lunes, 16 de febrero de 2009

Un portazo al intercambio “humanitario”



Uribe ha cerrado, aparentemente, todas las puertas para un intercambio humanitario y ha dejado como únicas posibilidades la liberación unilateral de secuestrados o el rescate militar.

¿Qué motivó semejante radicalización del Presidente, cuando hasta hace poco decía que estaba dispuesto a entablar diálogos, siempre y cuando fueran serios y sin amenazas?

Lo primero que se observa es el recrudecimiento del accionar terrorista de las Farc. Además de los carros-bomba, de los ataques con explosivos contra uniformados y de las atrocidades cometidas contra el pueblo Awa, las Farc están planteando un doble discurso en el que, por una parte, buscan un mejoramiento de su posición política y por la otra, intentan aterrorizar al país con mensajes dinamiteros para difundir la idea de que siguen vivos y son fuertes… ¡Claro! Eso solo se lo cree ‘Alfonso Cano’.

El segundo motivo es la confirmación de la estrategia que comenzó con la liberación de todos los políticos secuestrados para dejar en la selva a un puñado de uniformados como prisioneros de guerra, que las Farc y sus sirvientes quieren canjear como lo hicieron Samper o Pastrana, pues ya no hay civiles de por medio.

Con esta estrategia, las Farc pretenden obtener apoyo internacional para el intercambio de prisioneros, lo que de carambola les adjudicaría el reconocimiento de beligerancia y, según las normas internacionales, ser vistos como un Estado paralelo que está en guerra contra otro.

Uno de los hechos que demuestra esta estrategia es el discurso de Alan Jara, cuando dice que las Farc son todavía muy fuertes, que tienen mucha gente y que controlan amplias zonas del país. Es, en síntesis, el mismo discurso que en su momento proclamó y publicó Luis Eladio Pérez y que contiene todos los elementos requeridos para que se justifique la presión internacional para la beligerancia.

Con los secuestrados confirmándole al mundo el poderío de las Farc, la tarea de Colombianos por la “paz” es la de facilitar una vitrina en la que muestren al grupo terrorista como “humanitario” y dispuesto al diálogo, conmoviendo a los desprevenidos con intercambios epistolares, abrazos y besos para Piedad Córdoba. Sin embargo, esos intercambios epistolares no pueden considerarse negociaciones, pues se dan entre gente del mismo bando.

Además, el propósito de las Farc con Colombianos por la “paz” es ablandar al Estado para que acepte un despeje y sobre todo, para que permita la participación de garantes internacionales que no desempeñarían esa función, pues los computadores de ‘Raúl Reyes’ demostraron quiénes, en el exterior, son sus aliados más leales. Pero no pueden ni hablar claro: tienen que lanzar una generalización que todos sabemos, se refiere concretamente a los miembros del Foro de Sao Paulo: Lula, Correa o Chávez… de ahí sale el nombre de los garantes internacionales.

A esos garantes, las Farc les entregarían muestras de buena voluntad (liberación de algunos secuestrados) quienes se comprometerían a avanzar en la consecución del estatus de beligerancia, tan anhelado y lejano ahora para el grupo terrorista.

Mientras tanto el embajador de Estados Unidos en Colombia
anunció que su gobierno “está abierto a una propuesta concreta sobre 'Sonia' y 'Simón Trinidad'.” La posición del gobierno norteamericano puede interpretarse como una decisión para no dejar a ese país como un obstáculo en las supuestas gestiones de paz.

Sin embargo, parece una apuesta que pretende desenmascarar a los supuestos “demócratas” que luchan por la paz. Retirando el obstáculo de los dos terroristas extraditados y condenados en Estados Unidos, el asunto se concentra en las gestiones que puedan realizar los Colombianos por la paz y en especial la senadora Piedad Córdoba.

Ella tendrá que demostrarle a Obama si su interés, ese del que tanto habla, es la supuesta paz que dice buscar o si está utilizando a los secuestrados como trampolín mediático, propagandístico y político con miras a las elecciones de 2010.

A todo lo anterior se suma la iniciativa de llevar a referendo la obligación del Estado de establecer como política el intercambio humanitario… ni más ni menos que cumplir la última voluntad de ‘Tirofijo’, quien ordenó el secuestro de militares y políticos para presionar al gobierno para establecer una ley de canje. El idiota útil de esta propuesta es el profesor Moncayo, uno de los ilustres miembros de Colombianos por la paz.

Es evidente que las acciones posteriores a las liberaciones unilaterales están enfocadas a los propósitos de legitimar a las Farc y de conseguir el reconocimiento de la beligerancia, reforzando con aparentes hechos de buena voluntad, los avances que hace un tiempo hizo Hugo Chávez en ese sentido.

Lo que ha hecho Uribe es cerrar las opciones del reconocimiento a las Farc de ser una fuerza beligerante que combate al opresor estado colombiano y salirse del juego que Colombianos por la paz y las Farc elaboraron cuidadosamente para que el país cayera en la trampa y por lo conmovidos que estamos ante el sufrimiento de un puñado de compatriotas, entráramos a la aventura de oxigenar a las Farc y acercarlos seriamente al poder.

Ciertamente a las Farc no les importan sus terroristas condenados en cárceles colombianas o estadounidenses… a ellos les interesa el uso de esa mercancía para obtener victorias políticas nacionales e internacionales. Para tal fin, nada mejor que sus aliados y el club de los inocentes reunido en Colombianos por la paz.

Por Jaime Restrepo. Director de Atrabilioso.

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