miércoles, 13 de mayo de 2009

Licencias propagandísticas

La mayoría de la gente se sorprende mucho cuando oye que la poesía es en esencia algo bastante próximo a la publicidad, un poco como cuando oye que pensar no es más que hablar, o que saber no es más que recordar. Siempre pesa mucho la apariencia de que el lenguaje es como un vestido del pensamiento, que podría existir sin aquél, o de que saber es algo más que disponer de información aplicable en cada contexto y poderla actualizar. En el caso de la poesía el prejuicio dicta que se debe tratar de ideales elevados, lo cual puede haber influido en el escaso consumo de versos por parte de las últimas generaciones.

Pero la publicidad tiene mucho que ver con la poesía: se usan los efectos del lenguaje a fin de persuadir al receptor del mensaje para que obre según los intereses del anunciante. Cuando se trata de la política, esa libertad de creación de la poesía mezclada con la rentabilidad de la mentira da lugar a la corrupción del lenguaje compartido y a la manipulación social mediante la propaganda.

Se puede decir que lo que en Colombia se llama periodismo es sólo eso, propaganda de los intereses de algún grupo. Mentiras aderezadas con algún arte y repetidas mil veces, como aconsejaba Goebbels, a fin de favorecer los negocios de los dueños de los medios. Y como ocurre con las licencias poéticas, esas transgresiones de las reglas del lenguaje que se toleran en aras del arte, también hay toda clase de licencias en la prensa colombiana. No que de vez en cuando se irrespete al lector, cosa que es la norma y no la excepción, sino que el mundo que se "vende" es tan irreal como el de los anuncios televisivos.

Un ejemplo característico es el sobreentendido de que Piedad Córdoba se desvive por la libertad de los secuestrados... Bueno, puede que aconsejara no liberar a Íngrid, pero por los demás... ¿Cuántas columnas hemos leído en las últimas semanas en las que se acusa al gobierno de impedir la liberación de Moncayo por cálculos mezquinos, impidiendo que la Mamá Noel que regala libertad obrara su buena acción? ¿Nadie ha leído a Claudia López, a Lucy Nieto de Samper, a Álvaro Camacho Guizado, entre muchos otros? ¿Y en las portadas? ¿Alguien recuerda alguna noticia en la que se sugiera que la labor de la senadora tiene que ver con la legitimación de las FARC y la promoción de sus intereses o al menos se ponga en duda su obsesión por la libertad de las víctimas?
Seguramente es por eso por lo que Alejandro Gaviria termina su diatriba contra el ex consejero presidencial José Obdulio Gaviria con estas palabras:

...un país que lleva ya muchos años, demasiados, sin duda, tratando de diferenciar la política de la guerra.

Le faltó decir que era por la paz. Pero estuvo muy cerca. La política colombiana se resume en la confrontación entre los colombianos que creen que la política es la guerra y los Colombianos por la paz. ¡Tantas décadas de lucha por la paz y vienen los epígonos del fascismo a echarlo todo a perder!

El Espectador
, el periódico más resueltamente entusiasta del grupo de Piedad Córdoba y en el que más se proclama la tarea libertadora de la senadora, publicó el domingo pasado una entrevista a otro senador (Juan Manuel Galán) sobre el tema de los llamados "falsos positivos". A cualquier persona que le interese entender la diferencia entre el periodismo y la propaganda le conviene analizar esa entrevista, porque con otro pretexto se sigue en esa tarea de propagación de las mentiras más perversas con fines que sólo se entienden leyendo las columnas de Alfredo Molano o Cepeda II. Bueno, "La entrevista de Cecilia Orozco" es la joya de la corona del periodismo colombiano, la letrina en la que la falsedad y la mala fe "florecen" y exhalan su característico olor.

“El ministro ha respondido en forma equivocada”

El senador Juan Manuel Galán está empeñado en darles voz y representación a las madres de los jóvenes asesinados en el millar de ejecuciones extrajudiciales que se han cometido en Colombia.

