miércoles, 13 de junio de 2007

Dos cosas de Uribe

Por Jaime Restrepo. Director Sistema Atrabilioso

Hay situaciones que resultan inadmisibles y que han quedado desnudas en las últimas semanas: la primera es que el Presidente no puede hacer lo que le venga en gana, pasando por encima de la ley y del equilibrio que él mismo debe garantizar en el debate electoral que se avecina.

Me refiero a la llamada que hizo Uribe durante la convención de Cambio Radical para felicitar a los que ya formalizaron su candidatura a nombre del movimiento político. En primer lugar, esa llamada no se debió producir, pues no tiene presentación que el Presidente llame a un evento de un partido, así sea de la supuesta coalición de Gobierno, para aplaudir las decisiones y para informar sobre obras y presupuestos que ya se tramitaron para que los nuevos gobernantes locales y regionales emprendan.

Uribe olvidó que es el Presidente de todos los colombianos y, por tal motivo, no puede andar como politiquero barato, dando espaldarazos telefónicos ni mucho menos anunciando que ya hay partidas en el presupuesto para que se ejecuten en esas regiones.

Qué Uribe haga las cosas de frente es una cosa, pero de ahí al descaro hay una distancia que el país no puede permitir. El Código Único Disciplinario, ley 734 de 2002, es claro en el artículo 48, numeral 39: Utilizar el cargo para participar en las actividades de los partidos y movimientos políticos y en las controversias políticas, sin perjuicio de los derechos previstos en la Constitución y la ley.

Aunque Uribe no señaló a ningún candidato en particular, ese sería solo un engaño, pues señaló en general a todos los que lograron hablar con el Mandatario y dejó en evidencia su predilección por el movimiento de Vargas Lleras: una llamada de ese estilo parece ser el pago al apoyo dado por Cambio Radical a Juan Manuel Santos en la moción de censura, lo que significaría que Uribe pasó por encima de la ley para pagar un favor político.

De otro lado, el país está sumergido en una estrategia que resulta alarmante: la imposición de la agenda informativa que se hace desde la Casa de Nariño. Uribe retomó la iniciativa desde hace unas tres semanas y desde ese momento los hechos importantes pasaron a un segundo plano: anunció y luego cumplió con la liberación de los presos de las FARC, lo que ocupó los espacios informativos del país. Ahora, con su participación en el Congreso de Cambio Radical, los medios e incluso la oposición estarán dedicados al asunto y olvidarán varios temas que siguen vivos y que EXIGEN RESULTADOS INMEDIATOS del Gobierno.

El país no puede olvidar que el tema de las interceptaciones a los jefes paramilitares es grave, porque lo revelado por Semana indica que siguen delinquiendo desde la cárcel e incluso que desde Itagüí están repartiéndose las regiones, políticamente hablando, para las elecciones del 28 de octubre, como ocurre en el congresito de La Picota, sin que la Fiscalía, ni el INPEC, ni el propio Gobierno digan una sola palabra.

Frente a esto el Gobierno en pleno ha guardado silencio durante un mes y la oposición ayudó a tapar el asunto con lo que más les mortificó: las interceptaciones a funcionarios, periodistas y políticos. Incluso, favoreciendo el silencio y la distracción, convocaron una moción de censura, cuando lo cierto es que debieron actuar de inmediato y exigir que se cumpliera la ley de Justicia y paz… ¿Porqué el Congreso también ha guardado silencio al respecto?

Si los paramilitares siguen delinquiendo, el Gobierno TIENE que decirlo, romper los acuerdos y enviar a los que ya han sido pedidos a una cárcel en los Estados Unidos, porque semejante burla no la va a pasar por alto el país.

¡Qué bueno que haya un plan en marcha para enfrentar el tema internacional de Colombia! Ojalá funcione. Pero este manejo de la agenda no podemos aceptarlo, en especial los que somos uribistas, o uribistas críticos como en mi caso, porque mientras el país se distrae con la agenda impuesta desde la Casa de Nariño, los asuntos graves como los delitos de los jefes paras, después de acogerse a Justicia y paz, seguirán ocurriendo mientras el país no haga un reclamo airado por el silencio y la ineptitud para resolver el asunto.

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