miércoles, 6 de agosto de 2008

La derecha que no quieren

En Chile se ha armado cierto revuelo por la aprobación que ha mostrado el líder de la derecha y ex candidato presidencial de Renovación Nacional, Sebastián Piñera del gobierno colombiano. Por tal motivo un economista chileno que da clases en la Universidad de Yale publicó un artículo que se apresuraron a reproducir los propagandistas de los partidos hostiles al de Piñera. Parece una ocasión interesante para comentar las particularidades del gobierno de Uribe.

¿Cuál presidente de América Latina aparece cada semana en largos programas de televisión, visitando algún municipio, respondiendo preguntas de la comunidad, regañando a sus ministros públicamente, destituyendo y deteniendo ilegalmente a funcionarios sin darles oportunidad de responder a las acusaciones que hace el público? ¿Cuál presidente termina asignando sumas importantes del presupuesto mediante estos “shows televisivos”?

No, no se trata del programa Aló Presidente de Hugo Chávez, me refiero a los Consejos Comunitarios de Álvaro Uribe de Colombia.

Por desgracia no se puede pasar por alto el sesgo del personaje. Es decir, aparte de evaluar lo que son los "consejos comunitarios" hay que empezar señalando la caricatura que constituye esa entradilla del artículo: ¿qué significa "importante"? Es la clase de adjetivos que no se puede permitir ningún analista serio: ¿ha asignado Uribe en algún "consejo comunitario" el 10 por ciento del presupuesto? Eso sería "importantísimo", ¿el uno por ciento? No tampoco, puede que ni siquiera el 0,1 por ciento. Quien hace una caricatura tendenciosa de ese estilo siempre puede resultar justificado: ¿acaso el 0,001 por ciento no es una cantidad "importante"? (Ni hablar de la grosera copia de un escrito de otro economista.)

Lo mismo pasa con las demás afirmaciones: ¿cuántos funcionarios han sido destituidos en "consejos comunitarios"? ¿Cómo se entiende que los funcionarios destituidos y detenidos ilegalmente no tengan oportunidad de responder a las acusaciones? En este blog les ofrecemos la ocasión de hacerlo, ¿o estarán incomunicados desde entonces de tal modo que no se puede conocer su opinión? La misma artimaña: el lector chileno no sabe que eso ocurrió una vez ni entiende necesariamente que el funcionario destituido en el show no podía responder en el programa televisivo, cosa por lo demás obvia. Menos se va a imaginar que la "detención" tras desaparecer las cámaras no dependía del presidente.

Muchos lamentan que la política se haya vuelto un espectáculo en el que se usan sin cesar efectos de ese estilo, a otros nos duele más que el comentarismo político haya seguido por el mismo camino. El aspecto más marcadamente populista del gobierno de Uribe se explota deformando la realidad: ¿cuántos son los ministros regañados? Bueno: lo interesante no es la falta de elegancia y objetividad de ese profesor, sino los "consejos comunitarios". Es que la "política-espectáculo" es tan rentable que sólo sociedades más bien maduras y equilibradas pueden contar con que los políticos no la practicarán.

Es difícil no sentir cierto disgusto ante la zafia ligereza que domina todo ese artículo: casualmente se olvida lo que le ha ocurrido a Colombia en las últimas décadas. Los "consejos comunitarios" transmiten la sensación de que hay en Estado que funciona y que atiende las necesidades de la gente. Eso permite sacar provecho en términos de popularidad de la energía del presidente y de su laboriosidad. Pero también vencer la sensación de impotencia de la gente, que incluso con un buen gobernante encerrado en su lejano palacio sentirá que respecto a los abusos funcionariales o a los problemas acuciantes no hay nada que hacer. Bueno, hay algo más sobre eso: en Colombia siempre hay algo que hacer, ¡un paro cívico para demostrarle al gobierno que los de tal o cual región se hacen respetar! ¿Es que nadie lo recuerda ya? Lo que más molesta de los "consejos comunitarios" es que la gente ya no se deja llevar fácilmente a bloquear carreteras para que sus cuitas parezcan llegar al gobierno central.

Sí. El mismo Álvaro Uribe que tanta admiración causó entre Sebastián Piñera y suequipo. “El llamado estilo Uribe me acomoda plenamente” afirmó el empresario luego de su reciente visita a Colombia. “La Alianza puede recoger del mandatario colombiano la implementación de prácticas novedosas y políticas públicas sensatas” agregó un asesor político del presidenciable de RN hace poco en su columna regular de La Tercera.

