viernes, 2 de mayo de 2008

Yidis, como Pelosi

Nada tiene de diferente lo de Yidis, y lo de Pelosi con el congelamiento del TLC en el congreso estadounidense; en ambos casos se trata de sobornos y chantajes entre poderes públicos. Peleas de políticos con ropajes altruistas.

Pelosi y los demócratas exigiendo protección a los trabajadores damnificados del comercio, como condición (entre otras) para votar el TLC, y Yidis buscando recursos para su región (entre otras) a cambio de votar a favor de la reelección.

De haber alguna, la única diferencia sería que en los EUA el chantaje se hizo abiertamente -aun no se conoce la solicitud u ofrecimiento de soborno que siempre se hacen por debajo de la mesa; mientras que en Colombia tanto la solicitud de soborno, como el chantaje mismo, estuvieron ocultos hasta ahora que este último se hace efectivo con la revelación de un video, y la publicación de un libro escándalo del que Yidis esperará recibir al menos parte de lo que no pudo conseguir por los otros medios.

Bueno hay otra diferencia, en Colombia el tema será judicializado (Yidis ya confesó el delito, hora tendrá que aportar pruebas para inculpar a otros) y en los EU lo han tomado como algo natural, peleas de políticos con ropajes altruistas.

Lo triste, o lo humano, para reconocer la incidencia de la naturaleza en esas perversiones, es que sin independencia de poderes (de ahí que se defienda tanto, incluyo al periodismo malo) no existirían los chantajes y sobornos: son la consecuencia lógica de sentirse (ser) poderoso, y al mismo tiempo humano, es decir con necesidades. Ese sentimiento colombiano de que los extranjeros están hechos de otra madera, se va desvaneciendo poco a poco.

Lo más probable es que Yidis haya sido ingenuamente engañada -como tantos colombianos a quienes algunos políticos les prometen y luego no les cumplen, sin que a nadie se judicialice- y ahora manipulada por comerciantes inescrupulosos. O que haya armado toda esta patraña a espaldas del periodista (increíble en un tipo tan incisivo) o confabulado con él, para construir un elemento de chantaje, que nunca le funcionó, pero que ahora le sirve (¿quién puede asegurar que no haya sido grabado la víspera?) para armar el escándalo y publicitar el libro

Por donde lo mire, el incidente deja mejor parado al gobierno, que al periodista y a la ex parlamentaria.

Por otro lado al divulgar el video Yidis está asumiendo que el delito está en quien soborna y no en el sobornado (en ambos dice ella). Eso puede ser cierto, pero en su caso es una confesión que no requiere mas pruebas para condenarla, mientras que ¿de cuando acá ofrecer un soborno –de ser cierto- es un delito si no se consuma el acto?

Sor Juana Inés puede decir misa, y las leyes pueden decir lo que quieran, pero moralmente nunca será igual el funcionario público que vende su conciencia (es él el depositario de la confianza popular) que quien se la compra. Es decir el “peca por la paga”, peca. El “paga por pecar”, no estoy muy seguro.

La ex parlamentaria será judicializada, ella debe saberlo. Es el costo del libro, y del escándalo del que el gobierno sale como siempre fortalecido.

Coronell al menos fue más inteligente: la columna anunciando la revelación del video fue escrita para cubrirse de todos los riegos, y supo sacar provecho (popularidad) sin exponerse a nada más que a la sanción moral de los colombianos: que importa -dirá- si así se gana plata y hasta premios.

Mientras que la ex representante podría pasar algunos años en la cárcel sin que sea seguro el éxito del libro.


Por: Miguel Yances Peña. Columnista de El Universal de Cartagena.
myances@msn.com

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