viernes, 30 de mayo de 2008

Los dioses están locos

Desde hace unos años para acá, se viene hablando del desmonte de los subsidios a la gasolina, y con ese pretexto se justifican las alzas periódicas en el precio de la misma. El objetivo es definir un sistema de precios que reconozca la realidad internacional y ofrezca confianza a los inversionistas.

Visto así es una política sana, porque la diferencia de precios entre el mercado interno y el externo, estaría determinando cuál atender: si fuera mas alto el externo, el mercado interno se vería desabastecido, y si lo contrario, no habría estímulos para exportar, ni inversión.

Bajo ese principio, el precio interno debería ser el mismo que se transa, FOB, en el Golfo de México, en EU, de manera que para el productor nacional no haya ninguna diferencia entre venderlo aquí o exportarlo.

Pero no es así, al precio FOB del Golfo, se le cargan todos los costos de importación (aranceles, fletes y seguros) porque según información del ministerio, lo que se quiere es que el inversionista no encuentre ninguna diferencia entre atender el mercado interno con productos locales o importados, y que el consumidor no sienta el impacto cuando de verdad haya que importar.

¿Se habrán vuelto locos los dioses? Eso es primero que todo, no aprovechar las ventajas de lo local (cero costos de transporte), y segundo, pagar precios de futuro con un horizonte pesimista; igual que pagar el barril de crudo al precio con que Chávez amenace a los gringos.

Ese es el criterio que permite hablar de desmonte de subsidios, pero según el moderno, expuesto tres párrafos atrás, se trataría de un gravamen que queda en manos del productor; y que para no quedarse por fuera del festín, el Estado grava con impuestos cercanos al 43%.

Si el precio así calculado se utilizara para exportar combustible, por ejemplo, no seriamos competitivos en el Golfo: tendríamos que restarle aranceles, fletes y seguros. En otras palabras la formula de precios no refleja la realidad internacional. Esa dificultad se resolvería, si el precio se calculara para un exportador, y si nos tocara importar, ahí si, que actúe la señal del mercado, o que el gobierno subsidie a los consumidores.

El efecto de este sin razón, es que el precio de la gasolina en los Estados Unidos, por ejemplo, donde no existe el “subsidio”, es menor que en Colombia, no solo en términos absolutos, mucho menos si los comparamos en términos relativos a la remuneración de la mano de obra. Igual pasa con el valor de los automotores.

Quienes lo justifican, ya no con el argumento del combustible importado (así no se importe) sino como una penalización al uso de vehículos y un generoso estimulo a los SITM, olvidan que existen sustitutos como el gas, y ahora el biodiesel. Por supuesto que una cosa es lo que uno quiere para uno, y otra lo que uno quiere para los demás.

Lo extraño es que ni siendo más pobres, ni siendo el precio de los automotores y el de la gasolina más alto, y de peor calidad, se logra desestimular la compra de vehículos. Algún efecto debe tener un automotor en la productividad y el confort para que así sea.

En fin, en esto no hay claridad ni coherencia, porque las políticas transmiten señales contradictorias, aunque el mercado sigue las propias: confort, competitividad, calidad y precios.

Por: Miguel Yances Peña. Columnista de El Universal de Cartagena.
myances@msn.com

miércoles, 28 de mayo de 2008

Karina y los otros

Un amigo me hablaba del carácter sanguinario de la ex guerrillera alias Karina y me violentó asociar la imagen que aparece en la televisión con el crimen rampante. Propiamente parece una empleada doméstica de las que maltratan y manosean los pensadores de la izquierda democrática. Me quedo pensando que cualquiera puede ser cruel y que quien está en la guerra más bien necesita serlo. Jaime Jaramillo Panesso la recuerda como jefa del grupo que hace seis años mató a su hijo, un técnico agrícola que no tenía ninguna relación con enemigos de la guerrilla. A mí la rabia que despliegan los lectores de ese artículo y muchos millones de colombianos contra esa señora me produce cierto asco. ¿Es que los militares son menos inocentes? ¿Y los parientes de los secuestrados o los mismos secuestrables que intentan contener la amenaza? Los guerrilleros no sabían quién era ese joven, si era un espía del enemigo y lo dejaban ir ellos lo perderían todo, si no lo era pero de todos modos lo mataban no perderían nada. Al contrario: el poder, la propia seguridad de los combatientes o la expansión de la rebelión son mayores cuanto más terror se produzca.

Lo mismo se podría decir de todas las atrocidades guerrilleras: sólo son el producto de la determinación de hacer la guerra, de rebelarse para tomar el poder por las armas, lo cual sólo es el producto de las estrategias soviéticas y de la ambición de ciertos cenáculos de las clases altas locales. Es como quien contrata a un sicario, los colombianos lo condenarían aun sin cometer el crimen: joven, ignorante, pobre, negro o indio, disponible “para lo que sea”... A quien lo contrata no se lo condena. Se viste bien, se expresa bien, puede hablar de gastronomía o de literatura, tiene parientes poderosos, viaja... El odio a Karina es expresión de esa cultura: parece de verdad una empleada doméstica que se insolenta y no precisamente lo contrario, una que hace lo que sea para ganarse una sonrisa de sus amos.

Pero ¿qué piensan los colombianos de la rebelión armada para imponer un régimen totalitario? Para la
Corte Suprema de Justicia, que interpreta así la Constitución, ese acto es altruista por definición. Y cualquier intento de resistencia organizada es un grave acto de Concierto para Delinquir. No el sicariato de las AUC ni de ninguna otra banda de narcotraficantes ni la guerra sucia que pudieran haber emprendido agentes estatales, sino cualquier esfuerzo de resistencia. El que dude de la exactitud de lo dicho en este párrafo sólo tiene que leer la sentencia que anulaba la Ley de Justicia y Paz.

Las actuaciones de la Corte en los últimos años me hacen suponer que reciben algún tipo de incentivo de lo que el gobierno venezolano roba a sus ciudadanos: todo el mundo lo admite respecto a todos los países de la región, lo mismo para la campaña de Daniel Ortega que para la de Ollanta Humala que para la de Evo Morales o Rafael Correa, siendo Colombia la pieza decisiva, y siendo la actividad de la Corte la principal para socavar al gobierno proyanqui y anticomunista, sería muy extraña la coincidencia de un prevaricato tan evidente con un esfuerzo tan resuelto por influir en la política de otros países. Pero es verdad que se trata de puras suposiciones. Pensando en la sentencia mencionada, es evidente que los magistrados no pierden nada profiriéndola, que decretando la legalidad de la rebelión, por el contrario, refuerzan el peso relativo de su corporación respecto del Poder Ejecutivo. Al considerar “altruista” la rebelión, la Corte se pone de su parte y deja ver que tiene intereses en ella. Pero el único crimen verdadero que cometen los guerrilleros es la rebelión, pues los demás vienen de la propia lógica de los hechos. Una guerra limpia, sin infracciones al DIH no sería menos atroz para las familias de los soldados y de los guerrilleros, tristes peones de las carreras políticas de algunos patéticos figurones locales, ni para el conjunto de la sociedad, expuesto a la esclavitud en que ya llevan medio siglo los cubanos.

El caso de los magistrados es sólo uno: ¿a alguien se le ha ocurrido comparar las condiciones de vida de Karina con los antiguos editores de la revista Alternativa, en la que se propugnaba por la lucha armada? Según
Sergio Otálora, un pensador de la izquierda democrática que extrañamente tiene columna en El Espectador:

Durante la década del setenta, varios intelectuales y periodistas de izquierda defendieron a ultranza la lucha armada. La revista Alternativa, fundada por Gabriel García Márquez y Enrique Santos Calderón (entre otros) fue lugar de encuentro y de paso de todas las organizaciones insurgentes latinoamericanas, y también reflejo de nuestro complejo movimiento social y armado de ese entonces.


Por todo eso, la pasión de los justicieros me produce mucha desconfianza. Por mí mismo no vería ningún problema en que a la ex guerrillera la mandaran a Canadá o a cualquier otro país, pues me parece necesario impedir la crueldad y no castigarla con más crueldad. Pero tal vez tengan razón quienes consideran necesario el castigo. Lo que me repugna es esa tranquila disposición de los colombianos a aplaudir el sacrificio del ganado mientras se mantiene la admiración y el servilismo hacia quienes encargaban y encargan las masacres. ¿Habrá alguna vez la menor disposición a condenarlos o siquiera a mirarlos mal? Nada se habrá conseguido mientras se alienten las crueldades con los peones, en rigor otras víctimas, y los jefes sigan tranquilos preparando intrigas para conseguir gracias a la venalidad de las autoridades judiciales lo que no consiguieron encargando cilindrazos y emboscadas.

En ese contexto me resulta pavoroso el entusiasmo con la llamada “farcpolítica”: un síntoma de un daño moral tremendo, pues ¿puede ser noticia para alguien que Piedad Córdoba trabaja de consuno con las FARC? ¿Es que se arreglaría algo si la encarcelaran, por ejemplo? Entre los supuestamente comprometidos por el computador de Raúl Reyes se cuenta un miembro del Partido Conservador que se llama Lázaro Vivero Paniza. ¿Es que nadie leyó un
artículo suyo publicado un mes antes del asesinato de los diputados del Valle advirtiendo de que la fuga de Fernando Araújo “tendría consecuencias”?

Como todos los actos en la vida traen sus consecuencias, el de le fuga de Fernando Araújo Perdomo de sus captores, lógicamente también traerá consecuencias, hasta impredecibles, a corto y largo plazo. Y que llegarán, llegarán.



El entusiasmo con la “farcpolítica” puede conducir a una terrible frustración: puesto que los asesinatos de 27 personas que incomodaban al PDA no significan nada ni los continuos llamados de las FARC a votar por ese partido ni la continua obstrucción a la seguridad democrática ni la inclusión en su programa de la “negociación política”, que es el nombre actualizado de la “combinación de todas las formas de lucha”, sino que sólo lo que encuentra valor forense es importante, va a resultar que eso forense es lo que determinarán los jueces para los que la rebelión es altruista. De ahí que un personaje como Wilson Borja, más torvo que Karina, salga muy tranquilo a proclamar su inocencia, o que los líderes del PDA declaren sin ruborizarse que de estos hechos su partido saldrá fortalecido.