Es cierto que las políticas de Uribe para derrotar la guerrilla han sido exitosas. También que la extradición de los líderes del narcotráfico a los Estados Unidos fue elogiada ampliamente, aunque varios analistas argumentan que no tuvo alternativa en vista de indicios crecientes respecto de su relación pasada con paramilitares y narcotraficantes (la distinción entre ambos grupos es tenue en Colombia).

La vulgaridad del recurso lo lleva a uno a preguntarse qué está ocurriendo con las universidades estadounidenses para que contraten a personas de tales calidades: ¿cuál es la "relación pasada" con paramilitares y narcotraficantes del presidente? Algo que "argumentan varios analistas". Impresionante: si hubiera el menor indicio serio, más allá de la propaganda de los amigos de la guerrilla, de tales relaciones, y de tales motivaciones para extraditar a los jefes de las AUC, ya las conocería todo el mundo. Bueno, en rigor es perfectamente posible que el acuerdo entre la CSJ y esos presos se estuviera consumando a fin de que los primeros declararan que recibían órdenes del presidente: no hay ninguna diferencia sustancial entre ambas cúpulas, ni una lindeza como ésa sorprendería a nadie en Colombia.

Sin embargo, en los ámbitos más tradicionales de las políticas públicas, aquellos donde los problemas de Colombia guardan alguna relación con los de Chile, la evaluación del gobierno de Uribe deja bastante que desear. En política social, Uribe ha enfatizado una serie de programas asistencialistas, que intentan remediar mediante transferencias directas la exigua generación de empleo formal en el país cafetero.

Incluso en términos de rigor lingüístico el profesor de Yale deja mucho que desear: los programas asistencialistas no intentan "remediar la exigua generación de empleo" sino sus consecuencias. Lo interesante es la consideración del asistencialismo, sobre todo del programa Familias en Acción. Como bien señaló en una ocasión el presidente Uribe, los críticos más acérrimos de ese programa son los mismos que claman porque el gobierno desatiende "lo social". El reproche por el asistencialismo lo ha llegado a proclamar un analista de la categoría del senador Robledo, para que vean (los comedores comunitarios son sólo el esfuerzo contra el hambre, lo que hace el gobierno es condenable asistencialismo: hay que haberse corrompido engañando a jovencitos durante muchos años para llegar a tanto descaro: perdón, es peor, Engel dice que el programa intenta remediar la exigua generación de empleo, para Robledo es la causa de que sea exigua).

Nuevamente el profesor pasa por alto la realidad colombiana: lo que se podría hacer desde el gobierno para generar empleo es muchísimo, pero las medidas más obvias como suprimir la tributación que depende de la contratación no han figurado en el programa de ningún partido, ni siquiera han merecido el interés de ningún columnista de prensa influyente hasta hace poco. En buen romance eso quiere decir: el que sacrifique el asistencialismo en aras de la creación de empleo obrará rectamente en términos técnicos y aun morales, pero no gobernará en Colombia. Convertir al presidente Uribe en el porfiado ejecutor de políticas populistas vendría a ser como si las lectoras de este blog fueran las arrogantes despreciadoras de Robert Redford, pues lo más probable es que sus novios o maridos desmerecen en apostura al lado del actor.

Ese programa y el asistencialismo en Colombia merecen otros dos comentarios: por una parte, los críticos del gobierno lamentan sin cesar que el crecimiento no vaya acompañado de la necesaria equidad y de que aumente la "pobreza relativa" (un concepto académico genial que no soy el más indicado para explicar): pero esos programas efectivamente la reducen, con lo que la crítica al gobierno es la vieja rutina del "palo porque bogas, palo porque no bogas". Lo otro es esto: Colombia es un exportador de petróleo, gas y carbón, ¿a quién pertenece eso? Si se estima que es a todos los colombianos, esos programas asistencialistas al menos muestran que algo llega de esa riqueza a los más pobres. Sin esos programas no es que hubiera más generación de empleo, ni siquiera cuentas públicas más saneadas, sino un reparto más generoso entre las bases de la izquierda democrática, entre quienes se organizan y luchan, como se vio abrumadoramente durante el gobierno de Ernesto Samper.

Colombia tiene la tasa de desempleo más alta de las siete economías grandes de América Latina y la solución a esta situación pasa por reformas del mercado laboral, no subsidios que tienden a perpetuar situaciones de dependencia. Uribe tampoco ha sido particularmente respetuoso de los contrapesos institucionales: eso de que tener instituciones que funcionen le importa un rábano.

Como ya he señalado, la grosería es el tono predominante de ese artículo: parece que efectivamente el presidente no necesitara a la opinión y pudiera hacer lo que le diera la gana, como reformar el mercado laboral cada vez que se enterara de las claves de generación de empleo (pero sí ha promovido una reforma, con un precio tremendo en términos de propaganda hostil en la prensa). También lo de que los subsidios generan dependencia es un lugar común cuya comprobación no parece muy segura, sobre todo teniendo en cuenta lo exiguos que son y que están ligados a la inserción de los niños en el sistema escolar.