Hace falta paciencia para detenerse en la cantidad de mentiras que ya aparecen en la entradilla. ¿Dará voz el senador a las madres de los jóvenes asesinados? ¿O las utilizará para congraciarse con la mafia gracias a la cual aparece en la prensa y se asegura un lugar en las listas? ¿Se han cometido un millar de ejecuciones extrajudiciales? ¿Desde cuándo? Pero ¿un millar? ¿Y qué son "ejecuciones extrajudiciales"? Sencillamente no se puede decir que son asesinatos de inocentes, pero el lector siempre descontento (pues el colombiano es en esencia una criatura cuyo estrato le fue asignado injustamente) entenderá eso. Y entenderá que ha sido durante el gobierno de Uribe. Sobre esas mentiras bailará la entrevista. Pero conviene detenerse en ella:

Éstos son los párrafos introductorios. Pongo mis comentarios entre corchetes y en cursiva:

En vista de que nadie las representaba, el senador liberal Juan Manuel Galán le ha dedicado muchas horas de su trabajo como congresista, a apoyar a las casi mil madres que perdieron en los operativos militares denominados falsos positivos, a sus hijos recién salidos de la adolescencia. [Aquí la mentira salta a otro nivel: ahora son casi mil madres de víctimas de "falsos positivos" y los hijos eran recién salidos de la adolescencia. No hablemos de la generosidad del senador y del desamparo de las madres, a las que varios miles de ONG de paz y derechos humanos relegaron injustamente, pues extrañamente no las quisieron representar]. El terrorífico fenómeno de asesinatos selectivos que se venía dando en Colombia desde hace más de una década sin que las autoridades estatales le pusieran el menor cuidado, fue creciendo hasta cuando las vilipendiadas organizaciones de derechos humanos escucharon las historias sobre frecuentes desapariciones de los jóvenes de las barriadas pobres. [Una vez han caído casi mil muchachos apenas salidos de la adolescencia, ya se puede hablar de "asesinatos selectivos", noción sumamente útil, al igual que la de "ejecuciones extrajudiciales", para completar el millar. Pero ¿se ha dado cuenta el lector de lo perversas que son las instituciones estatales? ¿Qué pasa con la Fiscalía, cuyo titular acude a homenajes a Piedad Córdoba, seguramente porque él también ama por encima de todo la libertad? ¿Qué pasa con la Corte Suprema de Justicia, tan ocupada en perseguir a los políticos amigos del gobierno? ¿No son autoridades estatales? ¿Qué otras autoridades estatales no "pusieron el menor cuidado"? El papel salvador de las ONG (asociaciones voluntarias por lo general formadas por personas que pertenecen a los frentes políticos de las guerrillas y cuya tarea es legitimar los asesinatos que comete la tropa mediante la deslegitimación del Estado) es casi cómico.]

Al principio, nadie les creyó. Más adelante, las propias ONG pasaron a ser sospechosas de levantar testimonios mentirosos contra las Fuerzas Militares. Luego, los rumores llegaron a la comunidad internacional y en ese escenario, las versiones se transformaron en denuncias formales. [Claro, en el escenario de los "países amigos" que presionaban por todos los medios a Pastrana para que favoreciera más masacres y secuestros en aras de la paz.] Ni siquiera entonces, el gobierno colombiano tomó en serio el asunto, en la seguridad de que, detrás de las noticias, deberían estar otra vez los mismos subversivos de siempre tratando de hacerle daño a la Administración y al Ejército. [¿Quién podrá evaluar si el gobierno lo tomó en serio o no? Se trata de decir que el gobierno ordenaba esos asesinatos, lo dice claramente un
columnista de El Espectador, pero por lo visto lo hacía por broma.] Solo cuando las ejecuciones extrajudiciales pasaron a ser de múltiple ocurrencia [ahora resulta que antes eran raras, y esta vez "ejecuciones extrajudiciales"] y saltaron a los espacios periodísticos, el Presidente y su ministro de Defensa tuvieron que poner la cara y capotear la situación. En un acto que fue elogiado por muchos, retiraron a 27 oficiales sin decir que eran responsables de los asesinatos pero insinuando que, de alguna manera, recaía sobre ellos una cierta culpabilidad por acción o por omisión.

