jueves, 28 de mayo de 2009

Las nuevas amenazas subversivas contra el socialismo del siglo XXI

El régimen chavista entró en una fase crítica de paranoia extrema en la que detecta enemigos por doquier.

De los últimos señalados como amenazas potenciales, llama la atención un niño que hace años nos visitó en el desierto del Sahara y que buscaba afanosamente proteger la única flor que existía en su planeta. ¡Ni más ni menos! El Principito ha sido señalado por el chavismo como un enemigo de la revolución, como le ha ocurrido también a Don Quijote de la Mancha y a tantos otros personajes realmente importantes.

He querido convertirme en Sherlock Holmes para encontrar las pistas de las actividades insurgentes de El Principito. En tantas frases hermosas que pronunció el personaje durante su estadía en la Tierra, escarbé cuidadosamente a ver si de repente podía descubrir las evidencias que han llevado a Chávez y a sus esbirros revolucionarios, a desterrar al pequeño visitante.

¿Tendrá algo que ver con la vanidad del propietario (lo de inquilino es cosa del pasado) de Miraflores? Lo ignoro. Pero puede levantar sospechas de actividad “contrarrevolucionaria” e “imperialista” la sentencia que emitió El Principito sobre el particular: “Para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores”.

Nada más perverso para la revolución bolivariana que alguien pueda acomodarle esta frase a Hugo Chávez Frías. Eso de llenar buses para que los sometidos asistan a las manifestaciones y griten arengas a favor del socialismo del siglo XXI, pero sobre todo a favor del gran líder de la revolución, puede ser interpretado como un acto de vanidad.

¿Será que El Principito se anticipó al caudillo venezolano? ¿Será que Chávez y los suyos reconocen con el destierro del niño, que efectivamente el tirano es solo un vanidoso que ve a los venezolanos como admiradores?

Es que hay evidencias que podrían servir para responder positivamente estas preguntas. Aquellos que no son admiradores de Chávez y de su proyecto, pierden las licencias de emisión, son perseguidos, sus propiedades allanadas y algunos incluso terminan refugiados en otros países. Todo el que se atreva a ejercer un rol diferente a la admiración y la respectiva adulación, perderá la honra, la libertad y sus propiedades por cuenta de la vanidad del socialismo impulsado por Chávez.

Todo esto parecería suficiente, en la paranoia chavista, para desterrar al viajero interplanetario. Pero no. Creo que se necesita más, por lo menos una frase adicional que sea capaz de sustentar la medida “revolucionaria”.

Y la encontré: “Para los reyes el mundo esta muy simplificado. Todos los hombres son súbditos”.

Estas palabras del Principito son peligrosísimas para el régimen bolivariano, pues de golpe alguien se da cuenta de que Chávez ve a los venezolanos (y también a la gran mayoría de latinoamericanos) como los súbditos de su proyecto expansionista.

Sobra decirlo: a muy pocos les gusta ser súbditos, y mucho menos darse cuenta que por años, un tirano los ha tratado como tal.

Admiradores, súbditos: dos términos que describen el concepto en el que tiene Chávez a los ciudadanos. Por eso la lucha inquebrantable de la “revolución” para dejar en situación de vulnerabilidad a la mayor cantidad posible de venezolanos, pues solo así, Chávez puede conservar a los admiradores y súbditos que dependen del régimen para sobrevivir, parasitar y holgazanear.

El decreto del destierro

Parte de la estructura de la “revolución” de Chávez se apoya en el cambio radical del significado de las palabras. En abril pasado, Hugo Rafael inauguró el Plan Revolucionario de Lectura que busca, según el tirano, "la construcción de una nueva ética, hacia una educación y cultura socialista que promueva valores humanísticos y culturales enmarcados en la concepción de la mujer y el hombre nuevo".

Sin embargo, parece que ese hombre nuevo no puede ser “contaminado” con material que subvierta el caos que pretende imponer el socialismo del siglo XXI. Es más: todo lo que no difunda el pensamiento bolivariano, versión Chávez, no tiene cabida en el PRL. El mismo Chávez ha confesado sus propósitos: "Nos acusan de que estamos ideologizando a la sociedad y yo digo ¡Yes!" ¿Yes?

Justamente por motivos ideológicos, más de 60 mil volúmenes han sido retirados de las bibliotecas públicas venezolanas, entre ellos El Principito de Antoine de Saint-Exupery, El Quijote, de Miguel de Cervantes y El misterio de la momia de Albert Hitchcock... El Principito, Sancho y hasta una momia tendrán que buscar mejores aires para sus palabras, pues como van las cosas, en poco tiempo Chávez emulará a Stalin y promulgará un decreto en el que compare la pornografía con La Biblia, castigando con cárcel al que ose difundir su contenido.

Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.

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