Los colombianos no los desaprobarán mientras no haya un auto judicial que los condene, y ese auto judicial no llegará nunca. ¿Cuánto había que demostrar para impedir que un personaje mediocre y dudoso como Samuel Moreno llegara a alcalde de Bogotá? De hecho, tanto el comunismo como la guerrilla siempre han contado con apoyos considerables. La difícil situación de las FARC puede hacer que mucha gente las descarte como esperanza, pero no que sus objetivos hayan dejado de tener partidarios. El 21 de enero de 2002, después de que Pastrana amenazara con suspender el despeje, cosa que haría un mes después, El Tiempo publicó un editorial advirtiendo que aun si las FARC fueran derrotadas pronto surgiría quien las reemplazara. A lo mejor el señor Santos Calderón ya encargó la organización de ese relevo, a lo mejor la agitación actual en la Universidad Nacional tiene que ver con eso. La chusma estará ansiosa de ver desollar a Karina, pero los verdaderos criminales seguirán no sólo impunes, que no es lo importante, sino completamente activos y tranquilos.
Por Jaime Ruiz. Columnista del sistema Atrabilioso.

lunes, 26 de mayo de 2008

Las FARC siguen vivas y ahora son más peligrosas que nunca

Tenía que abrir la boca el asesor presidencial José Obdulio Gaviria para pronunciarse sobre la muerte de alias ‘Tirofijo’: “Lo importante es que las FARC son cosa del pasado… ya no existen”. Un funcionario responsable, sobre todo uno que tiene tanta visibilidad e influencia, no puede conducir a semejante equivocación a la ciudadanía.

La afirmación de José Obdulio demuestra lo mal rodeado que está el Presidente, con un círculo de “artistas” que se atreven a pintar una realidad absurda y desbordadamente optimista.

Un triunfalismo de tanta envergadura es un simple discurso propagandista que a la larga perjudica al Presidente y le brinda munición a la oposición, tan necesitada hoy en día de argumentos para armar alharaca y aparecer en los medios, pues dirán que el triunfalismo obdulista es solo una distracción para ocultar la artimaña de la yidispolítica. Por fortuna para José Obdulio, las FARC se apresuraron a lanzarle un salvavidas confirmando la muerte de 'Tirofijo', silenciando las declaraciones opositoras que ya comenzaban a señalar que el anuncio de la muerte del jefe terrorista era una cortina de humo (no conocen otro término) para ocultar lo de la parapolítica o la yidispolítica.

No obstante, al Presidente le deberían decir la verdad: que las FARC son cosa del presente y del inmediato futuro, pues no solo la conforman los palurdos del monte sino también los que impulsan el proyecto totalitario desde las universidades, sindicatos, colegios y partidos políticos… ¡ah! Y desde el vecindario. Decirle algo distinto es mentirle descaradamente y aislarlo de la realidad nacional.

Que ‘Tirofijo’ esté muerto no significa que las FARC hayan descendido con él al sepulcro, pues las estructuras terroristas, aunque deterioradas, siguen vivas y con capacidad de cometer crímenes contra los colombianos: además de las estructuras en el exterior (sorprendente la parafernalia que armó Telesur en menos de 24 horas para difundir la noticia del mediocre terrorista muerto) las milicias urbanas continúan activas y dos o tres terroristas pueden detonar carros-bomba, comprar secuestrados o seguir practicando el plan pistola (sicarios que disparan contra miembros de las fuerzas de seguridad).

Ciertamente ya no se puede pensar en las FARC como una organización de grandes movilizaciones, pero eso no implica que carezcan de la capacidad terrorista que desde hace muchos años las caracteriza... es que para sembrar el terror no se necesitan centenares de criminales sino unos pocos que estén decididos y que reciban la orden.

Tampoco implica que el grupo terrorista se de por vencido y entre a pactar su rendición, pues hay muchos cabecillas que prefieren morir con su AK-47 en las manos que transar con el Estado algo distinto a la pretendida toma del poder. Y mientras mueren bombardeados o baleados, seguirán intentando demostrar que están en pie de lucha, ejecutando macabros espectáculos de terror o intentando la toma de poblaciones y las emboscadas contra el Ejército. También buscarán la forma de extorsionar, de seguir con el negocio de la droga y de secuestrar a cualquier colombiano que les de la oportunidad... harán todo lo que puedan hacer para demostrar que las FARC siguen siendo sujeto de negociación.

José Obdulio Gaviria no debería desconocer que los aliados de las FARC no van a perder fácilmente la posibilidad de intimidar a los ciudadanos con las armas y con actos de terror. Puede que en la actual coyuntura los cómodos terroristas de civil decidan aparentar distancia de los palurdos del monte, pero los principales líderes de la embestida totalitaria en Lationamérica no van a resignarse a ver morir a la "emblemática guerrilla” de las FARC que para los románticos es la más antigua de América y para los realistas es solo la más mediocre del mundo.

Perder ese imaginario resultaría costoso para sus pretensiones, pues ya no contarían con la “leyenda” de esos revolucionarios altruistas que luchan contra el sistema, lo que tanto cautiva a los ignorantes “estudiosos” que terminan vinculándose con el grupo terrorista en muchos rincones del planeta.

Sin embargo, lo más grave es que las afirmaciones de Gaviria conducen al error. Los terroristas seguirán al asecho con el agravante de que algunos colombianos crédulos pensarán que como las FARC no existen, entonces ya no son una amenaza y se puede bajar la guardia: un carro sospechoso frente a un centro comercial podría pasar desapercibido; un retén en la carretera ya no será una pesca tenebrosa sino un operativo militar; un oscuro personaje rondando la casa sería un extraviado y no un secuestrador potencial, o un vehículo que nos sigue no estaría haciendo labores de inteligencia sino que curiosamente coincide con nuestro destino.

Y ni hablar de la mayor fortaleza de las FARC, sus aliados políticos, cuyas declaraciones, embestidas, estrategias y permanentes ataques serán tomados como el normal desarrollo de la democracia y no como el complemento de un plan totalitario del que las FARC son solo la parte violenta visible.

Es el colmo de la falta de seriedad de José Obdulio, quien pasa por alto temas fundamentales como el coletazo terrorista que es el último estertor de ese tipo de grupos cuando están a punto de derrumbarse… lo vivieron Perú, Italia y en buena medida el Reino Unido, pues en el desespero de la inminente debacle, los grupos terroristas cometen las últimas acciones de intimidación para tratar de demostrar que están vivos y con capacidad para dañar. Muchos de esos coletazos, por simple inoperancia e ingenuidad de los estados, han permitido el resurgimiento de los terroristas, con más sevicia en sus acciones.

Al país no se le puede mentir de una manera tan descarada pues además, a partir de esa premisa, cualquier acción terrorista que cometan las FARC desde ahora, será un relanzamiento del grupo criminal con gravísimas consecuencias en costo de vidas y en ganancias políticas para los aliados del terrorismo.

AL CIERRE: Dice el ministerio de Defensa que ‘Tirofijo’ murió por un paro cardiaco o por un bombardeo… no puedo menos que desear que haya sido como resultado de un bombardeo, con miles de heridas en su achacoso cuerpo y con todo el dolor posible. Solo aspiro a que haya recibido una dosis minúscula de su propia medicina, esa que aplicó con tanto dolor, con tanta sangre y con tanto sufrimiento a lo largo y ancho del país.

Si murió de viejo, es la culminación de la vida patética de un tipo mezquino y mediocre: ‘Tirofijo’ es sinónimo de fracaso agravado, pues en el despeñadero se llevó por delante miles de vidas y buena parte del progreso de Colombia.

Ese mediocre criminal solo quería el poder para ejercerlo sobre un arrume de cadáveres… no logró lo primero, pero hizo muchísimo para conseguir lo segundo.

Por Jaime Restrepo. Director del Sistema Atrabilioso.

viernes, 23 de mayo de 2008

Otra vez la alharaca

La reacción y la alianza explícita entre Chávez y Correa es lo que más sospechas despierta en relación con la veracidad de los documentos encontrados en los computadores de alias Raúl Reyes. El solo hecho de deslegitimarlos antes de conocerlos muestra claros indicios de que se conocía, o al menos se sospechaba, y se temía su contenido.

La han tomado nuevamente contra Colombia como si fuera información fabricada con el ánimo de hacerles daño. Se requerirían muchos años de manipulación para crear tal cantidad de archivos, y una organización y un plan que trascendiera varios gobiernos -difícil de mantener en secreto- esperando el momento para sacarlo a relucir. Es simplemente información, (verdadera o falsa, sólo su concatenación con otros hechos lo dirá) que se encontró en manos de quien era el segundo al mando: el secretario ejecutivo de la Farc.

Pero para estos dos presidentes era más práctico cuestionar primero el propio operativo y luego la autenticidad de los computadores, que la veracidad de su contenido: que lo escribiera Reyes no es prueba de nada, pudieron haber dicho; de hecho no se conocía que contenían, aunque amenazaba ser confirmación de lo que hasta entonces eran sólo rumores. No previeron que la autenticidad de los computadores podría ser probada científicamente, y se han vuelto lanza en ristre, contra quien lo certificó, Interpol, y contra quien no tuvo más responsabilidad que la de encontrar en medio de la guerra toda esa información.

¿Qué habría que hacer con tanta información, botarla o mantenerla en secreto? Debió ser una decisión difícil. ¿Qué hubieran hecho esos gobiernos, o cada uno de nosotros, en una situación similar? Borrarla habría sido complicidad con la guerrilla y sus alcahuetas, o el extremo de la torpeza; y guardarla no habría servido ni para montar un repugnante chantaje (que no es del talante de este gobierno) porque al no mostrarla inmediatamente, podría –ahí si- perder autenticidad.

Lo transparente, ético, lo más indicado, era buscar una autoridad superior y neutral que certificara el origen de la información antes de hacerla pública. Lo mismo que se hizo con el ADN del hijo de Clara Rojas antes de declarar el parentesco. No obstante también en ese caso Chávez cuestionó el procedimiento; y si mal no recuerdo pretendía que fuera Venezuela (sin duda alguna, parte comprometida en el conflicto interno colombiano) quien diera ese aval.

