viernes, 30 de enero de 2009

Venezuela: ¿Centro mundial del terrorismo?

La decisión del gobierno venezolano de expulsar al embajador de Israel y alinearse con Hamas, marca un cambio de fase en el proceso revolucionario. En mi opinión, no se trata de un capricho repentino, sino de un plan previamente concebido, que busca obtener el apoyo del fundamentalismo islámico para los difíciles tiempos que se le avecinan.

Con el desplome del precio del petróleo, el gobierno venezolano prevé una crisis de pagos, una inflación galopante y un severo desabastecimiento. Además, para tratar de palear la crisis, se verá obligado a cargar al ciudadano común con impuestos, lo cual incrementará el descontento popular. Como consecuencia, a mediados de 2009 se crearán las condiciones para una explosión social y una crisis de gobernabilidad.

Chávez está consciente de esa situación y querrá atornillarse en el poder mediante la represión; pero como no confía en los militares -y como las milicias no están lo suficientemente preparadas- el gobierno necesita otra fuerza de choque capaz de contener el descontento popular.

Dado que las FARC -aliadas incondicionales del gobierno venezolano- están siendo desmanteladas por el gobierno de Álvaro Uribe, y dado que la Revolución Cubana está herida de muerte, Chávez recurre al fundamentalismo islámico para proteger su revolución. De allí su alineamiento con Hamas, el Hezbollah, y demás grupos terroristas, a la vez que rompe relaciones con Israel.

Como en todo acuerdo, hay una contrapartida. Los movimientos terroristas que defiendan la revolución con el uso de las armas, encontrarán en Venezuela un territorio libre para resguardarse, hacer negocios, comprar armas, desplazarse por todo el continente, y planificar acciones contra sus enemigos en otras naciones.

Hago un llamado a los sectores democráticos del país y a lo que queda de las instituciones nacionales, para que -todos juntos- impidamos semejante locura, que incendiaría en llamas no sólo a Venezuela, sino a todo el continente americano.

El chantaje del FMLN

Durante la reciente campaña electoral salvadoreña, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) recurrió a todo tipo de estratagemas e, incluso, al chantaje, para forzar a las instituciones y al pueblo a concederles mayoría absoluta. Sin embargo, el plan no funcionó.

Desde hace meses, el FMLN proclamó a los cuatros vientos que contaba con 20 puntos de ventaja sobre el partido de gobierno, Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). Para fundamentar su tesis, el FMLN se basó en encuestas realizadas por sectores afines, de tendencia izquierdista.

Seguidamente, los integrantes del FMLN -incluido su candidato presidencial, Mauricio Funes- dedicaron buena parte de la campaña a denunciar que habría fraude. Dos días antes de las elecciones -que se realizaron el pasado 18 de enero- Funes trató de presionar a los observadores internacionales, alegando que el fraude estaba montado.

Con esta estrategia, el FMLN pretendía forzar a los salvadoreños a votar por sus candidatos, bajo amenaza de que si no les reconocían el triunfo, se desataría la violencia. Afortunadamente, los salvadoreños no cayeron en la trampa, y votaron siguiendo los dictados de su conciencia.

Ciertamente, el FMLN obtuvo mayoría de votos, más por el desgaste de 20 años de gobierno de ARENA que por sus propuestas. Pero solo alcanzó una pequeña mayoría relativa y no superioridad absoluta, como pronosticaban las encuestas.

En el Congreso, ARENA y el FMLN mantienen casi el mismo número de diputados. ARENA sigue controlando más alcaldías que el FMLN y además recuperó la “joya de la corona“, San Salvador. Lo novedoso es que el Partido de la Concertación Nacional (PCN) aumentó su caudal de votos y, por ende, incrementó su número de diputados. Los votos sumados de ARENA y el PCN superan con creces a los del FMLN.

A pesar de que su estrategia no funcionó, Funes pretende seguir chantajeando a los salvadoreños, para forzarlos a votar por su opción en las elecciones presidenciales del próximo 15 de marzo. En declaraciones dadas al canal 33 el pasado 20 de enero, Funes pidió “que se frene esa campaña sucia, por parte de Fuerza Solidaria”.

Funes se refiere a los spots publicitarios del capítulo salvadoreño de Fuerza Solidaria, en los que se revelan los vínculos de los comunistas salvadoreños con Hugo Chávez. En realidad no se trata de una “campaña sucia”, como alega Funes, sino de hechos reales, plenamente comprobables.

Chávez financia casi toda la campaña electoral del FMLN, a través de los acuerdos preferenciales de ALBA Petróleos con las alcaldías controladas por los comunistas. De ganar las elecciones, el FMLN estará tan hipotecado con Chávez, como lo están Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega. Esta es una realidad inocultable que todos los salvadoreños deberán sopesar a la hora de votar el 15 de marzo.

Por: Alejandro Peña Esclusa. Columnista de Atrabilioso.

jueves, 29 de enero de 2009

La samuelada

Se acuñó un nuevo colombianismo: la samuelada como sinónimo de alcaldada. Esto, porque después de un año de completa ineficiencia, el alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, decidió “estrenar” mandato con una serie de medidas restrictivas para el tránsito en la capital.

Las medidas tomadas por el alcalde Moreno buscan mejorar la movilidad de los bogotanos, ampliando el pico y placa, para que la gente no utilice sus vehículos dos días a la semana, pues resultaría insoportable salir a eso de las 5 de la mañana de la casa, para llegar antes de las 6 a la oficina y quedarse allí hasta las 8 de la noche.

Con la decisión, dicen los funcionarios, salen de circulación cerca de 530 mil vehículos por día. Es decir, son por lo menos, 530 mil ciudadanos que se ven afectados en su movilidad y que dependerán del “eficiente” transporte público para trasladarse de un lugar a otro.

Uno se pregunta: ¿Qué estudios soportan la decisión de Samuel Moreno? Lo dicho por el Secretario de Movilidad es alarmante: “hicieron unas encuestas en las que el 71% de los consultados estaban de acuerdo con la medida”. Si al anterior “alcalde” se le ocurrió nombrar a una comunicadora como encargada de la movilidad capitalina, no sorprende que ahora Moreno tome decisiones basado en encuestas, sobre todo en un campo que requiere un alto nivel de especialización y profesionalismo para tomar decisiones.

¿Qué impacto van a tener las medidas en las finanzas distritales y en los ingresos de los ciudadanos? Ahora mismo pienso en los miles de padres de familia que, por comodidad o cuestiones económicas, llevan y traen a sus hijos del colegio. Pues bien: por orden del Alcalde, esos padres tendrán que contratar el servicio de ruta escolar, cuyas tarifas son altísimas y además sirven para que los colegios se roben, literalmente, un mes de servicio que no prestan.

¿Acaso la medida midió el impacto en la gente que tiene que trabajar visitando clientes, repartiendo sus productos o recorriendo puntos de venta? Es de suponer que a ellos les recetarán Transmilenio o taxi, elevando el tiempo de desplazamiento y, por supuesto, incrementando los costos destinados al transporte.

Algunos ciudadanos, los que tienen con qué, pensarán en comprar otro vehículo para suplir la necesidad de transporte. Sin embargo, eso solo beneficiará el mercado del usado o de repente, los concesionarios de vehículos podrán incrementar sus ventas en aquellos nichos de mercado que tienen el dinero para comprar otro carro nuevo. Es más: el Secretario de Movilidad dijo que a ellos no querían perjudicarlos, por lo que descartó una rotación especial en los números de pico y placa… ¿cómo va a agraviar el Polo a los más pudientes? ¡Ni de vainas!

La decisión del Alcalde muestra que busca beneficiar al transporte público y no a la ciudadanía en general. Los buses y busetas tendrán una restricción, pero no en horas pico, pues las latas de sardinas (carrocerías acomodadas en chasises de camión) tendrán que servir para el desplazamiento de los ciudadanos. Y, como no, los taxistas harán su agosto, todo por cuenta del enorme servicio que le prestaron a Samuel, difundiendo rumores contra Peñalosa en la campaña pasada.

Tomar una decisión de semejante calibre, y en medio de la incertidumbre económica que plantea este año, huele a improvisación. Posiblemente lo único que no fue improvisado fue la rueda de prensa de Samuel Moreno, anunciando las medidas… aunque el Alcalde demostró que también tiene dificultades para leer en público, pues hubiera leído mejor un niño de preescolar que el flamante mandatario capitalino.

En general, las medidas sobre movilidad que tomó la administración de Bogotá son facilistas y no enfrentan el problema real: el transporte público. Si a los bogotanos se les ofreciera un transporte público óptimo, puntual y eficiente, seguramente dejarían sus vehículos en la casa (con o sin restricción) e incluso el gobierno distrital podría promover la cultura de no usar el carro con temas ambientales como contribuir a evitar la contaminación por dejar el vehículo en casa.

Además, Moreno Rojas no podrá exhibir nunca más el asunto de la polución como un problema para la ciudad, pues con la decisión no solo reactiva la compra y uso de carros viejos, sino que impulsa la movilización de buses, busetas y colectivos que son verdaderas chimeneas ambulantes.

Del metro anunciado como el paraíso futuro del transporte capitalino, Samuel Moreno pasó a la restricción del vehículo particular, todo por su
ineptitud y falta de seriedad para gobernar a Bogotá.

Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.

miércoles, 28 de enero de 2009

La aritmética de la Primaria

Experiencias compartidas
Como es bien sabido, para poderse uno comunicar con otras personas es necesario que haya experiencias compartidas. De otro modo se corre el riesgo de que los demás no entiendan lo que uno quiere decir. Por eso espero que el lector de esta entrada recuerde lo mismo que yo y no se encuentre ante algo que desconoce y que tiene que imaginarse. ¿Cuántas veces hemos estado delante de alguien que para criticar al gobierno, o “el sistema”, o “el régimen”, exhibe como prueba el hecho de que el salario mínimo no es suficiente para pagar los gastos básicos de una familia o de una persona? Bueno, cada vez que se piensa en la historia reciente de Colombia se piensa en mafias políticas, bandas criminales, negocios gigantescos e ilegales, etc. Yo creo que los procesos mentales de las personas descritas antes son la verdadera tragedia y el reguero de sangre que ha quedado en las últimas décadas sólo es como un síntoma. Como si alguien se sorprendiera de que criaturas tan minúsculas como las bacterias de la lepra destruyeran de tal modo los tejidos de sus víctimas.

Paradojas rentables
Todo lo que tiene que ver con esos discursos, y con el triste corolario, la superación de la pobreza con un decreto que aumente los sueldos de los pobres, está lleno de increíbles paradojas (3. f. Aserción inverosímil o absurda, que se presenta con apariencias de verdadera). Tantas que cuando uno piensa que en Colombia ese discurso es mayoritario en los ámbitos de discusión ya puede describir la vida colombiana, al menos la vida intelectual, como el retrato mismo de la barbarie: la idiotez como compañera increíble de la mala fe. La mentira abyecta y ridícula como recurso de un orden de esclavitud, humillación y despojo.

