lunes, 30 de marzo de 2009

La canallada del secuestro

La última carta que enviaron las Farc como parte del intercambio epistolar con Colombianos por la paz es una canallada contra los secuestrados y contra el país. En ella, el grupo terrorista solo reconoce que tiene en su poder a nueve secuestrados, a los que descaradamente llama “retenidos por concepto de la ley 002”.

Más allá del término retenidos - un insulto para los secuestrados, para sus familias y para el país- el panfleto contiene elementos que suscitan repulsión y alarma.

Si los colombianos aceptáramos que las Farc tienen la opción de dictar leyes estaríamos reconociendo que el grupo terrorista es una fuerza beligerante que tiene el poder de un Estado en incubación y como tal, además de vigilar el cumplimiento de sus leyes, tiene la potestad de “retener” a ciudadanos que no las acaten.

Esta sola consideración debería ser inaceptable para toda la sociedad colombiana. Sin embargo, para Piedad Córdoba, el reconocimiento interno de beligerancia debe ser debatido por estar disfrazado de oficios de buena voluntad, de sacrificios por la liberación de los secuestrados y sobre todo, de intenciones maliciosas y perversas de diálogos y negociaciones para alcanzar una supuesta paz.

Los colombianos no podemos, bajo ninguna circunstancia, seguir el juego de los estamentos de cabildeo y mando de las Farc, que pretenden conseguir triunfos políticos a costa del sufrimiento de los secuestrados. Tampoco tiene presentación que aceptemos el manejo semántico y mentiroso del horror que sufren los secuestrados quienes son eso, secuestrados, y no retenidos o como los llaman algunos cómplices, rehenes o prisioneros de guerra en poder de las Farc.

Si todo lo anterior se acepta, nos someteríamos a las arbitrarias “leyes” de un grupo terrorista que busca generar presión internacional para conquistar sus objetivos. Con el engaño de una supuesta renuncia a una zona de despeje, las Farc se van directo al grano y sin mencionarlo, buscan conseguir el reconocimiento de fuerza beligerante… en esto, claro está, no hay inocentes que no saben lo que ocurre, sino cómplices entusiastas de las intenciones de las Farc y de sus socios nacionales y extranjeros.

De otro lado, en el mismo panfleto, las Farc aseguran que “las cifras oficiales insisten, a través de una campaña machacona, que las Farc tendrían en su poder a más de 3.800 retenidos por razones económicas”

Esto ya es una mentira llena de cinismo. Ningún pronunciamiento oficial ha señalado que el grupo terrorista tenga casi 4 mil secuestrados en su poder. En 2007 la fundación País Libre informaba sobre un total de
3.177 cautivos desde 1996. Es más: desde el principio se ha dado un debate sobre el número de secuestrados por las Farc, pues no hay precisión sobre quién mantiene en cautiverio a centenares de colombianos.

De hecho, las
estadísticas más actualizadas, que incluyen los secuestros cometidos en Colombia desde enero de 1996 a junio de 2008, hablan de 2.820 ciudadanos que permanecen secuestrados. En ese mismo periodo las Farc cometieron, según las mismas estadísticas, 6.902 plagios. Por ningún lado cuadran las cifras de las Farc.

En su momento, por cálculos estadísticos, sostuve que las Farc tenían más o menos
900 de los casi 3 mil ciudadanos que han sido secuestrados y permanecen cautivos desde 1996. A los pocos días el mismo gobierno anunció que la cifra se calculaba en cerca de 700 personas secuestradas por el grupo terrorista.

Sin embargo, las Farc tienen el cinismo de reconocer que si tienen en su poder a menos de 10 secuestrados por la arbitrariedad de una “ley” que nadie les ha dado el mandato de promulgar o defender. Claro que las Farc, de paso, reconocen otros 21 secuestrados, que son los 20 uniformados que tienen en sus campos de concentración… esos, así los llamen por conveniencia política “prisioneros de guerra”, son secuestrados en sus manos. El otro secuestrado es un cadáver: el del mayor Julián Ernesto Guevara.

Dicen las Farc: “Hemos consultado con todas nuestras estructuras político-militares desplegadas en el territorio nacional y podemos informar, que a la fecha, bajo responsabilidad de las Farc-EP, solo existen 9 retenidos por concepto de la ley 002.”

Lo anterior trae a la memoria el circo montado por Hugo Chávez para las primeras liberaciones unilaterales. Dijo el tirano venezolano que “las Farc NUNCA habían mentido” y unos momentos después aseguró que los terroristas entregarían a Consuelo González, Clara Rojas y a su hijo Emanuel.

En ese momento, la estructuras político-militares de las Farc le informaron a Chávez y a sus esbirros, que Emanuel estaba listo para ser liberado… ya todos sabemos lo confiable que resultó la información de las estructuras de las Farc y el ridículo mundial al que condujeron sus declaraciones.

¿Cómo puede creerse en la afirmación de los terroristas? Ya mintieron ante el mundo sobre los secuestrados, entonces ¿por qué ahora sería diferente?

No obstante, la aseveración de las Farc reviste una enorme gravedad: ¿si los familiares de los secuestrados han informado que fueron las Farc las que secuestraron a sus seres queridos, y que la información recogida indica que desde 1996 la organización criminal mantiene cautivos a cerca de 700 ciudadanos, quiere decir que las Farc asesinaron o no van a responder por un poco menos de 700 secuestrados?

Estamos entrando en una situación tan dolorosa como los hallazgos de las tropelías paramilitares: casi 700 colombianos –la última cifra oficial- entran, por un comunicado de las Farc, a formar parte de la lista de desaparecidos, ya no por razones políticas, sino por motivos económicos o, lo que es peor, por imposibilidades económicas para cumplir con las exigencias de las Farc.

Surge entonces la pregunta: ¿es eso lo que quiere debatir Piedad Córdoba? ¿Acaso la Senadora está poniendo en duda la palabra y el sufrimiento de más de 700 familias? Eso no es para debatir, es para motivar un rechazo enfático y contundente del que deberían hacer eco Colombianos por la paz.

AL CIERRE: Llama la atención la fecha en que fue escrita la última carta del intercambio epistolar:
28 de marzo. ¿Por qué? Es que la carta fue firmada “desde las montañas de Colombia” y si eso es cierto, pues la única posibilidad de transmisión es por correo electrónico. Los áulicos amigos de las Farc han peleado porque en los computadores de alias Raúl Reyes no existían correos electrónicos y aseguran que es imposible desde la selva, que este tipo de comunicación pueda darse… pero la carta de marras demuestra que no solo es posible sino que es una realidad.

Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.

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