Hubo discursos y regaños públicos. Mea culpa y órdenes perentorias de actuar siempre con ajuste a las normas del Derecho Humanitario. Pero, pasado el primer sacudón, ahora los altos funcionarios parecen haber repensado la situación y reconsiderado su posición. Las declaraciones del Primer Mandatario y del ministro Santos así lo indican. De la ausencia de apoyo a las víctimas [claro que si hubiera apoyo se diría que era interesado, y ¿por qué hemos de creerles que no había apoyo?], ya no jurídico ni económico, y ni siquiera emocional, se ha pasado al ataque: se están divulgando acusaciones sin fundamento contra los uniformados y el gobierno va a organizar la defensa de los mismos. El senador Galán habla sobre éste y otros temas del mismo espinoso asunto: las muertes fríamente programadas de chicos veinteañeros, a manos de militares de su misma edad [así, ahora son fríamente programadas y son cometidas por militares, pero para que no se note ahora no son mil ni casi mil, la preocupación para el caso varía].

Sigue la entrevista propiamente dicha:

Cecilia Orozco Tascón.- Se citan diversas fuentes cuando se habla de cifras de ejecuciones extrajudiciales ¿Cuáles son las que usted considera válidas?
Senador Juan Manuel Galán.- Hemos examinado las cifras de once años, periodo comprendido entre 1998 y 2009, con estadísticas de la Fiscalía y de una alianza de ONGs nacionales e internacionales. De acuerdo con esas fuentes, se presentaron de 1.500 a 2000 casos de ejecuciones extrajudiciales en Colombia. [De modo que todo lo que hay son estadísticas, que dependen de ONG y que se trata de "ejecuciones extrajudiciales". ¿Quién asegura que no se están contando las muertes en combate? ¿Qué pruebas hay de que las muertes son obra de agentes estatales? Lo cierto es que el senador se cuida de decir que las presuntas víctimas eran inocentes adolescentes y al final no hay ni pruebas de que se cometieron los crímenes ni menos de que se trataba de asesinatos de inocentes. Sencillamente, la periodista, el senador y la mafia que promueve la campaña cuentan con que la gente lee por encima y cree que algo tan grave se demuestra con cifras vagas aportadas por ONG que dan lugar a estadísticas.]

C.O.T.- Uno de los argumentos de defensa del gobierno consiste, precisamente, en afirmar que los falsos positivos se han presentando desde hace años y que no se les pueden adjudicar a esta administración.
[Pero ¿cómo que "defensa del gobierno"? ¿Cómo que "adjudicar"? ¿Cometió "el gobierno" alguno de estos crímenes? Se trata de una burda calumnia basada en el uso tendencioso del lenguaje: en el caso de que los crímenes realmente hayan ocurrido, y cada vez eso es más discutible, sobre todo pensando en la cantidad, ¿de qué modo va a ser culpa del gobierno?]
J.M.G.- Es cierto que la problemática de las ejecuciones extrajudiciales no es atribuible exclusivamente al gobierno Uribe pero el periodo de sus administraciones, que comienza en 2002, es el de mayor incremento en cantidad de falsos positivos por la presión tan fuerte que ha recibido la fuerza pública. La exigencia de la política de seguridad democrática sobre los militares para que den resultados, generó la dictadura del positivo. [Muy gracioso lo de "exclusivamente". Por tanto, sí es atribuible. ¿Qué es atribuible? El senador encarga a su jardinero de comprar cierta herramienta y al hacerlo el subalterno atropella a varias personas. ¿Es responsable el senador? El ánimo de calumniar llega a niveles cómicos: a nadie se le encargó matar inocentes. Si alguien lo hizo, deberá responder por un crimen atroz. Pero ese crimen se tiene que demostrar y no basta con las necesidades de promoción de un político inescrupuloso, que no vacila en traducir automáticamente la exigencia de resultados en crímenes atroces.]

