miércoles, 17 de junio de 2009

Investigación-Acción participativa

Cuando se habla del "conflicto" colombiano suele haber un enorme desinterés por sus causas reales, en buena medida porque la incuria intelectual es un rasgo de la cultura local, pero también porque los especialistas en esas materias son exactamente los mismos generadores del conflicto. De ese modo se impone su versión y todo el mundo cree fácilmente que las FARC son un grupo de traficantes de drogas que reclutan jóvenes abandonados por el Estado o que son campesinos fanatizados que perdieron la noción de la realidad.

Pero no hay tal: basta hurgar un poquito en la historia de las últimas décadas para comprobar que todo lo que hacen las guerrillas estaba claramente resuelto en las consignas de los grupos de la llamada izquierda de las generaciones anteriores. Puede que los detalles más escabrosos no fueran mencionados por los instigadores de la "revolución", pero eso ocurre por una parte porque nadie sabe cómo será el futuro, y por la otra porque fijarse en esos detalles habría conducido al desaliento. Un elemento cómico al respecto es el escándalo que se hace porque el senador Jorge Enrique Robledo aparezca en los computadores de Raúl Reyes como persona vinculada a las FARC siendo que su partido de origen, el MOIR, no aprobaba la lucha guerrillera.

Nadie que conozca la historia de la izquierda podría dejar de distinguir entre "estrategia" y "táctica". Los pro-chinos del MOIR no aceptaban a las FARC por una parte porque las dirigían sus rivales prosoviéticos, y por otra porque no creían que el foco guerrillero fuera la vía eficaz hacia la revolución. No sería por escrúpulos morales por los que unos psicópatas entusiastas de la Revolución cultural china y de su hijo más característico, el regimen del jemer rojo en Camboya, iban a dejar de apoyar unos cuantos asesinatos de soldados y unos cuantos secuestros. Sencillamente al fracasar por completo como vanguardia del movimiento revolucionario y al cesar el conflicto chino-soviético, no encontraron otra salida que sumarse a sus antiguos rivales del PCC en el Polo Democrático. Es decir, aceptar el poder de las FARC significó para el MOIR un cambio de "táctica" para el que estaba plenamente preparado. (Ese poder es la base de poder real del Polo, es decir, del PCC: la base con que los comunistas consiguieron apropiarse de los sindicatos de entidades estatales y disponer de recursos fabulosos para expandir su proyecto político y cooptar a las demás sectas.)

Pero el MOIR es el fruto de una disidencia remota del mismo proyecto comunista, y resulta mucho más interesante evaluar el origen de ese proyecto y su relación con la sociedad colombiana, pues, como ya he señalado, las guerrillas son exactamente la realización de ese viejo proyecto, y sin el poder acumulado por las FARC en las últimas décadas tampoco habría sido posible el ascenso electoral del PDA. Bueno, también porque el poder de las FARC influyó en el ascenso de Chávez, cuyos recursos hicieron mucho por el poder del frente de masas del comunismo colombiano.

Entre los acontecimientos de las últimas semanas destaca la detención de Miguel Beltrán (alias "Jaime Cienfuegos"), profesor de Sociología de la Universidad Nacional encargado de reclutar estudiantes para las FARC. Como era de esperarse, los partidarios del comunismo salieron a defender al citado profesor con el encantador argumento de que no hay ideas criminales en el ámbito académico. Lo que pasó inadvertido para todo el mundo es que esa facultad es uno de los principales centros del movimiento comunista en Colombia y si bien ese profesor tenía correspondencia con Luis Édgar Devia, nadie podrá suponer que los demás no forman parte de ese proyecto. Bien como adoctrinadores, bien como reclutadores, bien como proveedores de estratagemas y falacias con las cuales sacar adelante la revolución.

