lunes, 2 de junio de 2008

Congreso de vagos, sede Capitolio Nacional

Finalmente, después de acalorados debates, de esfuerzos académicos e históricos sin precedentes, en el actual Congreso de la República fue aprobado en primer debate el proyecto de ley que busca cambiar el escudo de Colombia.

Como seguramente la “importante” ley pasará los otros tres debates –difíciles, arduos, sesudos para un tema vital como el escudo nacional- entonces tendremos por fin a San Andrés y Providencia en el escudo de Colombia y borraremos el oprobio de llevar lo que perdimos sin dar la pelea.

Supongo que el día en el que el proyecto se convierta en ley, supuestamente antes del 20 de julio, los congresistas invitarán a todos los medios de comunicación nacionales e internacionales (semejante noticia lo amerita), convocarán a los líderes de opinión para que asistan a tan histórica votación.

Imagino que ese día la máxima jerarquía del clero colombiano convocará un Tedeum y después de la votación, algún obispo, o hasta el mismo cardenal Rubiano, rociarán la naciente ley con agua bendita.

Y no es para menos:
sacar a Panamá del escudo de Colombia será la única ley que podrá mostrar el Congreso de la República en la presente legislatura. Será, por decirlo de alguna manera, la única tarea cumplida durante el último año por los 268 congresistas que ganan, cada uno, casi 19 millones de pesos, lo que equivale a cerca de 5 mil millones de pesos mensuales en solo salarios de los honorables. Esto significa que los contribuyentes colombianos gastamos 60 mil millones de pesos en cambiar el escudo… ¡Qué buena inversión!

Es que los congresistas están tan inmersos en sus propios temores y en la antropofagia de sus pasiones que no tuvieron ni tiempo ni cabeza para gestionar algo más que el cambio del escudo colombiano.

El Congreso de la República, tan desprestigiado por estos días, no tiene interés en mejorar su imagen. Mientras la supuesta bancada uribista se esconde y sus miembros luchan por bajar el perfil –no vaya y sea que llamen la atención y los capturen por parapolítica-, la oposición se dedicó casi por completo al control político que aunque necesario, es solo obstruccionista cuando no va acompañado de iniciativas correctivas. Además, esa misma oposición ha hecho gala de la incoherencia oportunista que hemos denunciado de manera reiterada.

La última perla se dio en los debates de la reforma política: el Polo votó en contra de la reforma en los seis primeros debates y en la discusión de la séptima vuelta del proyecto, el Polo salió a defenderla e incluso Gustavo Petro gritó airado que la iniciativa es fundamental por cuanto busca “sacar a los paramilitares del Congreso”… la pregunta es de Perogrullo: ¿Si es tan importante, por qué el Polo no la votó a favor desde el principio? Cuestión de vanidades y de oposición ciega, pues como antes le gustaba al Gobierno, los opositores tenían que odiarla y negarla. Ahora, cuando el Gobierno dice no quererla, entonces se despierta repentinamente el apoyo a dicha reforma… ¡Qué horror!

Siempre he tenido una mala opinión del Congreso. La mayoría de sus integrantes me parecen sujetos despreciables calcados de la peor caricatura o de la mejor biografía de Yidis Medina. Sin embargo el de ahora se lleva el premio al peor Congreso de la historia por la ineptitud, incoherencia, narcicismo, corrupción e incapacidad de la gran mayoría de sus integrantes.

Durante el último año hemos visto a los congresistas embarcados en pleitos, gritos y aullidos –unos atacando y otros defendiendo- por cuenta de la polarización que padece el país político: mientras la oposición estima que su única tarea es criticar, calumniar y lamentarse, la supuesta coalición de gobierno ni siquiera da la cara y la regla general es el absentismo. Aunque si se tiene el desatino de ver una plenaria del Senado o de la Cámara la desazón es mayor, pues los pocos miembros de la bancada oficialista que asisten a las plenarias carecen de ideas, hablan en voz baja en el mejor de los casos y son arrasados en los discursos por los miembros de la oposición.

