viernes, 20 de marzo de 2009

¿Por qué el PSUV cuestiona los resultados en El Salvador?

Pese al triunfo de Mauricio Funes, los dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) están molestos con los resultados de las elecciones presidenciales en El Salvador. Algunos aseguraron a Venezolana de Televisión, la propia noche de los comicios y al día siguiente, que hubo un fraude masivo.

“Nosotros calculamos que este fraude que le hicieron al Frente Farabundo Martí (FMLN), en la trampa electoral, se llevaron 15 puntos por diversos mecanismos. Hubo que ganar por 20 puntos reales para que reconocieran 2 puntos”, dijo el ex alcalde Freddy Bernal a la moderadora de Dando y Dando, el 16 de marzo en la noche.

Por su parte, el ex ministro Aristóbulo Istúriz aseguró que el FMLN ganó con 20 puntos de diferencia: “Los exit polls, yo te decía que eran sesenta a cuarenta, mas o menos… Se decía que había más de 40 mil personas que entraron por las fronteras de los países vecinos, con doble cédula”.

Surge la interrogante, si ganó el favorito de Chávez ¿Por qué los chavistas no están celebrando? ¿Por qué están tan insatisfechos?

Su molestia se debe a que hace apenas siete meses, el FMLN llevaba casi 20 puntos de ventaja por encima del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). Pero cuando ARENA orientó su campaña a señalar los vínculos entre Chávez y el FMLN, la ventaja fue reduciéndose progresivamente, hasta producir el resultado final: una victoria pírrica de apenas 3 por ciento.

La conclusión es evidente: pese al triunfo de Funes, la alianza con Chávez le ocasionó un tremendo daño, como pasó antes con Ollanta Humala (Perú) y López Obrador (México). El FMLN pudo ganar única y exclusivamente por el desgaste de 20 años de gobierno de ARENA, y no porque la gente quiera a Chávez o al Socialismo del Siglo XXI.

Los chavistas se vieron obligados a inventar la tesis del fraude –¡Aún habiendo ganado! – para encubrir el tremendo rechazo que Chávez despierta en los pueblos latinoamericanos.

Aunque hará todo lo posible por lograrlo, a Funes le será difícil reproducir el mismo esquema chavista, justamente porque –debido a los señalamientos que se le hicieron durante la campaña electoral– todos sospechan de sus verdaderas intenciones.

El caso salvadoreño demuestra que los pueblos latinoamericanos quieren un cambio, debido a las condiciones de pobreza y de miseria en que viven. Pero también demuestra el rechazo que sienten hacia los modelos totalitarios como el de Chávez.

¡Ánimo salvadoreños! ¡La lucha apenas comienza!

El reñido triunfo obtenido por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) es la consecuencia, no de su propuesta, sino del desgaste de veinte años de gobierno en manos de un mismo partido. El pueblo salvadoreño quiso un cambio –como ocurrió en Venezuela hace diez años– sin percatarse que cambiar no necesariamente significa mejoría, sino –como se verá muy pronto– un empeoramiento de su situación.

Afortunadamente, no se desató la violencia, como seguramente hubiese ocurrido con una derrota del FMLN, que había amenazado con desconocer cualquier resultado adverso. Por su parte, Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) reafirmó su vocación democrática, sometiéndose a la voluntad popular, a pesar de las falsas acusaciones sobre un posible fraude electoral.

Durante los últimos meses, Mauricio Funes aseguró repetidas veces que su propuesta nada tenía que ver con la de Chávez, y que había una “campaña del miedo”, para vincularlo con el dictador venezolano. Sin embargo, la misma noche de las elecciones, los dirigentes del FMLN, José Luis Merino y Orestes Ortez, se quitaron la careta, refiriéndose a Hugo Chávez como el “nuevo Bolívar de América Latina”, a través de una entrevista concedida al canal del Estado venezolano.

Hay varios aspectos positivos que vale la pena destacar:

Primero, el señalamiento público y constante de los vínculos entre Chávez y el FMLN, impedirá que Funes pueda repetir fácilmente el esquema seguido por Chávez, Morales y Correa. El pueblo y los sectores democráticos estarán atentos y vigilantes, para impedir que en El Salvador se conculquen las libertades, como ha ocurrido en Venezuela, Bolivia y Ecuador.

Segundo, la crisis económica mundial, que ya ha golpeado duramente la capacidad del gobierno venezolano para exportar su revolución, también afectará la gestión de Funes, quien deberá concentrar sus esfuerzos en responder a las exigencias concretas del pueblo salvadoreño. Esta realidad le restará capacidad de maniobra para imponer su agenda política.

Tercero, las organizaciones democráticas de El Salvador, se verán obligadas a reorganizar sus fuerzas y a repensar su propuesta, a fin de ofrecerle al pueblo una solución definitiva a sus problemas, basada en un renacimiento moral, económico y cultural.

Si bien es cierto que el triunfo del FMLN constituye una tragedia para toda Centro América, también es cierto que las dificultades –como las que se avecinan para El Salvador– despiertan reacciones positivas y fuerzas benéficas, que sirven para purificar y engrandecer a las naciones.

En lo inmediato, los salvadoreños deberán luchar para evitar que el FMLN convoque a una Asamblea Constituyente, paso previo para controlar los poderes públicos, permitir la reelección indefinida, y perseguir a opositores y medios de comunicación.

La Unión de Organizaciones Democráticas de América – UnoAmérica, estará siempre presente, para colaborar con la defensa del estado de Derecho, las libertades y la justicia en El Salvador. Ofrecemos al pueblo salvadoreño una mano amiga, junto con nuestras palabras de esperanza y aliento.

Por Alejandro Peña Esclusa. Columnista de Atrabilioso. Presidente de UNOAMÉRICA.

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