobiernos interesados que tengan la valentía de pedirlo de frente sin tener que maltratar a los buenos latinoamericanos a través de sus acostumbradas prácticas y estrategias, siempre dirigidas a ocultar su voracidad al mismo tiempo que tratan de aparecer como salvadores.

No faltará el brillante economista latinoamericano que crea poseer todas las herramientas académicas para validar las prejuiciosas afirmaciones del autodenominado primer mundo, especialmente aquellos economistas que se sienten peces grandes y fuertes sólo porque su pecera es pequeña y creen que el mar son las aguas del Norte, en donde reciben su adiestramiento para aprender a nadar; “el caso chile”, “el caso chile”, “el caso Chile” repiten incesantemente, como les enseñaron a hacerlo… de verdad que son una pesadilla. Si dejamos esto en manos de nuestros economistas van a ser muchas más las generaciones a las que le tocará aguantarse todas esas injusticias y payasadas. A ellos hay que perdonarlos y entenderlos porque realmente no saben lo que hacen, están muy bien adiestrados para sustentar los modelos que otros han decidido para nosotros y que utilizan para mantener su desmedida ingerencia sobre el pacifico pueblo latinoamericano.

Este mensaje, de una manera políticamente correcta y respetuosa como es nuestra costumbre, debería hacérsele llegar a los demás gobiernos del mundo. Ya no deben calificar a nuestros descendientes de “tercermundistas”, ni a nuestros países como en “vías de desarrollo”, ni algo parecido, mucho menos cuando estas calificaciones se derivan de estándares amañados. żO será que algún día nos “desarrollamos” lo suficiente como para ser capaces de matar millones de seres humanos en alguna estupida guerra?, mejor aún, tal vez llegamos a invadir a otro país porque nos hacen falta sus recursos naturales; que se cuiden entonces, porque si nos “desarrollamos” lo suficiente, como tanto les gustaría ver, eso es una consecuencia natural según sus estándares.

Para finalizar, es necesario ofrecer disculpas por toda la generalización a que se debe recurrir para no alargar aún más este texto, claramente la gran mayoría del pueblo europeo no está alineada con tanto prejuicio hacia la gente de este continente y de este país.

Los habitantes del continente latinoamericano nunca nos vamos a sentir mejores que otras culturas, simplemente eso no va con el espíritu de este continente y su gente; mucho menos los vamos a calificar de subdesarrollados, supradesarrollados, nordacas o con cualquier otro término despectivo que busque hacernos sentir mejor, únicamente porque nuestra atormentada conciencia necesita proyectar en otros lo que no nos gusta de nosotros. Unos cuantos europeos están necesitando urgentemente clases de historia y sesiones de psicoanálisis, desde aquí deberíamos ayudarlos a través de algún programa de asistencia y cooperación para la salud mental.

Los gobernantes latinoamericanos están en deuda con los ciudadanos que representan para emprender las acciones necesarias dirigidas a terminar con todas los prejuicios que nos han sido impuestos como verdades incuestionables. Realmente no importa que cualquier persona prejuiciosa y desatinada muestre el cobre, sino que nosotros las aceptemos como verdades incuestionables, eso es lo realmente grave. Las generaciones que vienen no tienen porque aguantárselo, ¿o sí?

Por:Mauricio López. Programa Bogotá Fuerte. Especial para Atrabilioso.
jlopez@bogotafuerte.org

miércoles, 16 de julio de 2008

Sistema parlamentario

La idea de abolir la institucionalidad colombiana existente y crear una de sistema parlamentario como la que rige en la mayoría de los países de Europa es como una sombra que revolotea sobre el debate político y en cualquier momento resulta tentando al que menos se espera. Entre los que recuerdo que la han propuesto destaca el injustamente olvidado Horacio Serpa, hoy gobernador de Santander, seguramente amargado por la pérdida de su protagonismo en favor de Piedad Córdoba. Últimamente he leído la propuesta en una columna de Juan Manuel Charry. Vale la pena detenerse a evaluar esa propuesta: sus promesas y riesgos.

Congreso abominable
Se habla mucho del desprestigio del Congreso, y mayoritariamente se da por sentado que es merecido. Lo que no resulta tan claro es que adjudicándole el poder de nombrar al gobierno vaya a cambiar rotundamente. ¿Es la proliferación de personajes de las calidades de Yidis Medina el producto o la causa de la irrelevancia del Congreso? Yo diría que hay un déficit de civismo que permite ascender a personajes de esa calaña. Con una disposición distinta entre los votantes el Congreso estaría formado por personas más respetables. ¿Cambiaría eso una organización en la que el Congreso no sólo legislara sino también eligiera el gobierno? Es posible: el problema es la inseguridad que se generaría, pues nadie puede contar con que van a ser elegidos representantes honrados y entonces las presiones espurias podrían llevar a una inestabilidad permanente, a gobiernos de pocos meses y a protagonismos aún más lamentables que el de la mencionada señora.

La forma de elección
Suponiendo que por algún motivo que ahora no se me ocurre llega a darse el consenso entre la clase política y se adopta el sistema parlamentario, seguiría quedando la cuestión de la forma en que se elegiría el Congreso. Hay un sistema mayoritario (un representante por cada distrito) y uno proporcional (una cantidad de representantes asignada a cada región y repartida de forma proporcional entre los partidos más votados). El primero significaría el refuerzo de las mafias locales y la exclusión de las minorías, el segundo seguiría planteando el problema de los límites de cada circunscripción: cuanto más pequeña, más riesgo de excluir a las minorías. Con una circunscripción nacional se daría paso al predominio de los votantes de las grandes ciudades, pues sólo en Bogotá ya se recaudarían más votos que en todos los departamentos del sur y el oriente sumados.

