miércoles, 30 de enero de 2008

Cuentas galanas

Es muy llamativo leer artículos de progresistas hispánicos sobre las elecciones estadounidenses porque todos parten de una certeza más bien extraña: la del triunfo demócrata. Se preguntan cuál de los representantes de los excluidos, mujeres o negros, será el próximo presidente y con mayor frecuencia apuestan por el mulato, ejerciendo su sentimiento solidario con alguien que pese a ese handicap ha salido adelante. Verdaderamente la vida hispánica es como una comedia escrita a partir de un manual, el primitivismo generalizado es tan abrumador que es muy frecuente encontrar personas así.

La dificultad de entender mínimamente la sociedad estadounidense procede de un sentimiento problemático: realmente es muy triste comprobar que esa gente nunca llegará a ser como los colombianos, por mucho que se lo propongan. Ni siquiera como los franceses llegan a ser. La elección del candidato menos imperialista y más cercano a los oprimidos resulta un paso en la buena dirección, por eso queda la impresión de que el único obstáculo es la señora que representa a la mujer oprimida y relegada.

Y no, esos progresistas no dan en el blanco porque su premisa principal es que todo el mundo está lleno de rencor contra Bush por el sufrimiento que le ocasionó al pueblo iraquí al obligar a los patriotas a masacrar a sus compatriotas y al derrocar a su amado líder. ¡Algo humano les tiene que quedar, no pueden ser tan perversos y cínicos! ¡No pueden ser todos lacayos de mister Danger, semejante burro, ya lo dijo el coronel Chávez, “You are a donkey, mister Danger”. Seguro que la mayoría de los estadounidenses, por ignorantes y torpes que sean en comparación con los colombianos, están a punto de darse cuenta (o ya lo han hecho) de que estuvo muy mal elegir a ese genocida fanático borracho y sin categoría intelectual.

De modo que los que creemos más probable un triunfo republicano no tendremos ocasión de contar con la grata noticia de coincidir con casi todos los analistas de la prensa, al menos de la colombiana. Pero al menos para los pocos que leen este blog, vale la pena explicar los puntos que tiene a su favor un candidato republicano.

El más evidente, pero no el principal, o sí, el principal según la faceta de él que se mire, es que la situación económica no es tan promisoria como cuando ganó Clinton por primera vez. A la hora de evaluar a los candidatos, la gente mirará hacia los que tengan trayectoria de administradores eficientes, y alguien como el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney le resultará más atractivo que las figuras del Partido Demócrata.

Eso tiene mucho que ver con corrientes de mayor alcance que la elección de un gobernante: la mentalidad que defienden los demócratas es proteccionista y retrógrada. Su resistencia a firmar tratados de libre comercio con Latinoamérica sólo expresa el afán de asegurar empleos de baja calificación en EE UU a costa del desarrollo de otros países con los que, desde el punto de vista del interés nacional, conviene asociarse. Esa tarea de protección de los rezagados termina siendo dañina para la sociedad estadounidense porque fuerza a la gente a pagar más por las cosas y limita las potencialidades de los sectores más dinámicos, al tiempo que pone en desventaja la economía del país frente a los grandes bloques comerciales o a las grandes naciones emergentes del Extremo Oriente.

La inclinación a atravesar la nave del Estado de modo que obstruya el curso del río del libre comercio para favorecer a clientelas políticas define la vida latinoamericana, y no cabe duda de que si hubiera predominado en EE UU el poderío de esa nación sería apenas un poco mayor que el de la suma de Sudamérica. Esa tarea no tiene más futuro que desplazar rentas hacia los sectores que no pueden exportar y que se acostumbrarán a ser demasiado débiles para competir. Es una apuesta en la que se juega el sentido mismo de la sociedad, pero a diferencia de Latinoamérica en EE UU hay corrientes poderosas que se oponen a ese avance del dominio de la máquina estatal.

El pretexto de las garantías a los sindicalistas en Colombia es una muestra de otra característica de los demócratas: la política de la mentira. Primero porque las responsabilidades en esos asesinatos sólo están claramente establecidas en la propaganda de los amigos de la guerrilla, y segundo porque al cerrar las puertas a los productos colombianos no se hace nada por la suerte de los sindicalistas. Sí se puede decir que el gobierno debería haber hecho más para impedir esas muertes y para encontrar a los responsables, pero el conjunto de la violencia serviría igualmente para reclamarle por muchos otros fracasos: basta con ver a los congresistas demócratas reuniéndose con antiguos terroristas colombianos que colaboran en las tareas de espionaje de Chávez para comprender que la suerte de los sindicalistas es un pretexto, que quieren explotar el viejo mito de los gobiernos sudamericanos represores para cosechar votos entre personas ignorantes y distraídas.

Es el primer punto, dadas las circunstancias económicas los estadounidenses reaccionarían como hispanoamericanos si votaran al Partido Demócrata. Por eso tal vez los comentaristas del bando progresista dan por sentado que algún miembro de ese partido será el próximo presidente. Pero en la prosaica realidad, en la que no se parecen a nosotros, va a ocurrir que un personaje con la trayectoria del mormón Romney despierte muchos apoyos.

Pero otro tanto ocurre con un frente que tal vez mueva a tanta gente a votar como la economía: la seguridad. No creo que haya un solo progresista hispanoamericano que no haya experimentado una intensa sensación de desagravio el 11 de septiembre de 2001. Se puede decir que la radicalización de Chávez tuvo lugar a partir de ese momento, al igual que la de Ahmadineyad (que encontró votantes entre esos desagraviados en su país) y la de cientos de partidos de izquierda en toda Europa y en toda Hispanoamérica. El poder de una nación convierte en enemigos a los ciudadanos de las demás, no importa qué se haga con ellos. La primera enseñanza de las escuelas en Hispanoamérica es que el atraso de la región se debe a los estadounidenses y a los capitalistas.

A los estadounidenses esos atentados los llenaron de zozobra y necesidad de protección, por eso las restricciones y controles no les resultan tan afrentosas como a los que estarían encantados de ponerles bombas. Son las cosas de este mundo, no debería ser así pero no es algo que esté en nuestras manos cambiar.

También en el terreno de la seguridad pueden resultar más atractivos los candidatos republicanos Mccain y Romney que los demócratas. Es que un presidente que recuerde a Zapatero sólo complacería a una minoría. Allá, claro, en Colombia la gente tiene metas más elevadas.

Aparte, las posibilidades de un candidato republicano son mayores porque los que podrían ser designados por el Partido Demócrata cuentan desde ahora mismo con mayor imagen negativa, como ocurre con la favorita, Hillary Clinton. El peso que tengan las prevenciones raciales o el conservadurismo en el rechazo a Obama se confunde con el rechazo efectivo que puede proveer la falta de sustancia que muchos ven en su discurso: un tipo de seducción adánica que ofrece pocas certezas en un mundo en el que los atentados islamistas son peligros reales y en el que la amenaza de crisis económica está a la orden del día.

El otro factor que puede influir en las elecciones es el desenlace de la guerra de Irak, y de nuevo, la percepción de los que pueden votar es distinta de la de sus consejeros progresistas del Caribe y el Mediterráneo: ¡eran pocos los que festejaban cada masacre como un retroceso de los yanquis! Lo que hay que ver, se quedaban tan tranquilos condenando a los que mandaban poner las bombas y ahora tienen ellos la opción de elegir presidente y no están del todo convencidos de que los iraquíes vivían mejor en 2002 cuando no les robaban su petróleo. Da un poco de tristeza no poder ayudar, creo que haría falta mucha elocuencia para convencerlos de lo que saben todos los estudiantes de Bachillerato en Colombia (y en Venezuela y Bolivia hasta los de Primaria).