El amor por los pobres
Es muy extraño (pero visto desde el sentido común todo en Colombia es extraño y se trata de un país inconcebible de tantas cosas extrañas como hay) que los amantes de la justicia que lamentan la insuficiencia del salario mínimo no piensen en la gente que no alcanza a ganarlo: gente con alguna minusvalía o limitación, gente cuya edad ya la excluye de un empleo con el salario mínimo actual. ¡Todos los sufrimientos imaginables se atribuyen al “sistema”, y si aumenta el número de personas que no encuentran empleo porque se sube el salario mínimo más allá de las posibilidades de la economía, tanto mejor, más pruebas de la injusticia social del “sistema”! Los justicieros sólo tienen que mostrarse rebeldes con un “sistema” que no da suficiente, las soluciones son obvias: ¡las contiene la victoria!

El camino del bienestar
Pongamos que el salario mínimo colombiano consista en unos 250 dólares mensuales, y en términos generales lo que se puede comprar con eso es insuficiente para las necesidades de una persona o de una familia. ¿Cuánto sería suficiente? Unos mil dólares ya podrían representar algún bienestar, y cualquier persona sensata aspira a que el ingreso de la mayoría de los colombianos pobres alcance en pocas décadas ese nivel, y lo supere. ¿Están los descontentos habituales pensando en esa clase de crecimiento de la economía? Es lo que se le ocurriría a alguien que no los conociera. ¡Pero son casi unánimemente personas que aspiran a imponer el modelo cubano, personas que reconocen a los grupos políticos de la llamada “izquierda”, grupos que unánimemente proclaman su admiración por un régimen en el que la gente pobre se gana menos de 10 dólares al mes! Tanta rabia porque los 250 dólares no alcanzan, y después resulta que sólo es para tratar de llevar a la gente a ingresos de 10 dólares. ¿Cómo puede llegar alguien a tanta bajeza y falsedad? Es muy fácil de explicar: es en Colombia. La barbarie y el daño moral llegan a tal punto que todos los referentes racionales se pierden: se dice cualquier cosa con tal de... Ya se verá de qué.

I
ntelectuales ateos
Uno detecta todas esas maravillas y se siente terriblemente solo: ¿qué colombianos van a entender que todo eso es absurdo? Las personas que carecen de instrucción bajan la cabeza y reconocen su ignorancia, y las que proclaman eso son las instruidas. ¿Sirve de algo que uno diga que casi todos los que han pasado por una universidad en Colombia dicen eso? Es que ESO es lo que les enseñan. ¿Habrá alguien que se detenga siquiera a pensar si es o no eso lo que les enseñan? Ante la mala fe no vale ninguna argumentación: conozco a varios cientos de personas instruidas en universidades colombianas y TODAS dicen eso. También lo dicen los
columnistas de la prensa y no hay lugar a equívocos: los bienes que aseguran el bienestar emanan de la Constitución. ¡Sólo hay que exigir que se cumpla! Todos estos intelectuales ateos desprecian cualquier cálculo económico, pues basta su buena conciencia y su rango superior a la realidad y a quienes gobiernan para que ellos y sus lectores se sientan bien.

Cuentas sencillas
No hay que complicarse mucho: tener estudios superiores en Colombia comporta olvidar la aritmética de la primaria. Por ejemplo, el
PIB colombiano en 2008 fue de unos 250 millardos de dólares. Unos mil millones de salarios mínimos. Divididos entre 45 millones de habitantes da unos 5.500 dólares. Un trabajador con el salario mínimo obtendría unos 3.500 dólares. Más o menos un 64 % del PIB per cápita. En contraste, el PIB estadounidense es de 14,33 billones, que divididos entre 303 millones de habitantes da cerca de 48.000 dólares anuales. Si se sacara el 64 % y se dividiera entre 14 pagas, daría algo más de 2.100 dólares mensuales. Lo que determina la insuficiencia del salario mínimo colombiano no es su relación con los ingresos de los empresarios, sino la pobreza del país. Sobre eso podría extenderse uno infinitamente: los mitos universitarios son sencillamente grotescos. La venta de Bavaria reportó 9.000 millones de dólares, que repartidos entre todos los colombianos habrían dado 200 dólares para cada uno. ¿Qué es lo que hay para repartir?

El drama de la desigualdad
Las personas instruidas en Colombia son sistemáticamente enemigas de la desigualdad, que les parece la peor tragedia. ¿Realmente preferiría una persona sensata que algún multimillonario no se fuera a Colombia con sus millones porque eso aumentaría la desigualdad? ¿Qué necesitan los pobres, resultar mejor comparados con los más ricos o aumentar sus ingresos? Pero se trataba de paradojas obscenas: se dice, por ejemplo, que el
20% más rico de la población en Colombia obtiene el 61% del ingreso mientras que el 20% más pobre obtiene sólo el 2,5%. ¿A qué grupo pertenecen las personas que viven indignadas con esa desigualdad? Pero ¿alguien recuerda que en Colombia la mitad de los empleados estatales están en el primer decil de ingreso? Los maestros, los abogados de la Procuraduría, los profesionales de la protesta, están entre el 20 % más rico. Propiamente, entre el 10 % más rico. Su clamor contra la desigualdad es contra sí mismos, claro que durante varias décadas su verdadera profesión ha sido la huelga para hacerse subir los sueldos, es decir, para aumentar la ventaja sobre los colombianos pobres, pero eso no los altera: ¿sabe alguien cuántas personas son sencillamente ricas gracias a lo que obtienen clamando contra la injusticia y la desigualdad? Por ejemplo, los magistrados, los funcionarios de agencias gubernamentales especializadas, los autores de informes que pagan generosamente las entidades públicas...

¿Para qué?
La pobreza en Colombia es sobre todo resultado del saqueo inclemente a que han sometido a las arcas públicas los descontentos con el “sistema” gracias al sindicalismo basado en el poder armado, el despilfarro monstruoso de recursos públicos en el incesante adoctrinamiento de asesinos en las universidades públicas, en el pago de prebendas a los beneficiados con la presión de las guerrillas comunistas y sus clientelas (incluso durante el gobierno de Uribe la señora embajadora en España invitó a personajes como Óscar Collazos o María Jimena Duzán a conversar con los intelectuales españoles sobre cómo nos veían a los colombianos). ¿A qué viene pues la obsesión de los beneficiarios de la desigualdad que proclaman que el ingreso es insuficiente? Ellos sólo utilizan esos datos para descalificar al gobierno que ha permitido un crecimiento económico que no se recordaba en varias décadas, una reducción de la pobreza que no se había visto nunca (ver por ejemplo el resumen de la economía colombiana en el World Fact Book, enlazado arriba: “Colombia's sustained growth has helped to reduce poverty by 20% and has cut unemployment by 25% since 2002). Pero ¿por qué tienen tantas ganas de cambiar el gobierno?

Es fácil: porque quieren asegurar su increíble ventaja respecto de los colombianos pobres y sufridos. La queja contra la desigualdad sólo tiene sentido por la voluntad de aumentarla, porque cualquier situación de paz, orden e imperio de la ley amenaza el dominio de esos grupos que viven de la política, de la protesta y en términos generales de la violencia. El cretinismo de sus cuentas sin sentido sólo muestra su absoluta ineptitud: en los países civilizados, la gente deriva sus ingresos del servicio que presta a los demás. En Colombia los poderosos parasitarios dependen del atraco que cometen contra los recursos comunes. Si en sus “universidades” aprendieran algo tal vez no tendrían que vivir de esa despreciable combinación de mentira y violencia.

Por Jaime Ruiz. Columnista de Atrabilioso.

martes, 27 de enero de 2009

Otro recomendado

Después de leer Armas y Urnas, el libro en el que Steven Dudley hace una crónica-análisis excelente sobre la génesis de la violencia política en Colombia y su desarrollo hasta nuestros días, es conveniente ver el seriado de televisión El Cartel de los Sapos, basado en el libro de Andrés López.

La mini serie de Caracol TV, transmitida en capítulos a través del canal, y disponible hoy en día, sin censura, en las principales tiendas de revistas, libros y videos del país (también internacionalmente) es la crónica de la otra cara de la moneda: la violencia que provoca la guerra contra el tráfico de drogas, y que usa como algunas de sus mas fuertes estrategias, la extradición y la delación.

La producción es impecable: muchos exteriores, panorámicas, excelente fotografía, iluminación, cámaras y colores. La vocalización, uno de los aspectos recurrentemente peor manejados en el cine latinoamericano, en esta producción, a pesar de conservar el lenguaje cifrado, popular y dicharachero propio, es también excelente.

El lunar negro es tal vez la musicalización, que en algunos capítulos (especialmente los del DVD No. 2; son 12) ahoga la voz de los actores; pero en general es escasa, y llaman la atención por su belleza musical, algunos acordes de guitarra, que mejoran la transmisión de emociones del documento.

La trama, construida alrededor de una historia de amor en medio de tanta violencia explícita (otro de los desaciertos) y sexo, en el que aparecen plenamente identificados por las circunstancias, y la voz principalmente, varios de los personajes de la vida real (a pesar de haberle cambiado los nombres), se encarga de mantener el interés por los detalles, ante un final que se conoce desde el inicio. Y el final deja abiertas suficientes incógnitas para que el televidente construya sus propias elucubraciones, y el autor y el canal, su próximo libro y miniserie.

Es interesante e importante ver esta producción comercializada en 12 DVD de cuatro capítulos cada uno, con una duración de 50 minutos por capitulo, para un total de 2.400 minutos (40 horas de televisión; 3.250 pesos la hora), porque le permite al mundo tomar conciencia de esta otra guerra (la primera, la política, la narró Steven Dudley, en Armas y Urnas) que padecemos los colombianos.

También para entender, aunque se diga (se previene al público en el inicio) que los hechos que se narran son ciencia ficción, que la corrupción no está en los genes de los colombianos, o de los latinos, si no que se genera alrededor de las condiciones económicas, los hechos, el ejemplo y las políticas públicas nacionales impuestas desde el exterior. Para entender que este no es asunto de individuos, como se creyó con la cacería y muerte de Pablo Escobar, si no un fenómeno del que hay que conocer las leyes que lo hacen posible, y a partir de ese conocimiento (científico) empezar a elaborar políticas que conduzcan de manera acertada, y con el menor daño social posible, a la solución. Este documento fílmico es un aporte valiosísimo.

No será posible acabar la producción y exportación de la coca (la parte de la cadena de la que se culpa al país; la comercialización está en otras manos) mientras exista una demanda adictiva, pero se puede controlar de manera que su impacto social sea mínimo y focalizado.
Por Miguel Yances Peña. Columnista de El Universal de Cartagena.

lunes, 26 de enero de 2009

La obamamanía latinoamericana

“A cambiar la historia”. Así tituló El Espectador, el martes pasado, la información relacionada con la posesión del nuevo presidente de los Estados Unidos.

¿ Barack Obama va a cambiar la historia? Más allá de ser el primer descendiente de afroamericanos en ocupar la Casa Blanca, el nuevo presidente norteamericano no es
Eduard Bernstein (así algunos sectores obamamaniáticos lo quieran ver como su reencarnación) ni mucho menos un revolucionario de esos que dicen cambiar la historia para llegar a paraísos utópicos.

Sería importante establecer el significado de “cambiar la historia”. Lo primero que se debe advertir es que es una expresión neutra y que algunos han cambiado la historia para bien y otros para mal: Hitler cambió la historia de Europa y de los judíos… Napoleón cambió la historia de Francia y Osama Bin Laden hizo lo propio con los Estados Unidos y con el Medio Oriente.