¿Hubiera sido más efectivo mantener la información secreta y utilizarla para y hasta obtener más pruebas? Quizás peor, porque en este momento la información acusa pero no condena, es simplemente preventiva –así se escamen los implicados- y correctiva, pero cogidos in fraganti, podría ser sancionatoria.

Ahora cabria preguntar, ¿qué ganó Colombia con este proceder? Para empezar reconocimiento de honestidad, transparencia y seriedad, tres intangibles que enaltecen a la nación y su lucha contra la guerrilla, en contraste con la forma en que ésta manipula políticamente los acontecimientos: uno de los más importantes descubrimientos hallados en los computadores.

Eso sólo justifica el proceder, pero ¿aun a costa de ganarse la malquerencia de los presidentes de Venezuela y Ecuador? Creo que sí, los países transcienden a sus gobernantes.

Por Miguel Yances Peña. Columnista de El Universal de Cartagena.
myances@msn.com

miércoles, 21 de mayo de 2008

Maestras y madres

Me resulta particularmente llamativo que varias personas de extraordinaria significación en la historia reciente de nuestros países sean hijos de maestras: Pablo Escobar, Hugo Chávez, Horacio Serpa, Piedad Córdoba y Luis Édgar Devia (este último nació apenas tres años antes que el líder de los maestros, Jaime Dussán, oriundo del mismo pueblo: La Plata, Huila). No me parece que se trate de ninguna casualidad, tampoco las afinidades ideológicas de estos personajes, que muchos se negarán a reconocer en el caso del rey de la cocaína. Es curioso, ¿hay alguien más parecido a Escobar que el coronel golpista que se apropió de Venezuela hace ya una década? Claro, en Colombia se es un empresario informal cuya carrera política avanza mediante el cohecho mientras que en Venezuela se hace carrera militar, se da un golpe de Estado y se ganan elecciones sucesivas enarbolando la bandera anticolombiana. Fuera de eso Robin Hood quiere despojar a los ricos para favorecer a los pobres y se encuentra con una fuente de riqueza inagotable que sólo requiere control militar para excluir rivales y amedrentar enemigos. La riqueza a la que se accede permite mandar sin mucha contestación. El reclutamiento de los estratos más bajos de la delincuencia con fines sicariales es otro rasgo común, pero podrían ser muchos.

Antiimperialismo
La semejanza en el odio a EE UU de esos dos personajes permite seguir el rastro hacia el gremio magisterial, pero es sólo un aspecto. El pensamiento único reinante en Colombia atribuye las terribles tasas de violencia de las últimas décadas al tráfico de drogas, y éste a la prohibición. Cuando alguien pregunta por qué los países de otras regiones no tomaron ese rumbo se suele preferir el silencio. Yo creo que la sensación de ilegitimidad del poder reinante en el mundo y de legitimidad de la rebelión está detrás del desarrollo del tráfico de drogas: rebelarse contra la injusticia es un sueño más atractivo que trabajar, y si después el propio egoísmo da lugar a otras injusticias no se puede esperar que el interesado se dé cuenta: ¿cómo explicar que el estudiante que se echaba al monte a matar soldados siguiendo el ejemplo del patricio Ernesto Guevara no tenía una percepción muy plausible de la noción de justicia al disponer tan tranquilamente de la vida ajena? La rebelión contra la injusticia para crear la sociedad sin clases sólo es más sumisa a la ortodoxia sacerdotal, más cargada de instrucción y retórica, no está movida por un rechazo mayor contra la injusticia que la de quien se dedica a fabricar la bomba atómica de los pobres: la injusticia se convierte en una percepción subjetiva.

Liderazgo natural
No es difícil imaginarse que las enseñanzas que impartían esas maestras a los demás niños eran las mismas que recibían sus hijos, sólo que la eficacia en el hogar siempre es mayor, sobre todo porque los hijos de las maestras tienen ventajas a la hora de optar por el liderazgo en su medio social. Suelen estar más cerca de la lectura y del conocimiento, y la condición de sus madres les provee un elemento de seguridad muy importante. De hecho, en una población como la región andina hace cincuenta años las maestras serían más bien personas de condición social superior a la de la mayoría: casi la mitad de la población era analfabeta y ellas contarían con una década o más de educación, y en la mayoría de los casos provendrían de medios urbanos, frente a sociedades mayoritariamente rurales. Los maestros no sólo representaban al Estado, sino también a las clases medias de la sociedad antigua. Los hijos de las maestras eran de condición social más alta que la mayoría, pero sus familias no poseían un gran patrimonio ni relaciones en el mundo de la propiedad. Su elección ideológica era una fatalidad.

Totalitarismo
El proceso por el que los maestros en Colombia son ideológicamente afines al comunismo es más bien sencillo: a medida que el Estado se ensancha y el poder de la Iglesia se reduce, los maestros empiezan a convertirse en el elemento de control ideológico que antes representaban los sacerdotes. El poder es otro, los valores son otros, en lugar de la salvación se predican los derechos que el Estado tiene que proporcionar a todos los ciudadanos, para lo cual son un obstáculo algunos de ellos. Bueno, en realidad todo el sistema social del modelo occidental es el obstáculo, pues la sociedad tradicional ya era totalitaria y sólo se trata de reemplazar a los curas con maestros y de aislar a los países de modelos diferentes y problemáticos. El comunismo sólo es el estatismo llevado al extremo, pero en Colombia el estatismo ya tenía una larga trayectoria antes de la creación de las guerrillas: importantes sectores del Partido Liberal lo habían adoptado y la ideología rentista era un excelente caldo de cultivo.

Educación... ¿qué es educación?
La educación es siempre lo que les falta a los demás, por eso cuando la gente proclama que la educación hace libres, que lo que hace falta es educación, que los cubanos son pobres pero tienen todos educación uno se siente tentado de preguntar: ¿qué es educación? Si fuera por la alfabetización y la instrucción en materias básicas, el nivel de educación de los cubanos no es mucho mejor que el de los demás latinoamericanos, ni que el de sus abuelos en 1959. Quien piense que a la gente pobre la redimiría el conocimiento y la adquisición de destrezas tendrá que pensar que la educación pública realmente existente es más un obstáculo que una ayuda. ¿Qué es educación? Durante mucho tiempo los niños sólo adquirían en las escuelas conocimientos relacionados con el dogma católico, es decir, con la cultura de los conquistadores españoles frente a las creencias de los aborígenes, y en general la institución escolar se relaciona con esa transmisión del ejemplo vital de las clases superiores:, no sólo en el terreno religioso sino también en el axiológico (relacionado con los valores), moral, ideológico, etc. La educación pública en Colombia es sobre todo adoctrinamiento estatista, por ejemplo en ese aspecto en que el Estado muestra los dientes: en la creación de una “identidad” hostil a otras naciones. Hugo Chávez no es un loco caprichoso ni un megalómano ni un gobernante corrupto, sólo es un líder que hace realidad la ideología del magisterio: es un producto de la educación.

Un momento interesante
La Federación Colombiana de Educadores es la más poderosa organización social del comunismo en Colombia y sin duda muchos de sus dirigentes resultarán de algún modo relacionados con las FARC o con personas que aparecerán en los computadores de Raúl Reyes. Pero las mayorías en Colombia son más bien antichavistas y sobre todo hostiles a las FARC, lo cual plantea cierto desprestigio de la ideología de ese gremio y cierta reacción recelosa de la gente ante la prédica antiyanqui y totalitaria (“derechista”, se debería decir, pues su negocio es la invención e invocación incesantes de “derechos”: derechos que el Estado debe a todos pero que sólo se concretan en la doble pensión de los maestros o en la imposibilidad de evaluarlos). Es un momento crucial en la historia de la sociedad colombiana: ¿esas mayorías adquirirán una visión del mundo opuesta a la que predican los maestros, las universidades, la prensa, etc., o volverán al redil? ¿Se entenderá la labor de educar con un sentido próximo a la definición del diccionario? (Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.”) ¿O seguirá predominando la pura búsqueda de títulos que autorizan a recibir ingresos sin relación con lo que se haga, como les ocurre a los maestros según un “derecho adquirido” en la “lucha”? Bueno, hay que decirlo, esos derechos significan despojo para la mayoría y la “lucha”, propiamente la épica del bochinche, significa ante todo menos horas de clase. Lo que pasa es que en esta generación los colombianos decidirán si desearán que sus hijos prosperen gracias a su actividad y a sus conocimientos, o a que adquieran derechos mediante la protesta y la lealtad al movimiento popular.

Las generaciones venideras no tendrán una oportunidad semejante de decidir el futuro.

Por Jaime Ruiz. Columnista Sistema Atrabilioso.

lunes, 19 de mayo de 2008

Querida Hillary

Siempre te consideré una mujer extraordinaria y una política sin igual. Desde mi perspectiva, eres la mejor muestra de lo que significa el instinto asesino, descrito maravillosamente por Dan Brown en su libro La Conspiración: fría, astuta, inteligente, tomas decisiones rápidas, posees una memoria selectiva y con tal de alcanzar tus objetivos, pasas por encima de cualquier obstáculo.

Pero debo confesar que me tienes confundido. En esta campaña has cambiado tanto, que ya no se a cuál Hillary creerle: Si a la candidata desesperada, o a la primera dama o simplemente a Hillary Rodham.

Es que la candidata Hillary Clinton
critica con vehemencia el NAFTA (Tratado de Libre Comercio de Norteamérica ratificado el 8 de diciembre de 1993) y dice que no estaba de acuerdo con el Tratado en esa época y asegura que expresó su opinión en las reuniones que adelantó la administración de Bill Clinton para evaluar el tema y atraer respaldo legislativo.

Sin embargo, los archivos de la Casa Blanca muestran que Hillary Clinton, como primera dama, estuvo presente en varias reuniones para atraer respaldo legislativo al tratado a principios de la década del 90.

¡Hillary! ¿Me vas a decir que estuviste en esas reuniones oponiéndote al NAFTA? Bien sabes que cada movimiento que hacías, cada palabra que pronunciabas y hasta cada corte de cabello que escogías eran cuidadosamente seguidos y difundidos por la prensa… ¿por qué no hay ningún reporte de tu oposición al NAFTA?