Puede que algún día la historia sea agradecida con Hugo Chávez: la incesante exhibición de arrogancia del patán —muy parecida a la de los narcotraficantes enriquecidos y en realidad fruto de un fenómeno parecido: de una prosperidad no derivada del trabajo y en últimas basada en la violencia y el engaño— termina siendo como una borrachera ignominiosa para una parte de la sociedad venezolana que sufre la otra parte y que causa revuelo en todo el vecindario. Que por ejemplo disuadió a muchos en México de votar por el correspondiente caudillo tropical y en Perú dirigió votos de tradición populista a Alan García, quitándoselos al poseedor local de la franquicia del chavismo. Puede que el mismo efecto, salvadas las distancias y el grado de su impacto, tenga el personaje en las elecciones españolas, y también en las estadounidenses. Para la parte del mundo que trabaja vendría a ser como el espantajo que protege las cosechas y que previene de intoxicaciones funestas.

Ah... el Partido Demócrata no es asimilable a un partido de izquierda en Europa, por ejemplo, su conducta respecto a Israel es más dócil ante las pretensiones del sionismo radical, que forma parte de su base electoral. Pero lo cierto es que la clase de personas que en Europa votan por los partidos de izquierda y por los defensores de Chávez en EE UU votan demócrata. Tanto el bolivariano como Ahmadineyad son útiles para la creación de un escenario grato al orgullo estadounidense y en alguna medida conveniente para que triunfe el partido de la tradición. ¡Qué lástima, cuando ya esperábamos todos que esos vergajos entraran en razón!

Por Jaime Ruíz. Columnista del Sistema Atrabilioso.

lunes, 28 de enero de 2008

Colombia no es una amenaza

Durante una de tantas peroratas, hubo una frase que me llamó la atención: “Un Gobierno revolucionario bolivariano comprometido con la paz”. De inmediato pensé en las alarmantes cifras de violencia en Venezuela: “En los años inmediatamente anteriores a este gobierno las cifras de asesinatos alcanzaban la aterradora cifra de más de 4.000 por año. En estos años de revolución sobrepasan los 13.000”. Además, según la propia prensa venezolana, existe una guerra civil de baja intensidad, cuya avanzada es el hampa común, política y policial, que se guarece bajo la mampara del líder. Esa no parece la descripción de los resultados que debería obtener un gobierno comprometido con la paz.

Es más: No se entiende que un país sea pacífico y adquiera armamento de todas las dimensiones imaginables:
200 tanques de guerra y misiles, 15 helicópteros artillados, 100.000 fusiles de asalto "Kalashnikov" AK-103, cinco submarinos de la Clase Kilo 636 y cuatro submarinos de la clase Amur 677 que es una versión mejorada del clase Kilo que incluye 10 celdas para disparar misiles tipo crucero.

La canasta de compras para la guerra del gobernante venezolano también incluye
150 aviones supersónicos, 138 navios, , radares, fábricas de sistemas de defensa y unas 600,000 bombas entre comunes e inteligentes, guiadas por láser y GPS y armamentos de defensa antiaérea Tor-M1.

Todo lo anterior demuestra que el gobierno venezolano puede catalogarse de todo menos de pacífico y que Colombia realmente está amenazada y prácticamente indefensa ante las decisiones del vecino. Es más: El gobierno elegido por las mayorías venezolanas, y por ende representativo de los venezolanos, es conflictivo y parece estar deseoso de probarse en batalla.

A todo lo anterior se une el detonante. Durante las últimas semanas en Venezuela se ha revivido el viejo asunto de los límites con Colombia y en especial, la soberanía de los vecinos sobre el
golfo de Venezuela. Ese litigio busca despertar en la mayoría venezolana, el sentimiento nacionalista que los lleve a apoyar al gobierno en una supuesta defensa de la soberanía.

En este sentido ha sido positiva la actitud del gobierno colombiano al guardar silencio frente a los ataques del mandatario vecino, pues lo que en realidad parece buscar es una excusa, una justificación para incendiar la frontera y llevar a ambos países a una confrontación militar con el apoyo locuaz de su peón Daniel Ortega.

Es que los mandatarios venezolanos siempre han sido predecibles: Frente a una baja en la popularidad o la presencia de problemas internos, recurren a exacerbar el nacionalismo reviviendo los problemas limítrofes a los que nadie les presta atención a este lado de la frontera.

Unos se hicieron los de la vista gorda ante las incursiones aéreas que
algunos de sus 22 F-16 hacían sobre la ciudad de Arauca. Otros pasaban de agache ante las agresiones que hacía la Guardia Nacional en zonas de frontera, especialmente en Norte de Santander y a uno se le ocurrió la persecución en caliente de delincuentes y terroristas que cometieran sus crímenes en Venezuela y cruzaran a Colombia.

Lo anterior ratifica que ante una crisis interna, los mandatarios venezolanos se amparan en el anti-colombianismo. Y, por supuesto, el actual Presidente no es la
excepción, pues tiene claros los crecientes inconvenientes que vive su país y la cada día mayor inconformidad de los ciudadanos frente a la ineptitud de su gobierno que se sostiene únicamente por el asistencialismo y la permisividad ante la enorme corrupción reinante… ¡Ah! Y por la compra de conciencias y de apoyos gracias al petróleo.

Así las cosas se hace necesario prestar mayor atención a lo que viene tramando el gobierno vecino, pues lo que antes era normal y no merecía ningún pronunciamiento, hoy se ha convertido en una amenaza para los intereses del poder venezolano.

Un ejemplo de esta situación tiene que ver con las visitas que han realizado a Colombia, en las últimas semanas, algunos dignatarios estadounidenses. Durante los últimos ocho años las visitas de altos funcionarios han sido una constante y solo hasta ahora al mandatario venezolano se le ocurre que eso es una amenaza de invasión y de ataque a su país.

Algunos de los visitantes estadounidenses de primer nivel han sido George W Bush y Condoleezza Rice en 2007 y la semana pasada; Collin Powell, el director de la DEA Assa Hutchinson, el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld y el subjefe del Estado Mayor Conjunto Richard Myers (Comandante en jefe de las guerra en Afganistán), entre muchos otros.

Resulta curioso que la visita de Bush y de Rice el año pasado no haya sido considerada como una amenaza. Tampoco hubo pronunciamiento por la llegada de Rumsfeld, o de Myers o de Powell… pero ahora sí, cuando tiene el rancho ardiendo, cualquier viajero le resulta incómodo y amenazante.

Estados Unidos tiene claro que Colombia no es una amenaza para ningún vecino y que sus Fuerzas Militares están entrenadas y equipadas para atender, a calzas prietas, el conflicto con los grupos armados ilegales y por lo tanto, como lo han expresado los expertos, en el tema de defensa el desequilibrio militar de Colombia con respecto a los países de la región es grande y desfavorable.

En síntesis: Colombia escasamente puede atender los asuntos de seguridad y tradicionalmente ha descuidado la atención a la defensa nacional por lo cual, solo en las elucubraciones de un paranoico que se sabe culpable de apoyar irrestricta y descaradamente al terrorismo, puede darse el escenario de sentirse amenazado por un país débil en defensa.

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.

viernes, 25 de enero de 2008

La liberación

La liberación de dos secuestrados por parte de las FARC, no expresa lo que los medios y analistas han interpretado, ni debe conducir a falsas ilusiones, Fue un acto político de “desagravio” al presidente venezolano (así lo expresaron ellos) y por supuesto de agravio al colombiano.

Desagravio por dos razones: la primera porque las FARC lo agraviaron al no responder positivamente a las solicitudes que hizo Chávez de liberar a algunos de los secuestrados, y que no tenían otra consecuencia que validarlo a él como mediador y como líder. La segunda, porque fue desautorizado públicamente por el gobierno como facilitador, lo cual pudo haber sido interpretado por ellos como un agravio del gobierno colombiano hacia un presidente con el que no ocultan sus simpatías: con la liberación le devuelven ese estatus internacional.

Además, con la liberación hacen parecer que los procesos no avanzan por la obstinación del gobierno, pero con Chávez si (siendo que los obstinados son ellos). Los menos importantes en este caso eran los secuestrados; primó el mensaje que lleva implícito su liberación. Una habilidosa jugada de “Poker”, juego de cartas reconocido por los tahúres, y analizado por Tim Harford en “El economista camuflado”, como el juego del engaño.