Es más: en una concepción simplista, se podría considerar que todos los gobiernos “cambian la historia” de sus países, y en el caso de los estadounidenses, todos hacen un aporte en esa dirección.

Así las cosas, “cambiar la historia” debe ser un concepto mucho más exigente que el simple desarrollo de hechos que se sumarán a la historia de un país o del mundo, pues bastará cualquier decisión o cualquier acción para ser beneficiado con el título de modificador de la historia.

Por lo visto en los albores de la administración Obama, la historia no cambiará por lo menos para América Latina: Sin darse cuenta, la obamamanía latinoamericana recibió su primer golpe por cuenta del entonces presidente electo al señalar que “Chávez ha sido una fuerza que ha impedido el progreso de la región”. Esas palabras en boca de Bush pasarían desapercibidas, pero pronunciadas por Obama tienen enormes implicaciones que veremos a mediano plazo.

Siguiendo con la obamamanía latinoamericana, hay que decir que el titular y el desarrollo de la información en El Espectador es una interesante descripción de la mentalidad que compone esa manía: En el primer párrafo del artículo ya se encuentra una diferencia sustancial entre los que suponen que alguien va a cambiar la historia y la realidad de Obama. Refiriéndose al nuevo inquilino de la Casa Blanca, el articulista afirma: “Tampoco es el europeo honorífico que flota por las fantasías de franceses izquierdistas.”

Sin embargo, el enunciado es incompleto: Barack Obama no es el europeo honorífico, ni el terrorista vestido de civil, que flota por las fantasías de chavistas y colombianos izquierdistas, de esos que le enviaron cartas de felicitación y que han
apostado por unas pésimas relaciones entre la Casa Blanca y el gobierno colombiano. Hillary Rodham Clinton los debió dejar con un mal sabor en la boca: “Colombia es un aliado estratégico para los Estados Unidos”.

Posteriormente el artículo de El Espectador dice que “la presidencia de Obama les dará esperanza a unos Estados Unidos que (…) comenzaron a dudar de sí mismos”. Ciertamente Obama expone muy bien sus promesas, mucho mejor y con más distinción que los chafarotes latinoamericanos que intentan vender esperanzas y sueños de paraísos futuros. Pero sembrar esperanza no es un cambio histórico y solo el tiempo dirá si Obama será capaz de concretar esas esperanzas en realidades. No obstante, de lograrlo, la historia no registrará la gestión como una ruptura sino, a lo sumo, como una rectificación del rumbo.

De otro lado, se supone que Obama va a cambiar la imagen que actualmente tiene el mundo con respecto a Estados Unidos, cosa relativamente fácil si se tienen en cuenta los últimos años de manejos desastrosos en materia de relaciones exteriores por parte del gobierno Bush. Pero aquí también hay una diferencia: Obama, el real, no va a cambiar significativamente el estatus de gran poder que ostentan los Estados Unidos, lo que dejará intacto el tradicional antiamericanismo de la izquierda “democrática” de nuestro continente.

Una nueva decepción se tomará a los hoy entusiastas miembros de la
obamamanía latinoamericana, quienes esperan que el nuevo Presidente hable bien de las Farc y del intercambio “humanitario”; que se reúna con Chávez para “aprender” todos los secretos de como acabar con una democracia en una década (aunque hay señales inquietantes de sintonía en cuanto al tratamiento a la prensa), que golpee a Álvaro Uribe y se proclame seguidor de los dictados del Foro de Sao Paulo… todo esto junto sí cambiaría la historia de los Estados Unidos, pero ¿alguien apuesta por semejante cúmulo de errores?

El artículo termina así: “Nunca antes una elección estadounidense ha avivado en el resto del mundo una esperanza tan loca y a la vez tan razonable”.

Ojalá la historia se cambiara con esperanzas.
Algunos así lo creen y por eso juran que se puede ordenar la felicidad por decreto, y que Obama ha llegado para instaurar un gobierno revolucionario (algunos ilusos soñarían con añadirle la palabra bolivariano) que anuncia miseria y dificultades para renacer en un paraíso glorioso.

Ingenuidad, torpeza o ignorancia: Barack Obama no llegó a cambiar la historia más allá de la proeza de ser afroamericano y ocupar la Casa Blanca. Pero eso será una anécdota a lo sumo, en medio de los desafíos que tiene que enfrentar desde ya el nuevo presidente norteamericano que sabe que solo la astucia, una buena dosis de frialdad en el análisis de las situaciones, la convicción de que no hay amigos sino intereses y la rapidez de las decisiones serán elementos fundamentales en el éxito de su gestión. Todo lo anterior es una descripción superficial de lo que siempre ha enmarcado las acciones de los diferentes gobiernos estadounidenses.

Obama es un tipo pragmático y no uno de esos idealistas que se reúnen a admirar la “complejidad” intelectual de su maestro Carlos Gaviria Díaz, a cantar algo de Silvio o de Pablo y a beber un canelazo.

Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.

viernes, 23 de enero de 2009

“Las Farc necesitan la reelección de Chávez”

Un ex combatiente de las FARC, ahora desmovilizado, concedió una entrevista a UnoAmérica, donde afirma que esa organización narcoguerrillera necesita la reelección de Chávez para sus fines políticos y militares.

Hace tres años, Alonso era combatiente de las FARC y directivo del Partido Comunista Clandestino o PC3, brazo político de la guerrilla. Actualmente, Alonso es miembro de la organización "Manos para la Paz", que agrupa a cientos de disidentes de la guerrilla. El 29 de diciembre pasado, la presidenta de Manos pora la Paz, Liduine Zumpolle, fue declarada objetivo de guerra por parte de las FARC.
Alonso hace un interesante recuento de cómo ingresó a las FARC y cuál es la vida que llevan los guerrilleros, permanentemente amenazados por sus jefes para que cumplan órdenes, so pena de ser fusilados. Seguidamente, Alonso explica las relaciones del gobierno venezolano con las FARC, los errores que comete la oposición, y el papel de Chávez en la guerra política internacional que llevan a cabo las FARC. Algunos apartes de la entrevista:

¿Cómo te incorporaste a las FARC?
Yo estaba militando en el partido Comunista de Colombia, y llegué por invitación de ellos a participar de unos encuentros con las FARC antes de que se creara la zona de despeje en San Vicente del Caguán, un proceso de paz que se iba a iniciar con el gobierno de Andrés Pastrana.

Llegamos a encontrarnos con las FARC, y allí nos hacen la propuesta de que no militáramos directamente en la parte armada, sino que ellos habían creado unas estructuras para este tipo de personas, esas estructuras eran el Movimiento Bolivariano y el Partido Comunista Clandestino.

¿Esas eran estructuras funcionales de las FARC, o expresiones autónomas de la izquierda?
Pues, inicialmente, ninguno tenía certeza de que estaba militando en las FARC, cuando ya nos dimos cuenta era demasiado tarde. Estábamos militando en las FARC y ya era imposible salirse porque habían unos estatutos que implican que cuando uno se retira es fusilado. Entonces, inicialmente, nadie sabía de qué se trataba ni para donde iba, pero en la medida que pasó el tiempo comprendimos que la cuestión era bastante seria y bastante profunda. Durante cuatro años estuve en la parte urbana, haciendo la guerra política, la guerra jurídica y la guerra económica, y en los últimos dos años estuve en el monte.


En la Fuerza Armada Venezolana Hugo Chávez introdujo la ideología política bajo el lema “Patria Socialismo o muerte”. Con lo cual sustituye la premisa de la defensa de las instituciones democráticas por el socialismo a muerte, y por encima del respeto a la vida venezolanos de otra ideología política. ¿Con esta medida, se estará imitando a las FARC cuando justifican la muerte por su ideología, y que hundió a Colombia en décadas de violencia?.
Allí hay un transito importante para analizar del radicalismo de izquierda al fundamentalismo, y ese es el gran meollo teórico pero también práctico. Una cosa es ser radical, es decir ir a la raíz de los problemas para combatirlos y otra es el fundamentalismo. El fundamentalismo adopta una postura ortodoxa invariable frente al cualquier fenómeno, y eso es lo que le ha sucedido a las FARC. Tan alejados de la realidad están que todavía conciben una Colombia de la década de los sesentas, que fue cuando surgieron, y esa imposibilidad de ver los cambios de la dinámica social ha hecho que ellos se cierren a su propio concepto y no se abran a la dinámica social, y quieran imponerle esos mismos criterios de una sociedad de los años sesenta a una sociedad del primer decenio del año 2000.

Ese problema, lo han vivido diferentes modelos de izquierda en América Latina cuando su incapacidad para la toma del poder, o para sostener el poder es tan grande que pasan del radicalismo, que es un postura natural en la izquierda, al fundamentalismo que es el gran error y la gran debacle de la izquierda misma.

Tengo entendido que estuviste en Venezuela como parte de una delegación de las FARC para participar en un encuentro del Congreso Bolivariano de los Pueblos, y que la delegación fue recibida con honores y una parada militar de la Fuerza Armada Venezolana. ¿Cómo explicas esa experiencia contradictoria de acuerdo a tu entramado ideológico de aquel entonces?. Pues se supone que ustedes representaban la subversión armada contra las instituciones del Estado.

La izquierda en América latina se preparó para la lucha por el poder pero nunca se preparó para gobernar. Entonces, la misma dinámica que tuvieron durante el proceso de ascenso quieren imponerla sobre el proceso de gobierno. Conceptos que actualmente para todos son naturales y normales como “democracia” o el “Estado social de derecho” igualmente tienen que ser destruidos. Democracia o el Estado social de derecho no son posibles, no son compatibles con el proyecto porque la preparación se hizo para destruir el Estado social de derecho. Entonces gobernando no se puede fundamentar el Estado social de derecho si no destruirlo.


¿A qué peligro te refieres y a qué sectores?
Es que, en los sectores democráticos se dice que como somos democráticos hay que respetarlo. Porque ¿Cómo nos vamos a contradecir nosotros mismos en que siempre hemos dicho que respetemos las instituciones democráticas asi las haya tomado quien las haya tomado?. Pero no es lo mismo defenderlas cuando alguien se las toma con el fin último de desarrollarlas, que cuando alguien se las toma para destruirlas. Esa digamos es la gran confusión porque mucha gente de principios democráticos tiene y dicen “no ahora yo no puedo atacar la institución de la democracia porque yo siempre la he defendido”.

Cuéntame ¿Qué te pasó después que decidiste salirte de las FARC?
Lo primero que sucede es una persecución inmensa, dos atentados, y por todos los medios posibles ellos ha intentado frenarme en algo que para mí se convirtió en un propósito de vida, y es que más allá de la denuncia sucia y rastrera haciendo señalamientos, yo me he dedicado a develar una conducta histórica y permanente que ha diseñado las FARC.
Desarrollé un trabajo con los presos que le dolió bastante a las FARC, porque le quitamos el sustento de su principal arma de guerra internacional que es el tema del intercambio humanitario, y que valga decirlo, estaba muy bien sustentada y apoyada desde Venezuela.