Al escándalo de la parapolítica se sumará el de la farc-política, lo que seguramente deslegitimará aún más al actual Congreso. Obviamente serán menos los implicados en la farc-política, pues las matemáticas dicen que la oposición es minoría y por lo tanto se tendrá que ver la situación no desde los números sueltos, sino desde los porcentajes… pero eso es otro tema.

¿Qué hacer? Ninguna solución que surja del Congreso de la República tendrá legitimidad, pues despertará las suspicacias por ser de autoría de gente cuestionada o por cuestionar. Tampoco parece útil la revocatoria, pues la historia reciente demuestra que a un Congreso malo que es revocado, lo sucede otro peor y más corrupto, como ocurrió en 1991.

El gran acuerdo nacional, esa entelequia que hemos escuchado tantas veces en la historia nacional, no tiene ni pies ni cabeza por las vanidades de los líderes de derecha e izquierda y porque en esa pelea hay demasiados resentimientos de vieja data como para presumir que pensarán en algo distinto a sus propios intereses.

La única salida parece ser que el Presidente se juegue su gran popularidad para conseguir la estabilización política del país, convocando una Asamblea Constituyente que permita revocar el actual Congreso y así cruzar el tramo, todavía largo, de las relaciones de políticos con los violentos.

Esa Constituyente debe servir para mucho más: corregir los errores de la Constitución del 91, rectificar las carrileras para evitar el choque de trenes de las altas cortes, poner en cintura a los partidos políticos, garantizar la seguridad democrática como política de Estado y cerrar de tajo la posibilidad de más de dos periodos presidenciales.

Lo que no podemos permitir es que se mantenga la pantomima de un Congreso que además de cuestionado, es inoperante y sólo puede sacar, en un año de gestión, una ley para cambiar el escudo nacional… eso da vergüenza.

Y ¿qué opina usted? ¿Qué reformas se podrían incluir en la Constituyente?

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.

1 comentarios:

Atrabilioso dijo...

12 Comments:



At <$Comentarios$>, vitio

BRABONEL.


Se necesita una reforma política verdaderamente profunda para que el Congreso vuelva a recuperar si fue que algún día lo tuvo. El congreso actual es inviable y no solo se debe a la llamada parapolitica y la llegada de farapolitica, el congreso desde hace mucho es visto como un ente de corrupción y decadencia. Esa es una de las razones por la cual German Vargas Lleras se halla retirado de ahí motivado por sus aspiraciones Presidenciales, lo hizo muy tarde, pero como dice usted, ese es otro tema.

En cuanto reformar la Constitución, es una necesidad imperiosa por muchos motivos, uno de ellos es que a mediados de este mes se lanzara un documento llamado Colombia 2032 y para que se cumplan las ambiciosas metas ahí depositadas se debe contar con una constitución moderna. Si se logra reformar la constitución del 91 para el bien del país, las metas 2032 no solo se alcanzarían sino que se superarían y en varios años antes de lo previsto.


At <$Comentarios$>, Atrabilioso

BRABONEL:
Creo que los escándalos precipitaron la crisis que estaba latente. Incluso recuerdo una frase de Fabio Valencia, cuando era Presidente del Senado: "O cambiamos o nos cambian".

En cuanto al documento que usted menciona, es la primera noticia que tengo. Lo voy a buscar antes de decir cualquier estupidez.

Un abrazo y gracias por la información.


At <$Comentarios$>, jaime ruiz

Yo siento una instintiva desconfianza por todas las descalificaciones genéricas del Congreso, porque todas las alternativas conocidas al sistema democrático son peores, y porque si se trata de un nido de víboras habría que pensar a qué sociedad representan. Desde que era niño oigo hablar mal de todos los políticos y del Congreso, y curiosamente, al parecer nunca resultan elegidos individuos de mejor calaña: la descalificación del legislativo que la gente puede elegir se vuelve un rasgo de la idiosincracia del colombiano, algo sin mayores consecuencias, aunque siempre con la amenaza de que surja algún Gaitán y lance su democracia orgánica por la justicia social o cualquier otra añagaza fascista de las que suelen usar las dictaduras.