La liberación pues no ha sido un acto humanitario, sino político y mal intencionado: aunque libres, son “instrumentos” de otros propósitos, no “personas”.

Nuevamente surge la pregunta si se equivocó o no Uribe al colocar a Chávez y a Piedad como facilitadores; y ahora todo parece indicar que sí. El encargo, a nuestro modo de ver –escéptico en sus resultados- era una estrategia política para poner en evidencia la intransigencia de las FARC, y “quemar” en el proceso a dos figuras incomodas: Piedad y Chávez. Pero la inesperada, aunque afortunada liberación, actúa como un bumerang que golpea la imagen del gobierno, pues transmiten el falso mensaje de que la paz es posible, pero con Uribe no.

La realidad es que la acción facilitadora no ha producido nada sincero. De los facilitadores se esperaba que lograran que las FARC aceptaran lo que ya demostraron que es posible: liberar sin despeje (pero a todos los secuestrados) y sentarse a negociar honestamente un proceso de desmovilización.

Y aquí es donde está el verdadero escollo, porque los secuestrados son un arma de negociación mas fuerte que las mismas armas (el ejercito nacional esta fortalecido e incentivado, y ellos replegados); y la Ley de Justicia y Paz no les sirve a sus propósitos: ellos aspirarán, mientras tengan algún poder, a mucho mas que el indulto: cambios institucionales, y facilidades para llegar al poder (como el M19).

Lo cuál a estas alturas, sería no solo una contradicción (FARC y paras, desde extremos opuestos han hecho lo mismo) sino una “injusticia” con los paramilitares que en su momento -por tener un enemigo común- actuaron como aliados de las Fuerzas Armadas Colombianas. (Ver el análisis hecho por Peter Waldmann en “Guerra civil, terrorismo y anomia social”)

El gobierno y el país, no están interesados en cambiar nuevamente la constitución, menos si es producto de la extorsión. No obstante lo que se espera (ya el mundo habrá olvidado los actos de buena fe del gobierno al excarcelar guerrilleros) es que el gobierno responda con otra concesión mas. ¿Cuál?

La liberación produjo además el escenario ideal para que las relaciones binacionales se distensionaran, y el presidente colombiano dio el primer paso al agradecer a Chávez la gestión. Lo que se espera ahora de un presidente emotivo como Chávez, es un reversazo, aunque sea discreto, en las medidas restrictivas del comercio binacional que el vecino país ha venido levantando contra el nuestro.

Ojala que no más intromisión en los asuntos internos.


Por: Miguel Yances Peña. Columnista de El Universal de Cartagena. myances@msn.com

miércoles, 23 de enero de 2008

Los herederos de Pablo Escobar

Tal vez la mayor demostración del éxito del gobierno de Uribe Vélez sea el tipo de argumentos en que se basan las campañas de sus enemigos, muestra de que si fueran a convencer a la gente de que la situación es peor, de que los indicadores económicos o de seguridad o de desarrollo humano son peores que los que había en 2002, nadie les creería. El único recurso que les queda son las calumnias, los rumores, las insinuaciones y demás que nunca se sustentan ante una autoridad judicial, y eso que las autoridades judiciales colombianas son verdaderamente cuestionables.

Vale la pena detenerse en el fondo de esos rumores y en quienes los propagan. El más socorrido corresponde al hecho de que el influyente consejero José O. Gaviria es primo de Pablo Escobar, cosa que sin duda comparten varias decenas de personas en Antioquia y de la que no puede culparse a nadie. Recientemente la prensa armó otro escándalo, con renuncias de los oportunistas de turno, porque al parecer un hermano del mismo consejero fue testaferro de quien pagó a los sicarios que mataron a Guillermo Cano. El otro motivo recurrente es el supuesto alquiler de un helicóptero de propiedad del padre del presidente al jefe del Cartel de Medellín. Los promotores de esos rumores, es lo verdaderamente importante, son personas relacionadas con clanes políticos cuya relación con actividades criminales va un poco más lejos que el ser hijo de alguien, siendo que lo del helicóptero no está probado y lo más seguro es que no fuera un delito.

Lo cierto es que el temible capo encarnó el ascenso del narcotráfico y la corrupción que alcanzó a toda la sociedad. Lo que nadie debería creer es que a pesar de que ese negocio continúa los que no viven directamente de él se han vuelto ciudadanos rectos y juiciosos. Los continuos escándalos por los actos de la familia del consejero Gaviria, que no constituyen ninguna acusación contra él, parecen una buena forma de tapar esas complicidades, pero vale la pena comentarlas una por una.

En primer lugar se podría hablar de los políticos que acompañaron a Escobar, sobre todo de Alberto Santofimio. ¿Cuál fe la trayectoria de ese señor? Era el representante de cierto sector del Partido Liberal en el Tolima y fue nombrado ministro por el presidente Alfonso López. Sí, curioso, el mismo de la ventanilla siniestra. ¿En qué andan las personas que hasta la muerte de ese ex presidente siguieron a sus órdenes y continúan formando un clan político-mediático poderoso? En la oposición cerrada basada en calumnias y en la difusión de cuanta falacia pueda erosionar la imagen del gobierno, curiosamente siempre a favor de las FARC y sus socios políticos, siempre justificando el seppuku de la democracia en una negociación política, alentando el antiamericanismo (elemento que define a Escobar y el apoyo que recibió), justificando la actividad de las bandas narcoterroristas, hinchando el efecto de unos crímenes de hace siete años y silenciando los que se cometen día a día. No es raro que el consejero Gaviria comparara a la revista de esa familia con la agencia de prensa afín a las FARC.

Otro sector con el que se alió Pablo Escobar fue la entonces guerrilla del M-19, a la que encargó la toma del Palacio de Justicia. ¿A que no adivinan en qué andan los miembros de ese grupo hoy en día? Casualmente en el mismo bando de la revista Semana, exigiendo igualmente la negociación política, señalando al gobierno por el parentesco del consejero con el mafioso, defendiendo a Chávez y al conjunto de gobiernos aliados de las FARC, tratando de impedir que se gasten recursos en combatir a los terroristas... Tal parece que retirados de la vida delictiva estos justicieros tienen amistades a las cuales defender, aparte del magnate que los protegió y enriqueció cuando se decidieron a ocuparse sólo de la política legal. Bueno, no parece, su relación con Chávez es muy antigua y conocida.

Todavía hay otra familia política que tuvo relación con Escobar: la que le brindó esa amable ocasión de seguir delinquiendo en la prisión de la Catedral, en la que el supuesto detenido llegó a torturar a personas que fueron llevadas allí desde el exterior. La trayectoria de esas personas es sumamente interesante, por ejemplo, si en el momento de retirarse de la OEA, pero en realidad desde antes, César Gaviria se hubiera dedicado a defender la política de Seguridad Democrática y a criticar todas las mentiras de los medios y de los comunistas, a lo mejor no habría habido reelección y el presidente sería él. ¡Qué curioso, tenía que ponerse a la cabeza del partido de los herederos de Martha Catalina Daniels y a colaborar con Piedad Córdoba en sus diversas campañas! Es la hora en que se desconoce cualquier reproche de la dirección de ese partido a la “controvertida” senadora. Son políticos con metas más elevadas que el poder y también que los principios, o tal vez que los tienen claramente orientados a la defensa de la justicia social y del sueño de Bolívar.

Muchos otros personajes de la política, de la rama judicial, del periodismo, etc., colaboraron con los carteles de la droga de los años ochenta, forman una familia poderosa de políticos oscuros que durante las últimas décadas han pasado por el Congreso sin que se sepa qué propuestas han hecho o qué ideas defienden, pero siempre figuran por ejemplo absolviendo a Samper o aprobando todos los “micos” que convienen a los narcotraficantes. El actual alcalde de Bogotá es uno de ellos, típico. Según denuncias del columnista Ernesto Yamhure, se lo relaciona con un reconocido mafioso, y también se lo recuerda por votar una norma que impedía la retroactividad en la extradición. No es raro que en su administración predominen las personas próximas a ese ex presidente. También están éstos en la misma tarea de ponerle zancadillas al gobierno, deslegitimarlo y cabildear a favor de las FARC. Bueno, Piedad Córdoba es la principal representante de este sector.