Cuando la gente habla de intercambio humanitario les parece normal y la única posibilidad de ver a los secuestrados por fuera de las montañas. Pero nadie se ha puesto a pensar en los presos si ellos quieren regresar a las FARC o no. Es más, no les han preguntado si quieren una mediación como la que hizo Chávez.

Nosotros hicimos ese trabajo cárcel por cárcel, preguntando y la opinión de los muchachos presos era que no solamente no querían regresar sino que reexigían a las FARC que, unilateralmente, entregaran a los secuestrados y que no querían una mediación como la de Chávez. Porque muchos de ellos, en su oportunidad, pasaron la frontera, y fueron recibidos e hicieron tratos etcétera… con algunas personas y organizaciones en Venezuela que actúan en complicidad con las FARC. Entonces ellos sabían cual era la orientación y hacia donde estaba dirigido eso.

Así pues, nos opusimos abiertamente a esto, y en este momento las FARC no tienen el sustento en hombres para hablar de intercambio humanitario, que es tal vez el argumento mas importante, y lo que mas les ha dolido ya que les quitamos su principal herramienta en la guerra internacional.

¿Cuál será la estrategia de las FARC para el año 2009?
Va a seguir siendo importante y muy importante el desarrollo de la presión latinoamericana al gobierno colombiano, y por eso siguen siendo importante los esfuerzos del gobierno venezolano, del gobierno ecuatoriano y el gobierno boliviano para presionar al gobierno colombiano.

También son importantes las organizaciones que los acompañan y todo lo que se esta moviendo alrededor de eso, porque dentro de muy poco el tema del intercambio humanitario vuelve a estar en el eje de todo este fenómeno, y además esta el reconocimiento político o beligerancia como una de las dádivas que deben otorgársele a las FARC. Está proyectado que ese reconocimiento se lo darán estos tres países Venezuela, Ecuador y Bolivia que de una u otra manera resultan ser cómplices directos de la actividad de las FARC.

¿Cómo interpretas la enmienda constitucional en Venezuela para votar la reelección indefinida de Chávez, dentro de esta estrategia de las Farc?
El hecho de que se quiera postergar y mantener durante mucho tiempo el proyecto bolivariano no solo en Venezuela, sino como proyecto estratégico para América latina, significa primero para las FARC, una plataforma política permanente; y segundo es indispensable para el afianzamiento de las políticas que ha impulsado Venezuela para el continente. Claro, obviamente, en detrimento de los pueblos latinoamericanos que no conocen la profundidad del tema.

El tema contradice de fondo ideológicamente al mismo Bolívar que decía que es imposible que un gobernante se prolongue en el mandato sin que resulte siempre siendo un tirano. Y resulta que ese modelo castrista que se desarrolló también en Venezuela lo que pretende es eso, la elaboración de la imagen de un tirano que pueda postergarse por mucho tiempo en el poder, pero que tenga la fachada de haber llegado al poder por vía democrática, y por lo tanto, sea en cierta manera legítimo ante la comunidad internacional.

¿Cómo te autodenominas hoy, de izquierda o ya no lo eres?
Yo creo que el tema de las derechas y las izquierdas es una trampa ideológica en la que hemos caído tanto los que se consideran de derecha como los que en algún momento nos consideramos de izquierda. El cuento no es de derecha o izquierdas. El cuanto es de viabilidad de proyectos. El hecho es la pertinencia histórica de cada propuesta, el hecho es de quien en el debate logra convencer con argumentos e investigaciones, y elegir cual es el mejor rumbo para una región. Si no nos desprendemos del vicio de ver todo en derechas o izquierdas vamos a permanecer en ese círculo que, precisamente, ha sido una ganancia para los sectores que se consideran de izquierda, porque mantienen en ese círculo vicioso a todo el mundo dando vueltas mientras avanzan en unas perspectivas diferentes.
Por Alejandro Peña Esclusa. Columnista de Atrabilioso.

jueves, 22 de enero de 2009

Comenzó el año

Este año comencé recordando el ataque que hicieron las Farc contra el Palacio de Nariño el 7 de agosto de 2002. Y lo recordé por la pregunta que leí por ahí sobre los motivos que tenía la gente para relacionar a los que atacan a Uribe con las Farc.

Lo que veo es que, por lo menos, hay una coincidencia en los propósitos (esa que siempre ha existido) aunque unos lo hicieron desde su actividad normal –el terrorismo- y los otros desde el terreno político –en el que se han desenvuelto con facilidad durante los últimos años-.

Mientras las Farc lanzaban cohetes contra la casa de Gobierno, y dejaban decenas de muertos en la calle del Cartucho en Bogotá; los otros empezaban el trabajo propagandístico de las calumnias, los señalamientos y el manejo mediático que les permitiera conseguir adeptos para su causa.

Ahora las Farc, en huida constante y con la única posibilidad del uso del terrorismo contra los colombianos, carecen de la capacidad para emprender osadías como el ataque de uno de los sitios más custodiados del país... y esto, así no les guste a muchos, se debe a la política de Seguridad Democrática.

Mientras tanto los otros, ocupados como siempre en su tarea de paciencia y persistencia, siguen empeñados en criticar lo bueno, lo malo y lo feo en las actuaciones del gobierno Uribe: eso de que nada les gusta es un hecho más que evidente, no porque la iniciativa o la decisión del Gobierno sea descabellada, sino porque ellos necesitan depositar el veneno producto de la animadversión y de la rabia que les da el estar por fuera del poder y padecer un arrinconamiento cada vez mayor.

Pero el año comenzó con más peculiaridades del grupo totalitario: aquella que juraba que no tenía nada que hablar con el “paramilitar-presidente”, rogó durante varios días para que Uribe la recibiera y pudiera cuadrar el espectáculo que piensa montar para la liberación de varios secuestrados, tratando de contar con la colaboración del “asesino que dirige al país”, como lo dijo en México hace casi dos años… para aquella, cualquier incoherencia es posible con tal de tratar de abrirle un cupo a Chávez en el show de las liberaciones unilaterales y “humanitarias” de las Farc, pues el tirano de Miraflores necesita con urgencia esos segundos mediáticos en vísperas del referendo para la reelección indefinida.

Mientras tanto las Farc, descritas por aquella Senadora y por el propio Chávez como un grupo que busca incansablemente la paz, asesinaban a seis civiles con un cilindro-bomba en Roberto Payán, municipio de Nariño.

Esos mismos “pacifistas” secuestraron a 10 colombianos cuando anunciaban con bombos y platillos la liberación de algunos canjeables: seis muertos y 10 secuestrados (que ya fueron rescatados por el Ejército) no inmutaron a los románticos firmantes de las cartas de amor a las Farc... esos no son importantes para los propósitos criminales de los escuderos políticos y judiciales del terrorismo.

¡Y claro! No podía faltar el “Rey del despeje”, Andrés Pastrana Arango, abriendo el 2009 con una de sus acostumbradas pataletas, esta vez por cuenta de un grupo de asesores internacionales contratados por la Cancillería para diagnosticar y estructurar por fin las relaciones internacionales del actual Gobierno. A Pastrana le pareció que eso dejaba sin piso a la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores. La infinita ignorancia del “Rey del despeje” le hace creer que lo que él diga en esa Comisión es de obligatoria aplicación, cuando el mismo nombre indica que las sugerencias de sus miembros pueden o no ser aceptados por el Gobierno.

Lo peor es que ni los suyos lo respaldaron, como ocurrió con Belisario Betancourt, quien señaló que ellos fueron consultados sobre el tema de los asesores internacionales y que varios, incluído el propio Belisario, habían dado un concepto favorable.

Solo falta algún disparate samperista, aunque no debe tardar, pues ya sus áulicos han avanzado bastante en solo 20 días.

Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.

miércoles, 21 de enero de 2009

Los Colombianos por las FARC

En los últimos meses las portadas de la prensa colombiana han estado llenas de abierta propaganda terrorista con ocasión de la prometida liberación de seis secuestrados por las FARC gestionada por Piedad Córdoba y un nutrido grupo de profesores universitarios. La "generosa" iniciativa no podía dejar de contar con el respaldo editorial de El Tiempo y El Espectador. ¡No bastaba con la presencia diaria en las portadas, el compromiso tenía que llegar hasta los editoriales! ¿Alguna sorpresa en que las decenas de personas asesinadas por la banda terrorista en ese tiempo figuren decenas de veces menos que la prometida liberación?

Siempre se encuentra uno con lo que de verdad fascina y asquea de Colombia. ¿Qué se figuran los lectores de la prensa que mueve a los editores y editorialistas? ¿No se habrán dado cuenta de que TODAVÍA no han liberado a nadie pero sí han puesto de rodillas al gobierno, sometido al chantaje de resultar responsable del sufrimiento de los secuestrados si no cede a las presiones? Tal vez el camino al desarrollo, la paz y la prosperidad sea tan sencillo como ver lo monstruoso de todo ese juego. Es decir, lo monstruoso de la condición de tantos millones de colombianos dispuestos a colaborar, o a someterse o a desentenderse del asunto. No algo que ocurre en los montes ni en las oficinas de los mandamases de la prensa ni en los hoteles de lujo en que transcurre la vida de la senadora del turbante, sino en la mente de cualquiera.

El relato de la convocatoria es lo que se dice conmovedor: llena de buenas intenciones, la senadora llamó a varios personajes de tierna vocación humanitaria, como el biógrafo-hagiógrafo de Ricardo Palmera, la ex alcaldesa de Apartadó (que clamó por la libertad del citado Palmera y de Sonia) y algunos otros. ¿Qué podían hacer por los secuestrados? ¿Cuántas noches no habrán pasado esos angelitos sin dormir pensando en lo que podrían hacer para aliviar el sufrimiento de esas pobres personas y de sus familias? Algo había que hacer. Afortunadamente, la senadora se inspiró al estar reunida con gente tan generosa y ¡propuso escribirles a las FARC para que los soltaran! La incredulidad cundió, ¿serviría de algo? Los corazones compasivos vacilaban, pero al final se impuso la impaciencia por ver libres a esas pobres víctimas del conflicto armado y se tomó la valerosa decisión de escribirles a las FARC.

Uno escribe esas cosas con la extraña certeza de que a los colombianos les parecerán los desvaríos de un loco. ¿A quién se le va a ocurrir que la prensa del señor Santodomingo, en especial, esté colaborando con los terroristas, con su legitimación y con su chantaje a la sociedad? Ser colombiano es estar sometido a percepciones superiores a la evidencia de los sentidos. Unos graciosos de un blog escriben una parodia de un post de Atrabilioso en el que se menciona a la prensa y a las universidades como aliadas de las guerrillas. ¡Qué ocurrencia! El señor Santodomingo es capitalista, por tanto de derecha, la guerrilla es comunista, por tanto de izquierda, no pueden compartir intereses ni colaborar. Si uno comprueba lo obsesiva que ha sido la campaña de propaganda interesada a favor de las FARC en la prensa, sobre todo en el periódico de Santodomingo, sin duda es que tiene flojo un tornillo. ¡Qué ocurrencia!

