martes, 27 de enero de 2009

Otro recomendado

Después de leer Armas y Urnas, el libro en el que Steven Dudley hace una crónica-análisis excelente sobre la génesis de la violencia política en Colombia y su desarrollo hasta nuestros días, es conveniente ver el seriado de televisión El Cartel de los Sapos, basado en el libro de Andrés López.

La mini serie de Caracol TV, transmitida en capítulos a través del canal, y disponible hoy en día, sin censura, en las principales tiendas de revistas, libros y videos del país (también internacionalmente) es la crónica de la otra cara de la moneda: la violencia que provoca la guerra contra el tráfico de drogas, y que usa como algunas de sus mas fuertes estrategias, la extradición y la delación.

La producción es impecable: muchos exteriores, panorámicas, excelente fotografía, iluminación, cámaras y colores. La vocalización, uno de los aspectos recurrentemente peor manejados en el cine latinoamericano, en esta producción, a pesar de conservar el lenguaje cifrado, popular y dicharachero propio, es también excelente.

El lunar negro es tal vez la musicalización, que en algunos capítulos (especialmente los del DVD No. 2; son 12) ahoga la voz de los actores; pero en general es escasa, y llaman la atención por su belleza musical, algunos acordes de guitarra, que mejoran la transmisión de emociones del documento.

La trama, construida alrededor de una historia de amor en medio de tanta violencia explícita (otro de los desaciertos) y sexo, en el que aparecen plenamente identificados por las circunstancias, y la voz principalmente, varios de los personajes de la vida real (a pesar de haberle cambiado los nombres), se encarga de mantener el interés por los detalles, ante un final que se conoce desde el inicio. Y el final deja abiertas suficientes incógnitas para que el televidente construya sus propias elucubraciones, y el autor y el canal, su próximo libro y miniserie.

Es interesante e importante ver esta producción comercializada en 12 DVD de cuatro capítulos cada uno, con una duración de 50 minutos por capitulo, para un total de 2.400 minutos (40 horas de televisión; 3.250 pesos la hora), porque le permite al mundo tomar conciencia de esta otra guerra (la primera, la política, la narró Steven Dudley, en Armas y Urnas) que padecemos los colombianos.

También para entender, aunque se diga (se previene al público en el inicio) que los hechos que se narran son ciencia ficción, que la corrupción no está en los genes de los colombianos, o de los latinos, si no que se genera alrededor de las condiciones económicas, los hechos, el ejemplo y las políticas públicas nacionales impuestas desde el exterior. Para entender que este no es asunto de individuos, como se creyó con la cacería y muerte de Pablo Escobar, si no un fenómeno del que hay que conocer las leyes que lo hacen posible, y a partir de ese conocimiento (científico) empezar a elaborar políticas que conduzcan de manera acertada, y con el menor daño social posible, a la solución. Este documento fílmico es un aporte valiosísimo.

No será posible acabar la producción y exportación de la coca (la parte de la cadena de la que se culpa al país; la comercialización está en otras manos) mientras exista una demanda adictiva, pero se puede controlar de manera que su impacto social sea mínimo y focalizado.
Por Miguel Yances Peña. Columnista de El Universal de Cartagena.

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