El otro sector hostil al gobierno, si bien poco significativo en materia de votos, es el del clientelismo conservador. En este caso el comportamiento de sus líderes es todavía más equívoco que en los anteriores. El ex ministro Álvaro Leyva cabildea abiertamente a favor de las FARC, los antiguos comisionados de paz, Víctor G. Ricardo y Camilo Gómez siguen soñando con reanimar la mesa del Caguán, con los proyectos de “paz” que la animaban. Otro personaje de esa facción escribe con frecuencia en los medios columnas en defensa de los intereses de los narcoterroristas y se permitió anunciar el castigo por la fuga del ministro Araújo, que no fue otro que el asesinato de los diputados del Valle.

La escena de la reciente reunión de la Comisión de Relaciones Exteriores en que los tres predecesores de Uribe lo presionaron en términos groseros para que despejara territorio a fin de celebrar el “intercambio humanitario” (pero en realidad sólo para negociar, siendo que tal intercambio nunca lo concederán las guerrillas y todos lo saben) es muestra del sesgo que tienen todos esos sectores: a todos les quedaría tan fácil figurar como enemigos de las guerrillas y reconocer los logros de Uribe en materia de seguridad, que su resuelta solidaridad con los rehenes, a sabiendas de que no resultarán liberados, es uno de esos misterios de la historia patria que hacen pensar en un milagro tan misterioso como la conversión de tantas personas susceptibles de corromperse gracias al narcotráfico en hermanitas de la caridad que sufren ¡hasta el llanto! al leer la carta de Íngrid y por todas las dificultades de los rehenes...

Pero no sólo hubo políticos que sufrieron el embrujo de ese líder político que se apoyó tanto en el antiamericanismo que se puede considerar con todo rigor un precursor de Hugo Chávez. (Bueno, lo es en muchas otras cosas.) Los recursos también enriquecieron a muchos abogados, periodistas y jueces... A muchos nos gustaría que esa corrupción fuera cosa del pasado, pero hay demasiados datos para poner en duda que esa ilusión se haya cumplido.

En paralelo al crecimiento de los carteles del narcotráfico de Cali y Medellín se fue desarrollando uno que los aventajaba en muchas cosas: en la disciplina de sus miembros, en la influencia que tenía dentro de la sociedad a través de una compleja red de lealtades, en el arraigo en zonas rurales en las que la captura resulta muy difícil, en las relaciones internacionales... Esa organización preexistente y claramente superior a la de Escobar es el viejo Partido Comunista de Colombia, que por entonces era la misma organización que las FARC y que ahora, sin que se haya probado su imbricación con esa poderosa guerrilla, se caracteriza por defenderla y justificarla.

Esa organización es el cartel que sobrevive a todas las guerras contra el narcotráfico y ha llegado a copar la mayor parte del negocio gracias a la colaboración del gobierno venezolano, como explicaba un informe publicado hace poco en El País de Madrid. Y hay muchas razones para pensar que muy diversos sectores de la sociedad colombiana están a su servicio gracias a los recursos fabulosos que controlan.

Es en ese contexto donde se deben situar los continuos rifirrafes entre el gobierno e instituciones como la Corte Suprema de Justicia, respecto de lo cual lo más llamativo es el caso Tasmania y el reciente anuncio de que el presidente denunciaría al magistrado que presidía la Corte Suprema de Justicia por mentir a la prensa al decir que Uribe lo llamó para interesarse por el caso de su primo. Sean cuales sean los argumentos jurídicos, nadie puede pasar por alto el hecho de que la Ley de Justicia y Paz somete a los responsables de los crímenes paramilitares y a sus cómplices a unas penas que los guerrilleros no aceptarían. La obsesión de los magistrados con los parapolíticos parece un servicio que prestan a alguien, como en general el conjunto de sus actuaciones relacionadas con el conflicto, el narcotráfico, las guerrillas y el gobierno.

El caso Tasmania es muy expresivo, y sólo por la presión de los medios se ha olvidado: nadie ha llegado a explicar por qué el magistrado Velásquez no denunció la llamada del presidente sino hasta mucho tiempo después, por qué no había acta de la reunión con el paramilitar, por qué en lugar de interesarse por averiguar la verdad los magistrados se apresuraron a negar la posibilidad de que se investigara... En el caso de la supuesta llamada del presidente al magistrado Valencia ocurre lo mismo: la acusación ante los medios tiene un gran impacto por el interés propagandístico, pero las pruebas obran en contra de lo que dice el magistrado. El recurso del formidable lobby opositor se resume en un texto de uno de sus más característicos portavoces, el columnista Ramiro Bejarano:

Indigno un presidente que convierte en testigos a sus obsecuentes subalternos e intenta poner de su lado al Procurador y al Fiscal, provocando pronunciamientos tergiversados. Eso es propio de quienes viven entre coartadas, no de un jefe de Estado. Así lo recordará la historia, y lo censurará la comunidad internacional, que asombrada ve que el mandatario acosado por los pleitos de parapolítica, en medio de la grave crisis con Venezuela, denuncia a la cabeza de otra rama del poder. Si eso no es un tirano entonces ¿qué es?



Es el mismo recurso de prohibir el procedimiento judicial que ya se aplicó respecto al magistrado Velásquez. La verdad es que respecto de esos hechos el juicio que se tenga sin acceder a toda la información y sometido a la presión de los medios y de otras personas es por fuerza dudoso. Mucho más sencillo resultaría analizar lo que dicen los magistrados. Debería ser una prueba para todo ciudadano honrado contestar si realmente las guerrillas obran por altruismo y por querer destruir la democracia se les debe ofrecer reconocimiento. Nadie que piense seriamente en eso puede dudar de que esos magistrados comparten intereses con esos altruistas.

Y en todo ello no hay ningún misterio: entre los principales frentes de actividad del Partido Comunista en los años sesenta y setenta destacan las universidades, muy especialmente las facultades de Derecho. Miles de estudiantes fueron reclutados a través de la Juventud Comunista para formar parte de las guerrillas, y un decano de una facultad de Derecho, Jaime Pardo Leal, fundó un sindicato de jueces y fiscales, Asonal-Judicial, que tendría un papel significativo en el desarrollo del sindicalismo estatal controlado por los comunistas, cuyo dominio en la judicatura tiene una larga trayectoria y se puede evaluar en el activismo de muchos ex magistrados, como Carlos Gaviria, que representa el sector más afín a las guerrillas del PDA. (Recientemente explicaba en la radio que si bien las guerrillas cometían actos terroristas también eran políticas y había que reconocerlo, algo como pensar que Pablo Escobar era comerciante y al tiempo que se lo castigaba por sus crímenes se hacían negocios con él, o que Bin Laden también es religioso, y al tiempo que se lo persigue por poner bombas se evalúan sus elementos doctrinales para enseñarlos con el catecismo: en comparación con Gaviria, Tirofijo es decente).

Pero la verdad es que el poder de los herederos de Pablo Escobar sólo se puede contener si la gente hace caso a todos los signos, sobre todo a la clara implicación venezolana en el narcotráfico y al interés bizarro de tantos personajes en ponerle zancadilla al gobierno y conseguir que las bandas narcoterroristas levanten cabeza.
Por Jaime Ruíz. Columnista del Sistema Atrabilioso.

martes, 22 de enero de 2008

Internacionalización de todas las formas de lucha

Es muy difícil comerse el cuento de que Chávez no sabía cuáles eran las consecuencias de comprometerse abiertamente a favor de las FARC. El presidente venezolano, al apoyarlas, se hace cómplice de los crímenes que esa organización terrorista cometa de ahora en adelante, esto quiere decir que cualquier país que se vea afectado de una u otra forma por cualquier atentado terrorista en el que las FARC hayan actuado, sea prestando asesoría o entrenamiento, o ayudando a financiarlo, podrán invadir militarmente a Venezuela para llevarse a Chávez y hacerlo pagar por sus crímenes.