Pero eso no es nada: ¡después publicaron otro editorial denunciando la política de incentivar las deserciones de guerrilleros que tengan rehenes! Eso les parece una forma de favorecer a los secuestradores. Más lejos todavía, el correspondiente profesor de la Universidad Nacional sale clamando contra esos "acuerdos humanitarios individuales", ¡carentes de base jurídica! Dios mío, ¡un obstáculo para una negociación humanitaria! ¿Qué piensan los lectores de esos editoriales y del escrito del señor Uprimny, que hasta magistrado fue? Lo único que importa y cuenta es la percepción de cada uno. ¡Es tan descarado el interés por obstaculizar una política que debilita a la banda asesina que hace falta ser un canalla de la misma categoría para no verlo!

Pero la prensa colombiana es ante todo una máquina de propaganda del terrorismo. Por cada crítica que se hace a los políticos que cobran las masacres hay varias decenas de defensas y de falacias justificativas. Si Mauricio Vargas lamenta que la oposición no tenga un discurso contra las FARC, por ejemplo condenando la masacre de Roberto Payán, al día siguiente aparece la correspondiente defensa, reivindicando un comunicado del PDA en el que con toda claridad se protesta contra las FARC por no disparar con puntería contra los policías y se aprovecha para cobrar la masacre en términos pacifistas. (Bueno, el líder de la universidad colombiana, Alfredo Molano, también clamaba porque se trasladaran las estaciones de policía fuera de los pueblos).

En últimas, ¿qué es lo que se escriben los creadores, promotores, propagandistas y valedores de las FARC con su tropa? Al parecer, en Colombia sólo se puede leer eso cuando se es cómplice. No recuerdo ningún comentario sobre esa correspondencia. A pesar de la fatiga que sufrirá el lector a estas alturas, vale la pena detenerse un poco en esas perlas para entender a qué juegan los ¡Colombianos por la Paz! Bueno, no tiene ningún misterio: se trata de promover a la banda terrorista y permitirle figurar ahora que ha sido tan golpeada por el ejército y sobre todo por la población colombiana, que hace casi un año salió a clamar NO MÁS FARC. Con uno u otro pretexto, la correspondencia entre esos asesinos pretende ser como un conjuro: MÁS FARC. Así esperan mantener la moral de la tropa, no tanto la de los peones y sicarios de estrato 1, que a fin de cuentas sólo obedecen y a menudo no saben leer, sino la de los maestros, estudiantes, empleados estatales e intelectuales que siguen apostando por un régimen como el cubano en Colombia.
Bogotá DC., septiembre 11 de septiembre de 2008

Señores miembros del Secretariado:

La solución de la crisis múltiple que aqueja a la sociedad y al Estado colombianos demanda una juiciosa reflexión así como la participación de los distintos sectores expresados en la sociedad civil y de aquellos actores comprometidos en el conflicto interno armado, social y político que agobia al país, con el objeto de evitar daños a la institucionalidad y propiciar la construcción de una democracia plena con justicia social y paz en la que quepamos todos.
[Es como es este mundo: ¡las FARC resultan posibles protectoras de la institucionalidad!, y como "sectores comprometidos en el conflicto ¡interno!, armado, social y político" (es muy interesante el orden), deben reflexionar a ver qué se hace para ¡propiciar la construcción de una democracia plena! ¿Qué democracia pueden ayudar a propiciar unos asesinos que pretenden imponerse a través del terror? Mejor, ¿quiénes son los asesinos? El interés de la carta de los patrones de las FARC es desde el principio legitimar a la banda asesina, que ¡no cabe en la democracia actual, carente de justicia social y de paz! ¿Quiénes son los asesinos? En lugar de pedir a los terroristas que se entreguen a la justicia, se los intenta legitimar como parte de la sociedad.]

En tal virtud, nuestra aspiración es la de trabajar por desbloquear los caminos que conduzcan a la concreción de un Acuerdo Humanitario que permita la liberación de secuestrados y prisioneros en poder de la insurgencia armada de las FARC y, al propio tiempo, la libertad de los presos de esta guerrilla bajo la jurisdicción del Estado.
[No podían decirlo mejor: su interés es cobrar el secuestro, pues ¿para qué se cometen los secuestros? No, no crean que para obtener la liberación de los asesinos encarcelados: los rehenes políticos son un estupendo recurso precisamente para que los socios de la prensa publiciten hasta lo inaudito las "razones" de los terroristas. ¿Por qué no aspiran a que los inocentes queden libres y los terroristas paguen por sus crímenes? Naturalmente, porque necesitan a la tropa para asegurarse rentas y ascenso social.]

Comprendemos que una alternativa diferente al entendimiento político para celebrar un Acuerdo Humanitario y facilitar una salida negociada al conflicto entrañaría el padecimiento de importantes sectores de la población, el inminente peligro para la vida de los cautivos que están en la selva, la degradación de la guerra, y el estímulo a la militarización y al autoritarismo y debilitamiento institucional del proceso político nacional.

[El chantaje es directo: si no se premia el secuestro, los cautivos la pagarán. ¡No hay alternativa, hay que ayudar a matar más gente porque de otro modo las víctimas van a sufrir más! Pero es peor, ¡se debilitarán las instituciones, no porque no se apliquen las leyes, sino porque se apliquen! ¡Pero eso está dirigido a los terroristas! ¿Qué son las instituciones? Cualquier cosa: los lectores de esa correspondencia, casi seguros partidarios del chavismo y demás, se sentirán aliviados de colaborar con la defensa de las instituciones, que no castigan el secuestro sino que lo premian, que no defienden los derechos de los ciudadanos, sino que reconocen a quienes los asesinan. ¿Quiénes son los asesinos? ¿Se ha dado cuenta el lector de que hasta ahora no hay ni una sola palabra de las FARC? Es que no hay ninguna diferencia entre esos angelitos y su servicio doméstico armado, más allá de la labia pomposa y la ropa cara.]

El escalamiento de la confrontación ha desbordado la geografía nacional e impacta territorios de países hermanos con diversos hechos de violencia institucional que han puesto en dificultades las relaciones diplomáticas de nuestro país.
[Esto parece referirse a la muerte de Luis Edgar Devia: los pacifistas de buen corazón y liberadores vocacionales están preocupados por el daño que se hace a las relaciones diplomáticas de nuestro país. Obra, claro está, del "escalamiento de la confrontación", naturalmente atribuible al gobierno. ¡No es que una banda de asesinos pretenda imponerse mediante el terror sobre los ciudadanos, sino que hay una confrontación que no han querido resolver! En realidad el retroceso de los comunistas en Colombia parece ser ante todo el agotamiento de las falacias con que llevan varias décadas intoxicando el ambiente. Todas las mentiras del trust Münzenberg parecen formar parte de una pesadilla recurrente, de un dejà vu asqueante y fatigoso. Da lo mismo que todos los días tengan Noticias 1 y varios periódicos dedicados a divulgarlas, basta un poco de humanidad y sentido común para no secundarlas. Por eso se mantiene la popularidad de Uribe.]
No obstante, tenemos la certeza de que los presidentes y jefes de Estado de pueblos hermanos en el hemisferio y de los denominados países amigos europeos concurrirán de manera solidaria a apoyar los procesos de diálogo que estamos proponiendo.
[Cuando Piedad Córdoba tuvo la feliz idea, ¡no sospechaba que fuera a contar con tan generosos apoyos! ¡Nada menos que de los pueblos hermanos y de los países amigos! ¿Alguien recuerda la cínica presión sobre el gobierno colombiano en tiempos del Caguán para que premiara a los terroristas? La prensa se inventó la designación "países amigos" para esos gobiernos y esos diplomáticos. Yo no puedo entender que la gente distinga mucho a esa gente de los terroristas. Sin esas presiones, miles de personas se habrían salvado del secuestro y del asesinato en esos años. Ni hablar del apoyo de Chávez a las FARC, incluso poniendo una fábrica de fusiles de los que necesita la banda asesina. ¿Cómo no va a apoyar a los filántropos que hacen lo inimaginable para buscar la libertad de los secuestrados?]

Por las razones expuestas y con el ánimo de emprender desde ahora la búsqueda de soluciones a favor de la paz de Colombia y el sosiego de los seres humanos afectados por el conflicto, de manera cordial los invitamos a desarrollar un diálogo público a través de un intercambio epistolar mediante el cual ustedes, nosotros y en general la sociedad colombiana, podamos identificar los elementos que permitan definir una agenda que esclarezca las rutas en las que sería posible un entendimiento, en aras del anhelado acuerdo humanitario.

[Ya tenemos dos partes de la sociedad colombiana, el resto existe, "en general", ¡y puede participar en el intercambio epistolar, no faltaría más!, a ver si entre todos cobramos el secuestro y hacemos realidad ese anhelo del intercambio humanitario. Ya los terroristas están legitimados, a partir de entonces, septiembre 11, sólo quedaba esperar a ver si los señores del Secretariado querían atender el llamado generoso de ese grupo de colombianos que han dedicado su vida a la revolución proletaria y ahora anhelan logros humanitarios, pues ¿para qué iban los guerrilleros a secuestrar a esa gente? El descaro no puede ser mayor, pero ¿qué papel tiene la prensa? ¿Qué despierta todo eso entre los demás colombianos?]

Consideramos que ya existe una apreciable corriente de opinión que favorece la promoción de factores contrarios a la solución armada y que está en condiciones de colocar los referentes apropiados para generar una controversia democrática sobre los temas de la paz y de la guerra en Colombia, con el fin de propiciar la convivencia pacífica dentro de una nueva ética social.

[Que a nadie le quepa duda: la corriente de opinión quiere promover "factores contrarios a la solución armada" que no sean el desarme de las bandas de asesinos, sino la rendición de la sociedad a ellos. ¿O qué ha ocurrido a partir de entonces? ¿Qué son realmente las FARC, en la descripción de estos angelitos? ¡Ellos sólo desean la convivencia pacífica dentro de una "nueva ética social"!]

Y tuvieron suerte, ¡las FARC les contestaron! Tan grande es la intolerancia que hay en el país, que nadie esperaba que las FARC atendieran a ese respetuoso llamado a la sensatez de unos colombianos que a las FARC les parecieron ¡Colombianos por la Paz! Los asesinatos posteriores son sólo la sombra de ese crimen, de esa manifiesta solidaridad con los asesinos de grupos privilegiados en la sociedad colombiana y de intereses perversos y mafiosos, como los del señor Santodomingo y los demás dueños de la Gran Prensa.

Montañas de Colombia, octubre 16 de 2008

Respetados Compatriotas:

Con beneplácito hemos recibido su misiva de septiembre que invita a explorar colectivamente caminos hacia la paz alejados del actual rumbo gubernamental de guerra perpetua que significa persistir en el imposible de una solución militar a los problemas políticos, económicos y sociales que subyacen en el cruento conflicto que estremece al país.

[Como quien dice, "hablando se entiende la gente": después de que los benefactores de las víctimas de ese conflicto mostraran el correspondiente (ése es el sentido de la "correspondencia") reconocimiento a los secuestradores, éstos se muestran felices de encontrar gente dispuesta a buscar la paz. ¿Alguien ha registrado ese reconocimiento en la prensa? No, no existe, es de lo más respetable que esos colombianos permitan a los terroristas decir que el problema es que el gobierno no los quiere premiar y que ellos representan a la población por encima de las urnas.]