La respuesta a ese interrogante la ofrece Hillary Rodham en el libro Historia Viva, la autobiografía que escribiste hace cinco años con los detalles más interesantes de tu vida. Hillary Rodham, quien parece ser una mujer diferente a la candidata Hillary Clinton, escribe sobre el NAFTA: “La creación de una zona de libre comercio en Estados Unidos –la mayor zona de libre comercio en el mundo- expandiría el área de exportación de nuestro país, impulsaría la creación de empleo y garantizaría que nuestra economía pudiera cosechar los beneficios, y no las cargas, de la globalización”. (1)

Lo anterior, querida Hillary, es una justificación, una defensa contundente al NAFTA y no tiene ningún elemento que permita percibir tu supuesta oposición al Tratado.

Es más: Hillary Rodham, en el mismo libro, se refiere a dos asesores económicos de la administración Clinton, Warren Christopher y Bob Rubin, quienes opinaban que “el libre comercio era esencial para la recuperación económica de la zona y que el NAFTA requería una acción inmediata”. (2)

Sin embargo no hay ninguna referencia en tu propia autobiografía que ofrezca el más leve indicio de tu oposición al NAFTA o una sola frase que muestre algún indicio sobre tu rechazo a la posición de los dos funcionarios que trabajaban para tu esposo el Presidente: no creo que en un documento tan prolijo en detalles, hubieses pasado por alto una posición contraria a William, tu marido… ¿Olvidaste mencionarlo o la candidata decidió hacer uso de su memoria selectiva olvidando su apoyo al Tratado?

Parece que la candidata tampoco quiere recordar que la primera dama sabía que la medida no era popular en su nicho electoral. En el mismo libro escribes: “También sabía que algunos fieles seguidores demócratas creían que la administración los había traicionado debido al apoyo sin ambages al NAFTA…” (3) Pero fíjate lo curioso: no te incluiste en ese grupo de fieles demócratas que se sintieron traicionados… ¿por qué sería?

Me tienes confundido… Cuentas tantas cosas en tu biografía y describes con tantos detalles tu vida, que resulta increíble que no hayas dicho que en esos momentos te opusiste al NAFTA. Tampoco nos cuentas si en Hillaryland, como era conocido el sector en el que tenías prácticamente un gabinete paralelo en la administración de tu esposo, se dieron debates sobre el Tratado ni mucho menos si en ese sector que tú dominabas, mostraste tu enérgica oposición a la idea del entonces Presidente.

Hillary ¿A quién le creo? Yo se que la coherencia en el tiempo no es una de tus virtudes, que pasaste de hacer las prácticas en la Asamblea Republicana de la Cámara de Representantes, precisamente porque eras republicana, a formar parte del grupo investigador del Watergate. Cambiaste de participar en la convención repúblicana que designó a Richard Nixon como candidato de ese partido, a escalar en las convenciones demócratas hasta llegar a ser la esposa del candidato y luego presidente demócrata William Clinton.

No se a quién creerle, no se si la memoria selectiva y esa repentina oposición al libre comercio te pertenecen o solo corresponden a una estrategia de campaña para tratar de lograr la nominación de tu partido. En todo caso, y tu misma lo dijiste, un Tratado de Libre Comercio busca quedarse con los beneficios y no las cargas de la globlalización… ¿Por qué eso era válido en el 93 y no en el año 2008?

Lo único cierto es que tu ambigüedad parece ser fruto de esa característica de los demócratas que mencionas en tu autobiografía: “raramente forman un grupo compacto ni en la mejor de las circunstancias”. (4)

Parece que tu brillante inteligencia y tu astucia han quedado atrapadas en el chiste de Will Rogers: ¿Es usted miembro de algún partido político organizado? No, soy demócrata.

Con respeto y admiración

Jaime Restrepo.
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Citas del libro Historia Viva. Memorias de Hillary Rodham Clinton. Editorial Planeta. Primera edición en Colección Booket, septiembre de 2004.
(1)Pag 277
(2)Pag 276
(3)Pag 375
(4)Pag 231

jueves, 15 de mayo de 2008

Computadores de ‘Raúl Reyes’ eran de ‘Raúl Reyes’

INTERPOL lo confirmó: los archivos y contenidos de los tres computadores incautados en el campamento de ‘Raúl Reyes’ no fueron modificados, ni adulterados ni borrados por las fuerzas del Estado colombiano.

Este es el segundo golpe contra las FARC y sus aliados en poco más de dos meses, pues la certificación de INTERPOL implica una garantía independiente de que las pruebas encontradas en el campamento ecuatoriano no fueron contaminadas. Si el gobierno nacional no hubiese tomado la decisión de pedir la auditoría de los aparatos y de su contenido, seguramente los opositores –y sobre todo los mencionados en los dossier ‘Reyes’- estarían gritando que Uribe y sus “esbirros” manipularon la información para perseguir a sus contradictores políticos.

Otro punto que resulta fundamental es que Ronald Kenneth Noble, Secretario General de INTERPOL aseguró que los aparatos pertenecían a las FARC y específicamente a ‘Raúl Reyes’. Pero ¿cómo puede INTERPOL garantizar que el terrorista era el dueño de los computadores y de las USB? De la misma manera en que en una investigación se puede certificar que una pistola fue disparada por un individuo específico, es decir, con el rigor de la cadena de custodia.

Los asustados implicados y sus cachorritos han señalado que la cadena de custodia de los aparatos de ‘Raúl Reyes’ se rompió y que por eso no servirán en los estrados judiciales. Pero se equivocan. Comencemos por el principio: la cadena de custodia, según
la Fiscalía General de la Nación, “es la aplicación de una serie de normas tendientes a asegurar, embalar y proteger cada elemento material probatorio para evitar su destrucción, suplantación o contaminación”.

Esto significa que la cadena de custodia comienza cuando el funcionario embala y rotula el material probatorio en el sitio en el que encuentra la prueba, en este caso concreto los computadores de ‘Raúl Reyes’.

Después del operativo en territorio ecuatoriano, unidades especializadas de la Policía Nacional descendieron en rapel hasta el sitio y cuando encontraron los aparatos los etiquetaron y almacenaron adecuadamente. Igual, si los computadores no hubiesen sido resguardados en maletines especiales sino en simples mochilas de combate, la cadena de custodia sería válida por cuanto lo importante de esas pruebas no era la conservación física de elementos probatorios (ADN, huellas, sangre, etc.) sino la preservación del contenido, por lo cual el medio de transporte resulta irrelevante.

Además el instructivo de la Fiscalía dice lo siguiente: “Para demostrar la autenticidad del material, la cadena de custodia se aplica teniendo en cuenta tanto los factores de identidad, estado original, condiciones de recolección, preservación, embalaje y envío; como los lugares y fechas de permanencia y cambios que cada custodio haga. El nombre y la identificación de todas las personas que hayan estado en contacto con esos elementos quedarán registrados”.

Evidentemente esto también se cumplió, pues las pruebas (los documentos) no fueron contaminados, adulterados o borrados por las autoridades que tenían bajo su custodia los aparatos. Es más: la intervención de INTERPOL encaja perfectamente en el peritaje técnico que se debe adelantar frente a las pruebas, garantizando además que un organismo independiente, del que forman parte más de 180 países, hiciera el respectivo procesamiento técnico de validación de las pruebas. Dice la Fiscalía al respecto:

“Tanto la policía judicial, como los peritos certificarán la cadena de custodia. Tal certificación es la afirmación de que el elemento hallado en el lugar, fecha y hora indicadas en el rótulo es el que fue recolectado por la policía judicial y es el mismo que fue llevado al laboratorio para ser examinado por el perito.”

Hasta aquí la cadena de custodia fue la siguiente: la Policía recaudó, embaló y etiquetó las pruebas. Los custodios viajaron a Bogotá 24 HORAS MÁS TARDE para entregar el material a su comandante, el general Oscar Naranjo. Un día después, ese custodio hizo entrega del material a INTERPOL para que evaluara las pruebas y determinara si fueron o no contaminadas o adulteradas. En este caso INTERPOL obró como laboratorio forense para determinar la pureza de las pruebas. Lo importante es que INTERPOL ha garantizado que en todo ese tiempo, las evidencias contenidas en los aparatos de 'Raúl Reyes' no fueron contaminadas y que los custodios obraron con profesionalismo y rigor.

En las últimas horas INTERPOL entregó la certificación y señaló que cedía la cadena de custodia a la Fiscalía General de la Nación, lo que cierra la fase de validación de las pruebas y abre el proceso de judicialización en el que se evalúa la calidad y los alcances contra aquellos que resulten implicados por las evidencias.

Así las cosas, la falla de la cadena de custodia, que algunos esperanzados señalaban como la debacle del proceso de la farcpolítica, fue una simple ilusión que rápidamente disiparon INTERPOL, la Fiscalía y el profesionalismo de la Policía Nacional, cuyo Director propuso la participación del organismo internacional en la evaluación técnica de los aparatos… los aliados de las FARC se quedaron sin forma de refutar las pruebas que en poco tiempo los llevarán ante la justicia.
Las cifras
  • 37.872 documentos.
  • Más de 200 mil imágenes.
  • 600 Gigas de información.
  • 7989 correos electrónicos.
  • 983 documentos encriptados.
  • La información correspondería a 39.5 millones de páginas en formato word.

AL CIERRE: ¿Por qué Chávez y Correa aceptaron sin ningún reparo el peritaje de INTERPOL a los computadores de ‘Raúl Reyes’ y ahora salen a decir que no creen en la certificación?

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.

martes, 13 de mayo de 2008

Los extraditados

Uribe tomó la decisión: enviar a los Estados Unidos a la cúpula del paramilitarismo para que respondan ante la justicia de ese país por delitos relacionados con el narcotráfico.

¿En qué cambia el panorama con la medida presidencial? Hay varias situaciones que podrían afectarse con la extradición de los altos mandos de las AUC: la verdad, la justicia y la reparación a las víctimas y el proceso por la parapolítica.

Verdad
Los sectores que dicen representar a las víctimas aseguran que con la decisión de extraditar a los jefes paramilitares, los temas cruciales del proceso judicial contra ellos, concretamente la verdad, la justicia y la reparación,
no se podrán cumplir. Sostienen que los extraditados se llevan la verdad a los Estados Unidos y que no repararán a las víctimas. Sin embargo, la mayor preocupación radica en la ubicación de las fosas comunes que es parte esencial de la verdad.