Una de las cosas que más incomodaban al mandatario venezolano en el pasado era que se le ligara directamente con las FARC o cualquier otra organización terrorista, Chávez temía que ésa fuera la excusa de una “conspiración internacional” para sacarlo del poder, entonces ¿qué fue lo que lo hizo cambiar de parecer? Chávez ve un mundo diferente y cree que las condiciones actuales se pueden prestar para hacer jugadas más riesgosas. La posible llegada de los demócratas a la Casa Blanca acompañada de condiciones geopolíticas cambiantes por la entrada en acción de las llamadas potencias emergentes, entusiasman a Chávez y lo llenan de bríos en sus planes expansionistas.

La aparente nueva geopolítica mundial hizo que en los planes de Chávez nunca estuviera presente la idea de que las FARC dejaran las armas y terminaran haciendo parte de algún partido político, como creían equivocadamente algunos analistas, esa situación no les habría llevado a ganar nada. Además de necesitar décadas para limpiar en algo su nombre, quedaría plenamente al descubierto que la izquierda política y mediática siempre tuvo gran afinidad con ellas.

Eso llevó a Chávez a optar por seguir insistiendo en combinar todas las formas de lucha, más aún cuando está plenamente convencido de que el nuevo ambiente internacional se puede prestar para obtener frutos. Mientras Chávez sigue insistiendo en sumar países que le otorguen el grado de beligerancia a las guerrillas colombianas, desde dentro sus aliados tratarán de acompañar ese chantaje con otros ingredientes para hacer creíble la falacia de que eso es producto de imposibilidad de ganar la paz por nuestros propios medios por estar empeñados en ganar la guerra.

La estrategia de Chávez y sus aliados en Colombia merece que estemos alerta, hacemos frente a la idea de que desde fuera se puede dictar nuestro futuro como nación y que los petrodólares y el chantaje pueden fácilmente acompañar a los actos abominables de las FARC para fortalecer a la oposición internamente.
Por Wilfredo Moreno. Columnista del Sistema Atrabilioso.

lunes, 21 de enero de 2008

¡Concentrémonos!

No es una marcha por el acuerdo “humanitario”. Tampoco es una manifestación para exigir el cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario a un grupo terrorista que ha manifestado en diferentes oportunidades que ese es un tema de la burguesía. Mucho menos es una marcha de “justicia” para condenar a todos los violentos: el 4 de febrero los colombianos nos pronunciaremos por un solo motivo: El rechazo a las FARC.

Algunos sectores, de manera oportunista, están intentando apropiarse de una manifestación en la que participaremos los ciudadanos del común contra el grupo terrorista que ha destruido al país durante varias décadas. Antes de la explosión mediática que ha tenido la marcha, el senador Luis Carlos Avellaneda del Polo salió ante los medios con la “original” idea de convocar una protesta en Colombia y en el mundo: Él ya tenía la información de la convocatoria que se estaba adelantando en Internet y por eso intentó apropiarse de una iniciativa que parte y es propiedad de un pequeño grupo de ciudadanos valientes.

Otros, una vez se difundió la iniciativa, han intentado desviarla para atender sus propios intereses, es decir, quieren que el mundo vea la marcha como una manifestación por el intercambio (beneficiar a las FARC y premiarlas por sus actividades terroristas y de paso subir el valor de la mercancía humana que tienen secuestrada) cuando lo cierto, lo verdaderamente importante es que los colombianos vamos a manifestar nuestro profundo rechazo contra la agrupación terrorista.

De igual forma algunos han intentado torpedear la iniciativa con un supuesto concepto de “justicia”: Quieren que en la marcha se incluya el rechazo a los paramilitares, en un esfuerzo por descalificar la marcha y recoger “evidencias” que les permitan asegurar que la convocatoria es del gobierno para lanzar una cortina de humo.

Veamos: ¿Quiénes tienen a más de 750 secuestrados? ¿Quiénes torturan a los secuestrados? ¿Quiénes han destruido al país durante 50 años a nombre de un pueblo que no los quiere? ¿Quiénes, con su accionar terrorista, criminal y demencial, incubaron la consecuencia del paramilitarismo y de sus posteriores vínculos con el narcotráfico? ¿A quiénes les están buscando el reconocimiento internacional y dicen que hasta quieren montar un gobierno en el exilio?

Los motivos de la marcha son claros: La tortura a la que las FARC tienen sometidos a una cantidad de secuestrados, el terror que siguen generando en el país, la negativa a desmovilizarse y sobre todo, el descaro que tienen los terroristas de las FARC de autocalificarse como ejército del pueblo.

Efectivamente es una marcha de repudio, de odio para algunos que no se sienten cómodos con que a sus queridas FARC las tachen de terroristas o que muchos colombianos sintamos una profunda animadversión en su contra; justamente por el odio con el que proceden desde hace casi medio siglo contra todo el país, es que las FARC y sus aliados no pueden pretender que la gente salga a las calles a vitorearlos y a lanzarles pétalos de rosas: Las FARC engendraron el odio y sus socios políticos lo han profundizado durante varios años… pero ahora, cuando van a recoger los frutos, se sienten intimidados por la evidencia: Ni las FARC ni sus socios representan al pueblo colombiano.

Por eso los colombianos no podemos perder el norte, ni dejar arrebatar de los oportunistas una iniciativa que partió de un pequeño grupo de colombianos valerosos y decididos: No es una marcha del gobierno, ni del Polo, ni de los simpatizantes de las FARC, ni de los que aborrecemos al paramilitarismo. Es una manifestación contra las FARC y punto.

Obviamente los sectores afines con las FARC están asustados. Han amenazado a aquellos que vamos a participar en la marcha, como ocurrió en el foro de El Tiempo hace unos días en el que un individuo aseguró que “los estamos esperando”, lo que suscitó la airada respuesta de los demás foristas: Claro que El Tiempo no ha iniciado ni iniciará un proceso judicial contra el ciberterrorista de las FARC.

También se han esforzado por “anncolizar(1)” a los colombianos con una supuesta “
profunda investigación” en la que se asegura que “se descubrió que Facebook es un arma militar de espionaje y desestabilización, para captar información de los usuarios y manipularlos con fines geopolíticos y estratégicos. Según la fuente, en Facebook participan todos los 16 servicios de inteligencia de los Estados Unidos, comenzando por la CIA, el Pentágono y el Departamento de Defensa".

De igual forma, los líderes que padecerán esta respuesta de la ciudadanía están haciendo todo lo posible por aparecer en la foto de la marcha y obviamente manipular la información que acompañe esas fotos, para hacerle creer al mundo que la mayoría de colombianos están con ellos y con sus propuestas irresponsables con el país y con los secuestrados.

Otros están intentando deslegitimar la marcha. Carlos Lozano Guillén dice: “No me cabe la menor duda que la marcha del cuatro de febrero es convocada por el uribismo contra el presidente Chávez y por la guerra. Sólo basta reconocer a los convocantes en Colombia y el mundo, entre ellos la terrorista Asociación Cubano Americana de Miami. Las consignas fomentan el odio contra Venezuela bolivariana y contra la figura del presidente Chávez, así como hurgan las llagas de la confrontación en Colombia. En el fondo, se oponen al intercambio humanitario y favorecen los operativos militares de rescate; fomentan la militarización de la vida nacional y las salidas de fuerza que auspicia el gobierno de Uribe Vélez y que cabalgan en la seguridad democrática”.

Están desesperados y hacen ruido, aunque no podrán silenciar ni detener la manifestación CONTRA las FARC y obviamente contra los cómplices internacionales del terror que ya se han quitado las máscaras ante el mundo, recibiendo de paso una bofetada global de rechazo a sus pretensiones de premiar a los terroristas con beneficios y reconocimientos políticos.