Saludamos el florecimiento de una corriente de opinión que se aparta del falso triunfalismo y de los parámetros de la solución guerrerista a los grandes problemas nacionales. No dudamos del éxito de su gestión porque coincide con el sentimiento y el anhelo de paz de las mayorías.

[Ahí los asesinos de ropa cara que colaboran en la operación de propaganda de la banda de rústicos resultan designados representantes de las mayorías, al tiempo que les reconocen el "apartarse de la solución guerrerista": claro que TODOS los firmantes de la carta de reconocimiento a los terroristas eran los que presionaban por más masacres y más secuestros y más minas en tiempos del Caguán, pues siempre les parecía que el premio de impunidad que ofrecía el gobierno corrupto y venal de Pastrana era insuficiente y hacía falta más presión: casi todos los primeros firmantes serían los ministros y embajadores de un régimen fariano. Las FARC son sólo un pretexto de su ambición. ¡Claro que se apartan de la solución "guerrerista" pues a fin de cuentas son los adoctrinadores y promotores de las bandas criminales!: extrañamente no quieren que se las combata, claro, y los demás colombianos chupándose el dedo o dándoselas de vivos a ver cómo se hacen amigos de esos filántropos.]

Esta carta es ya el comienzo del Intercambio Epistolar que nos proponen para discutir en torno a la salida política del conflicto, el canje humanitario y la paz. Participaremos de cara al pueblo en un diálogo con amplitud y franqueza, sin dogmatismos, sin sectarismos y sin descalificaciones sobre los temas que sugieren. Es necesario esforzarnos en procurar la vinculación de la mayor cantidad posible de organizaciones políticas y sociales y de personas independientes.

[¡Bendito sea Dios, hasta las FARC son razonables y se prestan a ese amable diálogo de yo con yo! Y son hasta buena gente, no quieren dogmatismos ni sectarismos. Si les toca castrar policías delante de sus vecinos, o masacrar niños, no será por sectarios ni dogmáticos, pues ¿quién mejor que ellos para juzgar los valores de la gente?]

Nuestra disposición a explorar posibilidades hacia el canje humanitario y la paz con justicia social que es hoy el clamor y la necesidad más urgente y sentida de toda la nación, continúa invariable. La liberación unilateral de seis ex congresistas en el pasado reciente, entregados al Presidente Hugo Chávez y a la senadora Piedad Córdoba, buscaba crear condiciones y ambientes propicios al canje de prisioneros en poder de las partes contendientes. Este hecho es testimonio fehaciente de voluntad política.

[Lo dicho, ¿quién va a poner en duda su buena voluntad? Ciertamente, ya lo veremos, no lo harán los generosos colombianos por la paz. ¿Cuáles fueron los seis ex congresistas que soltaron? Pero, a ver, ¿quién les va a negar su derecho a hacerse voceros de "toda la nación"? La solidaridad de los socios políticos de esos asesinos sólo es posible por un daño moral generalizado, en otros países esa gente estaría en la cárcel.]

Muy respetuosamente sugerimos, para reforzar este nuevo emprendimiento, tener en cuenta la manifiesta disposición de la gran mayoría de Presidentes latinoamericanos para contribuir con sus esfuerzos en el proceso de intercambio humanitario y paz.

[Es parte del guión, sólo falta saber quién concibió realmente la correspondencia. Podría ser alguien de La Habana o de Caracas, aunque la retórica supuestamente refinada hace pensar en algún genio como Enrique Santos Calderón. ¡La respetabilidad de la gran mayoría de presidentes latinoamericanos legitima el secuestro y la admirable tarea de cobrarlo!]

La inmensa bandera de la paz con justicia social deberá ondear definitivamente, libre, bajo el cielo de Colombia. La guerra eterna contra el pueblo que nos quieren imponer para perpetuar la injusticia no puede ser el destino de la patria.

Reciban nuestro saludo cordial.

Compatriotas
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Montañas de Colombia, octubre 16 de 2008

[Todos esos supuestos de la propaganda terrorista serán confirmados por los colombianos por la paz, pues de lo que se trata es de aprovechar la solidaridad de los medios y de tantas redes de antiamericanos en todo el mundo para promover la causa de los terroristas, entiéndase bien, para matar más soldados y policías y en últimas más civiles. También para secuestrar más gente, pues la única forma en que dejarán de hacerlo será derrotándolos y sometiéndolos a la ley.]
La correspondencia sigue. Esta vez contestan los benefactores de la humanidad.

Bogota DC., noviembre 27 de 2008
Señores
Miembros del
SecretariadoFARC-EP
Cordial saludo.

Su respuesta a nuestra carta nos ha estimulado por los contenidos de esperanza para la paz nacional y por el lenguaje acorde con el dialogo epistolar emprendido. Nuevos fenómenos conmueven hoy a la conciencia nacional. Sin ignorarlos, estimamos que ellos no nos deben apartar de la discusión crucial de la guerra y la paz en Colombia.

[Lo dicho, alabado sea Dios, contestaron, hay que agradecérselo y reconocerles esa amable disposición al diálogo.]
La divulgación sobre la práctica por parte de sectores de las Fuerzas Armadas de los crímenes contra la vida o ejecuciones extrajudiciales cubiertos bajo la denominación de falsos positivos y la purga en las filas del Ejército Nacional han puesto en evidencia el más reciente capítulo de la guerra sucia en Colombia. La escalada en el conflicto colombiano ha estado acompañada de mayor degradación. En ese contexto aspiramos a avanzar hacia un Estado moderno y democrático que permita alcanzar condiciones dignas para la vida en comunidad.
[Dolidos como están esos sabios bondadosos por los asesinatos de inocentes, ¿a quién van a poder quejarse aparte de quienes se muestran dispuestos al diálogo? Claro, a diferencia del gobierno nacional y de la mayoría de los colombianos. El alma desprotegida y en presencia del horror busca consuelo en quien la pueda comprender, ¿cómo ponerlo en duda?]
Estamos persuadidos de que la comunicación que ustedes declararon iniciada al responder a nuestra carta del 16 de septiembre del año en curso, tendrá sentido y logrará eficacia si se desenvuelve bajo el signo del intercambio concreto y transparente.
¡Claro! No hay como el diálogo. Ya verán cómo todo tiene sentido y "logra eficacia". El lenguaje absurdo y de comedia es el resultado natural de escribir una farsa en la que nadie cree, pero que permite reclutar apoyos entre la militancia del PDA y entre las clientelas mafiosas del samperismo.]
Creemos que la práctica del secuestro es de por sí inhumana y no se le puede defender sin que al mismo tiempo se ingrese en el terreno cenagoso donde campea la divisa del “fin justifica los medios”. Por ello de manera cordial pero sin rodeos, nos permitimos preguntarles si están dispuestos a abandonar de manera definitiva la práctica del secuestro. Al respecto hemos recordado un antecedente aportado por el Secretariado de las FARC-EP, entonces bajo el liderazgo de Manuel Marulanda Vélez y de Jacobo Arenas y respaldado conjuntamente por Raúl Reyes y Alfonso Cano el 28 marzo de 1984: Nos referimos al segundo apartado del “Acuerdo de la Uribe” en el sentido de abandonar el secuestro como arma política y económica. Esa toma de posición fue recibida con inmensa satisfacción por la opinión pública y en el corto plazo salvó del
colapso al proceso de Paz que tenía poderosos enemigos. El asunto planteado tiene una estrecha vinculación con el espíritu del DIH y, en especial, con los convenios de Ginebra (Protocolo II).

[Todos nos conmovemos ante tan humanitarias y sensibles razones: ¡lo que no es tan inhumano es el asesinato de policías y militares y el intento de destrucción de la democracia colombiana! Los miles de secuestros cometidos desde 1984 quedan de un plumazo perdonados siempre y cuando las FARC se acojan al diálogo y se den cuenta de la noble intención de los pacifistas.]

Millones de personas en Colombia y fuera de ella no pueden alejar de la conciencia la imagen de numerosos colombianos que ven pasar sus horas y sus días en doloroso cautiverio, tanto en las selvas de Colombia como en las cárceles del Estado. Estimamos que en el orden de urgencias está en primer lugar el Intercambio Humanitario y que la búsqueda de condiciones realistas para convenirlo entre el Estado y la Insurgencia debe comprometer nuestros esfuerzos y los de ustedes.

[Hermosa equiparación entre los criminales presos y los niños, ancianos y demás personas inocentes "retenidas" para asegurar las rentas no sólo de las FARC sino de los firmantes de las misivas. ¿Quién iba a ser el portavoz de esas personas dolidas sino el grupo de habituales propagandistas de las FARC que obran en la impunidad gracias a que en Colombia hay libertades que bajo las FARC serían inimaginables.]

En ese sentido, el aporte de elementos explícitos a la discusión por ustedes, corresponderá a las palpitantes preocupaciones de la opinión nacional e internacional. Por lo tanto les sugerimos que de cara a un eventual Intercambio Humanitario, se sirvan avanzar en algunas reflexiones conforme a las cuales se pudieran diseñar -en su carácter de organización- escenarios en donde sea posible plantear y debatir con la sociedad alternativas políticas para encontrar una senda transicional hacia una sociedad justa y equitativa.

[Lo dicho, el sufrimiento de los retenidos en cárceles y selvas despierta en esas nobles personas el anhelo de una sociedad justa y equitativa, hermosa tarea en la que no podían dejar de participar las FARC.]

Una ola de optimismo sobre la renovación democrática del mundo alcanza hoy a pueblos y países. Los vientos no soplan a favor de las tendencias y gobiernos que alientan las guerras. Sentimos que ese clima internacional es favorable a todos aquellos que en Colombia trabajan sin vacilación por una salida política a la confrontación bélica interna.

[No faltaría más: como siempre, el problema son los gobiernos que alientan las guerras, no los asesinos que intentan imponerse sobre los ciudadanos.]

En la mayoría de países de nuestro continente han accedido a la dirección del Estado movimientos y figuras comprometidas con el cambio social, la inclusión étnica, la ampliación democrática y el desarrollo de políticas internacionales independientes. Creemos que en ellos la Paz de nuestro país cuenta con incondicionales aliados. Las perspectivas, ciertamente diferenciadas que estos gobiernos ofrecen, representan sin duda un interesante y alentador horizonte político.

Con nuestros mejores deseos esperamos a la mayor brevedad su respuesta a esta nueva carta. Atentamente,

[La mentira ya hastía porque todo el mundo ha oído hablar de Orwell: si Chávez apoya a las FARC y Rodríguez Chacín las alienta a seguir matando, eso es en aras de la paz. La Paz es la Guerra. No faltaría más.]

Nueva ocasión para que los terroristas se muestren como los defensores de la paz que les piden sus propagandistas urbanos. Aunque, la verdad es que las FARC no llegan al cinismo de los asesinos que les hacen de consultores y se pasan la vida en hoteles de lujo gracias a los secuestros y masacres.
Montañas de Colombia, diciembre 17 de 2008
Señores
COLOMBIANOS POR LA PAZ
Bogotá
“Aun cuando sean alarmantes las consecuencias de la resistencia al poder, no es menos cierto que existe en la naturaleza del hombre social un derecho inalienable que legitima la insurrección.” SIMÓN BOLÍVAR
Compatriotas:
Con esta reflexión del padre de nuestras repúblicas, el Libertador Simón Bolívar, -que ayuda a comprender preocupaciones colectivas- damos continuidad al intercambio epistolar respondiendo a los temas planteados en su misiva del 27 de noviembre.

