lunes, 8 de junio de 2009

El secuestro político masivo: una estrategia vigente para las FARC

La estrategia fue la misma que utilizaron en la Asamblea del Valle: a los concejales de Garzón, Huila, les dijeron que tenían que sacarlos del lugar porque había una amenaza de bomba. Sin embargo algo debió pasar en el último instante, pues los terroristas abandonaron su pretensión de realizar un secuestro político masivo y optaron por plagiar a uno sólo de los concejales.

Lo ocurrido en el Concejo de Garzón es una tragedia anunciada. Las presiones por el intercambio humanitario buscan perpetuar el secuestro para garantizar la vigencia de las FARC en el escenario político y militar. La estrategia terrorista del secuestro no se diferencia mucho de lo que ha pasado en Israel, país que en mal momento, y dejándose llevar por presiones internas y externas, accedió a una especie de
legalización del canje de prisioneros que ha demostrado ser un rotundo fracaso.

A eso aspiran las FARC y sus esbirros: a que se legalice el intercambio de “prisioneros”, ahora almibarado con el falaz apellido humanitario. Una vez aceptado el mecanismo, o doblegado el país ante los propósitos criminales, las FARC incrementarán el secuestro político para recuperar a sus más importantes asesinos, expertos en explosivos, ideólogos y reclutadores. De paso, en lo político, mostrarán la imagen mendaz de lo humanitarios que son sus aliados de civil.

La situación es de una sencillez pasmosa: de llegarse a concretar dicho mecanismo, las FARC harían uso indiscriminado del intercambio y el país recuperaría el deshonroso primer lugar en el escalafón del secuestro en el mundo.

Así como Hamas o Hezbolah hacen intercambios de centenares de terroristas por un puñado de cadáveres, las FARC y sus portavoces han anunciado que harán lo propio con los restos del mayor Julián Ernesto Guevara. Mientras tanto, sus voceros viajan al exterior para presionar al Gobierno y conseguir la claudicación con el argumento mentiroso de la acción humanitaria.

En la mitad del asunto están los Colombianos por la paz. Después de una semana del ataque terrorista, la agrupación no se ha pronunciado sobre lo ocurrido en Garzón, Huila. Es que la decisión de Uribe de excluirlos del tema de las liberaciones “humanitarias” pudo llevar a las FARC a presionar a su manera, para que sus jefes de civil recuperen el espacio que el Gobierno les quitó.

La elemental lógica de las FARC es que con un nuevo secuestro político masivo, el Gobierno se verá obligado a buscar la mediación de Colombianos por la paz y por ese camino, recuperar el protagonismo que ha perdido Piedad Córdoba en las últimas semanas. Es que a menos de un año de las elecciones presidenciales, y cuando ya han arrancado algunas campañas, los pantallazos que dejan de otorgarle los medios a la señora Córdoba, y al heredero de Manuel Cepeda, son una pérdida complicada en el juego político de la combinación de todas las formas de lucha.

Sin embargo, la Senadora Córdoba mantiene un 2% en las encuestas, y aparece como la liberal con más apoyo electoral con miras a una consulta popular.

En este sentido, las FARC y Colombianos por la paz han tenido una ayuda importante de los medios y de los encuestadores al mantener a Piedad Córdoba en los sondeos de opinión. Si ella no se inscribió como precandidata del liberalismo, ¿por qué sigue figurando? Parece que no se conocen las verdaderas intenciones de la Senadora y que su permanencia en las encuestas es sostenida para mantenerla con algo de vigencia y así permitirle que dé el zarpazo por cuenta de un movimiento independiente de muchos sectores del país, pero no de las FARC: Colombianos por la paz.

Así las cosas, lo ocurrido en Garzón es una alarma que se enciende sobre lo que pueden hacer las FARC y sus esbirros, para influir en las elecciones de 2010. Al fin y al cabo suponen que los colombianos volverán a ceder a las presiones terroristas haciendo concesiones como ocurrió con Pablo Escobar y la extradición… Ignoran que el país ha cambiado y eso quedó demostrado hace siete años.

AL CIERRE: Uribe regañó a los militares por lo ocurrido en Garzón, Huila. Tiene razón en que no se pueden bajar los brazos, y que varias veces ha dicho que la “culebra está viva”. Sin embargo, el regaño tiene que extenderlo a algunos de sus funcionarios y ex funcionarios, quienes incluso han dicho que
las FARC son solo una marca. Hace tiempo advertí sobre la inconveniencia del triunfalismo de algunos sectores uribistas que en Garzón les costó la vida a cuatro personas y terminó con el secuestro de un concejal.

Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.

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