(1) Anncolismo: Enfermedad que consiste en considerar como la única y rotunda verdad las publicaciones que se hacen en la página pro-terrorista Anncol. Los síntomas van desde la lectura obligada del panfleto, pasando por la anulación de la capacidad de análisis de la información que suministran los medios tradicionales, hasta llegar a la descalificación de cualquier medio u opinión distinta a lo que se plantee en esa página. Generalmente los anncolizados padecen de complejo de superioridad consistente en despreciar a todos los que no se alienan con la basura publicada en ese pasquín.
Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.

sábado, 12 de enero de 2008

Chávez ya hizo la tarea


Tan solo 24 horas se demoró el presidente venezolano en cumplir con su parte del trato que hizo con las FARC para la liberación de dos secuestradas políticas. Es tan evidente que Chávez y Piedad Córdoba se comprometieron a legitimar a los terroristas a cambio de la libertad de dos víctimas del terrorismo (valga para siempre la redundancia), que la poca credibilidad que habían recuperado después de la debacle del 31 de diciembre, la perdieron en la aparición de Hugo Chávez ante la Asamblea Nacional venezolana.

A lo que Chávez se comprometió fue a presionar, o como resulta obvio a chantajear al gobierno colombiano, y porqué no decirlo, a todo el país: si se cumple con la extorsión, entonces el "magnánimo" presidente normalizará sus relaciones con Colombia. Es, ni más ni menos, una extorsión inaceptable aunque predecible en Hugo Chávez.

Para que él, Hugo Chávez, pueda seguir apareciendo como el héroe que merece la gratitud del mundo por sus buenos oficios PROPAGANDÍSTICOS que ahora por fortuna, terminaron con el cautiverio de dos secuestradas; entonces el gobierno colombiano tiene que comenzar a claudicar y a permitir que las FARC ya no sean terroristas sino combatientes políticos, de esos que encajan en la descripción de Carlos Gaviria sobre los asesinos altruistas, como si una sola gota de sangre de los millones de litros que han derramado las FARC en todo el país hubiese servido para algo positivo en Colombia.

La extorsión de Chávez y de las FARC es una alarma que requiere atención prioritaria: Si por dos secuestradas políticas van a pedir semejante concesión, ¿cuál será el precio que los colombianos tendremos que pagar por la libertad de todos los secuestrados? No hay duda: entregarles el poder y claudicar a favor de los terroristas o quizá, despejar para siempre el sur del país y entregarles ese territorio para la conformación de la república independiente de las FARC, aquella que en algún momento llamaron la Nueva Colombia.

Además, el presidente venezolano aseguró que las FARC y el ELN son "verdaderos Ejércitos que ocupan espacio en Colombia". Evidentemente el mandatario venezolano ignora el significado de un ejército y que no basta con portar uniformes y armamento para ser considerado como tal. Ejército, así con mayúscula, es el conjunto de fuerzas aéreas o terrestres de una nación y lo cierto es que las FARC no son fuerzas de la nación ni mucho menos representan a la gran mayoría de colombianos.

De igual forma, que ocupen espacios (Chávez olvidó agregar la frase cada vez más reducidos) no es un elemento decisivo para considerar a una estructura terrorista como un Ejército, pues de hecho lo fundamental es la ventaja estratégica de esos espacios, como los TUVIERON hasta el 2002.

En este sentido, Chávez aseguró que
las FARC tienen un proyecto político y bolivariano que es respetado por el mandatario vecino. Pero justamente por ese componente político es que las FARC no pueden perder la calificación de terroristas, concepto que incluye de manera inherente el asunto de la intención política.

Así las cosas, a Chávez le generan respeto acciones como la de El Nogal (más de 30 muertos), Bojayá (117 muertos), el fusilamiento de 11 diputados plagiados por las FARC, el secuestro de miles de colombianos (quedan más de 700 en poder de los terroristas), las masacres de civiles, el asesinato de uniformados, la destrucción de pueblos, la voladura de oleoductos, torres de energía, puentes y demás… todo esto es respetable para Chávez y según su particular posición, coinciden perfectamente con el proyecto bolivariano... ¡Vaya, vaya!

La primera cuota del pago a las FARC la hizo el ministro de justicia venezolano

Sin embargo, no hay que olvidar que el destape comenzó justo en el momento de la liberación de las secuestradas:
Ramón Rodríguez Chacín fue claro en su espaldarazo a las FARC: "Estamos muy pendientes de su lucha (...) Mantengan ese esfuerzo y cuenten con nosotros".

Además de cumplir con su parte del trato con los terroristas, las afirmaciones de Rodríguez Chacín son una demostración incuestionable de lo que piensa y HACE el gobierno venezolano con las FARC: No solo están pendientes de sus avances, de sus dificultades y de sus contratiempos ocasionados por ese “monstruo” de Uribe y de un gran porcentaje de colombianos que queremos ver aniquiladas a las FARC. También los terroristas CUENTAN con el gobierno venezolano, con su territorio, con sus armas y con su liderazgo para la presión internacional.

No obstante, aquel que está pendiente de evitar el castigo para los crímenes de un delincuente, que lo motiva, que lo quiere ver más cómodo en su posición internacional y que lo ayuda con protección y armas, es un simple cómplice y por ende merece el mismo calificativo de su protegido: Chávez es un terrorista que se terminó de quitar la careta ante la Asamblea Nacional venezolana. Cada aplauso de los representantes del pueblo venezolano a las palabras de Chávez fueron un tiro de gracia contra las miles de víctimas de la demencia de las FARC. Cada palma de esos miserables fue una bofetada contra los millones de colombianos que han sacrificado la libertad, la tranquilidad y la vida por cuenta del terrorismo de las FARC.

Pero no podía ocurrir de otra manera: Chávez tenía que cumplir con su parte y lo hizo sin chistar. Pero esa posición, más allá de la inaceptable intromisión imperialista del venezolano, es una invitación a las FARC para que continúen en su accionar terrorista y para que el mundo premie el terrorismo de las FARC, quitándoles el incómodo pero preciso calificativo de terroristas.

Hoy más que nunca es necesario estar pendientes de los discursos que distraen al público sobre el terrorismo en Colombia.
Luis Noé Ochoa, en El Tiempo, aseguró que gracias a las gestiones del presidente Chávez y de Piedad Córdoba, las Farc aflojaron las cadenas”.

Se equivoca de cabo a rabo el columnista: fue gracias a las PROMESAS de Chávez y de Piedad Córdoba que las FARC decidieron liberar a dos secuestradas y mentirle al mundo sobre el único secuestrado que ha nacido en cautiverio.

¡Qué fácil! Ahora hay que tratar de dejar atrás las atrocidades cometidas contra un bebé, hay que hacer alharaca por la liberación de dos secuestradas y ocultar con el manto del olvido las mentiras, el dantesco espectáculo mediático y todas las payasadas presenciadas por el mundo al finalizar el 2007.

No señores: en este abuso oportunista se beneficiaron los mediadores y los terroristas y ambos tenían sus intereses en juego por lo cual resulta ingenuo pensar que fue gracias a las gestiones sino a las promesas de los presuntos mediadores que se logró la liberación de las secuestradas.

¿Qué incluyen las promesas Chávez-Córdoba? Pues abrirle espacios internacionales a las FARC, que les reconozcan en el papel lo que han perdido en el terreno de batalla y que el mundo los siga considerando un ejército revolucionario, cuando solo son una banda terrorista que solo ha traído la desgracia a miles de familias a lo largo y ancho del país.

Evidentemente es un pago que los colombianos no estamos dispuestos a hacer y a todo aquel que se atreva a sugerir siquiera la posibilidad de premiarles el secuestro, la destrucción, el dolor y la muerte que han esparcido sobre territorio colombiano le daremos la espalda, lo señalaremos y lo condenaremos con toda firmeza. No queda de otra.