[Ya es una vieja costumbre: cuando la indignación nacional con las infinitas atrocidades de esos asesinos empezó a subir, el inefable Alfredo Molano, previsiblemente uno de los primeros firmantes de la carta, salió a decir que era lo mismo que se decía de Bolívar. Pero en Colombia el crimen es ser pobre, indio o de regiones remotas. ¿A quién se le va a ocurrir que Molano, beneficiario de sueldos de varias decenas de salarios mínimos y de cargos diplomáticos para su familia gracias al interés de paz de los gobernantes vaya a ser más responsables que los pobres niños que castran policías?]

Compartimos con ustedes que la discusión sobre la guerra y la paz en Colombia no puede ignorar fenómenos que estremecen hoy la conciencia nacional. Los denominados eufemísticamente “falsos positivos” –que debieran llamarse asesinatos de civiles no combatientes ejecutados por el Estado- son, como ustedes acertadamente lo perciben, manifestación dolorosa de la guerra sucia que vive Colombia. Constituyen un espeluznante grito de victoria de la “seguridad democrática” del presidente Uribe que siempre midió el éxito de esa política –en su componente militar- en litros de sangre.

No puede considerarse como hecho aislado lo que obedece a una directiva puntual del Ministerio de Defensa y de la Presidencia, repetida sistemáticamente a nivel nacional en todas las guarniciones.

[Lo sabía, lo sabía: ¿quién va a conmoverse más por los asesinatos de inocentes que estos benefactores del género humano? ¿Eh? Cuando algunos canallas con sueldo militar dejaban de cumplir su misión de capturar a los firmantes de la correspondencia y se dedicaban a engañar a los colombianos honrados que esperamos que los capturen, les infligían el mayor daño en sus nobles sentimientos. De verdad que el espectáculo de estos criminales es tan atroz como las innumerables masacres de inocentes que han cometido, o que han alentado.]

Es imposible desvirtuar que los miles de civiles asesinados para ser presentados noticiosamente como guerrilleros muertos en combate, lo fueron por el estímulo de los ascensos y recompensas ofrecidas desde el gobierno a los militares. Así como es un hecho destacable, el que después del conocimiento público sobre semejante genocidio, el Ministerio de Defensa no volvió a publicar sus abultadas cifras de "muertos en combate" con las que sustentaban su fantasiosa "derrota de la insurgencia" y el "fin del conflicto". La conciencia de la nación debe impedir que este tipo de crímenes de lesa humanidad que implican al Estado, terminen en la impunidad. La destitución de algunos altos mandos militares por tales hechos debe ser complementada con una responsabilidad penal, lo que muy seguramente, llevará que las cortes y los tribunales de los pueblos sienten a la "seguridad democrática" - desarrollo de la fascista doctrina de la seguridad
nacional - en el banquillo de los acusados.

[¿Quién va a tener derecho a hablar de impunidad más que los que la combaten? ¿Eh?]
Tal como lo aprecian ustedes, la escalada del conflicto -que tiene relación directa con la injerencia creciente del gobierno de los Estados Unidos en el conflicto interno de Colombia- ha estado acompañada de una mayor degradación. Algo debemos hacer para desembarazarnos de esa maldición que pareciera perseguirnos desde la destrucción de la Colombia de Bolívar y de su gran obra legislativa concebida de cara al bien común.
[Lo dicho, ¿para qué es la correspondencia? Para que los asesinos puedan erigirse en jueces. Pero eso con el entusiasta apoyo de la prensa. Un apoyo que en el caso de los columnistas es casi por completo unánime.]
Desde las medianías del siglo pasado la degradación acicateada por el Estado no cesa de crecer en espiral. Los mismos métodos brutales que segaron la vida de 300 mil colombianos en la década del 50, ahora más refinados, siguen victimizando a la población, descuartizando con motosierras, enterrando en fosas comunes, desplazando a millones de campesinos para apoderarse de sus tierras, “empapelando” jurídicamente a ciudadanos, hasta alcanzar el nivel de barbarie de los “partes positivos”.
[Es cuando uno entiende por qué tienen que tener a tantas personas en "cambuches" miserables vigilados por niños que en caso de desobedecer tendrían que comerse a su familia o serían automáticamente fusilados. ¡Es que se oponen a la barbarie!]

Recordamos la respuesta del comandante de las FARC Manuel Marulanda a una pregunta sobre humanización de la guerra: “la mejor manera de humanizar la guerra es acabarla”. Hoy seguimos teniendo la misma percepción, y para ello es indispensable el cambio de las injustas estructuras.

[Se nota que los jefes de las FARC leen a Antonio Caballero: lo mejor es acabar la guerra, para lo cual los ciudadanos deben reconocer a esos asesinos como sus amos.]

Celebramos que su alusión a los prisioneros de guerra, esté desprovista de ese “humanitarismo tuerto” diseminado por los medios, que ve a los prisioneros de un sólo lado, ignorando que se trata de dos partes contendientes. Este enfoque ayuda a la búsqueda de una solución realista del problema, para lo cual reiteramos nuestra determinación y voluntad de alcanzarla.

[El mentado diálogo de yo con yo: la operación propagandística se vuelve fastidiosa por lo previsible.]
En este esfuerzo colectivo, es importante avanzar en la identificación y precisión de los temas objeto de nuestras reflexiones para ganar certezas en la búsqueda de soluciones. Por ejemplo: en un conflicto armado y social como el que vive Colombia desde hace más de 40 años, integrantes de la fuerza pública debidamente armados, entrenados y uniformados combaten diariamente, de distinta manera y en diferentes escenarios, con la guerrilla revolucionaria, presentándose bajas de parte y parte, como ocurre en toda contienda bélica. Finalmente una de ellas obtiene la victoria y toma prisioneros de la parte contendiente. Eso ha ocurrido, ocurre e inevitablemente seguirá ocurriendo, aquí y en todo el mundo mientras persistan los conflictos. Ese tipo de capturados, son prisioneros de guerra. Esa es su categoría dentro de la confrontación. Salvo que se pretenda, como en el caso del gobierno de Álvaro Uribe, negar la existencia del conflicto.
[Lo interesante de todo este párrafo es que es exactamente la misma retórica de la inmensa mayoría de los columnistas y editorialistas: "negar la existencia del conflicto" significa que una banda de asesinos no es equivalente a un Estado legítimo y reconocido por sus ciudadanos en elecciones libres. Y por lo tanto, "admitir la existencia del conflicto" significa legitimar los asesinatos de las bandas armadas y hacerlas equivalentes a las instituciones reconocidas por los ciudadanos. Es que "el conflicto", los asesinatos de las FARC y el ELN, son el negocio de quienes "admiten la existencia del conflicto", es decir, de los grupos poderosos de la sociedad colombiana que pretenden imponer un régimen como el cubano y congelar así el orden social, aparte de asegurarse rentas perpetuas y puestos de mando.]

La propuesta de Manuel Marulanda Vélez al congreso de aprobar una ley permanente que deje abierta la posibilidad del canje, cobra plena vigencia en estas circunstancias. Evitaría un cautiverio prolongado y doloroso. En este mismo sentido y con implicaciones de muy diversos órdenes, hemos planteado en diversas oportunidades la conveniencia de un reconocimiento de las FARC-EP como fuerza beligerante. Se presenta también la retención de personas con algún tipo de representación política, que han tomado partido involucrándose abiertamente a favor de la guerra y en crímenes contra sectores populares, vinculados con el militarismo y el paramilitarismo como lo demuestra todo el proceso de la para política, o, que con sus acciones, golpean al pueblo, al tesoro o los bienes públicos. Estos, ante la ominosa impunidad del régimen y en la lógica de los de abajo, deben responder por su conducta. Y se da también el fenómeno de la retención de personas con objetivos económicos que tiene múltiples autores: policías, militares, DAS, paramilitares, delincuencia común y miembros de la insurgencia. En la responsabilidad que nos cabe y, entendiendo las dificultades que ello nos acarrea, nos hemos hecho esta reflexión: ¿cómo se financia una confrontación como la colombiana? ¿Cómo lo hace, por ejemplo, el Estado? decreta cargas impositivas generales, Impuestos de guerra, aportes de las empresas trsnacionales, entre las que se destacan: BP, Chevron- Texaco OXI, Drummond, Chiquita Brand, Repsol, Monsanto, Cocacola, etc.; pero fundamentalmente financia la guerra con ayuda económica, militar y tecnológica del gobierno de los Estados Unidos. Colombia es el primer receptor de esta "ayuda" en el hemisferio, la cual se paga con soberanía. El prominente sociólogo estadounidense James Petras estima que Washington ha invertido en el plan Colombia más de 10 mil millones de dólares en los últimos 6 años. Es una desproporción de recursos económicos y de medios para una guerra Injusta contra un pueblo.

[Definitivamente, los miembros del Secretariado leen El Espectador: el lamento por la imposibilidad de financiar legalmente la guerra justa del pueblo ya lo había expresado Alfredo Molano. La ley permanente de canje pretende asegurar la impunidad de los terroristas, pues siempre se podría secuestrar gente para forzar la libertad de quienes la masacran. Pero ¡era para eso la correspondencia! El problema es la condición moral de los colombianos, pues ¿habrá alguien que ignore que la correspondencia era para eso? Si no hay una corriente de indignación contra el cinismo de estos asesinos "corresponsales" es por la misma razón porque hay secuestros, porque la gente está siempre más cerca del abusador que de la víctima.]

En el espíritu de minimizar el impacto sobre los no combatientes, las FARC expidió la Ley 002 sobre tributación, que cobra un impuesto para la paz a aquellas personas naturales o jurídicas cuyo patrimonio sea superior al millón de dólares y que solo en última instancia contempla el recurso de la retención.

[También era previsible que la queja por los secuestrados serviría para presionar a favor de la Ley 002. En realidad, ¿alguien duda que es el verdadero motivo por el que tantos sicarios morales se dedican a calumniar al gobierno en los foros de la prensa?]

La guerra a medida que se generaliza produce efectos dolorosos y no deseados. Con franqueza les comentamos que no está dentro de nuestro ideario ni en nuestros principios la eternización de estos métodos. De hecho, lo hemos manifestado estando inmersos en diálogos que buscaron la paz con anteriores gobiernos, como bien lo resaltan en su nota.

Los temas de esta misiva son más que oportunos para sugerirles lo importante que sería abrir un amplio debate sobre la situación de miles de presos políticos encarcelados luego de redadas masivas utilizadas como táctica para atemorizar y disuadir el apoyo popular a las fuerzas insurgentes. Son millares los ciudadanos acusados de rebelión y terrorismo a través de montajes de la inteligencia militar y del pago de jugosas recompensas. Esta reflexión colectiva debería incluir también la desaparición forzada de personas, la más aberrante forma de secuestro existente ejecutada por el Estado, y que a la pérdida de la libertad agrega la pérdida de la vida luego de espantosas torturas y en medio de la mayor impunidad.

Finalmente, nos piden ustedes, de cara a un eventual intercambio humanitario, avanzar en algunas reflexiones acerca de cómo "diseñar escenarios en donde sea posible debatir con la sociedad alternativas políticas para encontrar una senda transicional hacia una sociedad justa y equitativa".