Ciertamente la colaboración de los cabecillas paramilitares con la justicia ha quedado en entredicho y será decisión de cada uno de ellos si colabora o no con la confesión de sus crímenes. Esto resulta especialmente crítico en cuanto a la
ubicación de las víctimas pero es importante señalar que la mayoría de fosas han sido ubicadas gracias a la información suministrada por mandos medios y combatientes rasos que se han desmovilizado.

Nadie puede imaginarse a ‘Jorge 40’, o a ‘Don Berna’ o a
Hernán Giraldo asesinando a sus víctimas, cargándolas y llevándolas a la fosa, ni mucho menos es lógico pensar que esos cabecillas fueran a cavar las tumbas de sus víctimas… esas eran labores de sus subalternos y todos siguen en Colombia, por lo cual, depende de los que siguen acogidos a Justicia y paz que se conozcan esas dolorosas verdades.

Reparación
Uno de los temas más cuestionados es el de la reparación. Sostienen los supuestos defensores de las víctimas que la extradición de los jefes paras impide la reparación, pues ellos no tendrán la posibilidad de entregar sus bienes y delatar a sus testaferros. Sin embargo, ocurre que con ellos aquí o allá
el resultado es el mismo si se depende de la confesión de los cabecillas, pues la ley de Justicia y paz es muy laxa con los testaferros de los paras y no existe una motivación legal para que entreguen los bienes.

El trabajo para la justicia será más complejo para detectar las redes de bienes y testaferros de los jefes paramilitares. Pero esa complejidad ya había sido detectada (se sabe que muchos de los procesados no entregaron la mayor parte de sus bienes ni informaron sobre sus redes de testaferros) y la Policía Nacional, en colaboración con la DIAN y otras instituciones del Estado vienen desarrollando un trabajo de filigrana para detectar las propiedades y bienes del narcoparamilitarismo como ha ocurrido
después de la extradición de alias ‘Macaco’. Total: con ellos o sin ellos en Colombia, la ubicación de los bienes para reparar a las víctimas dependerá de la acción investigativa de las autoridades y no de lo poco que quisieran contar.

Justicia
Sin embargo el tema más espinoso es el de la justicia: ¿hay justicia para las víctimas si los jefes paras son extraditados y juzgados en Estados Unidos? Muchas víctimas quieren verlos pagando aquí sus crímenes, saberlos en las cárceles colombianas cumpliendo las condenas y sintiendo la vindicación que ofrece la justicia en cualquier parte del mundo.

Pero esto es un componente emocional: los jefes paramilitares no estarán en centros de veraneo (como algunos críticos del gobierno describieron la cárcel de Itagüí), ni pagarán solo ocho años de prisión (lo que tanto criticaron de la ley de Justicia y paz) pues la colaboración más útil para la justicia norteamericana es la delación de los jefes y lo cierto es que los extraditados son la cabeza y no la base de la pirámide jerárquica del narcoparamilitarismo. Ellos podrán hacerse muchas ilusiones, pero lo cierto es que allá tendrán que pagar más de ocho años de cárcel.

Así las cosas, si efectivamente van a pagar una condena en prisiones de máxima seguridad, ¿cuál es la diferencia a favor de los criminales de que la prisión sea colombiana o estadounidense? Ninguna. Pero es evidente que muchas de las víctimas están viendo el proceso con los paramilitares como una venganza implacable contra sus victimarios –algo entendible- que no les permite ver que la extradición no es un premio sino un castigo mucho más fuerte para los criminales. En ningún caso tendrán los privilegios ni las prebendas que podían conseguir en Colombia y eso hace mucho más fuerte el castigo que recibirán en Estados Unidos.

La parapolítica
En medio del escándalo por la parapolítica, y de la cacería de brujas que busca relacionar al Presidente con los paramilitares, la extradición de los jefes de las AUC resulta un desafío para los cazadores.

Aseguran que sin los jefes paramilitares confesando y rindiendo testimonio ante los jueces colombianos, pues no habrá posibilidad de profundizar en las redes políticas y económicas del paramilitarismo.

Pero hay dos factores que determinan justamente lo contrario: algunos cabecillas del narcoparamilitarismo abordaron el avión lanzando rayos y centellas contra el gobierno y la oposición cerrera ha llegado a señalar que Uribe traicionó a sus colegas con la extradición. Pues bien: si eso es cierto, en Estados Unidos los jefes paras cantarán como aves en primavera y obviamente delatarán con rabia a quien los traicionó.

También es importante recordar que muchos de los procesos por la parapolítica se basan en las declaraciones de alias ‘Pitirri’, quien está cómodamente instalado en Canada y ha rendido testimonio ante comisiones de la Fiscalía y de la Corte Suprema de Justicia que se han desplazado a ese país… ¿por qué no podría utilizarse el mismo mecanismo en este caso?

Todo encaja: la colaboración de los jefes paras estaría garantizada por el ánimo de venganza por la supuesta traición y los mecanismos de cooperación judicial con Estados Unidos siguen vigentes y han sido ratificados una y otra vez. Entonces la delación está garantizada y la recibirían las comisiones nombradas y representativas de la Fiscalía y de la Corte Suprema de Justicia, lo que garantizaría que el gobierno no tendría ninguna injerencia en las declaraciones.

Para recordar
¡Quién los entiende! Varias veces el gobierno propuso garantizar en la ley
la no extradición de los paramilitares que cumplieran estrictamente con los preceptos de la ley de Justicia y paz.

En ese entonces
la oposición puso el grito en el cielo al señalar que Uribe quería beneficiar a sus “socios” con el beneficio de no extraditarlos y aseguraron que no se podía quitar esa amenaza de la mesa.

Ahora, cuando el gobierno Uribe decide extraditarlos, entonces ya no les sirve y les parece inconveniente para la lograr la verdad, la justicia y la reparación. Sin embargo es una posición incoherente si se tiene en cuenta que fueron ellos (la oposición) los que no quisieron cerrar la puerta de la extradición y presionaron tanto que terminaron dejando abierta la posibilidad que hoy es realidad.

Qué no se rasguen mucho las vestiduras, pues el Polo y el partido Liberal son los padres de la extradición de los jefes paramilitares, esa que hoy les parece monstruosa e inconveniente. Si miraran más allá de sus narices, esas agrupaciones habrían permitido incluir la no extradición en la ley de Justicia y paz y no terminarían haciendo el espectáculo patético de ser las plañideras de los extraditados –a nombre de las víctimas ¡claro!- y mostrando la incoherencia política y moral que siempre los ha caracterizado.

De paso olvidaron la experiencia que tenían bloqueando la extradición, como ocurrió en la Asamblea Constituyente ilegítima de 1991… cosas de la memoria.

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.

Habla el Presidente

  • Algunos jefes desmovilizados habían reincidido en el delito después de su sometimiento a la ley de Justicia y paz.
  • Otros no cooperaban con información a la justicia.
  • Todos incumplían al ocultar sus bienes o demorar la entrega para la reparación de las víctimas.
  • Gobierno debe mantener facultad de postular a los ciudadanos para beneficiarlos con la ley de Justicia y paz.
  • También debe mantener la facultad de evaluar el cumplimiento de los desmovilizados en cuanto a los compromisos de reparación y verdad.
  • La verdad que entreguen los desmovilizados debe ser simple y oportuna.
  • La verdad manipulada no es verdad.
  • Esa verdad debe ser entregada sin cálculos en el tiempo y sin dilaciones.
  • Colombia acordó con el gobierno norteamericano que enviará representantes judiciales a los procesos que se adelanten en EE.UU. contra los cabecillas extraditados.
  • Además, los acuerdos de cooperación con Estados Unidos facilitan el intercambio de pruebas y la práctica de las mismas en ese país, por parte de las autoridades judiciales colombianas.
  • El Gobierno colombiano acordó con el estadounidense que la riqueza que los extraditados entreguen en los acuerdos que establezcan con los jueces norteamericanos, se destines exclusivamente para la reparación de las víctimas.
  • Nada se opone a que la reparación moral se haga desde los EE.UU.
  • Es una advertencia a todos los que se acogen a justicia y paz y un antecedente para futuros procesos.
  • Policía judicial perseguirá e incautará todos los bienes de los extraditados en Colombia para la extinción de dominio y la reparación a las víctimas.
  • Pidió a las víctimas evitar que sus voceros se alíen con asesinos para evitar la extradición.

    Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.

lunes, 12 de mayo de 2008

¿Uribe debe renunciar?

Si hay un discurso que me gusta de Antanas Mockus es el del atajismo, en el que describe la tendencia de los colombianos a tomar atajos para solucionar problemas. Desde la campaña presidencial de 2006, Mockus expuso con todo detalle esa filosofía e incluso señaló que uno de los ejemplos de atajismo era el paramilitarismo.

Ahora Mockus está insistiendo en la renuncia del Presidente por cuenta del escándalo de Yidis Medina, posición en la que
coincide con la del cabecilla terrorista alias ‘Iván Márquez’. Esa petición es un atajo en el que pasa por alto la presunción de inocencia: una cosa sería que la plenaria de la Cámara ya hubiera aprobado el juicio contra el Presidente en el Senado y otra muy distinta es que hasta la fecha solo se hayan enviado copias a la Comisión de Acusaciones para que decida si abre o no investigación contra el Mandatario.

El atajo que está tomando Mockus es simple: si a alguien le organizan una estrategia de escándalos y descrédito que incluya los señalamientos judiciales, esa persona debe renunciar porque –aquí va otro atajo de justificación- “cuando el río suena, piedras lleva” y si hay tanto ruido es que seguramente el desacreditado es culpable. Ese atajo de pasar por alto la presunción de inocencia es común en los colombianos, pero es mucho más frecuente en el facilismo de la oposición.

Básicamente lo que están haciendo Mockus e ‘Iván Márquez’ es reconocer su incapacidad para llegar por las vías legales al poder y por eso buscan una trocha que les permita sacar del camino al que consideran su principal obstáculo, sin importar los métodos empleados y la opinión de la nación frente al tema. Pero resulta esclarecedor que las FARC se sumen a la petición de Mockus y de otros columnistas menores, cada uno con sus respectivos intereses políticos y mediáticos: para las FARC derrocar a Uribe sería el mayor triunfo de su historia y los dejaría a pocos pasos del poder.

