jueves, 16 de abril de 2009

Triple RE

No me cabe duda de que a las buenas o a las malas, la supuesta coalición uribista, con la ayuda del gobierno, sacará adelante el referendo reeleccionista. Si tienen que cambiar la pregunta, o incluir más articulitos, o convocar sesiones extras, lo harán sin miramientos.

Así, en las últimas horas del 19 de julio, o en las primeras del 20 si la cosa da para nuevas sesiones extras, el referendo pasará a control constitucional, no sin antes hacer una visita al despacho del Procurador General de la Nación quien, démoslo por descontado, le dará la bendición a la aplicación del mecanismo de participación ciudadana.

En la Corte Constitucional podrán demorarse un poco, para guardar las formas, pero no demasiado como para perjudicar el mecanismo, y una vez la honorable Corte apruebe el referendo, comenzará una carrera de pronóstico reservado en la que opositores y simpatizantes se jugarán sus restos por hundir o promover la aprobación de la segunda reelección.

Un tema que está ahí, como amenaza en la sombra, se despejará en pocos meses: el del censo electoral, del que dice el Registrador que hay que sacar a más de 1 millón de muertos, con lo cual seguramente bajará el umbral y la tarea de aprobar el referendo será un poco más sencilla.

Ya el obstáculo de las cédulas lo quitaron a los empujones: el del fenecimiento de los antiguos documentos de identidad. Para el Registrador, la tarjeta laminada solo servirá en 2010 para votar, es decir, para ejercer el principal derecho ciudadano, pero no para identificarse, ni para hacer una transacción, ni para que los ancianos pensionados obtengan la supervivencia… todos estos son derechos sin importancia (parece decir el Registrador) y lo fundamental es que la gente pueda votar… el referendo, claro está.

Sin embargo, antes del 20 de julio veremos a la oposición en plena efervescencia: citarán a David Murcia Guzmán al Congreso para que les cuente, con o sin pruebas, cómo financió la recolección de las 3.8 millones de firmas, llevarán expertos para que expliquen la inconveniencia de la iniciativa, se trenzarán en vociferantes debates por cualquier detalle de menor trascendencia –aunque saldrá a relucir la palabra gravísimo, la más utilizada por la oposición colombiana-; mientras el Fiscal General expide medidas de aseguramiento a diestra y siniestra, todo para tratar de aplazar la aprobación del triple re (referendo para la re-reelección).

Adicionalmente se incrementará la campaña nacional e internacional de desprestigio contra el Presidente, con una amenaza a la que los uribistas deberían prestarle más atención: el montaje de expedientes judiciales sesgados que seguramente serán procesados para llevarlos ante la Corte Penal Internacional, aunque seguramente algunos guardarán la esperanza de ver una “tremenda” acción judicial de los militantes de Asonal que lleve a Uribe a compartir el destino de Alberto Fujimori.

Para abonar el terreno ya están los falsos positivos, el paramilitar que habla de la masacre de El Aro y los demás señalamientos que continua y sistemáticamente lanzan desde diversos sectores de la sociedad colombiana. Aunque los sistemas judiciales peruano y colombiano son distintos, la condena a Fujimori como autor “mediato” de varios crímenes podría ser equiparada con la figura de autor intelectual, que en últimas es lo que han buscado incansablemente los enemigos del Presidente, desde el momento en que las FARC no pudieron asesinarlo el día de su posesión.

Y lo anterior se agrava, no por la fuerza de las inexistentes pruebas, sino por el evidente sesgo procesal de la justicia colombiana: yo no me fio de los congresistas que integran o integrarán la Comisión de Acusación de la Cámara, quienes son al mismo tiempo investigadores y sujetos procesales de la Corte Suprema. Para la Corte y la cohorte será fácil urdir una denuncia aquí, un expediente fantasma por allá, un testigo comprado y protegido por una ONG con un magistrado Velásquez en la mitad… Así, la extorsión a los congresistas estará cocinada y serán neutralizados para que no obstaculicen el proceso contra el Presidente.

A Uribe lo quieren en la cárcel, con o sin segunda reelección, y la izquierda “democrática” no se detendrá fácilmente. Por el contrario: avanzará y en su embestida se llevará incluso a algunos de sus más eficientes colaboradores como Ernesto Samper, César Gaviria y Andrés Pastrana.

Finalmente el mensaje, como en Perú, será el mismo: el que se meta a perseguir al brazo armado de la izquierda o a denunciar los propósitos criminales y mafiosos de esa facción, terminará aplastado por el frente judicial afecto, adicto, promotor y máximo representante de la combinación de todas las formas de lucha.

Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.

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