C.O.T.- ¿Cómo se puede probar que la frecuencia de las ejecuciones aumentó en los dos gobiernos de Uribe?
J.M.G.- Por la comparación de las cifras que reporta la Fiscalía. En estos siete años se subieron, aceleradamente, los números y además, porque se estableció un patrón: el de conseguir jóvenes desarraigados o desplazados para atraerlos con ofertas de empleo lícito o ilícito. 24 ó 48 horas después, eran asesinados en el otro extremo de la geografía nacional. [De nuevo la calumnia apenas insinuada, y la mentira rampante: el uso del impersonal permite que el lector más adoctrinado atribuya tranquilamente los crímenes al gobierno, mientras que el manipulable cree que las cifras aumentaron porque se ofreció trabajo a esos jóvenes. ¿Alguien espera encontrar alguna cifra con sentido sobre cuántas personas fueron engañadas y asesinadas así? No, sólo seguirán haciendo insinuaciones calumniosas. ¿Alguien puede esperar que alguna vez en Colombia haya datos ciertos sobre muertes? No, las cifras son las que le dé la gana al "periodista" publicar, para lo cual consulta a las ONG.]

C.O.T.- El Presidente dijo la semana pasada en diversos foros que hay muchas “falsas acusaciones para afectar la política de seguridad democrática” ¿Usted terminó colaborando con quienes denuncian falsamente a los militares? [Sólo hace falta que el entrevistado diga que sí. Es la clase de preguntas que muestran la "entrevista" como una mera operación de propaganda.]
J.M.G.- Nuestra investigación se basó en cifras de la Fiscalía y en investigaciones del Cinep sobre casos que han sido reconocidos por la justicia. Es muy grave que el Presidente generalice las acusaciones y que sistemáticamente trate de asociar a los opositores con los enemigos de la fuerza pública. [Sólo hacía falta ese dato: ¡se basan en investigaciones del Cinep! Creo que me he excedido poniendo en duda tales datos. Como en Los viajes de Gulliver, la gente para reforzar la veracidad de algo decía "Haz de cuenta que se lo dice el señor Gulliver". Nada como demostrar algo con la garantía del Cinep. ¿Se entiende qué intenciones puede tener esta gente?]

C.O.T.- El Mandatario también dijo que hay el Estado debe crear un nuevo “sistema de defensa judicial para la fuerza pública” ¿Qué opina de que el Estado asuma como tal, la defensa de los denunciados?
J.M.G.- Indudablemente la guerra también es jurídica. Por eso fui ponente de un proyecto de ley con Nancy Patricia Gutiérrez para crear la defensoría de las Fuerzas Armadas para que tengan una adecuada defensa cuando se presenten casos injustos. Pero eso no quiere decir que la Fiscalía y la justicia ordinaria dejen de asumir la competencia cuando se presenten casos de violaciones de derechos humanos y del Derecho Humanitario. Esa es la recomendación de la ONU. La justicia penal militar ha sido mirada con suspicacia porque trata de desviar las investigaciones, de jugar con los términos y de evitar que haya condenas. Eso no puede pasar en este caso porque se trata de delitos de lesa humanidad.
[Aquí el entrevistado se sale por la tangente: como no puede corresponder a las expectativas de la "periodista", de que condene el apoyo judicial a los militares o policías juzgados, se pone a hablar de la justicia penal militar. ¿Quién habla de la justicia penal militar? Aunque es posible que las pausas de la entrevistadora, que en lo escrito se expresan con comas, lo hayan desconcertado. La defensa de los acusados es una gran contrariedad, con lo fácil que es condenarlos con cualquier "carretazo", con pruebas como las que aporta el senador Galán, etc.]