El segundo atajo que está tomando Antanas es el de adherir a un escándalo e intentar obtener réditos políticos con esa decisión: ante la incapacidad de convencer a las mayorías de las bondades que tendría un gobierno Mockus, recurre al atajo de sumarse a la coral de los escándalos y a lo que está sonando en los medios, para tener alguna vitrina: en Colombia no hay nada que tenga más espacio en la prensa que un opositor al gobierno y si es inteligente y con un discurso aparentemente sosegado, pues mucho mejor.

Pero con el ojo afuera, no hay Santa Lucía que valga: ahora Mockus
propone que los ciudadanos y los sectores sociales realicen una gran movilización nacional para rechazar, según él, la actitud del gobierno de tomar "atajos" para garantizar la reelección del presidente Álvaro Uribe, lo que “curiosamente” coincide con los planteamientos del terrorista refugiado en Venezuela.

Pero en eso tampoco hay que recurrir a atajismos: ¿Para qué quedarse en una movilización, cuando se puede convocar una consulta popular que determine si la nación rechaza las causas y consecuencias de la supuesta compra del voto de Yidis Medina y de Teodolindo Avendaño? Es más: como es una acción de democracia primaria, ¿por qué no consultarles de una vez a los ciudadanos, con nombre propio, si quieren que Uribe permanezca 4, 6, o más
años en la presidencia? Y para que el tema resulte interesante, si Uribe pierde ese referendo, que se comprometa a convocar elecciones anticipadas SIN SU PARTICIPACIÓN, por supuesto.

Es que la obstaculización política, la brecha entre los políticos y sus representados, el anhelo de acabar con el terrorismo y la visión regional del conflicto deben ser consideraciones estructurales para la construcción del país y no pueden estar sujetos a los caprichos, apetitos y ambiciones de unos cuantos: si la mayoría de colombianos se pronuncia sobre estos asuntos y determina el futuro de los mismos, esas minorías que creen tener el derecho a decidir por los millones de palurdos, que es como nos ven a más de 44 millones de ciudadanos, no pueden imponer sus posiciones fundamentalistas y sesgadas y deberán someterse a la voluntad del constituyente primario. Si Mockus va a tomar el atajo de apostar por una movilización nacional, pues convirtamos ese atajo en un camino para determinar lo que quiere de verdad la ciudadanía y que no ocurra lo mismo que estaba pasando en el debate del Acto Legislativo para la reelección, en el que el pueblo quería pronunciarse, pero unos cuantos intentaron impedirlo a toda costa.

Es que el tema de Yidis, con todo lo escandaloso que el ex alcalde y los áulicos de las FARC quieran hacerlo aparecer, no es tan simple: es un dilema ético en el que se debe considerar que una gran parte de los colombianos querían pronunciarse (democracia) sobre la reelección del Presidente, como se demostró en las urnas, y las ambiciones de unos cuantos, unidas al autismo de los dirigentes frente a sus electores, eran los obstáculos para satisfacer los deseos de la nación.

En ese orden de ideas, los obstáculos estaban motivados en juegos de poder, pues resulta obvio pensar que personajes como Clara Pinillos y Andrés Pastrana, quienes presionaron por el no, en ningún momento estaban pensando en el bien del país o en sintonizarse con el pueblo para escuchar su voz: ellos querían abrir espacios para sus propias aspiraciones o las de sus grupos y para eso era fundamental impedir a toda costa que los ciudadanos se pronunciaran para decidir si querían o no que Uribe siguiera en la presidencia.

Entonces el asunto Yidis no pasa por la compra de conciencia como falsamente expone la Corte: ella, como en remate, se puso en venta al mejor postor, y no era su conciencia lo que estaba negociando sino el poder clientelista que obtuviera de su decisión. ¿Alguien cree que Yidis Medina pensó por un segundo lo que le convenía al país? Para nada. Ella primero se reunió y firmó con los del no, con foto incluida, a cambio de acomodar a sus clientelas en administraciones locales y luego, si nos atenemos a la decisión de la Corte, se reunió con otros para vender su voto a cambio de ubicar sus clientelas en organismos nacionales. ¿Eso es conciencia? No. Es una transacción de puestos por una decisión que en ningún momento consultó el interés nacional ni mucho menos sus convicciones personales.

Lo anterior es moral y políticamente cuestionable, pero no es un hecho delictivo: Que un político solo atienda sus propios intereses es algo tan frecuente en Colombia que incluso, institucionalmente, no hay ningún mecanismo para que el elector se comunique con su elegido y le pida cuentas. Incluso se podría afirmar que en todas las democracias se dan ese tipo de transacciones, al mejor estilo Pelosi- Bush.

Sin embargo, en ese escenario en el que jurídicamente no se puede deshacer un obstáculo institucional que tradicionalmente ha desatendido los interese del país, ¿qué se debía hacer? De alguna manera se tenían que romper esos obstáculos, pues era importante que la ciudadanía se pronunciara apoyando o rechazando la reelección... ¿Acaso impedir el pronunciamiento del pueblo no es un atentado contra la democracia y sus instituciones?

Es que el Congreso de la República es un tétrico escenario de vanidades y ambiciones en donde lo importante es la tajada que se saque y no el bienestar que el congresista pueda llevar a los que representa. Esto no nació con Uribe ni morirá después de su mandato. Sin embargo, en un país que ha rectificado el rumbo en muchos aspectos, que por primera vez pudo ver que el terrorismo era atacable y que el Estado podía debilitarlo ostensiblemente, que después de muchos años pudo sentirse nuevamente atractivo para la inversión, el retirar el obstáculo era fundamental para fortalecer las políticas que habían dado resultado y sacar del escenario, así fuera temporalmente, a los que siempre frenaron las decisiones estructurales para el país.

No nos engañemos: no era solo el nombre de un individuo el que estaba en juego, sino el avance que había conseguido el país con mucho sacrificio… ¿era ético tirar por la borda lo andado, por cuenta de los intereses personalistas y retardatarios de los opositores que han ejecutado las mismas prácticas que ahora los hace rasgarse las vestiduras, cuando han ostentado el poder local?

Si el Congreso estuviera sintonizado con la ciudadanía, las mayorías habrían agilizado el trámite de la reelección y la oposición hubiese representado (como lo hizo) a las minorías que no querían a Uribe durante cuatro años más.

Así las cosas el delito más grave, ese que evita escudriñar Mockus, está en la incomunicación y en la ausencia de representación por parte de los congresistas y no en buscar soluciones para satisfacer la voz de la mayoría.

¡Qué lástima! Mockus está demostrando que es incoherente con su filosofía anti-atajismo e incluso que las tentaciones no son en blanco y negro, sino que tienen matices que se deben considerar a la hora de entrar a las filas de la oposición irreflexiva.

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.

viernes, 9 de mayo de 2008

La coyuntura

Si bien el incremento del consumo de bienes y servicios es expresión de bienestar y motor de la economía, también es el causante de la inflación: uno de los fenómenos más temido por los economistas.

La inflación representa todo lo malo de una economía: pérdida de poder adquisitivo de la moneda, y en consecuencia de los salarios y pensiones que se mantienen fijos durante todo el año; pérdida de la rentabilidad del sector financiero, cuando los créditos se pactan a tasas fijas, o quiebra de los deudores cuando son a tasa variable; desconfianza, especulación comercial, y pérdida de competitividad, entre otros.

Contrario a la inflación, la revaluación (o devaluación del dólar) representa lo bueno, al menos para los consumidores: fortalece el poder adquisitivo del peso y hace más asequible los bienes y servicios.

Si no fuera por las políticas restrictivas del comercio internacional los efectos se compensarían: es decir, si todos los bienes y servicios fueran importados –un hipotético imposible e indeseable- la revaluación produciría el efecto contrario al de la inflación, y de no ser por su impacto sobre el empleo, incrementaría el bienestar.

Si sumamos los dos fenómenos -ya que se están presentando en simultaneidad- se observa que mientras las importaciones se abaratan (electrodomésticos, automotores y tecnología en general) nuestros bienes y servicios se encarecen y pierden competitividad, no solo en el mercado domestico, también en el exterior.

El Banco de la República, con sus instrumentos típicamente monetarios, no sólo no logra detener la inflación y le pone un freno al crecimiento económico y a la generación de empleo, sino que estimula el ingreso de dólares y la revaluación con el diferencial de tasas.

Los instrumentos, pues, no son del banco central -las tasas o las intervenciones del mercado cambiario- sino gubernamentales: los aranceles.
En estos tiempos y para estos países, el mejor regulador de ambos fenómenos (inflación y revaluación) es la importación no solo de bienes de capital, sino de todos aquellos de consumo cuyos precios se disparen.

Si el objetivo es mantener o mejorar el poder adquisitivo de los colombianos sin destruir empleo ni competitividad, se tendrá que actuar de manera decisiva sobre las importaciones para balancear la oferta y la demanda, y enviar señales de precios internacionales a nuestros productores. Cambió el paradigma y los economistas incrustados en la burocracia central no lo han notado.

Sólo estimulando las importaciones mediante la eliminación de aranceles, en unos casos, y mediante la eliminación de barreras que permita el ingreso de nuevos competidores, en otros; y facilitando mediante normas y acuerdos entre países el crédito individual en el exterior -en el caso de los créditos bancarios- se podría neutralizar los altibajos de la economía. En resumen, con la aprobación del TLC.

De lo contrario, la inflación seguirá, y sus efectos sobre los créditos hipotecarios pactados en UVR terminarán reproduciendo la crisis del UPAC y quebrando a los deudores. Y el incremento de las tasas del Banco de la República, frenando el empuje de la construcción, destruyendo empleo, y quebrando a la Nación por cuenta de los subsidios a los exportadores, culpa de la revaluación.

