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viernes, 15 de junio de 2007

A dos bandas

Por: Miguel Yances Peña. Columnista de El Universal de Cartagena.
myances@msn.com

Está claro que los guerrilleros presos nunca han sido una gran preocupación para las FARC, menos ahora que su excarcelación no ha sido el resultado de una negociación, sino un acto voluntario del gobierno.

¿Por qué esa diferencia, entre si el gobierno pide o no algo a cambio, si a la larga es mejor recibir sin tener que dar? La explicación está en que presos, eran guerrilleros; producto de una negociación también, pues regresaban al monte; pero excarcelados a voluntad del gobierno, son desmovilizados y considerados por la FARC traidores a la causa.

Ese es el sofisma de la FARC y al mismo tiempo su dura realidad. Sofisma, porque encierra la doble moral de medir con diferente rasero la excarcelación producto de una negociación, y la misma como un gesto unilateral, siendo que la segunda tiene mayor valoración moral (es un acto de confianza), y por lo tanto digna de ser imitada.

A diferencia de los secuestrados, para las FARC la excarcelación no es una acción humanitaria: lo importante no es la libertad de las personas, sino la posibilidad de tenerlas o no como combatientes. Eso quedó en evidencia.

Y su dura realidad, porque ahora son ex guerrilleros desmovilizados que difundirán una imagen negativa del movimiento, y de las atrocidades de sus crímenes; y porque pone en evidencia que el reclutamiento de guerrilleros no es ni voluntario, ni idealista, sino forzoso.

Pero no hay duda que con la excarcelación, las FARC se quedan ante el mundo sin argumentos (la verdad nunca los han tenido) y estratégicamente no tienen otra opción que liberar a los secuestrados: si lo hacen, lograrían equilibrar las cuentas (ganan) y si no, quedarán desprestigiados y legitimada ante el mundo la acción de rescate por parte del gobierno (pierden). Quedaría así demostrado, qué poco les interese la opinión internacional, salvo cuando sea contra el gobierno.

Por otro lado, y de ahí el titulo de la columna, a partir de ahora, Francia no podrá hacer mas criticas ni peticiones al gobierno, al fin y al cabo tomó partida y se le permitió imponer una condición que la convierte en responsable de sus consecuencias.

Francia perdió autoridad para criticar nuestro proceso (¡eso de que la liberación de Granda era necesaria, pero no suficiente, no tiene ninguna presentación!) y hasta para exigirle al gobierno colombiano que gestione la libertad de Ingrid. Ese asunto ahora está en sus manos, y tiene que exigírselo directamente a las FARC.

Me pregunto: ¿reaccionarían los guerrilleros de igual manera que el gobierno con Granda, a un pedido de Sarkozy, por la liberación de Ingrid?

Sin saber aún la respuesta a esa pregunta, aunque ya algo se sabe de sus comunicados, el otro gran perdedor –después de las FARC- ha sido Francia. Quedó como el deudor moroso, que no puede pedir más préstamos.

Entonces el balón cambió de manos, y ahora el gobierno colombiano, y el mundo, estarían en todo su derecho de exigirle no solo a la guerrilla la liberación de los secuestrados, sino explicaciones a Francia. ¿Por qué Granda? Uno no puede intervenir, empeorar las cosas y retirarse como si nada hubiera pasado. No entre gente responsable.

Desde ese punto de vista, la jugada fue una carambola a dos bandas: Uribe sacó del debate a un contradictor, y hasta se pudo haber ganado un aliado, y desnudó los verdaderos sentimientos de las FARC. Lo de humanitario les quedó grande, persiguen un botín (¿igual que los políticos?) pero sin ningún condicionamiento de tipo moral.

Así tiene que verse la jugada de Uribe ante los ojos el mundo. Otra cosa es si lo que el mundo piense, va a cambiar las cosas en Colombia. Seguro que no, pero ahora si podemos echar mano de la frase del gobernante Francés: ¡la opinión del mundo es importante, pero no suficiente!

martes, 5 de junio de 2007

Las razones del Presidente

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso

Solo al final, Uribe pudo describir los motivos que tuvo para la liberación de cerca de 200 guerrilleros de las FARC: “la respetabilidad de las instituciones y de la Seguridad Democrática”.

Es claro que Uribe pretende golpear a las FARC en uno de los frentes en los que había tomado una ventaja histórica, es decir, en el plano internacional.

Al tomar la decisión de hacer un gesto humanitario unilateral, las FARC quedan en entredicho y pierden con cara y no ganan con sello: si no responden al gesto del Gobierno, quedan ante la opinión internacional como intransigentes que no están interesados (¡por fin lo descubrirán!) en acuerdos ni negociaciones, sino en imponer sus exigencias sin ningún tipo de concesión.

Este punto resulta importante, porque la presión internacional, específicamente de Francia, es lo que les ha dado visibilidad y les ha permitido un mínimo juego en la política exterior: si la presión se voltea, como está ocurriendo, las FARC no solo serán señaladas por los gobiernos como terroristas, sino que muchos sectores del público internacional los juzgarán de la misma manera.