El refuerzo de los partidos
Se supone que el sistema parlamentario refuerza el poder de los partidos porque la gente vota por listas cerradas que dependen de esas organizaciones. Lo que pasa es que su debilidad en Colombia no procede de la organización del sistema, sino de la misma dispersión de la sociedad. Los partidos colombianos no siguen ideas ni programas sino que se basan en relaciones personales entre sus dueños y en la habilidad que tengan las respectivas maquinarias a la hora de buscar votos y repartir prebendas. Por eso ni siquiera sus nombres corresponden a su conducta. ¿Se remediaría su vacío interior dando poder a sus aparatos? Parece muy poco probable.

Reforma necesaria
Lo cierto es que el sistema actual de reparto de curules es atroz. ¿Cómo es que Enrique Peñalosa no pudo llegar a senador en 2006? ¿Obtuvieron los demás senadores en proporción siquiera remota más votos que él? No, sólo explotaron la concentración de listas y el voto preferente, una de esas formidables ruedas triangulares con que funciona la institucionalidad colombiana. Pero siempre es así, no hay una proporcionalidad razonable entre los votos y las curules debido a que las normas están hechas en favor de quienes las hacen. Más allá de que se adopte o no el sistema parlamentario, sería bueno que la elección del Congreso fuera como la de los países europeos, sin esas particularidades que terminan anulando o falseando la institución del sufragio.

El peligro caudillista
La cuestión del sistema parlamentario requiere mucha más discusión, en todo caso el desprestigio del congreso existente, en buena medida derivado de las leyes torcidas que rigen, y la debilidad de los partidos, por otra parte, refuerzan la tendencia al caudillismo: la gente encontró un líder en el que confía y cada vez más encuentra que la división de poderes sobra, al igual que los partidos. Esa tendencia lejos de remediar el déficit institucional que deriva del desprestigio e inoperancia del Congreso lo multiplica. El líder actual por una parte es un político de larga experiencia y por la otra surgió del clamor nacional contra el terrorismo, puede que un líder futuro que base su popularidad en grandes proyectos asistencialistas o en la retórica nacionalista tenga menos escrúpulos para suprimir la institucionalidad. Ese peligro casi tangible parece aconsejar la consideración del sistema parlamentario. Sólo que tal vez para que funcione serán necesarios partidos con idearios claros, y no al revés.

Por Jaime Ruiz. Columnista del Sistema Atrabilioso.

martes, 15 de julio de 2008

Alianza mundial contra las FARC

NOTA DEL DIRECTOR: Damos la bienvenida a uno de los más importantes demócratas de Lationamérica: Alejandro Peña Esclusa, presidente de la asociación civil Fuerza Solidaria de Venezuela, quien acaba de presentar su último libro titulado “El Foro de Sao Paulo contra Álvaro Uribe”. Peña Esclusa también publicará sus columnas en Atrabilioso y nos ofrecerá su visión sobre la amenaza totalitaria que se cierne no solo sobre Colombia y Venezuela, sino sobre todo el Continente.


Los personajes que aparecen registrados en el computador de Raúl Reyes son tantos y tan poderosos, que resulta imposible para un solo gobierno –como por ejemplo el de Colombia– perseguirlos, enjuiciarlos y encarcelarlos. Se trata de presidentes en ejercicio, senadores, diputados, alcaldes y dirigentes políticos, de toda Iberoamérica, que se escudan en los privilegios que les otorga su cargo, para defenderse de un crimen personal y particular.

Chávez, Ortega y Correa –por mencionar sólo tres– son cómplices de delitos de lesa humanidad, por colaborar con el narcoterrorismo colombiano; sin embargo, no puede enjuiciárseles porque se aprovechan de la inmunidad que les otorga la presidencia. Además, hacen uso de la institución presidencial para defenderse de sus delitos personales, rompiendo relaciones con Colombia, chantajeando a Uribe con cortar las relaciones comerciales, enviando tropas a la frontera, recurriendo a sus aliados en la OEA, etcétera.

José Luis Merino, alias Ramiro Vásquez, debería estar ya en la cárcel, por trabajar conjuntamente con las FARC en operaciones claramente terroristas; pero se escuda en su condición de dirigente del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, para decir que es víctima de una persecución política del gobierno salvadoreño.

La única manera de hacer justicia y de desmantelar definitivamente la estructura internacional de la guerrilla colombiana, es conformando una “Alianza Mundial contra las FARC”, que sí tenga el poder para perseguir, enjuiciar y encarcelar a estos criminales en cada uno de nuestros países. La alianza debe establecerse en dos fases:

Primera, constituir una “Comisión de la Verdad”, de alto nivel, conformada por ex presidentes, magistrados, juristas, formadores de opinión y notables, que investigue la información contenida en el computador de Reyes y presente las denuncias correspondientes en todas las instancias posibles, nacionales e internacionales.

Segunda, crear un movimiento en toda Iberoamérica, conformado por las fuerzas democráticas de la región: academias, gremios, sindicatos, organizaciones empresariales, partidos políticos, educadores, estudiantes, asociaciones civiles y asambleas de ciudadanos, que introduzcan solicitudes de juicios, escriban artículos, repartan volantes y realicen acciones de protesta, desde México hasta Argentina.

A primera vista, podría parecer una meta ambiciosa, pero no lo es tanto; porque los pueblos iberoamericanos están hartos del narcotráfico, el terrorismo y la violencia. Lo único que falta es la decisión y voluntad política. Por tanto ¡Manos a la obra!

Por: Alejandro Peña Esclusa. Presidente de
Fuerza Solidaria. Columnista del Sistema Atrabilioso.