lunes, 4 de mayo de 2009

Las FARC, ¿un partido político?

El trabajo internacional de las FARC sigue dando frutos. La visita de la senadora Piedad Córdoba a Brasil consiguió una declaración del presidente de ese país en la que pide que se premie al terrorismo otorgándole un espacio político en Colombia.

Según Luiz Inácio Lula da Silva, "si las FARC quieren llegar al poder, sería más fácil convertirse en un partido político y disputar elecciones (…) Si este continente permitió que un indio llegue a Presidente, ¿por qué alguien de las FARC no puede llegar al poder disputando elecciones?". ¡Tan fácil! Después de casi medio siglo de asesinatos, destrucción y muerte, a Lula le parece que semejante historial debe ser premiado con la posibilidad de permitirles a las FARC que puedan acceder al poder.

No sorprende la declaración de Lula da Silva: es lo mínimo que puede hacer por sus colegas del Foro de Sao Paulo. Tampoco se puede interpretar como desafortunada la declaración del mandatario brasileño, pues la hizo en el marco de la visita de la senadora Piedad Córdoba, quien pocas horas antes se había reunido con Marco Aurelio García, el principal asesor de Lula para asuntos internacionales, quien pese a manejar un bajo perfil, ha sido
pieza clave en las relaciones de las FARC con el gobierno de ese país.

La comparación que hizo Lula da Silva de las FARC con Evo Morales implica que si alguien “excluido” y que no pertenece a las “oligarquías” fue elegido presidente en Bolivia, lo mismo puede ocurrir en Colombia. Sin embargo ese es un maquillaje calculado que les aplica el mandatario brasileño a las FARC, pues aquellos miembros del Secretariado que tienen aspiraciones políticas son terroristas y no excluidos por su condición de indígenas, negros o campesinos: no conozco a ningún excluido que tenga a sus
hijos estudiando en Suiza...

De otro lado, la declaración de Luiz Inácio Lula da Silva apunta a la misma dirección trazada por la Corte Suprema de Justicia, al dejar intacto el delito político para las FARC. A lo anterior le sumamos la concepción que tienen personajes como Carlos Gaviria Díaz de que las FARC son criminales altruistas y encontramos un trabajo bien planificado para premiarles medio siglo de destrucción y muerte.

¿Se puede convertir en partido político una banda criminal que secuestra, asesina, masacra y trafica con droga? ¿Es lícito poner como única condición que las FARC no cometan más acciones terroristas sin que paguen por sus tropelías? Para Lula la respuesta es afirmativa… al fin y al cabo, el Foro de Sao Paulo ha llevado a la presidencia a asesinos que han participado en intentonas golpistas, a otro que violó a su hija y a uno que actuó en dos golpes de Estado y se ha sostenido masacrando campesinos cuando se atreven a protestar contra su gobierno.

Es que Lula ha estado ahí, siempre listo, para sostener incluso a cínicos violadores de derechos humanos que además han erradicado por completo la libertad en sus países, como ocurre con Fidel Castro. En Brasil, el Foro de Sao Paulo ha aplicado su fórmula de limpiar la imagen de los más radicales de la izquierda, uniéndolos con sectores moderados para alcanzar el poder. De hecho Lula ha protagonizado la “higiene facial” del Movimiento Sin Tierra, a quienes aceptó como aliados del Partido de los Trabajadores, agrupación política liderada por el actual presidente brasileño.

Todo lo anterior demuestra que lo de Lula no fue un comentario aislado y desafortunado, sino algo completamente coherente con el proyecto continental que él lidera y que tiene como uno de sus componentes a las FARC.

Lo que Lula da Silva no ha podido predecir es el problema político que les significaría esta situación a otros miembros colombianos del FSP. Si las FARC pudieran entrar a la escena política formal, es decir, sin velos y sin armas; varios de sus socios podrían quedar en el limbo. ¿Qué pasaría con el Polo Democrático Alternativo?

En la actualidad, la agrupación política muestra una profunda divergencia entre radicales y moderados (las mismas tendencias que Lula y el Foro de Sao Paulo han logrado sincronizar en otros países). Según la facción “moderada” del Polo, el sector más radical tiene el mando y uno de sus máximos representantes, el ex magistrado Carlos Gaviria, será el candidato a la Presidencia de la República. Esto significa que el mismo individuo que ha calificado a las FARC como criminales altruistas, podría disputar la aspiración con el o la candidata de las FARC.

¿Piedad Córdoba seguiría en el liberalismo? César Gaviria sabe que ella es, hoy por hoy, la más importante electora de su colectividad y no podría dejarla ir así como así. Entonces, el camino de supervivencia del otrora glorioso partido Liberal sería establecer una coalición con las FARC, con miras a retener lo poco que les queda de poder.

En ese escenario, Lula da Silva lanzó prácticamente la candidatura de Piedad Córdoba a la Presidencia de la República y abrió la posibilidad de que las FARC tengan, en la práctica, dos candidatos a la Primera Magistratura. Ante esa posibilidad, la ruta sería estructurar sendas campañas sucias que lleven a la segunda vuelta en la cual, no cabe duda, se unirán los miembros del Foro de Sao Paulo y los simpatizantes que no están vinculados formalmente, para tratar de conquistar la Presidencia frente a un candidato que esté opuesto a la mafia castro-chavista.

En esa hipotética segunda vuelta se unirían los hipócritamente moderados y los honradamente radicales para llegar al poder a como de lugar. Esa es la apuesta de Lula, de Piedad, de las FARC del PDA, de los Gaviria y de Gustavo Petro (el moderado que habla de reforma urbana cuya aplicación
ya están padeciendo en Venezuela)… todos terminarán en un solo bloque para instalar a las FARC en el poder.

Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.

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