[...]

C.O.T.- Con ese panorama que usted pinta, parece improbable que el gobierno haya tomado medidas efectivas para impedir que se cometan más crímenes.
[Ésta es una pregunta bizarra: ¿está preguntando algo? No está afirmando, cosa que queda en el registro y que el entrevistado tiene que suavizar.]
J.M.G.- Me parece que el gobierno está en mora de presentar un proyecto de ley para tipificar el delito de ejecución extrajudicial, en la legislación interna. Otra medida debería ser la de crear un sistema de registro unificado para la recepción de denuncias porque hoy las víctimas no saben a quién acudir ni dónde denunciar. No se puede decir, simplemente, que este tema está resuelto porque no hay más denuncias. [Buenísimo: ¿cómo es que no van a la Fiscalía? Pero las ONG que tanto aportan estadísticas, ¿no querrían ayudarles? ¿Alguien ha oído hablar de un país en el que exista el delito de "ejecución extrajudicial"? ¿Y del de homicidio con objeto de tres puntas? Lo interesante es confirmar las afirmaciones de la entrevistadora, cosa que hace simplemente no desmintiéndolas, hablando de otra cosa.]

C.O.T.- ¿Diría usted que las ejecuciones extrajudiciales constituyen el germen que destruirá la política de seguridad democrática?
J.M.G.- Por lo menos está demostrado, por la experiencia que vivió Estados Unidos en la guerra de Vietnam, que medir resultados por bajas en combate no es el rasero adecuado para medir los resultados del Ejército. La gran lección es que la guerra se gana, ante todo, en el corazón y en la mente de la población y no solo en el campo de batalla. [Es lo que esperan, que la propaganda termine recuperando a las FARC y abriendo el camino a una negociación que les dé poder. No, no a las FARC sino a los que encargan estos trabajos "periodísticos".]

C.O.T.- ¿Es cierto que la presión internacional fue el factor definitivo para que se pusiera al descubierto lo que estaba pasando?
J.M.G.- Sí, es verdad. En los informes de derechos humanos de Naciones Unidas y de ONG europeas y norteamericanas, se llamaba la atención sistemáticamente sobre estos crímenes. Esos informes fueron los que más pesaron para que este fenómeno saliera a la superficie. Aquí había mucha incredulidad sobre tales denuncias pero cuando se encontraron las historias de carne y hueso, el país vio de frente la realidad y tuvo que admitirla. [Así ya no hay que ocuparse de cifras y los 1.500-2.000 jovencitos atraídos por falsos empleos ya quedaron registrados en la mente del lector.]

C.O.T.- ¿Por qué cree usted que el gobierno no le puso atención al tema? [Pero ¿cómo que no le puso atención al tema? Una vez enunciada una mentira, gracias a la autoridad de la letra impresa, pasa a convertirse en verdad.]
J.M.G.- Creo que estaba obnubilado por mostrar resultados en la materia para la cual los colombianos eligieron al Presidente, es decir, la recuperación de la seguridad frente a la amenaza que representaban las FARC. La presentación de esos resultados, también le permitía al gobierno justificar el enorme esfuerzo fiscal que ha hecho en el campo de la seguridad. Por último, había que mostrarle a Estados Unidos que el dinero del Plan Colombia, estaba bien invertido. [A ver: ya van casi dos mil jovencitos asesinados, ¿qué tienen que ver con la seguridad? Los militares en lugar de capturar secuestradores y masacradores se dedican a asesinar niños inocentes, ¡pero eso permite mostrar resultados en materia de seguridad! Por ejemplo cuando uno se siente inseguro en su barrio, no hace falta que los policías vigilen las calles, sino que cometan alguna atrocidad y dejen de vigilar, ¡así estará uno seguro! Parece que la mentira cansa y lleva a desbarrar. Y algunos analistas aseguran que la puntuación absurda forma parte de esa inconsistencia del argumento.]