Lo cual no quiere decir que el Congreso actual merezca ninguna defensa: sólo que no hay que buscar la fiebre en las sábanas sino en la inmadurez de una sociedad en la que no hay partidos políticos guiados por ideas ni sistemas de recuento de votos y reparto de curules que resulten de verdad representativos. Todo eso, y mucho más, como la conducta criminal de la más alta instancia judicial, sin la menor duda el primer problema del país (pues es la punta de lanza de la gran amenaza, la infección chavista), amerita la convocatoria de una Constituyente, pero al respecto lo que menos se detecta son ideas: en el supuesto de que el gobierno denunciara a la CSJ por prevaricato (por ejemplo al negarse a que se investigara el caso Tasmania) y suspendiera sus actos así como los del Congreso, ¿quiénes elaborarían la nueva Constitución? La Asamblea que resultara elegida dependería de las redes ("maquinarias") clientelistas y estaría sometida a todas las presiones imaginables de los grupos de interés: gremios, mafias, sindicatos... La Gran Chequera Bolivariana tendría una ocasión de influir ahí, pues el único consenso en la sociedad parece darse en la necesidad de derrotar a las marca FARC, aunque a la hora de la verdad los demás socios de Chávez se salen con la suya: El Espectador presenta resultados económicos muy buenos, igual que los demás medios, la CSJ no encuentra un cuestionamiento masivo, el alcalde de Bogotá es del partido que felicitaba a Chávez por ganar la segunda reelección en 2006...

Uno no sabe si Uribe obra mezquinamente al no promover un verdadero partido basado en ideas, aunque fueran sólo un vago anticomunismo, o si sólo es sensato y práctico y no se desgasta pidiéndole peras al olmo. Ojalá que al menos él tenga una idea de la clase de Constitución que debería proponer una Asamblea Constituyente, y de las personas que podrían ser presentadas a elección a la gente que lo apoya. Lo que pasa es que a la hora de buscar apoyos parlamentarios no ha tenido tanto acierto.

Saludos.


At <$Comentarios$>, Galo

Estamos de acuerdo, estamos ante el peor congreso (sí, en minúscula) de la historia. Cualquier solución que salga de ahí carecerá de legitimidad. Ahora, más que pensar en modificaciones precisas a la Constitución, pienso que lo más importante son los cambios culturales, como evitar que la gente vote sin saber qué está eligiendo, acabar con el proselitismo político en las aulas de clase y buscar que la opinión pública esté bien informada antes de tomar una decisión tan trascendente como elegir su representante en el Legislativo. Saludos.


At <$Comentarios$>, la colombia inclaudicable (lci)

Jaime cordial saludo:
Si hay un poder desquiciado en la Colombia de hoy es el judicial. Si hay alguna institución coja, torpe y corrupta, es la justicia. Juicios que demoran en promedio 10 años, niveles altísimos de impunidad, Sentencias encontradas sobre el mismo tema, cinco máximas cortes metiéndose en lo de las otras, y para colmos presa de la idolatría mamerta.¡Que porquería!.
Si en algo ha fallado en congreso es en no metele mano a esa blenorragia judicial.


At <$Comentarios$>, Atrabilioso

JAIME RUIZ:
Yo siento la misma desconfianza por la gran mayoría de miembros del Congreso, aunque ciertamente el asunto está en los electores y en las maquinarias poderosas que utilizan esos círculos para mantenerse en el poder.

