Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso
Dos noticias económicas, publicadas hace pocos días, resultan interesantes para entender que en Colombia la oposición no aporta al fortalecimiento de las debilidades del Estado, sino que apunta sus armas a tratar de debilitar las fortalezas actuales.
La primera información da cuenta de los países de Latinoamérica más atractivos para invertir en infraestructura. Según el informe de World Economic Forum, titulado “Benchmarking National Attractiveness for Private Investment in Latin American Infrastructure”, Chile, Brasil y Colombia son los países más atractivos para la inversión privada en infraestructura de América Latina.
En el índice aparece en primer lugar Chile, seguido de Brasil, Colombia y Perú, países que según el informe, “tienen un fuerte desarrollo en estabilidad económica, facilidad de acceso a la información, desarrollo de mercados financieros y aptitud del gobierno para la inversión privada, entre otros puntos”.
Señala el informe además, que “el factor común entre estos tres países es que sus gobiernos y emprendedores se encuentran frente a un desafío de ejecución e innovación, para resolver las barreras específicas de cada país y lograr un incremento en el flujo de proyectos exitosos".
Al otro lado del espectro, dice el mismo estudio, están Argentina, Bolivia y Venezuela, pues las condiciones generales de inversión son pobres, debido, entre otros factores, al clima desfavorable para la inversión en general. Además, puntualiza, “el uso de la inversión privada para proveer bienes públicos en los años recientes es limitado”.
Este es uno de los tantos indicadores que sitúan a Colombia como un país interesante para la inversión, con unas reglas del juego que han mejorado y con una disminución en la percepción de riesgo político.
Pero justamente es a esas fortalezas a las que la oposición está disparando su andanada internacional. La ingenuidad podría llevar a muchos a pensar que la intención de las acciones de la oposición en el exterior tienen que ver con un verdadero deseo de mejorar la situación interna del país. Pero los hechos demuestran que ese propósito no está en la agenda de Petro y compañía.
Lo que si está en esa agenda, y resaltado, es golpear la percepción de la disminución del riesgo político, mostrando el bochornoso escándalo de la para-política como si en Colombia gobernara y tomaran las decisiones el narcotráfico y los violentos de derecha.
Además, cuando internacionalmente se responde sobre la ausencia de críticas al otro sector violento, las FARC, y se pide a gritos en el exterior la verdad COMPLETA y no parcializada como la que promueve Petro, se termina fortaleciendo la estrategia de la oposición, pues la apariencia es que en Colombia se está dando un debate entre dos carteles de la droga: el de los paramilitares y el de las FARC y eso obviamente aumenta la percepción negativa del riesgo político.
La segunda noticia tiene que ver justamente con los beneficios que trae la inversión para una nación. Una noticia de Dow Jones Newswires indica que la inversión extranjera que llegó a Costa Rica en 2006, permitió la creación de 5.600 nuevos empleos, como consecuencia de la instalación de por lo menos 27 empresas que invirtieron en el país centroamericano cerca de 412 millones de dólares.
La mayor parte de esos nuevos empleos corresponden a los sectores de alta tecnología y son muy bien remunerados, pues la mayoría de las nuevas inversiones extranjeras en Costa Rica pertenecen a los sectores de servicios especializados en software, centros de contacto como PeopleSupport, dispositivos médicos y consultoría para el cumplimiento de regulaciones.
Y no es que en Costa Rica todo esté solucionado. Por el contrario: su infraestructura de transporte es débil, no existe aún una definición sobre el futuro de las zonas francas y está retrasada la ratificación del TLC entre Centroamérica y Estados Unidos, lo que afecta, según el informe, la llegada de proyectos de mayor tamaño en los sectores de manufactura.
Resulta evidente que la inversión genera empleo, y que ese es el primer objetivo de una economía, pues repercute en el mejoramiento de la calidad de vida de la población.
Sin embargo, cosa curiosa, es justamente la posibilidad de esa inversión la que están atacando los opositores colombianos, lo que significa que el golpe finalmente es recibido por aquellos que no tendrán acceso a los empleos y por ende al bienestar que trae consigo la inversión.
No hay que apartarse del hecho de que la inversión no es perfecta, que trae consecuencias, a veces nefastas, para el medio ambiente y para algunas comunidades, pero es justamente en esos puntos que la oposición debería trabajar, no para obstaculizar sino para buscar fórmulas de solución y promover normas que permitan frenar o disminuir esas consecuencias negativas y así permitir que los ciudadanos tengan una mejor posibilidad de empleo y bienestar.
Referencia:
El informe Benchmarking National Attractiveness for Private Investment in Latin American Infrastructure.