Basta con fijarse en la historia de esa facultad: la fundó y dirigió casualmente el mismo creador de la revista Alternativa, el mismo creador del Polo Democrático, el mismo autor del libro (La violencia en Colombia) que sirvió durante décadas para presentar a las guerrillas financiadas copiosamente por los soviéticos como autodefensa de campesinos perseguidos por el gobierno: Orlando Fals Borda. Este sociólogo muerto en 2008 es tal vez el principal ideólogo de las FARC, y se le conoce por ser uno de los padres de la "IAP" (Investigación-Acción Participativa).

En este texto que Alfredo Molano escribió a la muerte de la esposa de Fals Borda en 2006 uno puede formarse una idea de la clase de personas que dieron origen al movimiento guerrillero: la señora era descendiente de dos candidatos presidenciales de la primera mitad del siglo, y los demás fundadores de dicha facultad eran el sacerdote y patricio Camilo Torres y el jurista y teórico radical Eduardo Umaña Luna, hijo del poeta y político José Umaña Bernal. Es verdad que las guerrillas ya existían en las décadas anteriores, pero su persistencia y poder habría sido imposible sin el "movimiento estudiantil revolucionario" que crearon esos personajes y sus pupilos explotando el fervor que recorrió el continente tras la Revolución cubana.

Se puede decir sin riesgo de equivocarse que el origen social y las diversas conexiones de esas personas están en la base de la orientación que dieron a la facultad que crearon: la IAP es una ciencia cuyas respuestas no son el resultado de la investigación sino que están antes, ya descritas en la misma formulación del método. Se trata de una ciencia ideológica cuyos ejecutantes llevan a cabo una "praxis" que en buen romance sólo tiene un nombre: política.

El contexto de todo ese invento es en extremo interesante. ¿Nadie se habrá preguntado cómo es que en los países en los que se desarrolló la Sociología a nadie se le ocurrió algo tan lindo como la IAP? Pero ¿qué es la Sociología? Según el diccionario es "Ciencia que trata de la estructura y funcionamiento de las sociedades humanas". La IAP se aparta por completo de cualquier noción de "ciencia" y termina siendo mero activismo. ¿Alguien se habrá detenido a pensar en qué trabajan los sociólogos? En Colombia, dada la escasez de recursos y el escaso desarrollo de las ciencias, la posibilidad de que la notoria cantidad de profesionales de esta ciencia formadas por esas universidades sea absorbida por las empresas privadas es nula. Los sociólogos, imbuidos de su papel redentor de la sociedad, necesitan los ingresos estatales y con tal fin resultan forzosamente adscritos a la red de poder de la izquierda democrática, gracias a la cual se crean para ellos los puestos que les pueden asegurar sus ingresos (siguiendo una lógica colombiana, según la cual quien haya estudiado es merecedor de por sí de un ingreso, sin que importe la utilidad de su labor).

De ese modo, la irresponsabilidad de los proveedores de recursos públicos ha proporcionado durante muchas décadas a un grupo de patricios conjurados una multitud de agentes dedicados a organizar el movimiento subversivo y dependientes de ese grupo para su sustento. Nada de eso ha cambiado, cosa que no se puede achacar al gobierno de Uribe, pues si un día decidiera cerrar la Universidad Nacional (donde Camilo Torres, Umaña Luna, Fals Borda, Molano y varios miles de ideólogos de las FARC siempre han campado por sus anchas recibiendo ingresos fabulosos que les proveen los demás colombianos para que puedan vivir rodeados de lujos mientras planean asesinatos y secuestros), lo más seguro es que no tendría suficiente apoyo para resistir la rebelión estudiantil y profesoral.

Es decir, si a los colombianos los matan, mutilan, secuestran e intimidan es sobre todo porque no saben o no quieren saber de dónde procede la agresión. Ese poder incrustado en el centro de la sociedad es la garantía de persistencia del orden colonial, en el que el clero y las familias de las que procedía ejercían un dominio absoluto y parasitario sobre toda la sociedad. Pero mientras los demás no se den cuenta de que sus recursos no deben gastarse en cebar a sus verdugos habrá pocas esperanzas de que cese la violencia.


Por Jaime Ruiz. Columnista de Atrabilioso.

1 comentarios:

Javier Moreno dijo...

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