Desde mi perspectiva, el Congreso representa al país político (el que está en crisis, polarizado y en la mayoría de los casos pidiendo a gritos claudicar ante el chavismo) que difiere mucho de lo que llaman el país nacional. El asunto está justamente en esos millones de ciudadanos que abren cualquier conversación con la frase “yo detesto la política”, se sienten orgullosos de no votar o sencillamente no tienen ni tiempo ni ganas de detenerse a mirar lo que le está ocurriendo al país político, ignorando de paso que ese es el que gobierna y decide.

Y no hablo de gente humilde que tiene que estar desde la madrugada vendiendo café en una esquina, sino de empleados, profesionales y pequeños y medianos empresarios, que muestran un profundo divorcio de lo que es y representa la política.

Creo que uno de los avances que ha logrado Uribe es justamente el involucrar, aunque muy poco, a ese país nacional en la política. Pero esas personas son sometidas al bombardeo de la propaganda, sesgada y tergiversada, con la cual esos ciudadanos toman decisiones electorales.

Yo no creo que el Congreso represente a los ciudadanos sino a sus propias maquinarias inspiradas en las promesas que simplemente terminan por mantener al “representante” en el poder para que atienda sus propios intereses y vanidades, pues son conscientes de que no representan a un electorado y los que consiguen voto de opinión, tampoco tienen compromiso ya que sus electores no son exigentes.

En cuanto a los apoyos parlamentarios de Uribe considero que él no los buscó, sino que ellos buscaron la sombra del árbol. Muchos de ellos se acogieron a los postulados contra-insurgentes (como muchos de los electores) y en ese proceso entraron los patrocinados por los paramilitares, pues nadie podía esperar que Uribe fuera apoyado por los favorecedores del proyecto totalitario.

La Constituyente tendría dos escenarios obvios para su conformación: con o sin la segunda reelección. Con la reelección, muchos buscarían la sombra del 84%, lo que haría que la tarea fuera más fácil, pues serían mayoría. Sin la reelección sería básicamente la repetición de la Asamblea del 91 y el resultado no sería nada mejor de lo que tenemos ahora.

Ahora bien: yo no descalifico a todos los congresistas, aunque es aterrador lo que está ocurriendo con el actual Congreso de la República.

Un abrazo y gracias por sus comentarios.


At <$Comentarios$>, Atrabilioso

GALO:
Los cambios que usted propone, y en los que coincidimos, son algo así como pensar con el deseo. Una Constitución debe sentar las bases para los cambios políticos, económicos y sociales necesarios para consolidar la construcción del país, pero no creo que la Constitución pueda influir en la actitud de los ciudadanos, es decir, en el deseo de buscar información para tomar una decisión responsable.

Tampoco van a cambiar mucho las motivaciones electorales. En una universidad de Alemania, me contaba un lector de Atrabilioso, hicieron un estudio sobre la motivación a la hora de votar y encontraron que un altísimo porcentaje lo hace por empatía y un 10% (si no estoy mal) vota por información.

Miremos lo que ocurría con Carlos Gaviria: la gran mayoría lo veía como un tipo serio y responsable, como un viejo mesurado con una cantidad de palabras rebuscadas en su discurso que tenían un propósito claro y era el conquistar a los arribistas culturales que buscaban posar de entender el discurso de Gaviria Díaz para descrestar y posar de “intelectuales”. Uno habla con sus votantes y encuentra que la mayoría no tenía ni idea de lo que proponía o si conocían una que otra cosa, no eran capaces de explicarla. No generalizo por que obviamente la maquinaría totalitaria, el chavismo y la izquierda estaban con él, entendían lo que proponía, y votaron por ese proyecto con plena conciencia.

Pero hay otro asunto: la avalancha informativa. Son tantos los candidatos en tantas regiones, que resulta imposible darles cobertura y si se hace, solo se puede dar un barrido rápido y superficial. El resultado es que en esa avalancha hay propuestas, gente interesante y con verdadera vocación política, pero a la hora de las votaciones, son simples desconocidos que no logran ningún resultado. El elector llega a las urnas con tantos nombres sonando que terminan escogiendo el que más les suena o el que ha aparecido más veces en televisión o, como no decirlo, al que les prometió unas tejas y un bulto de cemento.