Dos noticias económicas, publicadas hace pocos días, resultan interesantes para entender que en Colombia la oposición no aporta al fortalecimiento de las debilidades del Estado, sino que apunta sus armas a tratar de debilitar las fortalezas actuales.
La primera información da cuenta de los países de Latinoamérica más atractivos para invertir en infraestructura. Según el informe de World Economic Forum, titulado “Benchmarking National Attractiveness for Private Investment in Latin American Infrastructure”, Chile, Brasil y Colombia son los países más atractivos para la inversión privada en infraestructura de América Latina.
En el índice aparece en primer lugar Chile, seguido de Brasil, Colombia y Perú, países que según el informe, “tienen un fuerte desarrollo en estabilidad económica, facilidad de acceso a la información, desarrollo de mercados financieros y aptitud del gobierno para la inversión privada, entre otros puntos”.
Señala el informe además, que “el factor común entre estos tres países es que sus gobiernos y emprendedores se encuentran frente a un desafío de ejecución e innovación, para resolver las barreras específicas de cada país y lograr un incremento en el flujo de proyectos exitosos".
Al otro lado del espectro, dice el mismo estudio, están Argentina, Bolivia y Venezuela, pues las condiciones generales de inversión son pobres, debido, entre otros factores, al clima desfavorable para la inversión en general. Además, puntualiza, “el uso de la inversión privada para proveer bienes públicos en los años recientes es limitado”.
Este es uno de los tantos indicadores que sitúan a Colombia como un país interesante para la inversión, con unas reglas del juego que han mejorado y con una disminución en la percepción de riesgo político.
Pero justamente es a esas fortalezas a las que la oposición está disparando su andanada internacional. La ingenuidad podría llevar a muchos a pensar que la intención de las acciones de la oposición en el exterior tienen que ver con un verdadero deseo de mejorar la situación interna del país. Pero los hechos demuestran que ese propósito no está en la agenda de Petro y compañía.
Lo que si está en esa agenda, y resaltado, es golpear la percepción de la disminución del riesgo político, mostrando el bochornoso escándalo de la para-política como si en Colombia gobernara y tomaran las decisiones el narcotráfico y los violentos de derecha.
Además, cuando internacionalmente se responde sobre la ausencia de críticas al otro sector violento, las FARC, y se pide a gritos en el exterior la verdad COMPLETA y no parcializada como la que promueve Petro, se termina fortaleciendo la estrategia de la oposición, pues la apariencia es que en Colombia se está dando un debate entre dos carteles de la droga: el de los paramilitares y el de las FARC y eso obviamente aumenta la percepción negativa del riesgo político.
La segunda noticia tiene que ver justamente con los beneficios que trae la inversión para una nación. Una noticia de Dow Jones Newswires indica que la inversión extranjera que llegó a Costa Rica en 2006, permitió la creación de 5.600 nuevos empleos, como consecuencia de la instalación de por lo menos 27 empresas que invirtieron en el país centroamericano cerca de 412 millones de dólares.
La mayor parte de esos nuevos empleos corresponden a los sectores de alta tecnología y son muy bien remunerados, pues la mayoría de las nuevas inversiones extranjeras en Costa Rica pertenecen a los sectores de servicios especializados en software, centros de contacto como PeopleSupport, dispositivos médicos y consultoría para el cumplimiento de regulaciones.
Y no es que en Costa Rica todo esté solucionado. Por el contrario: su infraestructura de transporte es débil, no existe aún una definición sobre el futuro de las zonas francas y está retrasada la ratificación del TLC entre Centroamérica y Estados Unidos, lo que afecta, según el informe, la llegada de proyectos de mayor tamaño en los sectores de manufactura.
Resulta evidente que la inversión genera empleo, y que ese es el primer objetivo de una economía, pues repercute en el mejoramiento de la calidad de vida de la población.
Sin embargo, cosa curiosa, es justamente la posibilidad de esa inversión la que están atacando los opositores colombianos, lo que significa que el golpe finalmente es recibido por aquellos que no tendrán acceso a los empleos y por ende al bienestar que trae consigo la inversión.
No hay que apartarse del hecho de que la inversión no es perfecta, que trae consecuencias, a veces nefastas, para el medio ambiente y para algunas comunidades, pero es justamente en esos puntos que la oposición debería trabajar, no para obstaculizar sino para buscar fórmulas de solución y promover normas que permitan frenar o disminuir esas consecuencias negativas y así permitir que los ciudadanos tengan una mejor posibilidad de empleo y bienestar.
Referencia:
El informe Benchmarking National Attractiveness for Private Investment in Latin American Infrastructure.