lunes, 24 de diciembre de 2007

Navidad desde adentro

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso.

Hoy los cristianos celebramos el nacimiento de Jesucristo, posiblemente el hecho más importante en nuestras vidas, aún por encima de la llegada de un hijo o de contar con una compañera formidable y amorosa como la que Dios me regaló.

Y justamente por la alegría que sentimos en familia, hoy a la media noche celebraremos con júbilo un año más de aquel suceso que cambió y cambiará la vida de muchos en el planeta.

Pero mientras hacemos todos los preparativos, no dejo de pensar en los miles de niños que en Colombia no tendrán un juguete en sus manos, ni una mudita de ropa para estrenar, ni una cena más allá de un pocillo de aguadepanela y un pan.

Entonces muchos asegurarán que esa situación es la demostración de la inexistencia de Dios y, en ese orden de ideas, de la inutilidad de celebrar el nacimiento de alguien que no es real.

Pero no. Mi familia y yo hemos visto y sentido la presencia de Dios en nuestras vidas, no como un fantasma con nombres escritos en banderas de guerra, o como una cuenta corriente, o como una inmobiliaria que adjudica casas, o como un concesionario que dispone la entrega de vehículos. Para nosotros es real, existe e inunda nuestras vidas con amor, paciencia y algunas dosis de sabiduría.

¿Cómo explicarle a un niño con hambre, o a un padre angustiado, que Dios existe? Esa es una tarea difícil, más aún si se tiene en cuenta que han sido los más radicales promotores de Cristo los que han patrocinado en buena medida la pobreza, la miseria y el abandono de miles de niños en Colombia y en el mundo.

Duele pensar en los niños no deseados, hijos de la pobreza y de la ignorancia, que solo tienen los signos vitales para enfrentarse a la cruda y casi irreversible realidad de su miseria. ¿Qué futuro les espera a esas criaturas? ¿Qué porvenir les pueden ofrecer sus impúberes padres? Ninguno. Simplemente están condenados a repetir el ciclo de pobreza y a profundizar la brecha que separa a los ricos de los pobres.

Y no es una cuestión de economía, ni de capitalismo, ni de socialismo sino de la ignorancia y de las restricciones culturales frente a la planificación familiar: Frente al crecimiento demográfico las iglesias cristianas ven aumentar el número de feligreses, muchos de ellos pobres y sin una esperanza distinta a que ocurra un milagro de Dios en sus vidas. A algunos efectivamente la fe les funciona y logran, por lo menos, ofrecerles una vida con las necesidades básicas satisfechas… pero esa no es la mayoría y por el contrario, con el hambre, las necesidades y los inmensos afanes del día, esas familias se sumergen cada día más en la miseria.

¿Y cuál es la respuesta cristiana para esas familias? Hay que tener más hijos pues cada uno trae el pan bajo el brazo, una farsa grosera que desconoce las realidades de la sociedad y promueve la miserable condena contra los desposeídos.

Agregan a esa condena física (hambre, privaciones, ignorancia, trabajos mal pagados en el mejor de los casos, harapos para vestir y un juguete viejo que algún caritativo quiso darles) la condena del pecado si osan aplicar un método de planificación para evitar justamente traer niños cuyos padres no tienen las posibilidades de ofrecerles oportunidades para la vida.

No creo que esa haya sido la respuesta que Jesús hubiese querido que le dieran a una madre joven, desesperada porque su marido borracho llega todas las noches a “montarla” para llenarle la barriga de huesos, sin que ella pueda utilizar una pastilla o bien porque ignora su existencia o porque es pecado y se condena a un infierno peor que el que vive aquí… como si eso fuera posible.

Duele pensar en los niños abandonados, o en aquellos que siendo inteligentes y con un enorme potencial, se desperdician por la ausencia de oportunidades y terminan, unos años después, repitiendo la historia de la familia, heredando la pobreza y condenando a otros niños a un destino oscuro y miserable.

Si la sociedad colombiana tuviera alguna coherencia hoy regalaría a todas las mujeres y hombres jóvenes, por lo menos alguna pieza creativa que les informe sobre la planificación familiar y si los congresistas hubiesen sido responsables, una ley mucho más amplia en cuanto a los derechos sexuales y reproductivos que incluyera un decidido apoyo del Estado para brindarles a los ciudadanos de cualquier estrato, la oportunidad de planificar.

No es pecado ser responsables: la misión que nos dejó Jesús fue amar al prójimo como a si mismos y eso incluye el evitar traer niños al mundo para que padezcan las condiciones de vulnerabilidad y la falta de oportunidades: eso es todo un acto de amor al prójimo.

En cualquier caso, este o no de acuerdo conmigo, le deseo una Navidad de verdad en su corazón… Y si no cree en Dios, no sabe de lo que se pierde.

1 comentarios:

Atrabilioso dijo...

4 Comments:



At <$Comentarios$>, chriskpf

“Misteriosos son los caminos del señor” y la rueda de la vida no deja de girar mientras nosotros nos empeñamos en mirar el dedo que nos señala la luna… Por eso estamos condenados a repetir aquel siglo veinte cambalache problemático y febril…en el (dos mil) quinientos seis y en el tres mil también.

Jaime, la labor que has llevado a cabo durante todos estos años, ya ha dado buenos frutos. Nos has ayudado a salir de nuestro letargo actual frente a los sucesos que ocurren a diario en Colombia y nos has proporcionado elementos para ejercer una crítica real, basada en hechos. Gracias al espacio que abriste se ha dado paso al debate, a veces bastante fuerte, pero siempre bajo un análisis honesto. Al final todos los que participan (inclusive los saboteadores ya que ellos en muchos casos ejemplifican lo que no se debe hacer) alimentan nuestra sed de conocimiento y nos ayudan a ejercitar la mente para descubrir los sofismas que se nos presentan a diario en boca de quienes todavía no entienden que el crimen no paga.

Jaime te deseo una muy feliz Navidad para ti y para tu familia.
“Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”


At <$Comentarios$>, Jaime Ruiz

Bueno, Feliz Navidad para todos los que visitan este sitio.


At <$Comentarios$>, Jaime Ruiz

Muy llamativa la parcialidad de la prensa: obsesiva y desvergonzada. ¿Qué pasó con la tentativa de asesinato de Piedad Córdoba? es como los 8.000 asesinatos que le atribuían al gobierno, o como el aeropuerto de Montería: la gente que no dedica mucho tiempo a leer la prensa o que vive en otros países termina creyéndose el cuento. ¡Qué descarados! En otros países habría una investigación a fondo y se procesaría a esa senadora por calumnias, pero en Colombia ni siquiera le dedican un editorial ni una columna... ni siquiera vuelve a aparecer el tema en la prensa, como tampoco vuelven a aparecer las noticias de masacres guerrilleras. En comparación, íngrid sale mil veces por cada persona asesinada. ¿Por qué? Porque conviene a las farc y a sus promotores. Así de simple.


At <$Comentarios$>, Schlecter

Esa es la deshumanizacion del Pais, hay hechos muy graves que no se siguen con el rigor y la seriedad que requieren.

Por eso a veces los extranjeros que miran al Pais se sorprenden y quedan perplejos ante tanta indiferencia.

Agradezco el buen deseo de fin de año y por encima de todo la reflexion espiritual que nos ha dejado este articulo.

Saludos