Ahí se debe hacer un alto y determinar que esa situación debe enfrentarse con partidos políticos fuertes y responsables, que se acabe el voto preferente y se retome la cabeza de lista para que la decisión sea más fácil y la difusión de las ideas pueda darse con mayor profundidad.

Un abrazo y gracias por sus comentarios.


At <$Comentarios$>, Atrabilioso

LCI:
En parte comparto con usted la apreciación sobre el poder judicial. Pero también hay que mirar las leyes que ellos ejecutan: en promedio un homicida paga 6 años de prisión (según Ramiro Bejarano), la legislación ofrece más garantías para los victimarios que para las víctimas, los adolescentes asesinos reciben uno o dos años de correccional y un asesino serial como Garavito estuvo a punto de salir de la cárcel después de pagar 11 años nada más por más de 140 niños violados y asesinados.

Tenemos una legislación demasiado débil, un sistema penitenciario estratificado, un aparato judicial corrupto y un largo lastre de congestión judicial, lo que desemboca en la impunidad.

Pero ojo con esto: hace 25 años los jueces eran sinónimo de corrupción y soborno y hoy esos que eran simples jueces son Magistrados… los que no tranzaron con Escobar están en el cementerio y los que lo hicieron conservaron su vida y hoy disfrutan de viajes por cortesía de Giorgio Sale y compañía.

Un abrazo y gracias por sus comentarios.


At <$Comentarios$>, jaime ruiz

Completamente de acuerdo con LCI, la corrupción de la justicia es más grave (en ambos sentidos: la justicia está más corrompida que el resto y ese hecho es más terrible que todo lo demás).


At <$Comentarios$>, curtis

BRABONEL.


Atrabilioso, muy interesante como describe a Carlos Gaviria y eso demuestra que la llegada de Uribe creo escenarios impredecibles ¿que chance tendria alguien que solo sastifaciera a una minoria? Yo creo que los mamertos querian llevar un mensaje con ello: la "cultura tambien es de masas" el problema era que el discurso de Carlos Gaviria producia mucha desconfianza apesar de parecer un anciano buenachon, como quien dice, por mucho que se vista la mona mona se queda. Otra cosa que parecia favorecer al asesino con las leyes era que habia hecho una carrera academica y luego judicial, como quien dise "seres inofensivos" pero no asi y ahora con los computadores se sabra abiertamente que tanto daño hacen esos seres de pluma toga y birrete.

En un correo Alfonso Cano le comenta a Raul Reyes sobre las posibilidades de Carlos Gaviria y dise tener esperanzas por que segun el es el que menos rabo de paja tenia.


Para cambiar de tema aqui le mando algo sobre el documento 2032.

En el año 2032, Colombia deberá ser uno de los tres primeros países en competitividad en América Latina y la economía debe lograr un nivel de desarrollo tal que cada colombiano tenga un ingreso anual por los lados de los 18.000 dólares, equivalente al de un país de ingresos medio altos.

Asimismo, debe convertirse en una economía con exportaciones de alto valor agregado y debe haber aumentado la calidad de vida para reducir la pobreza a niveles por debajo del 15 por ciento de la población.

Estas son algunas de las metas y objetivos de la política nacional de competitividad, que el alto Consejero, Fabio Valencia Cossio, compartió ayer con los empresarios que integran el Consejo Privado de Competitividad, que se reunió en la ciudad. Les dijo que la Comisión Nacional adoptará los lineamientos de esa política el próximo 19 de junio, para darle paso al estudio definitivo en el seno del Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes), que la convertirá en un documento base y en una política de Estado.