En todo caso, el lugar común de que el presidente no respeta los contrapesos institucionales encontrará una lectura sesgada en Chile: se trata de que a veces critica las actuaciones del banco emisor o de alguna institución semejante: ¿ha impuesto su voluntad sobre esas actuaciones? No, pero en ese nivel de propaganda rastrera se convence al lector desinformado de que eso es así y de que la crítica a alguna entidad ya es una forma de persecución. Lamentable, yo tenía mejor opinión de los analistas chilenos.

Las agencias de gobierno encargadas de evaluar las políticas públicas han sido debilitadas bajo su gestión. Insulta a los jueces, impreca públicamente al consejo del Banco Central y está a punto de
cambiar la Constitución para que ser elegido por tercera vez.
Lo de que "está a punto de cambiar la constitución" es una mentira grotesca: ¿qué es "a punto"? ¿Hay algún proyecto de ley en el legislativo en tal sentido? ¿Está "a punto" de hacerse algo que en todo caso tardaría muchos meses? Yo estoy casi seguro de que esa reforma no se llevará a cabo, pero si alguien creyera que tal cosa ocurrirá eso no autoriza a divulgar mentiras tan toscas. También los chilenos no están a tanto de lo que es la Corte Suprema de Justicia, que se podría describir minuciosamente como una caterva de criminales. ¿Cuáles son las agencias evaluadoras debilitadas? ¿Cuáles son los insultos a los jueces? Ya se verá: este académico es tan zafio que no se resiste a comparar a Uribe con Chávez. ¿Cuántos chilenos están al tanto de la realidad colombiana?

Visité Bogotá, durante una semana, a fines de junio. Dicté varias conferencias, me reuní con destacados políticos y técnicos, incluyendo ex ministros de Estado y un precandidato presidencial. En general, lo que percibí fue una gran frustración con la gestión del presidente Uribe, porque el éxito obtenido en la lucha contra la guerrilla no ha ido acompañado de reformas que contribuyan a un mayor crecimiento futuro y a reducir la pobreza.

Es de verdad inverosímil tanta grosería y tanta estupidez: el rango de los interlocutores del profesor resulta una prueba de las mentiras que cuenta a continuación: ¿hay una gran frustración con Uribe? Sí, entre sus enemigos, que no quieren que tenga éxito. ¿Qué puede probar eso? Hay que ser un poco desaprensivo para argumentar de ese modo. Pero ¿el gobierno se resiste a emprender reformas que contribuyan a un mayor crecimiento futuro? Bueno, el crecimiento colombiano del último sexenio es extraordinario, si se piensa en lo que ocurrió durante el sexenio anterior. ¿No se ha reducido la pobreza? Todas las reformas objetivamente útiles "que contribuyan a un mayor crecimiento futuro y a reducir la pobreza" tienen en contra a la oposición que tiene puestos en el legislativo. ¿O no?

El ingreso promedio de Colombia es la mitad del de Chile, queda todavía mucho por hacer y Uribe ha dejado pasar las posibilidades que dio la bonanza internacional de commodtires para hacer reformas urgentes. Fue por eso que me llamó la atención cuando me enteré por la prensa de la versión que estaban dando Piñera y su equipo sobre Colombia. No cuadraba para nada con lo que me tocó ver.
Impresionante: ¿a qué viene que el ingreso promedio sea la mitad del chileno? A que queda mucho por hacer. El ingreso promedio chileno es menos de la mitad del noruego, queda mucho por hacer. ¿Qué prueba eso contra un gobierno o unas políticas? Pero ¿qué fue lo que le tocó ver a ese prócer en Colombia? La cara de sus interlocutores, ex ministros de Estado, probablemente del gobierno de Samper. ¿Qué prueba lo que a él "le tocó ver"? En el futuro una de las misiones de la escuela pública debería ser enseñar normas mínimas de autorrespeto.

Respecto a las reformas necesarias en términos de racionalidad económica, las posibilidades reales del presidente son muy reducidas: cualquier paso en falso que significara pérdidas de apoyos políticos podría abrir las puertas al caos. La presión de todo tipo de intereses en los medios de comunicación y la hostilidad de las clases poderosas, que anhelan volver a los noventa, impiden siquiera que se planteen esas reformas: la torpe superchería de ese profesor consiste en atribuirle al presidente todos los defectos de la sociedad. Es el juego típico de los demagogos en todos los contextos: ¿qué pasaría si el gobierno en aras de reducir desigualdades eliminara los subsidios a la gasolina o dispusiera una tributación similar a la chilena, por poner un caso? Que se encontraría con un país ingobernable, con huelgas de empleados estatales y descontento de todos los políticos, por no hablar de las llamadas insurreccionales desde la prensa.