C.O.T.- Ha podido verificar si el Gobierno y más específicamente el Ministerio de Defensa o las Fuerza Militares, han atendido de alguna manera a los familiares de las víctimas o por el contrario, los ven como ‘enemigos’?
J.M.G.- Lo más triste y dramático es que la Administración no ha tenido ningún contacto, programa de apoyo o acompañamiento a los familiares de las víctimas. Ni siquiera les habían puesto la cara, hasta cuando la citamos al debate de hace unos días en Soacha. Ésa fue la primera vez que el alto mando escuchó los testimonios de los familiares. [Yo creo que es porque nadie le ha llevado la lista de 2.000 bajas guerrilleras, que publica el mismo ejército, con las correspondientes pruebas de que eran personas del otro extremo del país que hasta uno o dos días antes vivían en sus localidades. De hecho, si existieran, ya el Cinep habría multiplicado los casos por 80.000.]

C.O.T.- ¿A qué aspiran los familiares de las víctimas?
J.M.G.- Ellos aspiran a que se reconozca que se cometieron esos crímenes. El gobierno tuvo que hacerlo a regañadientes, pero todavía no ha dado el paso definitivo de reconocerles a las víctimas su derecho a la justicia. La motivación que tuve para hacer la sesión de Soacha fue la de darles visibilidad ante los altos mandos, y la de mostrarles que son gente que existe y que está adolorida. A todos nos conmovió ese día en Soacha, una madre que dijo que la única persona que le había dado la mano, había sido el sepulturero cuando estaba desenterrando al hijo para que lo identificara. [Es curioso que entre tanta gente sólo salgan los de Soacha. ¿No serán los únicos que hay y no corresponderán a una situación excepcional? Yo no lo sé, lo que sí sé es que la señora Orozco y el senador mienten porque su "entrevista" es sólo propaganda inescrupulosa.]

C.O.T.- ¿Qué opina de que en medio de esta situación tan dramática, el Gobierno haya decidido eliminar del proyecto de ley para las víctimas, los casos de ejecuciones extrajudiciales?
J.M.G.- Es un pésimo mensaje interno con efectos internacionales. Negar que hay víctimas de agentes del Estado y desconocer su derecho a la dignidad, la justicia y la memoria, es profundizar el aislamiento de Colombia. [Otra acusación contra el gobierno sobre algo que los lectores desconocemos: pero el punto es seguir la estela marcada por Cepeda II, deslegitimar el Estado con falacias como "agentes estatales". Dentro de poco el Estado resultará contagiado de sida por alguna aventura de algún funcionario.]

C.O.T.- Hay un grupo de ultraderecha con gran poder en el país que ha sido abiertamente escudero de militares cuestionados por la justicia. ¿Cree que ese grupo va a permitir que se juzgue y sancione a los uniformados? [Aquí la propaganda se vuelve pura arenga universitaria: suponer que hay abusos contra los militares encausados es ser de "ultraderecha". ¿Quién va a dudar de la probidad de los jueces y del fiscal?]
J.M.G.- La legislación internacional tiene claramente definido que cuando un Estado no quiere o no puede juzgar los crímenes que se cometan en su territorio y que sean considerados como de lesa humanidad, se debe declarar la competencia de la jurisdicción penal internacional. No solo tendrán que dar la cara a esos escenarios internacionales quienes hayan cometido los crímenes sino también las personas que obstruyan las investigaciones, o impidan sus avances y resultados. [Ahora no sumarse al linchamiento de los militares, tarea más importante que las masacres, bombas y secuestros en la estrategia terrorista, resulta "obstruir las investigaciones" y será juzgado por la justicia internacional: aquella que no pierde nada favoreciendo el terrorismo en Colombia y recibe toda clase de presiones de ONG y demás.]