Según Valencia Cossio, las estrategias de la política son cinco, a saber: transformación productiva con base en sectores de clase mundial, un salto en la productividad y el empleo y la formalización laboral y empresarial el empleo; el desarrollo y mayor inversión en ciencia y tecnología.

Hernando José Gómez Restrepo, director Ejecutivo del Consejo Privado de Competitividad, compartió esa decisión del gobierno y dijo que "el gran reto que tenemos es lograr la aprobación de esa política nacional de competitividad en las fechas establecidas".

Gómez recogió una inquietud de los empresarios para recordarle al gobierno que no olvide incluir en esa política nacional los estímulos tributarios que se han ofrecido para las nuevas inversiones en ciencia, tecnología e investigación.

Y compartió también la preocupación del director de Colciencias, Juan Francisco Miranda- también presente en la reunión-. quien les dijo a los empresarios que el país solamente invirtió el 0,19 por ciento del Producto Interno Bruto en investigación y desarrollo, pero que avanza hacia la meta, definida por el gobierno, de llegar al uno por ciento del PIB en el año 2010, pasando por el 0,23 por ciento en 2008 y 0,33 por ciento en el 2009. "No hemos tomado en serio este tema. Es absolutamente penoso lo que está haciendo el país en esta materia", indicó.

Citó algunas cifras: En 25 años, Colciencias solo ha destinado 1,5 billones de pesos para promover la ciencia y la tecnología y, para este año, tiene un presupuesto de unos 180.000 millones de pesos.

Sector privado, el motor

Según indicó Fabio Valencia, Planeación Nacional ya definió 35 tareas o frentes de trabajo que deben ser adelantados por la Comisión de Competitividad para lograr esa política, que involucra los avances de las Comisiones Regionales de Competitividad, que tendrán un sistema de seguimiento, coordinado por el Ministerio de Comercio.

En todo caso, les dijo Valencia, "el sector privado tiene que ser el motor del sistema nacional de competitividad, para congregar a los empresarios de las regiones. El sector público solo debe ser proveedor de servicios para hacer negocios... Y no pueden dejar acabar la Consejería para la Competitividad".

Los retos más urgentes

Según el consejero presidencial, Fabio Valencia, la definicón de esa política de competitividad, su adopción por parte del Conpes y los ajustes institucionales y presupuestales que requiere, es uno de los retos más urgentes del país para mejorar. Pero también se debe lograr la aprobación de, por lo menos, una reforma mensual para consolidar el clima de inversión, terminar de instalar las Comisiones Regionales (faltan en algunas zonas) y avanzar en el diseño de los planes regionales de competitividad y en la búsqueda de sus fuentes de financiación. Igualmente, se debe implementar el sistema Sí Compito, para hacerle seguimiento a las metas y logros de las Comisiones Regionales de Competitividad. “El gran reto es consolidar la prosperidad colectiva de los colombianos”, dijo Valencia.


At <$Comentarios$>, Atrabilioso

JAIME RUIZ:
Efectivamente el asunto prioritario es la reforma a la justicia y sobre todo, al método de selección de los altos cargos, aunque también los mecanismos de investigación contra la muralla de las togas, pues son intocables, no investigables y defendidos a punta de prensa por los totalitarios.

Es decir: la Constitución debe buscar que la justicia sea CONFIABLE e IMPARCIAL, no POLÍTICA sino LEGAL.

Pero también se debe revisar el contenido legal, pue sde nada serviría aquí la acción de Baltazar Garzón con la legislación vigente.

Un abrazo.


At <$Comentarios$>, Atrabilioso

BRABONEL:
Uribe dañó todos los planes de los partidos tradicionales que esperaban obtener, a la larga, una negociación de CONNIVENCIA con las FARC, para entre todos, repartirse el poder. Eso, desde mi perspectiva, es lo más revolucionario que ha podido ocurrir en Colombia durante los últimos 50 años.

Le agradezco los apartes del documento, que debería ser, por lo visto, la columna vertebral del destino manifesto de Colombia.

Un abrazo.