Una vez más la derecha chilena se dejaba encandilar por alguna experiencia extranjera sin conocerla mayormente. Ya pasó en diciembre cuando un ex primer ministro de Estonia participó en la Enade, o hace unas semanas cuando se puso de moda exagerar los éxitos recientes de Perú.

Es cierto que Uribe es de los pocos presidentes de derecha en América Latina y que además fue reelecto. También es cierto que ha reducido los impuestos a las empresas, una idea siempre popular en la Alianza. Pero eso no significa que haya hecho un buen gobierno. Uribe es un populista de derecha, así como Chávez es un populista de izquierda.

Alguien que escribe "que Uribe es un populista de derecha como Chávez es un populista de izquierda" no debería escribir en un periódico importante, ni menos dar clases en una universidad. Como mucho, podría trabajar en una empresa de llaves y cerraduras. ¿Qué les parece esa demostración? "Eduardo Engel es un cretino chileno tal como Felipe Zuleta es un cretino colombiano". Con tan genial recurso queda sustentado que Uribe no ha hecho un buen gobierno, de tal modo que la aprobación mayoritaria de los colombianos resulta una prueba de que son idiotas. ¿Cómo podría evaluarse un gobierno para ver si es bueno o malo? ¿Qué tal los indicadores de seguridad ciudadana? ¿O de crecimiento económico? ¿O de reducción de la pobreza? ¿O de ampliación de los cupos escolares? Tal vez Colombia gobernada por un Ángel progresaría más, pero las alternativas reales a Uribe se llaman Horacio Serpa o Carlos Gaviria. Y las políticas deseables requieren algo más que la buena disposición del gobernante: algún apoyo en la sociedad, cosa que en Colombia no se da, salvo últimamente respecto del esfuerzo para contener a los terroristas.

La tosquedad del recurso de ese señor recuerda mucho la universidad colombiana: si el crecimiento colombiano fuera diez veces el actual, siempre se podría decir que nos merecemos un crecimiento mayor. Si fuera ya abrumador, se diría que no estaba bien repartido. Si estuviera "bien" repartido, habría una queja contra el materialismo que sólo considera el bienestar económico.
Chile no necesita populismos, ni de derecha ni de izquierda. Uno esperaría un poco más de seriedad del presidenciable de RN y su entrono. Esta no es la derecha que queremos.
Yo soy tan bienintencionado que creí que este hombre representaba un discurso centrista o de una derecha alternativa, pero resulta que es una figura próxima a la Concertación (coalición de gobierno formada por socialistas y democristianos). ¿Se figuran qué significa el título de su escrito?: pretende cómo debe ser su adversario, como cuando a la novia de uno le resulta un pretendiente y uno intenta definir los rasgos que debe tener, o como cuando un hincha de un equipo de fútbol aconseja al técnico rival sobre la alineación que le conviene (al hincha). Prodigioso.

1 comentarios:

Atrabilioso dijo...

3 Comments:



At <$Comentarios$>, jcastros

Jaime, interesante articulo para incluir en computadoresderaulreyes.blogspot.com
http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/9880765.asp


At <$Comentarios$>, Anónimo

BRABONEL.

El titulo lo dise todo: La derecha que no quieren. Hace bastantes años los demagogos Colombianos le encontraban defectos al modelo Chileno y hasta aseguraban que el crecimiento que estaba experimentando Chile era ¡empobresedor! Las cosas parecen estar voltandose y ahora los demagogos Chilenos le encuentran miles de defectos al modelo Colombiano y al Peruano.

El discurso de la Derecha Chilena se basa en que si los Chilenos no nos ponemos las pilas, paises como Colombia y Peru no solo nos alcanzaran en poco tiempo sino que tambien nos dejaran atras. Entonces los Socialistas Chilenos para desvirtuar el discurso de la Derecha aseguran que Colombia y Peru son paises de hambre y caos y por lo tanto no se pueden comparar con Chile.


At <$Comentarios$>, la colombia inclaudicable (lci)

Esto si es lo que se llama vivir del cuento. El mismo cuentazo del que hace 6 años están jartando los columnistas, los editores, los magistrados, los profesores colombianos, ahora vienen de otros países esforzados intelectuales a pegarse del plato, es mucha la miseria intelectual y mucha la gana de vivir del cuento. Sin importarles un comino que la realidad sea otra, lo suyo es la porquería. Esta requetedemostrado.