UNA PREGUNTA PARA EL CIERRE: ¿Néstor Kirchner sabía del compromiso de Chávez y de la señora Córdoba con las FARC?
Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso

viernes, 4 de enero de 2008

La cruel patraña chavista

Algo no andaba bien. Existía una sensación extraña que no se podía explicar en medio de semejante ruido que no dejaba pensar. De repente, viendo toda la estratagema de Chávez para la supuesta liberación de los secuestrados, surgió la pregunta: ¿Cuándo oficializaron las FARC la liberación de tres de los secuestrados canjeables? En las fuentes virtuales de las FARC no aparece por ningún lado un comunicado firmado desde las montañas de Colombia -ahora deberían decir desde las selvas más profundas de Colombia- ratificando la supuesta decisión.

Entonces bastó con hacer memoria: Chávez viajó a Cuba y después de reunirse con alguno de los Castro, salió el supuesto comunicado a través de la agencia Prensa Latina. Dejaba cierta inquietud el hecho de que una información de semejante envergadura no fuera difundida directamente por las FARC. Pero estaba de por medio el “desagravio” a Hugo Chávez y sonaba lógico que los terroristas quisieran hacer el anuncio en un medio cercano a Fidel y por ende al presidente venezolano.

Después vino la rueda de prensa en la que Chávez aseguró que si el gobierno de Colombia autorizaba la operación, los secuestrados estarían al otro día en sus casas. Con lo que no contó Chávez fue con la rápida autorización de Uribe, que dejaba todo el peso de la situación en el Coronel golpista y en sus aliados.

Pasaron los días, llegaron los helicópteros, se montó la parafernalia del espectáculo propagandístico y… nada pasó. De repente la pregunta sobre la oficialización comenzó a tomar relevancia: ¿Por qué las FARC no han ratificado la decisión en sus sitios de Internet? ¿Por qué ni siquiera han llamado a su aliada en Noticias Uno para salir con un discurso que oficialice tal decisión?

Y de repente todo detonó: las FARC enviaron un
comunicado, fechado el 30 de diciembre, en el que aseguran que “los intensos operativos desplegados en la zona impiden, por ahora, entregar a Clara Rojas, Emmanuel y a Consuelo González de Perdomo”. Es decir, todo el andamiaje propagandístico que había montado Chávez se vino al piso y los ojos del mundo, que seguían al “gran gestor humanitario” de repente vieron horrorizados la aparición de un fantoche mentiroso y especulador.

Esto significa que desde el domingo 30 ya todo estaba consumado y las FARC habían decidido dejar en vilo la liberación porque, según ellos y sus aliados, Uribe no había suspendido las operaciones en medio territorio nacional. Sin embargo, el enérgico discurso de Uribe en la base de Apiay en el que deslizó la hipótesis de la situación del hijo de Clara Rojas, fue la puntilla final para la patraña castro-chavista. Hay que ser claros: No fue el gobierno Uribe el que saboteó la liberación, pues el discurso del Presidente ocurrió el 31 de diciembre, es decir, UN DÍA DESPUÉS DE LA DECISIÓN DE LAS FARC y salvo que los terroristas tengan el don de la adivinación, es imposible que hubiesen conocido con antelación lo que pasaba por la mente de Uribe.

Tampoco es lícito señalar que los operativos militares en la zona fueron los obstáculos, pues NADIE había informado las coordenadas. ¿Cuál zona? Si el gobierno venezolano hubiese entregado unas coordenadas y Colombia hubiera incrementado las operaciones militares en el área, sería válido el reclamo. Pero obviamente ni Venezuela informó, ni Colombia conocía las coordenadas del sector en el que se realizaría la supuesta liberación. Así las cosas, culpar al gobierno colombiano por no acuartelar a militares y policías en todos los antiguos territorios nacionales, es solo el resultado de la frustración que sienten algunos, no por la teórica suspensión de la liberación de los secuestrados, sino porque su líder y sus esbirros FRACASARON.

Sin embargo, lo que ha quedado en evidencia es algo más truculento: Hugo Chávez montó en Cuba una enorme presión para favorecer su imagen y para eso decidió armar todo un aparato propagandístico que presionara a tal punto que los terroristas no tuvieran una alternativa distinta a dejar en libertad a los secuestrados. Aviones, helicópteros, director de cine, prensa internacional, perfiles y biografías de los protagonistas; estaban montados con todo cuidado para que las FARC se sintieran acorraladas y demostraran ante el mundo que Chávez si les merecía respeto.

Pero Chávez no pudo presionar a las FARC. Al final del año todo quedó como una macabra broma que obviamente golpea seriamente la credibilidad de Hugo Chávez, de Piedad Córdoba y de todos los títeres que acudieron entusiasmados a la patraña urdida desde La Habana. Algunos han
cuestionado seriamente a quienes participaron: "El uso demagógico de la situación por parte de Kirchner y Chávez es inmoral", dijo la ex candidata Elisa Carrió.

Todo lo anterior lo confirma la comunicación de las FARC, quienes simplemente se refugiaron en la situación de seguridad para no entregar a los secuestrados a cambio de nada y por el contrario, le envían un mensaje a su socio en Venezuela: O ganamos todos o no gana nadie.

Es que en este asunto los ganadores eran Chávez y su cohorte que ahora deben estar estupefactos ante la rebeldía de los palurdos combatientes. Para las FARC la liberación de los tres secuestrados era una promesa de futuras e inciertas ganancias, pues seguramente les prometieron que el gesto serviría para presionar al gobierno Uribe con el fin de conseguir el despeje del corredor en el Valle.

Era una apuesta demasiado alta para las FARC que en esta pantomima no perdieron ni ganaron nada… fue una apuesta enorme de Chávez que en esto perdió demasiado no solo ante sus seguidores sino ante el mundo: pasó de ser mencionado como el caudillo de gran estatura internacional a un simple mal jugador de póquer.

Ahora solo queda esperar la prueba de ADN para ratificar que Chávez simplemente blufeó, pues sería absurdo pensar que realmente él había contactado a las FARC para la liberación de los tres secuestrados, cuando los terroristas ya no tenían a uno de ellos en su poder: ¿Serán capaces las FARC de mentirle a su socio venezolano? No creo.

Todo fue una farsa y hay que señalar a Chávez y a Piedad Córdoba como los mayores responsables de semejante monstruosidad y no permitir que ellos y sus legiones desvíen la atención para culpar solamente a los combatientes rasos. Basta con leer a
Daniel Samper para entender el curso de acción: “Seguramente (las FARC) son mentirosas (...); pero la mentira forma parte de sus recursos válidos de lucha”.

¿Alguien les volverá a creer a esos personajes?

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.

miércoles, 2 de enero de 2008

Hugo Chávez y El escarabajo de Andersen

1. Dos jefes de Estado
Cuando el presidente venezolano tuvo ocasión de saludar al emperador del Japón no se resistió a darle un abrazo como los que da a todo el mundo, pese a que la tradición de ese país prohíbe acercarse a la persona del jefe de Estado. No falta quien encuentre en ese gesto una muestra de torpeza y “falta de tacto” de Chávez, pero ésta es una visión errónea. Lo que expresa es la reivindicación de sus votantes de ser reconocidos como lo son los ciudadanos de otros países, si al emperador del Japón no se lo puede tocar (cosa que no hicieron los estadounidenses pese a haberlo derrotado y obligado a democratizar su país y pese a que la agresión nipona había determinado la muerte de cientos de miles de ciudadanos de EE UU), el presidente venezolano saluda de abrazo y es espontáneo y directo como son los venezolanos. En palabras de uno de esos típicos lambones que Colombia ya exporta:

Hugo Chávez se muestra confianzudo, uno de los rasgos de la venezolanidad, con colegas a quienes apenas ha visto. Según relatan en una biografía no autorizada del mandatario, Chávez ha roto todos los protocolos. En su primer encuentro con Vladimir Putin en Moscú, en 2001, recibió al premier ruso en posición de karateca, mientras le expresa sonriente "he oído que eres cinta negra de karate"; en Inglaterra abraza y besa a la reina Isabel, en Japón también abraza al emperador Akihito y saluda con un apretón de mano a todos los guardias del palacio imperial...