C.O.T.- Según sus indagaciones ¿Las ejecuciones extrajudiciales están en el ‘radar’ de la Corte Penal Internacional, y de otros organismos de derechos como la Comisión Interamericana?
J.M.G.- estoy convencido de que sí y creo que la tipificación del delito de lesa humanidad que ocurre cuando se comprueba la sistematización en los mismos, se da en este caso. El Estado colombiano y sus autoridades deberían pensar en facilitar la acción de la justicia para que no tengamos que pasar por la vergüenza ante el mundo de que la Corte Penal Internacional sea la que tenga que intervenir para que haya justicia en Colombia.
[Más basura propagandística: ahora la aceptación de sus calumnias y de sus cuentas trucadas se llama "justicia", y si no la hay en Colombia sólo es porque el gobierno no ha disuelto el ejército por denuncias sin nombres ni apellidos ni datos seguros.]

Hasta ahi lo relacionado con "falsos positivos". Para entender el problema de los 2.000 asesinados, desaparecidos hasta de la memoria, basta leer con atención el recuadro de abajo: son tantos los muchachos contratados en un extremo del país y asesinados en otro, que los tres casos que encuentran son bien discutibles.

Ejecuciones extrajudiciales recientes
En sus debates, el senador Galán insiste en que hay reportes verificables de tres nuevos casos de ejecuciones extrajudiciales. El primero de ellos sucedió el 26 de diciembre pasado. Militares habrían ejecutado a Arnobis Negrete, a quien posteriormente presentaron como integrante de una banda criminal, muerto en combate. Tenía 18 años y desapareció el 25 de diciembre cuando se encontraba en su casa, al sur de Montería. “Un muchacho llegó y conversó con él. Entonces, se cambió y se fue. No volvimos a saber de él”, relató un testigo. La muerte de Negrete se produjo un día después. El reporte oficial decía que era miembro de la banda de Don Mario. [¿Qué prueba hay de que no fuera de la banda de Don Mario y de que no muriera en combate? Es un ejemplo de la clase de pruebas que pueden aportar: sólo propaganda manipuladora dirigida a gente que no presta atención a los detalles. No les importa si el muchacho realmente fue asesinado por militares para presentar un positivo. ¡Les basta con que lo PARECE!]

El segundo caso es del 7 de enero de este año. María Concepción Rico se encontraba en su casa en zona rural de Meta, cuando pasaron unos guerrilleros. Detrás venía el Ejército persiguiéndolos. Los soldados empezaron a disparar indiscriminadamente y ella cayó herida. Según las denuncias, los uniformados trataron de ponerle prendas militares y armamento para reportarla como guerrillera dada de baja en combate. El tercer caso es del 14 de marzo. [En este caso, si es cierto lo que se dice, habrían tratado de presentar como guerrillera a una persona muerta por error. ¿Tenían la intención de matarla para obtener beneficios por el positivo? Es evidente que no, y si bien esas conductas son reprobables, cualquier persona honrada admitirá que no es como los otros dos mil. Definitivamente los mentirosos caen antes que los cojos. Pero tratándose de situaciones de ésas y de semejante pasquín y semejante periodista, cuya puntuación es indigna de la escuela Primaria, ¿no será lo más probable que la persona muerta efectivamente era guerrillera?]

Luis Arbey Díaz fue asesinado por un soldado en la vereda El Tapir de la Macarena (Meta). Díaz iba, de día, acompañado de su hijo menor por un camino de más de dos metros de ancho. Luis Arbey cayó muerto por impacto de bala y después se dijo que había sido un error militar. [A ver, ¿cuál es la diferencia entre "asesinado por un soldado" y "error militar"? ¿De qué remoto lugar llegó este hombre a esa vereda a su cita con la muerte? ¿Quién lo contrató? La verdad es que dentro de poco empezarán a sobornar militares para que cometan los asesinatos que la propaganda tanto necesita, porque los ejemplos que ponen no tienen relación con lo que denucian.]


Por Jaime Ruiz. Columnista de Atrabilioso.

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