El Presidente aseguró que la idea surgió a principios de mayo, cuando expuso ante el ministro del Interior y ante el Comisionado de paz la necesidad de “hacer algo por los secuestrados” sin vulnerar dos elementos fundamentales de la Seguridad Democrática: no a una zona de despeje (como lo exigen e imponen las FARC) y que los guerrilleros liberados no vuelvan a delinquir.

De esa idea, contó Uribe Vélez, nació la decisión de “hacer un gesto unilateral humanitario a tiempo”. La última parte de la frase fue incomprensible, pero Uribe se apresuró a explicarla: A tiempo significa que la disposición fue tomada antes de las elecciones de octubre y tres años antes de las elecciones de 2010.

De igual forma, Uribe Vélez sostuvo que tomó la medida antes de las elecciones en Francia, en un intento presidencial por disminuir el perfil de la influencia de Nicolás Sarkozy en la decisión. Pero fue un intento frustrado, porque gran parte de la exposición tuvo que ver con el mandatario francés y los diálogos que sostuvieron.

Urbe indicó que habló en cuatro oportunidades con el presidente de Francia y ratificó que fue Sarkozy quien propuso la liberación de Rodrigo Granda, conocido como el canciller de las FARC.

De igual forma, el Presidente informó que le había propuesto a su homólogo europeo que Granda fuera acogido en la embajada de Francia en Bogotá, lo que Sarkozy, después de hacer algunas consultas, rechazó por inconveniente. Eso demuestra que hay fuerza para presionar por gestos y acuerdos de rendición pero no existe el interés de comprometerse de verdad con una acción de esta naturaleza.

Además, Uribe admitió que desconoce los propósitos de Sarkozy al impulsar la iniciativa y habló de un acto de confianza. No obstante el propósito de Uribe de debilitar a las FARC internacionalmente, evidenciando ante un mandatario europeo que las FARC solo quieren chantajear al Estado con la vida de un puñado de secuestrados, se ha cumplido y aparentemente quedará ratificado esta semana en la reunión del G-8.

Otro factor determinante para el Presidente fue la historia de Jhon Frank Pinchao, quien logró escaparse de un campo de concentración de las FARC en la selva, trayendo información reciente sobre algunos secuestrados en poder de los terroristas.

Ciertamente la historia de Ingrid Betancur pudo influir en la decisión presidencial, toda vez que los rumores sobre la situación de la ex candidata apuntaban a muchas direcciones: que estaba en Venezuela, que tenía un romance con el cabecilla terrorista ‘Alfonso Cano’ e incluso que se encontraba en una hacienda, con todas las comodidades, simulando el secuestro… típicas especulaciones colombianas. Con las revelaciones de Pinchao, quedó claro que Ingrid Betancur está padeciendo las mismas torturas y las mismas condiciones infrahumanas de todos los secuestrados.

Lo que si es una razón mentirosa es el tema de Clara Rojas y su hijo también en cautiverio, pues eso ya lo conocía el país desde el año pasado y lo único que no se supo en ese momento fue el nombre del menor. Además, porque la información que suministró Jorge Enrique Botero en su libro sobre el hijo de Clara Rojas demuestra que ella escogió continuar secuestrada con el pequeño que se estaba formando en su vientre, como lo expusimos en aquella oportunidad.


Las claridades

A Uribe no le importa la respuesta de las FARC, pues aseguró que un gesto humanitario no puede depender de la aprobación o del rechazo de los delincuentes.

Las FARC imponen para comenzar a negociar, una zona de despeje que el Gobierno no está dispuesto a conceder. Esto se desprende de la decisión de Uribe de hacer un gesto humanitario unilateral que no acepta las exigencias de la organización terrorista.

Lo más grave de la decisión es el tema de Rodrigo Granda, pues dos gobiernos han apostado en esta medida incierta: Paraguay y Colombia aceptaron la excarcelación del “canciller” de las FARC como una apuesta muy alta que Uribe describió como “una esperanza”. Es más: Granda será gestor de paz, pero no se desmovilizará ni renunciará al grupo terrorista.

Tampoco se sabe qué va a hacer, desde dónde y cuáles son los objetivos que cumplirá por fuera de la cárcel: Granda es un enorme interrogante que, sin embargo, se convierte en una ficha sacrificable para cumplir el propósito de la medida: reducir la presión internacional –sobre todo de Francia- y callar a los que en el exterior hablaban de un gobierno incapaz de hacer un gesto humanitario: ahora serán las FARC las que sean señaladas como incapaces de hacer lo propio.

Otro asunto fundamental es que las FARC han respondido mal a la propuesta, dándole al Presidente una justificación de peso para emprender el rescate militar de los secuestrados, pues los terroristas serán los intransigente que no dejaron una opción distinta al rescate a sangre y fuego, y la culpabilidad de los secuestrados que mueran en un rescate será toda de las FARC, por sus imposiciones inflexibles ante los gestos de buena voluntad del Gobierno. Y esto es importante si se tiene en cuenta que actualmente se está realizando una impresionante operación militar en casi 30 mil kilómetros cerca de las fronteras con Brasil y Venezuela, a donde dicen los militares, están tratando de llevar a los secuestrados.

Nada nuevo bajo el sol: las razones de Estado habían quedado claras desde el momento en que se anunció la osada medida del presidente Uribe.