Al respecto estamos proponiendo a través del manifiesto de las FARC-EP y de la Plataforma Bolivariana por la Nueva Colombia (documentos adjuntos), un encuentro de las fuerzas políticas y sociales interesadas en el cambio, que nos permita delinear de manera consensuada un gran acuerdo nacional hacia la paz, para construir colectivamente alternativas políticas a la guerra y a la injusticia social. Estamos seguros que a nosotros y a millones de Colombianos nos gustaría ver florecer un nuevo gobierno, producto de ese pacto social, que convoque al diálogo de paz con participación de las organizaciones políticas y sociales del país, que lleve sus conclusiones a una asamblea nacional constituyente, para que el tratado de paz así logrado, tenga además, sustento constitucional.

[En este párrafo se anuncia el verdadero sentido de las supuestas liberaciones y de la campaña de los medios: lanzar con el chantaje de la paz un movimiento al que se sumarán, sin la menor duda, tanto el PDA como los visionarios de Mockus (Hernando Gómez Buendía, cabeza de lista al Congreso de ese grupo, es uno de los primeros firmantes), al igual que los "liberales", sometidos a Piedad Córdoba. No es raro que la prensa del magnate que multiplicó su fortuna gracias a Samper esté tan ilusionada con el diálogo.]

Como muestra fehaciente de la voluntad que nos asiste y como gesto que apunta a generar condiciones favorables al canje humanitario, anunciamos la próxima liberación unilateral de seis prisioneros en dos etapas. Estos serán entregados a ustedes, como "colombianos por la paz de Colombia" en cabeza de la senadora Piedad Córdoba. Primero serán liberados tres agentes de policía y un soldado, y a continuación, el señor Alan Jara y el di*****do Sigifredo López. Las condiciones de modo, tiempo y lugar serán precisadas en su debido momento.

Reciban nuestro saludo cordial.
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Montañas de Colombia, diciembre 17 de 2008
[Y al cabo de un mes sólo hay titulares y más titulares y abierta promoción en la prensa de la tarea de los terroristas y velada solidaridad de todos los críticos supuestamente razonables del gobierno. Y la gente de bien debe estar atenta, porque con los recursos venezolanos, más los que obtienen los terroristas del secuestro y el tráfico de cocaína, las maquinarias "liberales" y las clientelas sindicales sometidas al PCC, es decir, a las FARC, podrían poner un presidente de ese "Gran Acuerdo Nacional", anunciado hace más de un año por personajes como Eduardo Posada Carbó y respaldado expresa o tácitamente por los diversos portavoces de la oposición. El que tenga dudas acerca de todo eso sólo tiene que leer a León Valencia, que incluye a Fajardo entre los renovadores, o las proclamas de apoyo a los Colombianos por las FARC de personajes como Luis E. Garzón.]
Por Jaime Ruiz. Columnista de Atrabilioso.

martes, 20 de enero de 2009

Sobre los hombros

No obstante ser tres cosas diferentes, se quiere confundir la voluntad popular de someter a referéndum la posibilidad de que el presidente pueda aspirar a un tercer periodo consecutivo, con el resultado del referéndum, y con el resultado de las elecciones.

Parece como si, primero; ya supieran que de realizarse, el referéndum obtendría el SI de las mayorías necesarias para ser aprobado; segundo, que dado el caso, el presidente aceptaría postularse; y tercero, que de hacerlo, no habría figura nacional capaz de vencerlo en las urnas.

Responder afirmativamente a todas estas cuestiones es premonitorio (nadie tiene la bola de cristal). Sería mejor, que en lugar de estar colocándole con “leguleyadas” que producen el rechazo popular, palos en las ruedas a la consulta, se le enseñara al país que mas allá de sus ambiciones personales, nuestros políticos, representantes del pueblo en el Congreso, están interpretando transparentemente la voluntad de un grupo significativo de ciudadanos.

Si el deseo de los 3.8 millones de personas que están solicitando que se realice un referéndum, es que se abra la posibilidad de una tercera aspiración del presidente en el 2010, se debería votar respetando ese espíritu, no la semántica, y de triunfar el SI, eliminar el inciso en la Constitución que lo prohíbe: un principio superior establece que la última palabra (o norma) deroga la anterior, y bien es sabido que en la conducta de los hombres, los principios están por encima de las leyes.

Por otro lado, y esto puede sonar a herejía, si el pueblo aprobara la posibilidad de tres mandatos consecutivos, o reelección indefinida como aspira el mandatario de Venezuela, los parlamentarios o la Corte Suprema, o ambos, deberían entender que automáticamente se debe modificar en la Constitución, todo aquello que vulnere el equilibrio de poderes, que son los cimientos de la democracia, y que el votante no tiene porqué conocer.

Además, de aprobarse los tres periodos presidenciales consecutivos, no asegura ni que Uribe se postule, ni que sea reelegido, pero cobijaría a cualquier presidente en el futuro; y posibilitaría la continuidad necesaria para desarrollar políticas públicas, y hacer cambios perdurables sin necesidad de recurrir a dictaduras.

Continuidad es estabilidad y seguridad. Cambio es incertidumbre, así lo interpretan también los inversionistas. Profundizar las contradicciones internas, una de las estrategias de la lucha por derrumbar el sistema político y económico que hemos adoptado, en estos momentos suena perversa (igual que la combinación de todas las formas de lucha) y no produce buenos resultados electorales.

De manera que ante las tensiones propias de nuestro momento histórico, y el estado superior de tranquilidad obtenida después de años de violencia política y estancamiento económico, lo que menos se desea son cambios radicales, y eso cuenta a favor de la reelección. De darse una tercera aspiración presidencial, la forma de vencer al presidente es superándolo, encaramándose en sus hombros, como lo han hecho los hombres que han transformado a la humanidad.

De todas maneras la pregunta hay que cambiarla; no es clara, no es generosa; como tampoco lo es el inciso que habría que eliminar para respetar el mandato popular. En lo personal creo que el pueblo negará el tercer periodo, que de aprobarlo Uribe no se lanzará, y que de hacerlo no ganará: sería el colmo que no hubiera alguien capaz de superarlo.

Por: Miguel Yances Peña. Columnista de El Universal de Cartagena.
myances@msn.com

lunes, 19 de enero de 2009

Después de Uribe, ¿quién?

El país ha recibido el año con señales contradictorias sobre algunas posibles candidaturas presidenciales. Mientras tanto, el trámite legislativo del referendo reeleccionista sigue en veremos y solo a mediados del año se sabrá la suerte de esa iniciativa.

Insistir en el referendo puede desembocar en gravísimas consecuencias para el proyecto político del presidente Uribe. Además del trámite accidentado, el proyecto abre numerosas grietas en la democracia colombiana.

No sé si en la Casa de Nariño han hecho las cuentas de lo que están arriesgando con la complacencia y promoción del referendo reeleccionista, pero por más sumas y restas que se hagan, dicho referendo es una enorme apuesta que pone en peligro lo que el país ha avanzado en los últimos años.

Para la aprobación del referendo se requerirían por lo menos 6’896.131 votos, teniendo como base el último censo de 27’584.523 potenciales electores. Es decir que después de las tempestades que ha desatado y desatará el referendo, del desgaste propio de una gestión de gobierno, de la distracción gubernamental en la campaña y de los tiempos difíciles en economía, los promotores de la iniciativa y el propio gobierno aspiran a conseguir 7 millones de votos.

Más claro: Uribe, porque la U sin el Presidente no existe, tendría que repetir el resultado del 2006 cuando consiguió 7’397.835 simplemente para tener la posibilidad de participar en las elecciones de 2010 y continuar en la Presidencia por cuatro años más.

Sin embargo, pensar en las elecciones de 2010 es hilar muy delgado: primero tendría que pasar el referendo y el asunto del tiempo es otro factor en contra: estamos a 16 meses de las elecciones presidenciales y si todo sale bien en el Congreso -¿alguien apuesta por la eficiencia de la supuesta bancada uribista?- la iniciativa sería aprobada a finales de junio o principios de julio. Después el asunto pasaría a la Corte Constitucional que tiene, en teoría, dos meses de plazo para emitir su concepto. Sin embargo, la misma Corte se tomó ocho meses para pronunciarse sobre el Acto Legislativo de la primera reelección.

Esto significa que saliendo las cosas muy, pero muy bien, más o menos en enero de 2010 se podría realizar el referendo, mezclándose las campañas de los aspirantes al Congreso y a la Presidencia con los defensores y críticos del referendo... sería un mercado persa con mucho ruido y nada de contenido.

Después de todos los obstáculos mencionados, y más allá del triunfalismo de los promotores, y del propio gobierno, habría que contemplar la posibilidad real de que el referendo no pase. Esto significaría que el proyecto uribista, el de la Seguridad Democrática, la confianza inversionista y la cohesión social, en la práctica se quedaría sin representante en las presidenciales del año entrante.

Aunque hay señales de algunos uribistas, y otros que se arropan bajo esa figura, de querer lanzarse al ruedo, lo cierto es que mientras el Presidente tenga posibilidades de participar en las elecciones de 2010, ninguno podrá hacer campaña en serio y mucho menos, conseguir los recursos y conquistar al electorado que simpatiza con el proyecto político de Uribe.

Esto significaría que los candidatos que salgan del liberalismo, del Polo y de la embrionaria alianza de Petro, Garzón y Mockus tendrían una gran ventaja por cuenta del tiempo que se perdió en la tozuda iniciativa del referendo y de la segunda reelección del Presidente en el 2010.

Además, si el partido liberal se deja seducir por Alfonso Gómez Méndez, ese partido seguirá ocupando el tercer lugar y las posibilidades reales de acceder a la Presidencia las tendrían el PDA o la alianza de Petro y compañía, (¿o ambos en una coalición de izquierda?) pues ninguno de los presuntos candidatos uribistas podría hacer una campaña medianamente decente para aspirar realmente a la Presidencia.

Y si a eso le sumamos el enorme desgaste de la campaña a favor del referendo y el arrastre negativo de una derrota, el resultado final de la necedad de la re-reelección sería el entregarle a la izquierda “democrática” las llaves de la Casa de Nariño.

No aspiro a que los liberales sean inteligentes y elijan como candidato a un tipo carismático como Rafael Pardo Rueda. A lo que si aspiro es a que Uribe y sus asesores hagan cuentas y vean el panorama que puede dejar la porfiada iniciativa del referendo, lo que sencillamente daría al traste con el país que poco a poco, y con muchísimas dificultades, se ha ido construyendo a lo largo de estos seis años.

Sería paradójico que fuera el propio uribismo el que le entregara el poder a la izquierda “democrática” y a Hugo Chávez por cuenta de las vanidades y el oportunismo de algunos sectores que se han beneficiado de la sombra de Uribe.

El uribismo debe dejar de preguntarse: "Si no es Uribe ¿quién?" El debate que ya se debería estar dando es: "¿Quién, en el 2010, después de Uribe?" Del cambio de mentalidad, del abandono de temores y mesianismos y de la búsqueda de un acuerdo en torno a un nombre depende la continuidad del proyecto y prácticamente el futuro de la democracia y del país.

Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.