viernes, 29 de mayo de 2009

Urge una alianza entre productores del campo latinoamericanos

Los productores del campo de América Latina están bajo ataque. Las agresiones se manifiestan de diversa manera, pero tienen un mismo origen: el Socialismo del Siglo XXI y sus aliados, aglutinados en torno al Foro de Sao Paulo.

En Venezuela, agricultores y ganaderos son víctimas de cuatro azotes: el control de precios, que los obliga a vender sus productos por debajo del costo de producción; la guerrilla colombiana, que extorsiona y secuestra a los productores, con el beneplácito del gobierno de Chávez, aliado de las FARC; las invasiones de las tierras más productivas, auspiciadas por el partido de gobierno; y la inseguridad jurídica, puesto que el chavismo pretende acabar con la propiedad privada, ya sea a través de las expropiaciones, o a través del desconocimiento de los títulos de propiedad.

En Brasil, el Movimiento Sin Tierra invade terrenos y fincas, con el respaldo del Partido de los Trabajadores (PT) y la mal llamada “teología de liberación”. Si bien Lula dice respetar la propiedad, Joao Pedro Stedile, líder de los Sin Tierra, actúa impunemente en Brasil, con el apoyo de las autoridades.

En Argentina, el aumento desproporcionado a las retenciones (aranceles a las exportaciones) y las prohibiciones a la exportación de ciertos productos, ahogan a los productores, particularmente a los más pequeños, pese a que el gobierno de los Kirchner se ufana de defender a los pobres.

En Bolivia, la propiedad de la tierra está amenazada por la nueva Constitución Política del Estado (CPE) y una reforma agraria colectivista de corte marxista que, sumada a una concepción racista, despoja prácticamente a los propietarios de raza blanca o mestiza de sus tierras, por no pertenecer a “etnias originarias“. Además, la promulgación de decretos y resoluciones, como el Decreto Supremo No.29480, prohíben ciertas exportaciones y ahogan al productor.

En el resto de las naciones latinoamericanas, los productores del campo sufren amenazas y ataques parecidos, pero el objetivo es el mismo: destruir el sector agropecuario privado y sustituirlo por cooperativas marxistas y revolucionarias, dependientes del oficialismo.

Hasta ahora, los sectores del campo tratan de defenderse de los ataques exclusivamente dentro del territorio nacional, sin percatarse de que se trata de una ofensiva regional que tiene el mismo origen y los mismos actores.

Si los productores agropecuarios de América Latina se juntasen para discutir sus particularidades, descubrirían que las acciones en su contra son casi idénticas; lo cual les permitiría diseñar una estrategia exitosa de defensa continental, frente a un enemigo que también es de carácter continental.

Por Alejandro Peña Esclusa. Columnista de Atrabilioso.

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