miércoles, 20 de agosto de 2008

Un discurso que puede hacer mucho daño

Quizá lo más difícil en política sea encontrar un discurso coherente en el que la mayoría de la gente identifique sus anhelos o refleje sus temores. Por esa razón, no deja de ser paradójico que en su peor momento la oposición esté encontrando un discurso que tiene que ver con la economía.

Las últimas encuestas muestran a una población colombiana preocupada por el acontecer económico, y a ese sentimiento se le debe sumar la preocupación que ha surgido en varios sectores de la academia, de que a la economía colombiana le llegue la
enfermedad holandesa por culpa de descubrimientos que se vislumbran en hidrocarburos y minería. Muchos de los argumentos para sospechar de una eventual dependencia económica del petróleo o de la minería o en el peor de los casos de ambos, tienen que ver con que la inversión extranjera directa podría superar fácilmente este año los doce mil millones de dólares y más del 60 por ciento de dicha inversión irá dirigida a esos dos rubros. Infundados o no, con los temores se puede hacer política; y si hábilmente se manosea una llaga a la que nadie le para bolas, la ventaja que se puede tomar es inmensa.

El gobierno Uribe, que ha sido el que mejor ha manejado la era de la información, parece subestimar a una clase media cada vez mejor informada por el creciente cubrimiento de televisión por cable e internet. A raíz de ello, para muchos el tema venezolano ya no es desconocido y no es descabellado pensar que se pueda hacer política pintando un futuro apocalíptico donde el petróleo o los minerales aparezcan como monstruos que no sólo se comen la economía colombiana sino también a toda la sociedad entera, mejor dicho, se puede hablar fácilmente de la “venezolanización” de Colombia. Todo un discurso comestible en un país donde el actual presidente venezolano con su arrogancia y modelo de sociedad es odiado casi por todos.

Lo más curioso de todo esto es que los argumentos de quienes quieran explotar políticamente la inminente llegada de la fiebre holandesa sean tan contradictorios como ineficaces. No se puede proponer cerrar las compuertas de escape cuando el agua esta inundando al barco, como lo están haciendo las cabezas opositoras, entre las que brilla con luz propia la de Cesar Gaviria. La teoría de los opositores se basa en que para evitar que el país caiga en la enfermedad holandesa se debe acabar con el régimen de zonas francas y cualquier otro estimulo a la inversión, cuando en realidad se debe incentivar otras actividades económicas diferentes a la de hidrocarburos y minera para mantener una balanza equilibrada entre esos sectores y el resto de los que componen el PIB del país.

Lo que proponen los opositores es tan descabellado que en vez de evitar la llamada enfermedad holandesa u otros problemas derivados de contar con una economía de monocultivo será crearla o acelerar su aparición, pues aunque Colombia no encuentre grandes yacimientos, los otros sectores económicos resultaran tan poco atractivos para la inversión que cualquier Cerrejón o Cusiana en declive los podrán superar fácilmente. Pero en país de ciegos el tuerto es rey, y si la gente del gobierno no dice que para evitar la “venezolanización” de Colombia es con más apertura de mercados, con más estímulos tributarios, con estabilidad en las reglas del juego a largo plazo, se aparece un demagogo y nos hace el gol cuando mejor jugábamos el partido.

Por Wilfredo Moreno. Columnista de Atrabilioso.

1 comentarios:

Atrabilioso dijo...

4 Comments:



At <$Comentarios$>, DieGoth

La izquierda es experta en manejar discursos. El liberalismo auténtico no lo hace. Descuida mucho ese frente de opinión y se confía mucho en que la gente cada vez más informada tendrá mejor juicio y eso definitivamente no es verdad.

En Estados Unidos están aplaudiendo la propuesta de Obama de darle a la gente cheques de 1.000 dólares porque sí, para aumentar el gasto, sacados de un impuesto adicional a los hidrocarburos.

Y eso pasa en la capital mundial del capitalismo... qué queda para los demás...


At <$Comentarios$>, Anónimo

Wilfredo Moreno.


Comparto su análisis Diego. La Izquierda vive para hacer demagogia y aunque parezca que atacar un modelo aliado (llamase Chavismo-estatismo) resulte un suicidio político las mismas ideas se pueden introducir en una sociedad por otras vías, en este caso haciéndose pasar por defensores de la racionalidad económica.


At <$Comentarios$>, Camilo Andrés

Se le cayó la parapolítica a la Corte?

La decisión del juez 7mo especializado de Bogotá que absolvió a Willian Montes y consideró el pacto de Ralito como algo de carácter simbólico y no político por lo tanto no es delictivo ni configura el delito de concierto para delinquir.

El Juez se apegó a la propia jurisprudencia de la Corte que consideró a los paramilitares comunes negándoles la sedición.

Lo raro es que La Corte Mafiosa de Justicia le dio carácter de subversivo y sedicioso al Pacto de Ralito y ahora juzga a los congresistas por concierto para delinquier a sabiendas que el delito para procesarlos es La Sedición.


At <$Comentarios$>, Camilo Andrés

En consecuencia No hay delito porque el concierto para delinquir porque la refundación de la patria solo lo hacen los delicuentes políticos y no los delincuentes comunes.

Tome pa que lleve!