lunes, 2 de marzo de 2009

El Fiscal parrandero

Da asco la administración de justicia en Colombia. Cuando un Magistrado se emborracha con presuntos testigos para tratar de armar un proceso con claras intenciones políticas y cuando el Fiscal General de la Nación se va de parranda con el director de Semana y con algunos periodistas, supuestamente para pedirles colaboración en el caso de las supuestas interceptaciones telefónicas, no solo queda en entredicho la rectitud del aparato judicial, sino que se evidencia una agenda política en esa rama del poder público.

Por simple respeto al cargo, un Fiscal General no debe ir de parranda, buscando que el director de un medio y sus periodistas le entreguen información para la investigación sobre las supuestas chuzadas. Si el Fiscal necesita de la colaboración de personas o instituciones, tiene dos opciones: o los cita en su despacho (para eso lo tiene) o hace una visita oficial a la sede de los colaboradores. Pero eso de ir a libar con los colaboradores deja serias dudas sobre las verdaderas intenciones de Mario Iguarán.

Aquí hay hechos que no se pueden pasar por alto en el escándalo de las supuestas interceptaciones telefónicas. Lo primero es que Semana y su fuente de altísima credibilidad le atribuyen toda la responsabilidad al DAS, pero no musitan palabra sobre la otra institución que sería coautora de las supuestas interceptaciones: la Fiscalía General de la Nación. ¿Por qué el medio y la fuente se ensañan contra el DAS y no mencionan a la Fiscalía?

Es que si las supuestas interceptaciones fueron hechas desde el DAS, se requería que alguien en la Fiscalía participara en la acción, como explica un
informe de Caracol Radio: Para chuzar una línea, el investigador del DAS recibe el requerimiento y lo envía a la Fiscalía y allí le envían un switcher de la plataforma Esperanza, que es la que le permite al funcionario hacer la interceptación.

La actitud de Semana y de la fuente de altísima fidelidad de echarle toda el agua sucia al DAS podría tener una explicación: que dicha fuente no trabaja en el DAS sino en la Fiscalía General de la Nación. Esa fuente, para ser tan creíble, debe ostentar un cargo importante y tener acceso a los pormenores de los sistemas de interceptación. Otra forma de ganar credibilidad es filtrar información, como se ha denunciado que
ocurre con frecuencia en la Fiscalía.

¿Quién podría ser esa fuente de altísima fidelidad que trabaja en la Fiscalía? ¿Acaso esa fuente se va de parranda con el director de Semana y con algunos periodistas de ese medio? ¿Será que Iguarán les estaba pidiendo colaboración para esclarecer el asunto o se estaba asegurando de que Alejandro Santos y su combo ratificaran el secreto profesional y sobre todo la reserva de la fuente?

Es que en general, el aparato judicial colombiano genera serias dudas, pero es evidente que la Fiscalía General de la Nación es un bastión clientelista para la izquierda “democrática”, que además se ha valido de esas “corbatas” para adelantar investigaciones y acceder a archivos e información que muchas veces está bajo reserva del sumario.

Es bueno recordar que algunas piezas importantes de investigaciones fueron utilizada por Gustavo Petro en el debate sobre el paramilitarismo en Antioquia. De igual forma hay que mencionar que la hija del senador Jaime Duzán trabaja en la Fiscalía General de la Nación, siendo solo uno de los casos más representativos del fortín burocrático que representa la Fiscalía para el Polo y para la oposición en general.

En ese marco, Gustavo Petro
propuso que las salas de interceptación del DAS pasaran a manos de la Fiscalía General, específicamente del CTI. Más o menos lo que plantea Petro es que los sistemas pasen de manos del Gobierno a las garras de la oposición, que es cierto, sabe darle un uso abusivo a la información que encuentra, mediante la detonación de escándalos, la judicialización de pruebas que en ningún sistema decente podrían ser admitidas, y la elaboración de expedientes genéricos basados en dichas pruebas para después individualizarlas.

Ojalá el Procurador se aplique a fondo en detectar los intereses oscuros que se mueven en torno a la relación entre funcionarios de alto rango y directores cuyos medios adquieren (¿pagan?) y se enriquecen con filtraciones e interceptaciones ilegales.

Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.

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