Por Miguel Yances Peña. Columnista de El Universal de Cartagena.
myances@msn.com

miércoles, 7 de mayo de 2008

El monstruo de Anstetten y el “mal de vereda”

Una vez escribí una entrada en mi antiguo blog basada en esa imagen de la percepción del mundo que tendría una víctima del incesto. Me refería a la llamada acción de tutela y a la forma en que se aplica en Colombia ese recurso de amparo (que existe en muchos sitios, pero no saltando por encima de la jerarquía judicial ni menos con la posibilidad de anular las leyes y los contratos invocando “derechos fundamentales”). Esa endemia jurídica explica en gran medida al país: como las leyes no se pueden aplicar ni los contratos respetar porque los poderosos no van a someterse a ninguna norma, se inventan una figura mediante la cual se anulan leyes y contratos y se hace lo que los amos quieran. Pero el embeleco no carece de ingenio: los dueños del Estado resultan reclamándole al Estado aquello que les dé la gana, siendo que “el Estado” es por definición dueño de las riquezas del subsuelo y tiene un derecho que nadie cuestiona a la exacción. El hecho de que “el Estado” (la organización de la dominación, según la definición de Lenin) despoje a la gente de los bienes que en otras sociedades les corresponderían (los del subsuelo y la exacción) se presenta como ¡un derecho a reclamarle al Estado! Y como nadie ha encontrado el remedio contra la muerte, la posibilidad de reclamar en nombre del derecho fundamental a la vida es infinita: depende de lo cerca que se esté de la cúpula judicial. Bueno, le puede reclamar al Estado (es decir, con cargo a los recursos comunes) quien es por definición usufructuario del Estado, las personas educadas y bien situadas, como en esta historia. Los pobres y analfabetos tienen todavía más derechos, pero sus tutelas no llegan ni a ser redactadas.

”Mal de vereda”
Ahora es de rabiosa actualidad la historia del jubilado austriaco que durante 24 años mantuvo encerrada a su hija, con la que tuvo siete hijos: ¿cómo se imaginaría esa mujer la vida de los demás? Para mí lo relacionado con la acción de tutela describe a una sociedad dañada, un lugar que no está muy lejos del sótano en que se pudría esa mujer con sus hijos, pero ¿no confirman esa percepción los recientes episodios de la conjura de los jueces para tratar de destruir al gobierno? El motivo de este artículo es sólo el apremio de gritar a los cuatro vientos: No, el mundo de fuera no es así, el aire corre y la gente se desplaza libremente. Pero, ¡figúrense!, eso no gusta, eso parece enfermizo y sesgado. Un bloguero que firma como Lanark describe esa tendencia a ver el propio país con una mirada demasiado desaprobadora como “mal de vereda”. A mí me interesa mucho el tema, objeto de una reciente discusión en el blog de
Alejandro Gaviria.

Creer y pensar
Ortega y Gasset decía que no se debía confundir lo que alguien piensa con aquello en lo que cree, pensando se puede ser muy exuberante y los pensamientos pueden conducir a conclusiones distintas cada vez, mientras que aquello en lo que se cree es como el suelo en que crece la propia vida. Un estudiante puede aprender que el Homo sapiens y el Canis canis son mamíferos que comparten casi todo su genoma, ambos muy distintos de lo que es una mosca, por ejemplo. Pero si ese estudiante ha crecido en una familia colombiana típica, lo más seguro es que de todos modos sienta más la diferencia hombre/animal, de modo que el perro cae en la misma categoría de la mosca. Lo primero es lo que se piensa; lo segundo, aquello en lo que se cree. Digo todo esto porque es imposible hurgar en las ideas de un colombiano sin encontrar el creacionismo, la certeza transmitida por la tradición de que el mundo que conocemos fue creado por un ser superior y no es el producto de una tortuosa evolución. ¿Qué tendrá eso que ver con lo dañado de la sociedad colombiana? Fácil: la idea de que en los demás países también hay todo lo que se reprocha a la sociedad colombiana supone desconocer la excepcionalidad de lo humano: la existencia de la vida es el resultado de una situación excepcional, para que se llegara a los mamíferos pasaron miles de cosas extraordinarias y muchos millones de años, para que llegara nuestra especie y la palabra y la organización social casi que habría que pensar en una serie larguísima de milagros. En la mente del creacionista todo existe porque sí.

Complejo de inferioridad
Es decir, el que se empezara a hablar ocurrió en una circunstancia extraordinaria y puede que los hombres que lo vivieron ya fueran extraordinarios respecto de lo que era la especie hasta entonces. Y lo mismo se podría decir de todos los logros que disfruta la especie: son la obra de personas concretas, no un don de la Providencia. Pero al pensar en todos esos logros siempre se llega al desagradable descubrimiento de que eran y son el fruto de las vidas de las gentes de otras sociedades. Las nuestras como mucho han inventado la acción de tutela y algún tormento especialmente repugnante. ¡Como todas las sociedades son iguales porque en todas partes hay de todo, el pensamiento que dio lugar a la ciencia lo comparten todos los pueblos: es un don divino! Y a fe que quienes así piensan tienen algo de razón: ¿no hay filósofos en todas partes? La cuestión resulta especialmente halagadora para los colombianos de las clases altas, siendo que da lo mismo la Atenas del Siglo de Pericles que la Tenaz sudamericana, William Ospina bajito bajito resulta como un Aristófanes y Felipe Zuleta ya puede irse comparando con Simónides o con cualquiera de los que andaban de tertulia con Sócrates. Bueno, por mi experiencia, la intensidad con que acometen a la gente esa clase de pensamientos es inversamente proporcional al nivel de desarrollo de sus sociedades: un español acostumbrado a leer está más dispuesto que un colombiano a aceptar que el nivel filosófico o musical de Alemania en los últimos siglos era superior al de su país, pero hasta un colombiano resulta de lo más modesto y ecuánime si se compara su actitud con la de un hondureño, el cual aun es comedido si se lo compara con un ecuatoguineano.

Acostumbramiento
Pero fuera de ese halago siempre se va a lo mismo: en La rebelión de las masas Ortega aludía al hombre típico del siglo XX llamándolo “hombre masa” y le atribuía la creencia de que todos los logros de la ciencia, que una minoría ínfima en ciertos sitios y momentos había alcanzado, le pertenecían por el hecho de haber nacido en esa época. En las sociedades de Latinoamérica, tan estériles y brutales, eso se lleva a la caricatura: la principal enseñanza de las universidades es que la culpa de que haya ciudadanos que no poseen ciertos bienes es de quienes los inventan y producen, siempre de otras partes. El latinoamericano no tiene que pensar en inventar ni en producir nada sino sólo en protestar en caso de no tener lo que desearía. El mero registro de esa particularidad cultural se vuelve a ojos de los joviales “mal de vereda”. Yo podría hacer un inventario exhaustivo de todas las cosas que he oído decir a colombianos exhibiendo ese patético complejo de inferioridad, que se manifiesta en la típica reacción de convertir a Diomedes Díaz en la competencia local de Mahler y a los juicios arrogantes de los supuestos entendidos en puro afán de exclusión. No es que el hombre colombiano esté condenado a estar muy por debajo de los de las demás sociedades, es que lo estará mientras se construya un sótano moral en el que reduce al resto del mundo a su nivel. La negación del carácter bárbaro de nuestras sociedades sólo refleja el cómodo acostumbramiento autohalagador, y a la postre resulta una manifestación más honda de barbarie que los mismos hechos atroces.

Todas las familias felices
Es famosa la frase de Anna Karenina según la cual “Las familias felices son todas iguales; las familias infelices lo son cada una a su manera”. Lo mismo se podía decir de las clases sociales en las distintas naciones, el “pueblo” es muy parecido en todas partes, los Prominenten lo son de forma muy peculiar. Cuando Octavio Paz alude a la destrucción de la sociedad azteca por los conquistadores españoles sobre todo se ocupa del exterminio de sus clases altas. Cuando se atribuyen rasgos de deformidad moral a la sociedad colombiana la gente automáticamente piensa en los guerrilleros o en los paramilitares o en los delincuentes o en los niños de la calle. Pero basta con las clases altas para explicarlo, basta con, como decía arriba, el hecho de que disfruten de la plenitud de sus títulos de filósofos, filólogos e historiadores en ardua competencia con los británicos del siglo XX para ver que la sociedad está lo que se dice lejos de cualquier desarrollo. En la misma semana en que Alejandro Gaviria publicó en su blog una entrada titulada
Una sociedad dañada unos estudiantes en Neiva quemaron a unos policías, fenómeno que no mereció ningún escrito de opinión de la prensa ni ninguna entrada preocupada en ningún blog ni ningún comentario en el blog mencionado. ¿Qué culpa tienen los filósofos y economistas de que por allá en Neiva pase eso? Ellos están tratando de descifrar a Rawls como sus padres lo hacían con Derrida y sus abuelos con Sartre. ¡No faltaría más sino que les digan que son menos que Goethe porque pase eso en una universidad de provincia!

El maldito “narcotráfico”
Esa reacción conformista y autoindulgente de las clases altas tiene muchos formatos, el más característico es la atribución de todos los problemas graves al tráfico de drogas, ¡fenómeno tan narcótico que ya hasta hace olvidar que la cocaína es un estimulante! Claro que mucho antes de que fuera importante la exportación de drogas Colombia era conocida por ser el país de los gamines, fenómeno que bastaría para explicar los rasgos predominantes de la sociedad, aun de la actual. ¿Por qué había gamines? Porque había seductores desaprensivos y padres que lavaban su honra exhibiendo una crueldad sin límites con sus hijas embarazadas (y que en la mayoría de los casos eran también seductores desaprensivos con unos cuantos años más). Pero ¿qué clase de gente son los seductores desaprensivos? Todo lo que dio lugar durante tantas décadas a eso resulta tedioso a los colombianos encumbrados, que no quieren verse bajados del podio que comparten con sus colegas de otras épocas y países.

Amenazas y muertes
El caso de los policías quemados es sólo un ejemplo: repito, no se puede juzgar a una sociedad porque eso ocurra, ni siquiera porque ocurra frecuentemente, lo terrible, lo estremecedor, lo que anuncia muchos más horrores es esto: es como si no ocurriera, cientos de miles de colombianos han sido asesinados y la reacción de los poderosos casi siempre es sacar algún provecho de esos crímenes, mientras que el hecho de que cualquier energúmeno entre a un cibercafé y amenace a un periodista famoso da lugar a decenas de editoriales y columnas en la prensa (
ayer mismo). Pero ¿y qué? Nadie va a tener que aceptar que porque eso pase el país es un muladar, sólo que nadie lo registra y el hecho de registrarlo llena de perplejidad a los colombianos acomodados, joviales y aplomados.