2. El escarabajo
Es decir, más allá de la astucia del personaje hay un gesto de complacencia con su público, y es imposible no acordarse de un hermoso cuento de Hans Christian Andersen, El escarabajo: le ponen herraduras de oro al caballo del emperador y el escarabajo reclama unas para sí, no importa que no tenga pezuñas, lo importante es que ese privilegio ajeno lo hace sentirse agraviado y no vacila en exigir sus derechos y en rebelarse. Esa sensación de agravio es muy corriente en todas las regiones atrasadas del planeta y está en la base del ascenso de un personaje como Chávez.

3. Cuentos populares
Vale la pena detenerse un poco a pensar en Andersen. Al igual que Charles Perrault y los hermanos Grimm, este autor es sobre todo un recopilador de historias tradicionales que no habían encontrado una forma escrita más o menos acabada. Esa literatura de tradición oral está en el origen de toda la demás literatura y en épocas en las que eran raras las escuelas desempeñaba una gran función didáctica. Esas fábulas pretendían transmitir una enseñanza moral que protegería de tentaciones a quienes las oían y conseguían mediante la burla hacer odiosos ciertos comportamientos. La posterior institucionalización y masificación de la enseñanza determinó que ese “saber” que se transmitía de padres a hijos perdiera significación frente al que imparten los profesionales, y en gran medida que los valores que adquieren las nuevas generaciones sean los que promueven ciertos poderes a través de los maestros. Como ocurre con todo lo que en la tradición cristiana se llamaba “pecados capitales”, la asimilación del contenido moral de los cuentos populares se perdió, la estúpida arrogancia del escarabajo se convirtió en la norma del mismo modo que ocurrió con la envidia y la gula. Cualquier reproche termina pareciendo antiguo, reaccionario, fuente de exclusión y amenaza a los derechos...

4. Hijos de maestras
El coronel Chávez es hijo de una maestra, y en gran medida sus valores y actitudes corresponden a lo que se ha estado enseñando en las últimas décadas en la región. Un gremio cuyos ingresos dependen del Estado es de lo más propenso a idealizar la institución que le da sustento y a promover los discursos demagógicos y halagadores de las debilidades de los educandos, pues la transmisión de conocimientos demandaría de entrada la formación de los propios maestros y una actitud moral para la que no hay ejemplos en la sociedad. Pablo Escobar, otro hijo de una maestra hizo de las suyas en Colombia hace un par de décadas, y cualquiera que tenga suficientes años podrá recordar ese discurso casi unánime de legitimación de la delincuencia que imperaba en esa época: la superioridad tecnológica o económica de otras naciones sólo era efecto de su perversidad, la pobreza de Latinoamérica era sólo el resultado de ese despojo, trabajar era una forma de someterse a esos poderosos inicuos... Puede que no esté lejos el día en que se haga el paralelismo entre esos dos personajes, y ciertamente el daño infligido por el colombiano resultará mucho menor. Con decir que el sátrapa venezolano ha despilfarrado la friolera de 450.000 millones de dólares, en buena medida organizando su propia tropa de sicarios entre los delincuentes de las ciudades del país vecino, ya se tiene un elemento de juicio.

5. El fracaso de la educación
Hace setenta años Arturo Uslar Pietri proclamaba la necesidad de “sembrar el petróleo” para:

Que en lugar de ser el petróleo una maldición que haya de convertirnos en un pueblo parásito e inútil, sea la afortunada coyuntura que permita con su súbita riqueza acelerar y fortificar la evolución productora del pueblo venezolano en condiciones excepcionales.


No se podrá negar que los temores del escritor se han hecho realidad, que varias décadas de protochavistas han convertido al venezolano en un pueblo parásito e inútil que manifiesta en gran medida las características morales del escarabajo del cuento y se entusiasma con tener a uno de los suyos, un patán vocinglero sin otro mérito que su capacidad de halago, como un personaje internacional. Lo que pasa es que antes de que todo eso llegara a ese nivel demencial hubo varias generaciones dedicadas a preparar el terreno para que se llegara a eso.

6. Educación y literatura
Es muy característico el énfasis de los chavistas, o sea, de los intelectuales, en la necesidad de la educación. ¿Qué significa esta palabra? En una discusión en el blog de Alejandro Gaviria los habituales valedores de la preponderancia de la educación mostraban al mismo tiempo un desdén resuelto por la literatura. ¿Qué educación podría prescindir de la literatura? No se trata de ideas de cualquiera sino de personas que estudian doctorados en EE UU y probablemente ocuparán cargos de alto nivel en el Estado colombiano. Ojalá los lectores reflexionaran sobre el sentido de “educación” cada vez que usan esa palabra. La Venezuela de Chávez gasta más que ningún régimen de la región en “educación” y curiosamente el efecto es un crecimiento incesante de los homicidios y robos y secuestros y actos de corrupción... Los ingentes recursos que permiten financiar el bienestar del gremio intermediario entre el gobernante y los niños se dedican no a impedir que éstos sigan el ejemplo del escarabajo, sino precisamente a formarlos así.

7. Valores de izquierda y derecha
El texto enlazado de Arturo Uslar Pietri apareció en 1936. La evolución de nuestras sociedades desde entonces es tal que esa idea de “sembrar el petróleo” resulta hoy completamente superada, según se evidencia en la prosa edificante de otro gran escritor andino, William Ospina, el cual nos enseña:

Recientemente el presidente Chávez, en Venezuela, ha sabido jugar con inteligencia en el escenario de la economía mundial y prácticamente ha duplicado los ingresos de su país por concepto de exportaciones de petróleo. Muchos en Colombia sienten recelo ante él y lo tratan como a un dictador golpista, olvidando que fue elegido por una amplia mayoría y que ha realizado sus reformas políticas de un modo ejemplarmente pacífico, en especial si lo comparamos con el baño de sangre que padece hoy por hoy nuestro territorio. Pero a pesar de que nuestras élites lo miren con recelo —pienso que sobre todo por ser mulato—, nuestros empresarios no ignoran que en Venezuela se han incrementado de un modo notable las ventas de productos importados de Colombia; que hoy Colombia, gobernada por sus elegantes señores blancos, se está beneficiando de la bonanza petrolera propiciada por Chávez y está derivando importantes ingresos de sus vecinos venezolanos y ecuatorianos.


No sólo en Venezuela sino también en Colombia se ha visto qué sentido tiene la educación tal como la conciben los poderosos. Y el problema es todo un sistema basado en esos valores, un sistema completamente hegemónico en las instituciones de enseñanza y en las inferencias de la tradición ideológica, al que sólo se le opone la aspiración de la gente empobrecida y dispuesta a trabajar a vivir en países lo más parecidos posible al odiado imperio. Bueno, todo queda eclipsado ante las innegables virtudes proféticas del autor citado, tan demócrata como toda la izquierda democrática que lo admira y aplaude:

Cuba es un país pobre: no tiene economía fuerte, ni poderío militar; tal vez lo único que tiene es un señor furioso gritando desde una tribuna, pero eso le basta para mantener a raya al mayor imperio del mundo., Como me decía hace poco un amigo en Bolivia, los Estados Unidos no muestran mucho respeto por el señor Castro, lo atacan sin cesar por todos los medios, pero no hay duda de que respetan a Cuba. En general, Cuba es un país al que pocos envidian pero al que muchos respetan, incluido el gobierno español, incluido el papa, incluidos muchos empresarios norteamericanos que no ven la hora de que se acabe el bloqueo para poder invertir sus capitales en un país que será el mayor destino turístico del futuro próximo y que está para ellos al alcance de la mano, e incluidos muchos cubanos que están sosteniendo al país con sus aportes en dólares desde todo el planeta.



Por Jaime Ruiz. Columnista Sistema Atrabilioso.