viernes, 26 de octubre de 2007

Feria electoral

Por: Miguel Yances Peña. Columnista de El Universal de Cartagena.
myances@msn.com

No hay político que se respete que no se sienta propietario de una tula de votos. Ella le sirve para hacerse elegir, para hacer elegir a sus amigos copartidarios y/o familiares cuando se retire o sea inhabilitado; o en últimas, cuando la tula no alcance para la postulación propia o de familiares, para comprar una cuota de poder a quien salga elegido.

Esta cultura es fácil observarla en la vida política colombiana, y por lo tanto también en la política local, donde está favorecida por el calor humano que une a los habitantes de la ciudad y de la costa. Sus grandes tulas, en últimas, son el gran poder de nuestros políticos regionales en la política nacional.

Existe toda una estructura de poder piramidal basada en tulas, desde quienes las tienen con votos de familiares, de vecinos, de colegas, hasta quienes tienen tulas más grandes conformadas por varias tulas menores. El tamaño de la tula determina el poder que se ostenta.

Durante los procesos electorales, tanto del orden nacional como territorial, los aspirantes menos opcionados venden sus aspiraciones y con ello su tula de votos –se llaman apoyos- al aspirante que esté siendo favorecido por las encuestas (esa es en parte su utilidad práctica). La moneda de intercambio son puestos y/o contratos para ellos, sus familiares, y para sus amigos más poderosos propietarios a su vez de tulas menores. Esa es la feria electoral de los ricos y poderosos, en las que se negocian puestos y contratos a espaldas del pueblo.

Para quienes solo tienen micro tulas, o su voto individual, ¡mamolas! Estos últimos –que son la gran mayoría, los que realmente eligen- solo parecen conformarse con el saludo preferente que los elegidos les regalen en sus acercamientos populares, y que los hace sentir por unos segundos, seres importantes.

Esa es la dinámica: mientras los primeros se vuelven realmente más ricos e importantes, los segundos –los electores- se conforman solo con creer que lo son, aunque sigan siendo pobres.

Así es, la democracia lo tolera, es inherente al sistema electoral, y a la naturaleza social del hombre. Las comunidades tribales –por ejemplo- delegaban el poder en los más fuertes, porque ellos podían garantizar la supervivencia de la tribu en un mundo hostil (lo mismo dirán los pobres hoy, de sus dirigentes). Pero en la medida en que las tribus fueron creciendo para conformarse en pueblos y ciudades, en los mas populares, que garantizaban la comunicación entre sus integrantes.

El tema es que no parece ético (tal vez por el mal uso que se hace del poder) que se logren posiciones tan exclusivas, tan bien remuneradas y mejor agradecidas, a costas de “amigos” a los que por ser tantos nunca se podrá agradecer de manera individual, y a los que por ser tantas las necesidades frente al reducido presupuesto que queda después de la repartición, tampoco de manera colectiva.

Cierto que las tulas de votos se conforman con carisma, con entrega a los demás, con liderazgo, pero también con promesas y engaños y a veces hasta con plata: ahí entran indirectamente los financistas proporcionando el dinero. Y no solo se compran votos –auque eso parece a los ojos de algunos analistas lo peor- también gobiernos, leyes, decisiones, contratos y puestos. Y no solo compra quien tiene el dinero mal habido y ambiciones de poder, los partidos políticos también tienen todo eso, aunque legal.

Y tan antitético es comprar los votos (la verdad no tanto venderlo) como negociar tulas de votos por puestos o contratos; o la forma como los partidos compran –se dice avalan- a los lideres mas carismáticos para ponerlos a su servicio y al de todos sus miembros, aspirantes a burócratas y contratistas, todos ellos ambiciosos.

1 comentarios:

Atrabilioso dijo...

Comments:



At <$Comentarios$>, Camilo Andrés

Miguel: Es mi impresión o el presidente Uribe está desde hace dos días haciéndole guiños a Peñalosa y lanzándole puntapiés a SamuEL.

Al que dejaron calladito fue al doctor Lozano Aguillen director de Voz.