Eso no ocurre en otros países, y mientras siga ocurriendo, mientras la gente esté tan dispuesta a secundar campañas de calumnias repugnantes como las que ha emprendido la llamada Corte Suprema de Justicia para tratar de calumniar al presidente o todas las mentiras evidentes relacionadas con esa campaña (como la denuncia de Rocío Arias, las declaraciones de Villalba, la entusiasta autoinculpación de Yidis Medina, las peticiones de renuncia de Mockus y muchos más fenómenos), mientras los demás escondan la cabeza para ver sólo sus propios títulos y dignidades, la sociedad colombiana será respecto de la especie sólo un caso terrible de retroceso y degradación: un sótano en el que unos depravados hacen de las suyas y nadie les dice nada.

Por Jaime Ruiz. Columnista del Sistema Atrabilioso.

lunes, 5 de mayo de 2008

No ha pasado nada

Miles de muertos, bombas, terror y guerra fueron la antesala para doblegar a la sociedad colombiana que finalmente aceptó la no extradición de ciudadanos colombianos a los Estados Unidos.

Ante el terrorismo desbordado como fórmula de chantaje, Escobar envió un comunicado a El Tiempo en 1990: “Debe impulsarse una Asamblea Constituyente que reforme la Constitución y elimine la extradición de plano”… Finalmente la Constituyente se realizó y su resultado, la Constitución de 1991, incluyó la no extradición.

Se sabe que fueron en total 27 los constituyentes que recibieron del cartel de Medellín entre 50 mil y 100 mil dólares por cabeza. En la lista figuraban entre otros Marco Antonio Chalita, del M-19 y
Francisco Rojas Birry, actual Personero de Bogotá por el Polo Democrático Alternativo. Pablo Escobar invirtió cinco millones de dólares para comprar a los constituyentes y conseguir la prohibición de la extradición… y lo logró.

Uno de los apoyos más importantes para sacar adelante la extorsión-soborno que el capo impulsó en la Asamblea Constituyente lo recibió del M-19. Dice alias ‘Popeye’:
”Todos los que recibieron el pago garantizaron que la extradición quedará excluida en la nueva Constitución. El M-19 está atento, apoyando a Pablo Escobar en sus intenciones y además se adelanta y lo expresa públicamente (…): el voto a favor de incluir la no extradición en la nueva Carta Magna”.

De igual forma, el propio presidente César Gaviria estaba enterado de los sobornos, lo mismo que el ex presidente Misael Pastrana, quien se retiró al momento de la votación del artículo que prohibía la extradición.

Era tan fuerte el estruendo de las bombas y carros-bomba, tanto el miedo que sentían los ciudadanos por el secuestro y el terrorismo practicado por Escobar y sus hombres, que la sociedad decidió aceptar el chantaje del terrorista y renunciar a una herramienta que intimida a los peores criminales.

En esa época también fue revocado el Congreso y después de la nueva Constitución fue elegido un nuevo cuerpo legislativo mucho más viciado y cuestionable que el anterior.

Ahora, 17 años después, los puntos de la agenda nacional de muchos sectores políticos son idénticos a los de Escobar y sus hombres: El Polo Democrático Alternativo busca la convocatoria de una Asamblea Constituyente con la supuesta teoría de superar la crisis política colombiana. Pero en el PDA nadie puede explicar porqué la elección de un nuevo Congreso es inconveniente por la presión de los violentos, pero al elegir una Constituyente no se presentaría dicha presión… ¿Es que el poder de intimidación sirve para unas elecciones al Congreso pero no para unas elecciones a una Asamblea Constituyente?

Mientras unos buscan la convocatoria de una Constituyente, otros obstaculizan la extradición con sus decisiones judiciales, supuestamente amparando a las víctimas que al final recibirán lo mismo, pues esos extraditados no llevan en sus equipajes las miles de hectáreas de tierra, o los centenares de cabezas de ganado, o los inmuebles que poseen.

Que esos criminales estén aquí o allá no es importante en una acción judicial de investigación y extinción de dominio. Ciertamente, que permanezcan en Colombia, favorece la mediocridad del aparato judicial, pero la reparación y la verdad no están garantizadas si los criminales siguen en Itagüí o los encierran en Estados Unidos.

Pero la presión es grande para acorralar al país: Los ataques arrecian y como dice
Alfredo Rangel, “antes, el narcoterrorismo hacía estallar bombas... ahora hace estallar escándalos”.

La misión es la misma: doblegar a los colombianos para que claudiquemos por la presión de las bombas que a diario hacen explotar y nos aturdan al punto de pensar que al ceder ante las pretensiones totalitarias alcanzaremos el fantasma de la paz.

Atacan a diario, como lo hacía Pablo Escobar, buscan arrodillar al país con el argumento de que todos los caminos del paramilitarismo conducen a Uribe, como lo hizo Escobar, y tienen preparada la solución para que se silencie el terrorismo mediático: Constituyente, no extradición y sacar a Uribe del camino.

¿Vamos a ceder? Yo no. Con el razonamiento que tengo, poco o mucho, no he visto la primera prueba que indique que Uribe es aliado del narcoparamilitarismo. Por el contrario: He visto y leído tantas supuestas pruebas, tantas teorías bien o mal formuladas, tantos intentos de forzar situaciones, comprar testigos y desparramar denuncias contra el Presidente, que todo me ha generado la convicción de que hay una gran conspiración de los
nostálgicos de las FARC.

Es una conspiración bien montada pero tan ruidosa que ya muchos sabemos de donde proviene, pues sus protagonistas son los mismos que hace 10 años veían la zona de despeje como algo interesante y necesario… los mismos que hace 5 años consideraban inconveniente el referendo Uribe y hoy, como por arte de magia, ven esas propuestas como la salvación del país.

Los conspiradores son incoherentes y carecen de autoridad moral para hacer señalamientos: Que nadie me venga a decir que Petro tiene autoridad para señalar relaciones de violentos con políticos, cuando él portó armas al cinto y pertenecía, junto con Iván Marino Ospina y Álvaro Fayad, al estado mayor del M-19, movimiento que vendió un servicio especial pagado por Pablo Escobar: La destrucción del Palacio de Justicia.

O Daniel Coronell, el socio de César Villegas quien era tesorero del Cartel de Cali: Al “periodista” le parece algo insignificante que haya sido su socio en la empresa de televisión que hoy dirige.

Y hablan de corrupción por un supuesto cohecho entre Yidis Medina y el gobierno Uribe, cuando fueron ellos, con Ramiro Bejarano y Javier Ayala como presidente de la Comisión Nacional de Televisión, los que armaron una verdadera encerrona contra el Estado para saquear 11 mil millones de pesos del erario público. Hoy Ayala es el flamante director de Canal Capital.

Ni hablar de las altas cortes de justicia. Unos magistrados que aceptan invitaciones y dádivas de un miembro de la mafia siciliana con la excusa de que no sabían que el enlace era un tipo oscuro y con negocios ilícitos, no tiene autoridad moral para impartir justicia y bloquear la extradición, la figura que más temor genera en los criminales y narcotraficantes.

Quieren vender la sensación de un país descuadernado. El desespero de los conspiradores es enorme y ya intentan manipular el tema de los computadores con un argumento absurdo: Que la información
no siguió la cadena de custodia. Olvidan esos conspiradores, o mejor lo ocultan a sus incautos lectores, que la cadena de custodia ha sido garantizada desde el momento en que la Policía Nacional asumió el control de los equipos y luego los entregó a Interpol, entidad que hace las veces de policía judicial internacional y que cualquier proceso que adelante esa institución, tiene el sello de la cadena de custodia para las pruebas analizadas.

Solo les quedan 10 días antes del informe oficial de Interpol, aunque ya reportaron lo más importante: Que
la información no fue adulterada, cosa que los debe tener aterrados y prestos a incrementar sus ataques terroristas en estas dos semanas que faltan.

Pero ellos no quieren desesperarse solos… quieren que la nación también se aturda con la desesperación y buscar la desestabilización del país de tal manera que lo que viene para ellos sea amortiguado por la incredulidad del público.

Muy pocos se opusieron al chantaje de Escobar. Ojalá esta vez los colombianos no nos dejemos acorralar para aceptar cualquier fórmula con tal de lograr que el terrorismo virtual, político y mediático cese sus acciones.

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.

sábado, 3 de mayo de 2008

Palmira inundada















Estas son las imágenes de la inundación que afectó a la ciudad de Palmira, en Valle del Cauca. En la emergencia resultaron damnificadas decenas de familias palmiranas.

Y ¿cuál fue la explicación que dieron las autoridades sobre la inundación de un sector importante de la ciudad? El Gerente de Acuaviva, empresa encargada del acueducto y alcantarillado de la ciudad se limitó a indicar que la empresa se solidariza con estas familias para brindarles una ayuda en cuanto a viveres y esas cosas.

¡Por favor! Si la empresa está en la obligación de responder por el pésimo sistema de alcantarillado con el que cuenta la ciudad. Los palmiranos no necesitamos limosnitas sino programas contundentes que mejoren nuestra calidad de vida y que demuestren que los recursos que pagamos los habitantes, son invertidos en la optimización del servicio.

Uno se pregunta a dónde van a parar los pagos que hacemos los ciudadanos... No se puede especular, pero lo cierto es que los recursos no se ven invertidos en el mejoramiento de la calidad del servicio público.

Ciudadanos de Palmira: hoy se presentó una inundación pero mañana será cualquier otro daño producto del desgreño administrativo y la carencia de visión para gerenciar la ciudad.

¿Hasta cuando seguiremos aguantando los atropellos de Acuaviva y de su administración? Esto es un llamado a la no indiferencia, es necesario que la ciudad conozca lo que sucede y que sepa cuales son los derechos de los usuarios de los servícios públicos.

No es un problema exclusivo de los afectados, es problema de todos los que acolitamos que cosas como estas sigan sucediendo en la ciudad. Si nosotros permitimos que se violenten nuestros derechos, mañana sera imposible reclamar: el dinero que paga la familia palmirana, por la ineficiente prestación de los servicios públicos también cuenta... La ciudadania merece respeto.

Fotos y texto: Paola Santacruz. Corresponsal del Sistema Atrabilioso en Valle del Cauca.